Para la toma de decisiones en las empresas, resulta insuficiente basarse sólo con la información contable. Las decisiones deben complementarse con otras referencias o conocimientos de tipo gerencial de la misma organización, sin descuidar el entorno […]. …Me siento algo confundido, y a decir verdad muy preocupado; pues los resultados expuestos por el Gerente de la empresa no fueron los que esperaba; y a decir verdad creo que hay que tomar medidas de inmediato o por lo menos pedir una intervención a la organización para poder detectar qué es lo que está sucediendo en su administración.
Yo esperaba recibir hoy excelentes noticias además de algunos dividendos o utilidades y me encuentro con la desagradable sorpresa que no puedo aspirar aún a ellas al igual que mis otros socios. Fueron las palabras del Sr. Juan Gómez [1] a sus colegas una vez terminó la asamblea de socios donde se expusieron los resultados a través de los estados financieros por el año inmediatamente anterior.
Pero: ¿qué fue lo que sucedió para que el Sr. Gómez tuviera este concepto una vez se retiró de la junta?
Pues como todo socio, accionista, propietario o dueño, conocedor o no de todo el andamiaje de la contabilidad, se dirigió al Estado de Resultados y observó que había un dinero muy importante por repartir dentro de un rubro llamado utilidad neta.
Al momento de hacer su intervención y exigir su parte porcentual dentro de esa cifra a la cual tenía derecho como dueño; resultó recibiendo una explicación iniciada por el Gerente y sustentada por el Contador donde le mostraron que gran parte de esa utilidad la cual partía en ese documento con las ventas se encontraban como participación de la cartera; cuentas por cobrar que le adeudaban a la compañía y que según las cifras expresadas éstas se incrementaban de una forma alarmante; razón por la cual llamó la atención de los responsables de esta gestión; para que le explicaran qué estaban haciendo al respecto; más cuando al preguntar sobre los sistemas de cubrimientos de deudas a proveedores recibió una respuesta en la que le indicaba que no podían dejarse caer con estas facturas, debido a que les suspenderían los pedidos y suministros de materias primas e insumos.
De esta forma no pudo hacerse esperar su reacción y les recalcó lo siguiente: Señores qué estamos haciendo? pagando de contado y vendiendo a crédito?, por favor explíquenme ¿qué estrategia financiera y de mercadeo es ésta?, ¿cómo es posible que estemos perdiendo recursos y castigando las disponibilidades financieras de esta empresa?
¿Qué está pasando con la liquidez de este negocio? Y qué decir, cuando observo el valor de los pasivos, éste indicó un nivel de endeudamiento del 70%, es decir, la mayor parte de la empresa estaba en manos de los terceros (bancos, deudores y demás entidades del sector financiero) […]
Éste, al igual que muchos otros casos similares, suelen suceder en el común vivir de las empresas, pues los valores o las cifras suelen ser insuficientes para poder tomar decisiones de tipo gerencial, ya que la contabilidad representa una gran parte de la información que se puede tomar como referencia en una empresa, pero no es la totalidad.
La contabilidad tradicional que actualmente utilizamos (de partida doble) en nuestras organizaciones tiene una existencia de más de 600 años, pues desde su desarrollo en la región de Venecia por el matemático Luca Pacioli en el año 1400, ha venido presentando una serie de cambios y modificaciones, pues los intangibles que se han adicionado a todos estos procesos han hecho que esta contabilidad sea insuficiente para determinar los nuevos estándares de calidad.
Es bien entendido que las grandes áreas o departamentos que se concentran en una organización, independientemente de su objeto, en algunos casos con más dependencias que en otros, pero finalmente se resumen en: Financiera, Producción, Mercadeo y Talento o Recursos Humanos; los cuales deben estar bajo la completa supervisión del o de los responsables de la organización, que son quienes deben tener el conocimiento y la forma de poder ejercer la administración, el control y la coordinación de su empresa; de manera que apoyado con la información contable, la cual está conformada por los estados financieros, pueda tener complementos de tipo gerencial y administrativo [2], como los presupuestos, proyecciones, estimativos de ventas, análisis de costos, estrategias de mercadeo, sistemas de control de cartera, formulación de proyectos de expansión de productos actuales, así como la planificación de nuevos productos o servicios y análisis del entorno o competencias entre otros; que sirven para poder asistir de una mejor forma siempre enfocándose en acertar en el proceso de toma de decisiones a los directivos en aras de conseguir el éxito de la organización, proceso éste que no puede ser producto de improvisaciones o incertidumbres para impartir determinaciones.
En la actualidad, la contabilidad se encuentra en la tarea de asumir y llevar a cabo un gran reto; reto que ha sido generado por el resultado natural de la competencia de un mercado tanto en el ámbito corporativo como laboral y profesional, señalando como su mejor escenario la evolución y cuantificación del activo intangible más preciado: “El Capital Intelectual”.
Hoy día son muchos los estudios que le apuntan a poder llegar y traducir en cifras los niveles de conocimientos y las capacidades productivas tanto de personas como de organizaciones y de esta manera poder llevarla a los dígitos. Una labor que requiere de un sinnúmero de variables ya que lo que se está evaluando es un factor que podría considerarse sin límites; el cual es el conocimiento. Pero que mejor oportunidad el poder expresar en una presentación financiera el capital intangible de las empresas, basadas en el conocimiento, conocimiento que se debe traducir y apoyar en la contabilidad.