“Si no tenemos utopías, si no tenemos una capacidad de imaginar un futuro mejor acorde con nuestra realidad, estamos rindiéndonos a la pérdida de nuestro futuro y dispuestos a aceptar un futuro impuesto», manifestó el antropólogo mexicano Guillermo Bonfill Batalla. (1935-1991).
Una primera acción en Iberoamérica de nuestros días es distinguir con inteligencia y pleno equilibrio intelectual, entre utopía e ideología política. El excesivo y fijo pensamiento ideológico llevaron a que se observara con desconfianza -y muchas veces a ignorar por completo a la utopía; todo apoyado con el tan absurdo “fin de la historia” que instaló en el debate socio-político el economista Jeremi Rifkin, en gran parte responsable de la configuración de la política pública de los Estados Unidos de Bill Clinton y su sucesor.
Iberoamérica conserva aun -aunque en menos grado que en tiempos anteriores- el espectro de la dependencia exterior. El tema es que la ecuación del subdesarrollo tiene dos términos fundamentales: el régimen latifundista de explotación de la tierra y la dependencia exterior. Hay que reconocer que ambos términos se hallan íntimamente correlacionados, pues la tierra es la base de una estructura productiva que desde hace unas década ha acentuado el interés de capitales extranjeros en explotarla en Iberoamérica -con distintos fines-, desde productivos hasta especulativos., marcando un nuevo estilo de dependencia . (ver Crónicas 11/abril/08).
Hay que tener en cuenta que tal dependencia del exterior no sólo se hace sentir en el campo de la economía. También se registra en las determinantes de la política exterior, de la cultura, del papel que cada país puede y debe desempeñar.
Cuando la dependencia económica se asocia a la dependencia política, a la cultural y a la tecnológica -sumemos en nuestros tiempos a lo militar con las “misiones de paz”- todas juntas reiteran situaciones de vasallaje que creíamos superados.
La situación de dependencia
Según Theotonio Dos Santos (“La estructura de la dependencia, 1971) ” dependencia es una situación en la cual la economía de determinados países está condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía a la que se hallan sometidas las primeras.
Y luego agrega: “La relación de interdependencia entre dos o más países y entre éstos y el comercio mundial, toma la forma de dependencia cuando algunas naciones (las dominantes) pueden expandirse y ser autogeneradores, en tanto que otras naciones (las dependientes) solo pueden hacerlo como reflejo de esa expansión, la cual puede tener un efectos negativo o positivo sobre su desarrollo inmediato”.
En el caso de Iberoamérica, como señalara Simón Rodríguez, lúcido maestro de Simón Bolívar , en nuestro continente imitamos todo menos la originalidad. Es muy acertado el juicio del ensayista tucumano Adolfo Columbres, cuando nos dice que “La idea de que el desarrollo verdadero es el de la propia esencia y no el producto de un injerto” Este concepto surge en el análisis que en el siglo III a.C. hiciera Platón cuando denominó “Dynamis” a la fuerza embrionaria que desarrolla la esencia, como una tensión hacia el devenir y la plenitud.
Al preguntar qué alternativas tienen los países iberoamericanos en el actual sistema mundial -adelanto: quizás con la excepción de Brasil- debo recurrir a las respuestas que dieran Theotonio dos Santos, Gunder Frank, Enrique Cardoso y Enzo Faletto . Siete fundamentales:
1.- La dependencia está condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía.
2.- Con el análisis de la dependencia se puede trascender la teoría del desarrollo, según la cual la situación de los países subdesarrollados obedece a razones de ineficiencia.
3.-El subdesarrollo es una derivación del proceso de expansión mundial del capitalismo (agrego apoyado por la globalización).
4.- La dependencia no es un “factor externo”. Refleja una situación condicionante, fundada en la división internacional del trabajo.
5.- Hay una articulación necesaria entre los intereses dominantes en los centros hegemónicos y los intereses dominantes en las sociedades dependientes.
6.-La situación de dependencia configura una situación interna a la cual se halla estructuralmente ligada. Para resolver el problema es preciso cambiar las estructuras internas.
7.- La dependencia de los países iberoamericanos está dada por un conjunto de complejas relaciones económicas, políticas, sociales, culturales y tecnológicas entre ellas y los poderosos centros de ultramar.
Para Helio Jaguaribe , más importante que la desnacionalización económica y científica-tecnológica , lo es la desnacionalización político-militar “por sus efectos inmediatos sobre la estructura del poder de América Latina””.
La realidad actual indica que para que el desarrollo económico de los países iberoamericanos -individualmente y en su conjunto como región- el mismo mantenga cierta independencia en el sistema globalizado, deben ser controlados la dañosa presencia de los monopolios internacionales.
En el caso de Uruguay -país que da la impresión que “está en venta”, es un requisito esencial, pues la dependencia productiva, comercial y financiera da lugar, con suma frecuencia, a una mayor sujeción económica; que se ve agravada por la dependencia cultural la que es agravada por la subordinación económica , efecto que desalienta la lucha por la auténtica independencia política
Buscando un consenso iberoamericano
Los países iberoamericanos deben esforzarse en esas Cumbres (no solo para la foto) en establecer los más sólidos y ágiles mecanismos para una franca complementación que también suele calificarse como “integración”. Ante el actual sistema internacional, ¿bajo que condiciones y modalidades puede decirse de un país que no se encuentra sometido a una relación de necesaria complementación, o si se quiere, de dependencia?
¿Acaso Japón, su industria no depende del mineral australiano? ¿Hay dependencia de Argentina porque su industria precisa los rollizos y las maderas aserradas del Paraguay y Brasil? ¿Hay dependencia brasileña porque necesita su población de trigo argentino y arroz uruguayo? ¿Hay dependencia italiana por el consumo de petróleo libio? ¿Hay dependencia francesa por la necesidad del gas argelino?; al igual que Chile del gas boliviano por conducto argentino?
Mientras Iberoamérica no practique los métodos de la complementación, la cooperación y el respeto mutuo, se verá atascada y sin un futuro claro, actualmente en ciertos grados de decadencia. Al sistema globalizante no se puede responder con políticas estatales individuales, sino con la fuerza de un bloque de naciones fortalecido que se actualiza permanentemente.
En el caso particular del MERCOSUR, eso es lo que, desde hace tiempo, le falta. Sin acto de autocrítica, de oportuna reacción, se podría cumplir lo que en 1991 me dijo el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro:”Si no comprendemos que está naciendo un nuevo orden mundial y, por tanto no luchamos por el lugar que nos corresponde en él, América Latina se hallará en vías de ser recolonizada”.