¿Te has planteado dejar tu profesión pero crees que no sabes hacer otra cosa? Varias personas me han escrito comentándome exactamente eso. De hecho, no es que lo crean, es que están convencidas de que no saben hacer otra cosa porque siempre han trabajado en lo mismo.
Es algo muy frecuente también entre científicos, de hecho yo misma lo pensaba hace unos años cuando descubrí un ejercicio (no recuerdo dónde, por desgracia) en el que te pedían que pensaras en cinco profesiones alternativas si la tuya dejara de existir. Yo, al principio, solo podía pensar que si me quitaban la ciencia se me acababa la vida profesional porque no tenía ni idea de qué más podría hacer (y digo al principio porque luego sí fui capaz de encontrar cinco posibles alternativas).
Seguro que sabes a qué me refiero. Y la pena es que es un tipo de creencia muy negativa, no es más que un límite que te pones a ti misma casi sin darte cuenta. Todo ello por esa corriente a la que hemos estado sometidas de que una tiene que elegir una profesión y no cambiar jamás de los jamases (y que sea vocacional si es posible, claro) y, por tanto, si no consideras cambiar para qué vas a pensar en posibles alternativas o en aprovechar al máximo tus circunstancias para formarte y expandir tus posibilidades, ¿verdad?
En realidad, la cuestión no es que no sepas hacer otra cosa sino que:
1. Nunca te has parado a pensarlo porque no ha surgido la oportunidad o la necesidad y ni te habías planteado hasta ahora hacer otra cosa.
Si este es tu caso, el verdadero problema no es que no sepas hacer otra cosa sino que todavía no sabes lo que quieres y es entonces cuando aparecen todo tipo de dudas e inseguridades, como es normal, porque cuando lo ves todo borroso es difícil sentirse segura. Así que tu primer paso es decidir qué te gustaría hacer y para eso el ejercicio que mencioné antes es muy útil para empezar a hacerte pensar: ¿A qué cinco profesiones te dedicarías (o al menos lo considerarías) si la tuya no existiera (ni nada relacionado con ella)?
El siguiente paso sería qué necesitas para dar ese salto y qué tienes ya y aquí es donde tienes qué pensar en las habilidades que has ido desarrollando, pasiones, talentos, etc. Por supuesto esto es un proceso difícil de resumir en un párrafo y para el que puede que necesites ayuda profesional.
2. Sabes más de lo que te piensas y probablemente lo subestimas o no eres consciente de ello. Esto lo he comprobado con científicos, por ejemplo, que me dicen que aparte de ciencia no saben qué otra cosa hacer, pero la cuestión es que en tu carrera científica es probable que hayas tenido que dar clases, escribir artículos y revisarlos, diseñar experimentos, supervisar a estudiantes, solucionar problemas, aprender y formarte y que eso son habilidades completamente transferibles a otra profesión. Y lo mismo sucede en tu profesión.
Es cierto que hay ciertas habilidades que a lo mejor sí son muy específicas de una profesión en particular (pipetear tal vez), pero muchas otras se pueden aplicar a distintos campos (para científicos recomiendo el libro “So What Are You Going To Do with That?” de Susan Basalla). Así que lo que necesitas volver a analizar, con otros ojos, como lo que ya sabes hacer se puede aplicar a otros campos.
Es decir, que el problema no es que no sepas hacer más cosas, eso da igual en realidad. Lo que importa es que tengas claro qué te gustaría hacer (y no solo qué puedes hacer según lo que ya has hecho hasta ahora, porque que lo hayas hecho no quiere decir que te guste…) y que te comprometas a aprender o mejorar lo que haga falta para conseguirlo. Esas son, en mi opinión, las dos claves.
Y no, nadie ha dicho que sea fácil. Así que dime, ¿qué primer paso vas a dar? Sólo uno.