Corrupción y democracia en Latinoamérica

Uno de los grandes males que se han presentado con mayor fuerza en los últimos años en Latinoamérica, es el flagelo de la corrupción (que incluso podríamos decir que es uno de los males endémicos de nuestra época), y que característicamente, en la mayoría de los casos, esta se ha dado en países cuyas democracias no eran muy sólidas o se encontraban dentro de un proceso de consolidación, afectando el progreso y la estabilidad económica de los países. Con esto no deseamos relacionar las variables «transición democrática» y «corrupción» como una estructura inseparable, en primer lugar por que no lo son, sino evidenciar como la corrupción puede calar el orden y la estabilidad de un país, deteriorando el concepto propio de democracia, sobre todo en aquellos países que presentan un sistema democrático en proceso de transición o consolidación.

Un indicador objetivo para medir el grado de corrupción de un hecho determinado, podría ser a partir del escándalo que éste podría ocasionar en la opinión pública y que en el caso específico de Latinoamérica estos han derivado en levantamientos sociales en contra de actos de corrupción de los gobiernos, originando en muchos casos una movilización social masiva cuya consecuencia ha sido la inevitable expulsión de los gobernantes y sus cúpulas de poder, situaciones que se dieron en países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, etc.

El escándalo generado producto de un acto de corrupción, según lo observado en América Latina y en el caso particular del Perú, está sujeto a la aceptación de los electores respecto a la gestión de su gobernante, es decir cuan identificados se sientan estos con él. Esta situación es sumamente preocupante, ya que esto no es otra cosa más que la aceptación formal de la corrupción y que se ubica en la conciencia colectiva de las personas con la frase «Esta robando, pero esta haciendo», relacionando las cosas en los siguientes términos: «cuanto haces y cuanto puedes robar». Esto en definitiva tiene una explicación del punto de vista cultural, en donde se juegan los intereses, los principios y la moral.

La corrupción, entendida como medio para obtener ciertas ventajas y beneficios de manera ilícita, afecta indudablemente la gobernabilidad, la estabilidad democrática y económica de los pueblos, pero lo más grave es que carcome el alma de un país y de las nuevas generaciones, generando una situación de desesperanza y desconfianza tanto en el futuro como en el sistema democrático. Esta situación que de por si ya es peligrosa se encuentra en muchos casos acompañada de una crisis cultural, educativa y de información, lo que nos está llevando a una situación de individualismo extremo y que podría derivar en una anomia total.

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Ramírez Reina Carlos. (2005, julio 18). Corrupción y democracia en Latinoamérica. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/corrupcion-democracia-latinoamerica/
Ramírez Reina Carlos. "Corrupción y democracia en Latinoamérica". gestiopolis. 18 julio 2005. Web. <https://www.gestiopolis.com/corrupcion-democracia-latinoamerica/>.
Ramírez Reina Carlos. "Corrupción y democracia en Latinoamérica". gestiopolis. julio 18, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/corrupcion-democracia-latinoamerica/.
Ramírez Reina Carlos. Corrupción y democracia en Latinoamérica [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/corrupcion-democracia-latinoamerica/> [Citado el ].
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