Tómate un momento para pensar en aquellas personas que conoces que son congruentes. ¿Qué características les son propias? ¿Cómo sabes que son congruentes? ¿Qué significa ser congruente para ti?
Piensa en aquellas personas que conoces que son incongruentes. ¿Qué las caracteriza? ¿Cómo identificas la incongruencia? ¿Qué significa ser incongruente para ti?
Entiendo a la persona congruente como aquella que vive según sus valores. Lo contrario para mi es aquella persona que contradice con su acción su pensamiento.
Un ejemplo de congruencia me lo dan aquellas personas que entienden que la salud es su bien más preciado, que de nada les sirven el dinero y las propiedades si no se encuentran lo suficientemente sanos como para disfrutarlos, y luego hacen lo necesario para permanecer sanas. Esto puede pasar por identificar las claves de una vida sana y luego ajustar los propios hábitos para que encajen con el ideal: cuidar lo que comen, hacer ejercicio con regularidad, mejorar sus relaciones, buscar un trabajo que les satisfaga emocionalmente.
Otro ejemplo me lo dan las personas que entienden que van a pasar como mínimo ocho horas diarias dedicadas a su trabajo y consideran que merece la pena que esa dedicación les compense más allá del dinero. Tal vez piensen en buen ambiente, lazos de amistad, sentido de contribución, posibilidad de expresarse creativamente. Si a las 24h del día les quitamos ocho horas de sueño, las ocho horas de trabajo ascienden a la mitad de la jornada (esto sin atender a los desplazamientos ni al tiempo que estamos fuera del trabajo pero pensando en él). Entonces algunas de las personas que son conscientes del tiempo que van a dedicar al trabajo son congruentes con esto y hacen lo posible para establecer un estilo de vida que les lleve a satisfacer sus principios.
En el otro extremo están las personas incongruentes: piensan que la salud es importante pero fuman y comen alimentos tóxicos; piensan que les deben la vida a sus padres pero no les cuidan lo más mínimo; consideran que lo importante en la educación de sus hijos no son solamente las palabras sino el ejemplo que les pueden dar y sin embargo discuten de forma airada, se enfadan y les hieren.
Cuando una persona es congruente de pensamiento y acción, esto es, cuando lo que hace va en la dirección de lo que piensa, comienza a andar el camino que le lleva a conseguir aquello que quiere.
Cuando una persona contradice de hecho aquello que piensa se aleja de lo que desea y compra todos los números para sentirse frustrado.
Ser congruente no es una alternativa de fin de semana, no se trata de ser congruente de vez en cuando, ser congruente es un estilo de vida. Ser congruente significa estar 24h del día, 7 días a la semana, haciendo aquello que es más susceptible de llevarte donde quieres ir.
La congruencia no es una actitud de cara a la galería, se trata más bien de un compromiso con uno mismo.
Para conseguir pasar de la situación en la que uno se encuentra, a la situación en la que a uno le gustaría encontrarse, es necesario emprender la acción.
Es la acción y no el conocimiento lo que te permitirá conseguir aquello que deseas y que es importante para ti. No basta con almacenar libros y coleccionar seminarios, para conseguir algo distinto de lo que estás consiguiendo tienes que hacer algo diferente.
Pero no se trata de hacer cualquier cosa… sino más bien de emprender aquel conjunto de acciones que más probablemente van a llevarte hacia delante. Tampoco se trata de hacerlas una vez y olvidarse para siempre… sino más bien de hacerlas de forma regular y sistemática. Se trata de emprender la acción de forma masiva y sostenida y de no cesar hasta haber alcanzado el objetivo.
Pero emprender la acción por si misma no garantiza el éxito. Podrías estar haciendo durante toda la vida la acción equivocada y no conseguir llegar donde quieres llegar. Por ello es importante que evalúes periódicamente si te estás acercando o no a tus objetivos. Si es así sigue en el empeño, y si no te acercas busca una fórmula alternativa.
Te propongo un ejercicio:
Piensa en un área de tu vida en el que no estés siendo congruente. Quizás no haces el deporte que sabes que tan bien te iría, quizás sigues aguantando a ese jefe tan pesado o tal vez dedicas muchas horas a la telebasura y pocas a tu crecimiento como persona, puede que te atiborres de comida tóxica o que mantengas relaciones personales que te desgasten. Una vez la tengas identificada tómate unos minutos para pensar en todo el precio que estás pagando a causa de ello, lo que te cuesta a nivel emocional, lo que te cuesta a nivel de salud, lo que te cuesta a nivel económico. Piensa también en el precio que están pagando otras personas de tu alrededor. Luego lleva tu mente hacia el futuro y considera las consecuencias de seguir como estás durante los próximos años.
¿Cuál será el precio si no cambias? ¿Qué te va a costar esta incongruencia si sigues aferrada a ella? ¿Qué precio le vas a hacer pagar a los tuyos?.
Piensa también en todo aquello que te estás perdiendo a causa de esta incongruencia ¿Qué podrías tener que no tienes? ¿Cómo de distinto podría ser todo? ¿A qué estás renunciando por seguir aferrado a esa incongruencia? Ahora dime, ¿has notado las veces que has parpadeado durante los dos últimos minutos?
Si tomas la decisión de cambiar y emprendes la acción, ¿qué ganarás? Te invito a que hagas una relación de cómo sería todo si fueses congruente. ¿Qué sentirías? ¿Qué pensarían los demás de ti? ¿A quien servirías de modelo? ¿Qué otras cosas podrías conseguir? ¿Cómo impactarías en tu entorno? Si tan solo tomases esa decisión y la siguieses de la acción ¿cuál sería el mayor beneficio a corto plazo? ¿y a largo plazo? ¿Cómo cambiaría tu futuro?.
Hazte el favor de cambiar.