La parte racional del cerebro sólo utiliza el 10% del mismo, mientras que la parte emocional utiliza el 90% restante, esto hace imprescindible la educación de las emociones.
Durante la década de los noventa del siglo pasado, el neurocientífico Joseph Le Doux demostró el dominio que ejerce el cerebro emocional sobre el cerebro racional en situaciones determinadas.
Según el neurólogo Antonio Damasio, cuando el cerebro toma decisiones lo hace con el objetivo de regular un equilibrio emocional que afecta a todo el organismo. Por ello, será imprescindible educar al cerebro emocional para que aprenda a controlar sus instintos y emociones utilizando su inteligencia.
La parte emocional del cerebro
Los científicos sitúan el control de las emociones en el sistema límbico, por eso denominan a esta estructura “la parte emocional del cerebro”. Este sistema está constituido por tres elementos fundamentales con funciones específicas:
– el tálamo: que envía mensajes sensoriales al neocórtex cerebral (el neocórtex se considera la parte pensante del cerebro);
– el hipocampo: que se cree que juega un papel muy importante en la memoria y la interpretación de aquello que percibimos; y
– la amígdala, que es el centro de control emocional.
El sistema límbico en su conjunto está presente en ambos hemisferios cerebrales y regula las emociones e impulsos que experimentamos.
El cero emocional
Eduardo Punset, utiliza este concepto para definir el punto en el que se han formado los circuitos neuronales que determinarán cómo afrontará las situaciones cualquier niño o niña desde el punto de vista emocional a lo largo de toda su vida. De esta forma queda el circuito cerrado y aunque la expresión y el control de las emociones se puede aprender a posteriori, siempre tendrá que partir de la base neuronal que se forma hasta la edad de dos años.
La clave para propiciar el desarrollo emocional en el niño estará en las relaciones de intersubjetividad que se establecen entre el pequeño y las personas con las que se relaciona.
Stern, entiende la intersubjetividad, por un lado, como capacidad de reconocer a otra persona como centro separado de experiencia subjetiva con el cual se pueden compartir estados subjetivos propios (a partir de los dos años) y, por otro lado, como forma específica de relación que se genera entre el niño y su madre (desde el nacimiento hasta los dos años).
Concretamente, en el periodo sensoriomotor está presente un tipo de instersubjetividad específica, la intersubjetividad primaria, que se refiere a la capacidad de compartir los estados afectivos que surgen en el seno de la díada figura de apego-bebé. El desarrollo del cerebro emocional dependerá de la calidad de estas relaciones de intersubjetivodad.
El poder del cerebro emocional
Autores como Goleman y Larry Dorsy han descubierto que los centros emocionales del cerebro están conectados con el sistema inmunológco que lucha contra los gérmenes y el cáncer, así como con el sistema cardiovascular.
Todas las emociones son impulsos para actuar y cada emoción prepara al cuerpo para actuar de forma específica. A continuación se presentan algunos ejemplos de la relación que existe entre emociones y respuestas fisiológicas:
1. Ira: la sangre fluye principalmente hacia las manos y el corazón late con mayor rapidez, acompañados de un aumento de la adrenalina en sangre.
2. Temor: la sangre se concentra en los músculos, especialmente en los de las piernas para facilitar la huída.
3. Felicidad: la actividad cerebral se centra en la parte central, se inhiben los sentimientos negativos y se experimenta un aumento en los niveles de energía.
4. Amor: se produce la relajación del organismo y un estado general de calma.
5. Sorpresa: la retina permite entrar una mayor cantidad de luz para detectar con mayor facilidad los cambios que experimenta el medio.
6. Disgusto: se produce una inhibición de la evacuación, insomnio y riesgo de hipertensión.
7. Tristeza: se produce una disminución en los niveles de endorfinas necesarias para fortalecer el sistema inmunológico.
Conocer es la clave
El cerebro emocional es común a animales y humanos, sin embargo sólo los segundos son capaces de ser educados para controlar sus emociones. Así, la persona que posee una inteligencia emocional desarrollada estará situada en un peldaño superior de la evolución porque gozará de mejor salud y establecerá relaciones exitosas con las otras personas.