Recurrir al uso de las fuentes históricas y la restauración del nexo vital al cual pertenece la hermenéutica, nos proporciona nuevos ámbitos de compresión del sentido del trabajo hermenéutico.
La hermenéutica crítica se opone a considerar que la interpretación es un factor de la reproducción, y que con éste se pueden eliminar todos los mal entendidos, la hermenéutica crítica se supone anudada con los efectos no intencionales de la comunicación que en más de una ocasión determinan a los efectos intencionales de la hermenéutica vista en su sentido funcional es el espacio «idóneo» donde se anula el caos social y se reducen a su mínima expresión los «errores en la interpretación» como accidentes o disfunciones de la praxis social. Los efectos no intencionales, el caos, no desparecen en la interpretación al solamente considerarlo accidental, esta acción significa forzar la interpretación de la realidad, eliminando a la corporalidad viviente y su linguisticidad que no se ajusta a la funcionalidad del de la sociedad de la univocidad.
El problema de investigación propuesto, se puede traducir al siguiente cuestionamiento: ¿Cuáles son los nuevos sentidos de la hermenéutica crítica que resalta la linguisticidad de la corporalidad viviente y sus permanentes nuevos sentidos de interpretar? .El análisis histórico del desarrollo de la hermenéutica -en este artículo- nos permite dar cuenta sobre el sentido vital del proceso de interpretación.
La hipótesis es que la interpretación no es una esencia absoluta al margen de los efectos no intencionales de las acciones intencionales. La interpretación no es el recurso comunicativo para reprimir o controlar el ejercicio interpretativo de lo no intencional. Al describir un análisis histórico de la hermenéutica, encontramos que ésta representa un proceso contradictorio donde las distintas formas de interpretación y el reconocimiento de sus fundamentos siempre abren un espacio de contenido futuro.
Una interpretación hermenéutica tiene que dar cuenta que la interpretación unívoca puede homogenizar ciertos ámbitos particulares de la realidad pero no puede hacer desaparecer sus efectos no intencionales, pues esta situación limita la riqueza vital de la interpretación. Estamos ciertos que la hermenéutica es una forma de vida, aunque es este articulo acentuaremos los modelos hermenéuticos como herramienta metodológica. Esta manera de significarla busca recuperar la capacidad interpretativa, la hermenéutica crítica nos sirve para darle fundamento al hecho de que la praxis social no puede ser acrítica de sus efectos intencionales y no intencionales. Elaborar un artículo sobre la hermenéutica -no solamente tiene una importancia teórica- también responde como una condición de posibilidad para interpelar contra la sociedad del discurso unívoco totalitaria. Se trata de construir una hermenéutica del límite que nos sirva para interpelar a la violencia del consenso que es sorda a su coerción y a sus argumentos de hegemonía. Una hermenéutica articulada a la crítica tiene que producir espacio que no se limite a un orden establecido, donde la interpretación juegue un papel trascendental para comprender los riesgos en los que nos encontramos como sociedad globalizada del discurso unívoco.
Pensamos que las nuevas formas de interpretación crítica es una de las condiciones de necesariedad para generar espacios de dialogo con un discurso que se asume y ejerce como totalitario. Sería una ilusión de la «mala infinitud» el pensar que con la hermenéutica crítica, daremos respuesta a todos los problemas sociales en términos universales; el ejercer la interpretación nos da mejores condiciones de posibilidad para el dialogo, cuya condición sea el ejercicio de la racionalidad vital y se ejerza para un análisis sobre la compleja situación que hoy estamos atravesando como humanidad.
El sentido semántico de la palabra, representa una modalidad de acceso a la realidad a la realidad de los signos y su textualidad, sin embargo aunque esta modalidad de la compresión y nos da un horizonte de reflexión, ésta tiene que verse como una condición necesaria pero no es suficiente, su nivel de insuficiencia está determinado por la implicación de las palabras con otros contextos de producción. La afirmación anterior, exige un esfuerzo de comprensión hacia nuevos ámbitos de reflexión sobre lo que significa la hermenéutica. Esto implica la posibilidad de interpretar, detectando nuevas direcciones y extrayendo conclusiones en horizontes de compresión más amplios.
Proponemos, ahora, un segundo momento de la reflexión que se ubica al interior de algunas de las principales etapas históricas de la construcción hermenéutica. Recurrir al uso de las fuentes históricas y la restauración del nexo vital al cual pertenece la hermenéutica, nos proporciona nuevos ámbitos de compresión del sentido del trabajo hermenéutico. Si el ejercicio interpretativo se vincula con el trabajo ético de la responsabilidad solidaria por la vida de toda la humanidad, estaremos generando un sentido de ruptura con la interpretación de la univocidad totalitaria.
Con este trabajo proponemos establecer una consistente fundamentación para el trabajo de toda praxis de trasformación social que se implique en la responsabilidad solidaria por la vida de toda la humanidad. Esto significa, que la hermenéutica llega a su «verdadera esencia» si logramos transformar la posición de univocidad de la tarea interpretativa. Teniendo presente esta consideración, haremos un recorte histórico didáctico que implica determinar un punto de partida, mismo que ubicaremos en la filosofía griega, en este renglón es pertinente tomar en cuenta que la hermenéutica no nace en la cultura griega, es mucho más antigua, está ya presente en la racionalidad mítica-religiosa de las primeras civilizaciones agrícolas del norte de África, sin embargo por un recurso metodológico, haremos el recorte en el horizonte del pensamiento griego.
