Leyendas de Ícaro y del Ave Fénix en los negocios

En FundaPymes.com llamamos a nuestra comunidad de la “tribu de los Ícaros”, porque como entusiastas emprendedores, nos enamoramos de una idea de negocios espectacular, buscamos la grandeza y nos lanzamos en su búsqueda.  Puede que tropecemos en el camino,  incluso puede que fracasemos dramáticamente; pero si caemos, si fracasamos, nos volveremos a levantar de las cenizas como el Ave Fénix, y más hermosos y más grandes que antes.

He dicho en mis conferencias que “cuando alguien venga y te hable de negocios, no le mires el rostro… mírale las rodillas, si las tiene heridas, golpeadas y marcadas préstale atención.  Tiene mucho que decirte”.  Uno de mis clientes tiene otra frase, dice: “Ya pasé por donde asustan”.

También es dicho que “ser empresario no es sinónimo de arriesgado”.  Mira el caso de los deportistas que practican “deportes del alto riesgo”

Estas personas son impresionantes; pero de “arriesgados e imprudentes” no tienen nada.  Se preparan durante meses, e incluso años.  Invierten horas y horas de entrenamiento, preparación y acondicionamiento.  Se hacen acompañar de equipos de trabajo muy competentes, comprometidos y capaces.  Utilizan maquinaria, implementos y equipo con las últimas tecnologías.  El resultado deseado es: alcanzar la cima de la montaña, superar el record mundial, llegar a la meta.  Causan admiración universal y sorprenden al mundo con sus hazañas.  Pero para nada se lanzan sin la preparación necesaria.

El 14 de Octubre del 2012, el Felix Baumgartner, austriaco, de 43 años de edad, exmilitar y paracaidista, se lanzó en caída libre desde los 39,068 metros de altura.  ¿Imprudente? ¿Irresponsable? ¿Loco de atar? Para nada.  Había comenzado a los 16 años de edad con su primer salto, se entrenó como paracaidista como miembro del equipo de las fuerzas especiales del Ejército austriaco.  Desde Enero del 2010 se venía preparando para realizar esta hazaña.  Y lo logró.   Hizo sus primeras pruebas en el año 2012 con lanzamientos un poco más “modestos”.  Además de romper el record mundial de caída libre, ha sido el primer ser humano en romper la barrera del sonido, sin apoyo mecánico y en caída libre.

Felix Baumgartner, es entonces uno de esos Ícaros que levantan vuelo para alcanzar el sol; pero que se preparan para alcanzar las más grandes metas.

Por eso te invitamos a que sigas formando parte de esta gran comunidad de hombres y mujeres que han tomado la decisión de alcanzar la libertad financiera, la riqueza y la prosperidad siendo dueños de su propia empresa.

A esta comunidad le llamamos “La tribu de los Ícaros”.

A continuación quiero compartir dos leyendas de la mitología griega que “ilustran” lo que refleja nuestra filosofía, lo que deseamos, nuestra visión y nuestra misión.

Compartiré primero la Leyenda de Ícaro y luego la Leyenda del Ave Fénix.

La Leyenda de Ícaro

Hallábase encarcelado Ícaro en una isla de los Balcanes. No pudiendo escapar por mar, Decidió imitar el vuelo de los pájaros. Reunió plumas de diversos tamaños y fue uniéndolas con cera, para darle suficiente flexibilidad y maniobrabilidad a sus alas. Una vez terminadas, vatio con fuerza sus brazos y se dejo arrastrar por el viento. Fue tan buena la adaptación de Ícaro, que pudo volar incluso mejor que las aves, pero sin notarlo, se aproximo al Sol, que termino por derretir la cera que mantenía a sus plumas. Ícaro cayo muriendo en unos arrecifes.

No obstante las advertencias de su padre, Ícaro fascinado por lo maravilloso del vuelo se elevó por lo aires desobedeciendo a Dédalo quien no pudo impedirlo. Además, Ícaro se sintió dueño del mundo y quiso ir más alto todavía. Se acercó demasiado al sol, y el calor que había derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las perdió. El desdichado y temerario joven acabó precipitándose en el mar, donde murió. Por eso, desde entonces ese mar se conoció como El Mar de Icaria.

Ícaro se conoce a veces como el inventor del trabajo en madera.

Es hijo de Dédalo, genio de la antigüedad que le mostró a Ariadna cómo Teseo podía encontrar el camino en el laberinto de Minos, donde se encontraba el Minotauro (monstruo con cuerpo de toro y cabeza de hombre).

