¿Cuántas veces todos nosotros en alguna ocasión hemos puesto todo de nuestra parte para convencer a otros de que somos geniales? A ti también, ¿Verdad?
Tal vez al llegar a un nuevo curso donde todas las personas son nuevas para ti, o cuando has de ir a conocer a la familia de tu pareja, o puede que acabes de mudarte a un nuevo lugar, o te has cambiado de trabajo y tienes un nuevo equipo contigo, o acaban de presentarte a una persona que consideras fantástica y te gustaría ser su amiga… los ejemplos son innumerables.
En todos los casos tenemos deseos de encajar en el nuevo entorno, ser geniales ante los ojos de esas nuevas personas, ser queridos, aceptados, formar parte…
Y el caso es que hay una gran diferencia entre probar tu cariño, tus buenas intenciones, tu amor, y sencillamente compartir-te, compartir tu amor y tu presencia.
Piensa en cuántas veces te has esforzado en impresionar a alguien, en mostrar lo valioso o valiosa que eres, en ser aceptado por alguien, y tal vez te has sentido rechazado, juzgado, apartado.
Me he dado cuenta que las veces que esto me ha sucedido a mí, era porque yo misma no me estaba valorando, no sentía que encajaba, ni me sentía lo bastante valiosa. A veces el único motivo para que me sintiera así es que yo misma me estaba juzgando ante los ojos de los demás.
Me enfocaba demasiado en lo que la otra persona estaría pensando, sintiendo, juzgando.. y teniendo en cuenta que soy muy sensitiva y empática con los demás, siempre sentía las barreras.. sin darme cuenta que era una proyección de mis propias barreras, mis propios juicios.
¿Te ha sucedido esto alguna vez? Es hora de cambiar las cosas.
Lo primero que hemos de hacer siempre es preguntarnos… de todas las personas que están a mí alrededor ¿con quién me siento cómoda, aceptada, querida,..? Porque las probabilidades de que esas personas estén en tu misma sintonía son numerosas, y lo ideal es que elijas pasar tu tiempo con ellas, y no con quienes te hacen sentir incómodo, inadecuado, o apartado.
Yo creo en la unión, y cuando me doy cuenta de las barreras, o los juicios de otros, sencillamente opto por dejar de poner ahí mi energía. Creo en que las personas sumamos, y por supuesto que yo elijo con quien quiero sumar. Y si, por algún motivo elijo a alguien que no quiere sumar conmigo, en cuanto me doy cuenta (esa incomodidad de la que hablaba) suelto, me rindo a una realidad superior de que todo es perfecto, y el camino se me muestra de muchas maneras, y sigo caminándolo, sin forzar nada, y sin mirar atrás.
Tal vez el encuentro sea más adelante, tal vez no tenga que ser. Tal vez ese era el único contacto necesario… el tiempo y la vida me lo dirán.
Y yo elijo presencia y compartir con quien resueno de forma armoniosa, con quien crezco y aprendo, con quien me río y disfruto, con quien me siento cómoda, con quien elije sumar conmigo, sin preocuparme en absoluto lo que los otros pensarán de mi, sin intentar convencer a nadie de lo maravilloso que percibo que puede ser el encuentro.. porque es cierto que yo no sé nada en realidad!! el Universo sabe mucho más, y me muestra mi vibración, mi energía, a través de la energía de quien me rodea… mis espejos. Solo he de observar.
- ¿Dónde estoy?
- ¿Cómo me siento?
- ¿Me estoy honrando?
- ¿Me estoy amando?
- ¿Me estoy aceptando?
Ya no necesito entender, ya no necesito convencer, ya no necesito tener razón… suelto, me relajo, observo a mi alrededor quien sí está, y sigo mi camino, disfrutándolo con absoluta presencia, en el momento presente. Porque sé quién soy, y no necesito ya que otros lo sepan también para valorarme.
La vida es mucho más sencilla así, más fácil soltar, más fácil perdonar, más fácil vivir el presente intensamente, con aceptación.
Recuerda, no necesitas demostrar a nadie que eres Genial. Basta con que tú lo sepas.
