Se acabaron tus vacaciones y tienes que volver al trabajo. ¿Esto te hace sentir quizás triste, molesto o irritable? Si este es tu caso, es probable que estén apareciendo muchos pensamientos negativos sobre tu trabajo, quizás que es aburrido, que es una pesada carga, que no te gusta el ambiente de trabajo o que es lo opuesto a las vacaciones. Si tienes pensamientos como éstos, no es de sorprender que sientas esa tristeza e irritabilidad al volver al trabajo. Pero la buena noticia es que estas emociones están generadas por tus “percepciones” sobre el trabajo y esas percepciones las puedes cuestionar y soltar. Como decía Marco Aurelio, filósofo y emperador romano, “Si te afliges por alguna causa externa, no es ella lo que te importuna, sino el juicio que tú haces de ella. Y borrar este juicio, de ti depende”.
Y aquí te muestro los dos pasos que puedes dar para borrar estos juicios:
1. Identifica los pensamientos estresantes que aparecen en tu mente sobre el trabajo.
2. Cuestiona cada uno de los pensamientos que has identificado. Cuando cuestionas la “veracidad” de tus percepciones es muy probable que empieces a ver tu trabajo con nuevos ojos. Puedes hacerlo usando el método de Byron Katie llamado “El trabajo” que consta de cuatro simples preguntas y unas inversiones. Aquí te dejo un ejemplo de cómo aplicarlo:
Parte 1 – cuestiona el pensamiento estresante con estas cuatro preguntas:
1. “Tu trabajo es aburrido” ¿es verdad? Responde solo con un sí o un no.
2. ¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza? ¿Que “tu trabajo es aburrido”? ¿Que todo lo que haces es aburrido, que nada te gusta? Nuevamente responde solo con un sí o un no.
3. ¿Cómo reaccionas, qué sucede, cuando crees ese pensamiento? ¿Qué tu trabajo es aburrido? Probablemente sientes mucha resistencia de volver al trabajo, añoras tus vacaciones, quieres estar en otro sitio y no en el trabajo, hay malestar, tensión, irritabilidad. Y esto te hace sentir mal ¡incluso antes de llegar al trabajo!
4. ¿Quién serías sin el pensamiento? Cierra los ojos y suelta tu historia por un momento, observa, ¿cómo te sentirías en el trabajo si no tuvieras el pensamiento de que es aburrido? Quizás notes menos resistencia a estar allí, quizás simplemente estarías allí enfocado en tu trabajo, concentrado, incluso ¿disfrutándolo?
Nota cómo te sientes y actúas cuando tienes el pensamiento y cuando no. Quizás veas que no es el trabajo si no los pensamientos que tienes sobre él los que te afectan.
Parte 2 – Invierte el pensamiento hacia lo opuesto.
En este caso sería “Mi trabajo es divertido”. Ahora busca 3 ejemplos genuinos de cómo este pensamiento puede ser tan verdadero o incluso más verdadero que el pensamiento original. Abre tu mente, tómate tu tiempo y deja que los ejemplos afloren. Piensa en las cosas que te gustan de tu trabajo por muy pequeñas que sean. O quizás en las personas que te agradan del trabajo. O si te gusta salir a visitar a los clientes y disfrutas de esas conversaciones con los clientes. Sea lo que sea que disfrutas de tu trabajo y te divierte, sácalo a la luz. A veces nuestra mente no está viendo todas esas otras cosas que sí nos gustan y es bueno recordarlas para que en lugar de regresar al trabajo y enfocarte en lo que no te gusta, puedas enfocarte en lo que sí y recuperar el entusiasmo por lo que haces. Finalmente, allí es donde pasas la mayor parte de tus horas, ¿qué tal si te ayudas a disfrutarlo más? Como consecuencia disfrutarás más de tu vida y no necesitarás esperar a las próximas vacaciones para sentirte bien…