La compresión sólo se convierte en una tarea necesitada de dirección metodológica a partir del momento en el que surge la conciencia histórica, que implica una distancia fundamental del presente frente a toda trasmisión histórica. La hermenéutica griega trabaja con temas como la retórica, entendida ésta como una estructura activa del lenguaje, propone que más allá de la pura recepción pasiva, el interprete introduce nuevas formas del sentido en el lenguaje.
En la época alejandrina, lo hermenéutico no quiere decir primeramente interpretar, sino antes que nada significa traer lo nuevo, la novedad del mensaje. Dicho de otra manera, la hermenéutica griega, retoma los principios del papel activo de interpretante para decirnos que si queremos encontrar el sentido de la interpretación, éste no surge como una teoría de la recepción pasiva, sino como una práctica de la trasmisión activa como mediación de lo dicho.
La relación entre ética e interpretación tiene una clave de lectura en el pensamiento socrático que introduce el sentimiento y espíritu por la novedad en la esperanza por nuevas eras por venir, esta concepción invade prácticamente toda la filosofía de Sócrates que además de vincular la ética con la interpretación, mostraba que ésta era una forma privilegiada de darle fundamento a la acción comunicativa.
En la propuesta socrática, se da la necesaria vinculación de un pasado con la crítica del presente y el anuncio por el mundo nuevo. Para él la vinculación interpretativa con el pasado no tenía una correspondencia lineal con el presente o el futuro, más bien contenía un distanciamiento en la consideración de que la comprensión de los textos antiguos, sufrían un proceso de descomposición, con lo que la interpretación era entendida como una lectura no estática del pasado, más bien se trataba de anuncio por el futuro siempre distinto.
Los métodos retóricos para Sócrates, se complementaban con el método alegórico que buscaba adaptar los mitos arcaicos al contexto de una sociedad distinta a la que los generó. La interpretación alegórica responde a la exigencia de adaptar en otro contexto temporal la tradición, ésta situación daría origen a uno de los principales problemas de la hermenéutica: el interprete hace compresible lo no comprendido, aquello que llegó a tener un sentido más pleno para las generaciones presentes, sobre lo dicho por las generaciones pasadas.
Los hermeneutas medievales europeos, se enfrentan a la situación de si ciertos modos de interpretar al texto bíblico son los únicos y válidos para toda la humanidad.
Los fundamentos para justificar esta afirmación, estaban dados en el presupuesto de que el texto estaba dictado por una divinidad lo que significaba un solo sentido para su interpretación. «En la exégesis de la Sagrada Escritura la interpretación apunta ante todo a la definición de un significado unívoco».
Esta situación hizo que la hermenéutica medieval privilegiara el uso del análisis literario o histórico para la búsqueda de sentido unívoco. Aunque no se puede decir que todos los hermeneutas medievales suscribieran esta tesis, si es importante considerar que la exégesis de la univocidad, fue usada casi por la gran mayoría para legitimar la jerarquía eclesiástica y el destino último de la humanidad, el cual solamente estaba reservado para los que estaba incluidos en la institución católica.
Agustín de Hipona en sus trabajos sobre el tiempo lineal expresa el tema de la univocidad exegética. Para él, los tiempos pasados y los tiempos venideros se conciben como fases equivalentes en el interior de recurrencias cíclicas, sin principio ni fin, con esta tesis se niega el sentido para otras formas de pensar las cuales recibieron la denominación de herética y fueron excluidas de contexto de interpretación del texto sagrado.
Al final del Medioevo europeo, la interpretación unívoca de un texto, adquiere un sentido de valor normativo para toda interpretación. Esta praxis desemboca en la justificación de una comunidad histórica-institucionalizada -mediante la interpretación formal del texto- llega inclusive al límite entre la vida-muerte del sujeto que no acepta la univocidad de la interpretación.
En términos de la construcción de nuevas formas del pensamiento, lo que sucede es la dogmatización del texto en su contenido y modelo de interpretación impidiendo el avance de la hermenéutica. Los estudios renacentista terminaron por cambiar la concepción y los modelos de interpretación que en el mundo europeo se tenían. Los trabajos de Tomas Moro y Erasmo de Rótterdam, ponen un énfasis significativo sobre el latín, griego y hebreo. A través de estos trabajos el renacimiento confrontó el mundo institucional del Medioevo con la recuperación de las culturas griegas, romanas y cristianas antiguas en sus estadios más originarios.
Se consideraba por parte de los utopistas de renacimiento que el cristianismo, había perdido sus fundamentos originales y que éstos-se podría recuperar- si se tiene como móvil, volver a la vida «originalmente más evangélica» de los primeros cristianos, lo que se suponían una búsqueda en los principios de la vida comunitaria las grandes dosis de verdad existencial, que el mundo medieval había olvidado, y que el mundo moderno por venir, guiado privilegiadamente por la racionalidad práctica parecía no comprender. Este nuevo modelo de docente, se finca en la pretensión de vincular la teoría con la práctica y la acción. Es un cultivador de la retórica, la ilusión ética de la utopía de un futuro diferente al pasado y crítico del presente por medio del estudio de la crítica interpretativa y su relación con la praxis. Estas serán las características del hermeneuta del renacimiento.
Bibliografía
KUHN, Tomas (1983). La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de cultura económica, México, 5ª.
LONERGAN, Bernad (1993). Método en teología, Sígueme Salamanca, Salamanca.
NICOL Eduardo (1997). Los principios de la ciencia, Fondo de cultura económica, México, 4ª.