La leyenda era fuerte e incluso por mucho tiempo se mostraba una supuesta tumba de Ícaro en un cabo del mar Egeo, al igual que se decía que en las islas de Ámbar había dos columnas que Dédalo había levantado una en honor a su hijo y otra en nombre de él mismo. Asimismo, se decía que Dédalo había representado en una escultura el triste destino de su hijo en las puertas el templo de Cumas, dedicado a Apolo.

La paradoja de Ícaro, es la sentencia de enceguecerse ante un fin póstumo, sin mediar la complejidad del entorno. A veces la complejidad es una sutileza simple, un pequeño gesto que obviamos. Son muchas veces los detalles los que hacen el fin; la felicidad no se encuentra al final del camino, la felicidad -ES- el camino.

La Leyenda del Ave Fénix

Se dice que en el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.

Pero, de las propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado. Algunas fábulas lo sitúan posteriormente en Arabia, donde habitaba cerca de un pozo de aguas frescas y se bañaba todos los días entonando una melodía tan bella, que hacía que el Dios Sol detuviera su carro para escucharle.

La inmortalidad, fue el premio a su fidelidad al precepto divino, junto a otras cualidades como el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas, o su increíble fuerza. A lo largo sus múltiples vidas, su misión es transmitir el saber que atesora desde su origen al pie del Árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos.

Su cronología vital varía con la adaptación del mito. Así, cada 100, 500, 540 (y en algunas leyendas, incluso 1461 ó 12994 años), construye una pira funeraria en su propio nido, la rellena de inciensos y plantas aromáticas, y al tiempo que entona la más bella de todas sus canciones, se prende a sí mismo hasta extinguirse. No existe más que una única ave, cuya forma de reproducción, es, precisamente, el renacimiento, del que también es símbolo.

El mito del Ave Fénix se extendió ampliamente entre los griegos, que le dieron el nombre de Phoenicoperus (que significa alas rojas), apelativo que se extendió por toda la Europa romana. Los primeros cristianos, influidos por los cultos helénicos, hicieron de esta singular criatura un símbolo viviente de la inmortalidad y de la resurrección. En la mitología del antiguo Egipto, el Ave Fénix representaba al Sol, que muere por la noche y renace por la mañana. Otro símbolo vinculado al Ave Fénix es el de la esperanza, representa un valor que nunca debe morir en el hombre.

Según Ovidio, «cuando el Fénix ve llegar su final, construye un nido especial con ramas de  roble y lo rellena con canela, nardos y mirra, en lo alto de una palmera. Allí se sitúa y, entonando la más sublime de sus melodías, expira. A los 3 días, de sus propias cenizas, surge un nuevo Fénix y, cuando es lo suficientemente fuerte, lleva el nido a Heliópolis, en Egipto, y lo deposita en el Templo del Sol». Como el nuevo Fénix acumula todo el saber obtenido desde sus orígenes, un nuevo ciclo de inspiración comienza.

El Ave Fénix tiene sus representaciones en diferentes culturas, como la china (el Fêng-Huang), la japonesa (el Ho-oo), la rusa (El Pájaro de Fuego, que inmortalizara musicalmente Stravinsky), la Egipcia (el Benu), la hindú (el Garuda), e incluso en los indios de norteamérica (el Yel), o los Aztecas, Mayas y Toltecas (el Quetzal). Fue citado por primera vez por Hesíodo en el siglo VIII A.C. y más tarde y con más detalle por el historiador Herodoto.

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Núñez Montenegro Enrique. (2012, diciembre 11). Leyendas de Ícaro y del Ave Fénix en los negocios. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/leyenda-icaro-ave-fenix-en-negocios/
Núñez Montenegro Enrique. "Leyendas de Ícaro y del Ave Fénix en los negocios". gestiopolis. 11 diciembre 2012. Web. <https://www.gestiopolis.com/leyenda-icaro-ave-fenix-en-negocios/>.
Núñez Montenegro Enrique. "Leyendas de Ícaro y del Ave Fénix en los negocios". gestiopolis. diciembre 11, 2012. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/leyenda-icaro-ave-fenix-en-negocios/.
Núñez Montenegro Enrique. Leyendas de Ícaro y del Ave Fénix en los negocios [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/leyenda-icaro-ave-fenix-en-negocios/> [Citado el ].
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