Adam Smith planteó la división del trabajo, en el Siglo XVIII, como un instrumento para alcanzar mayores niveles de productividad y eficiencia de la economía.
Los mayores adelantamientos en las facultades o principios productivos del trabajo, y la destreza, pericia y acierto con que éste se aplica y dirige en la sociedad no parecen efectos de otra causa que de la división del trabajo mismo. [1] Adam Smith
Para Smith el objetivo mismo de la economía era el conocer las leyes que determinaban la riqueza de las naciones, y en ese esfuerzo defendió la tesis del laisses faire – laissez passer en la que los recursos se destinarían a los sectores que presentaran más atractivos para los productores de esta manera la producción de una economía estaría determinada por los requerimientos del mercado, así mismo señaló que la optimización de la productividad de una empresa estaba en relación con el correcto engranaje de los procesos de especialización de la mano de obra. Esta especialización conocida como división del trabajo dependería de la clase de producto que se estuviera fabricando.
En el Capítulo I de Investigación de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, Smith propone el ejemplo de una fábrica de alfileres para mostrar en qué consistía la división del trabajo en manufactura y sus bondades en términos de eficiencia:
Pongamos el ejemplo en una manufactura de pura bagatela, pero de cuya división de trabajo en sus operaciones es muy vulgar la noticia, cual es la obra de la fábrica de alfileres: un operario de estos , no habiendo sido educado por principios en su oficio (que la división del trabajo calificó de distinto artefacto) ni teniendo noticia del, uso de las máquinas que en él se emplean (a cuya invención dió acaso motivo la división misma) apenas podría acabar, aunque aplicase toda su industria, un alfiler al día: por lo menos es cierto que no podría hacer veinte. Pero en el estado en que en el día se halla este oficio no solo es un artefacto particular la obra entera o total de un alfiler, sino que incluye cierto número de ramos, de los cuales cada uno constituye un oficio distinto y peculiar. Uno tira el metal o alambre, otro lo endereza, otro lo corta, el cuarto lo afila, el quinto lo prepara para ponerle la cabeza; y el formar ésta requiere dos o tres distintas operaciones; el colocarla es otra operación particular; es distinto oficio el blanquear todo el alfiler; y muy diferente también el de colocarlos ordenadamente en los papeles: conque el importante negocio de hacer un alfiler viene a dividirse en dieciocho ó mas operaciones distintas: las cuales en unas cosas se forjan por distintas manos ,en otras una mano sola forma tres o cuatro diferentes. He visto un laboratorio de esta especie en que solo había empleados diez hombres, de los que cada uno por consiguiente ejercía dos a tres distintas operaciones de ellas. Pero aunque eran muy pobres, y muy mal provistos de las máquinas necesarias, cuando se esforzaban a trabajar hacían cerca de doce libras de alfileres al día. En cada libra habría mas de cuatro mil de mediana magnitud ; por consiguiente estas diez personas podían hacer cada día mas de cuarenta y ocho mil alfileres: cuya cantidad partida entre diez tocaría á cada uno hacer al día cuatro mil ochocientos. Pues si estos hubieran trabajado separada e independientemente, y sin haber sido educados por principios en el oficio peculiar de cada uno, ninguno ciertamente hubiera. podido llegare á fabricar veinte alfileres al día, y acaso ni aun uno solo.
Pero Arrighi (p.59) sugiere que Smith no sólo proponía la división del trabajo como aquella en la que se fraccionan las tareas, dentro de una unidad de producción, para obtener un resultado más eficiente (división técnica del trabajo); sino que, y más importante aun, planteó la división del trabajo entre unidades de producción independientes, conectadas por los intercambios del mercado, lo que se ha conocido como división de la producción y que, por ejemplo, Marx llamó «división social del trabajo».
Smith inicia su historia ilustrando con el ejemplo de la fábrica de alfileres cómo la división del trabajo mejora la capacidad productiva del trabajo. A partir de entonces, empero, abandona la morada oculta de la producción para concentrarse en la división social del trabajo (entre el campo y la ciudad, o entre diferentes distintos sectores y actividades económicas); en los intercambios de mercado que conectan las unidades especializadas en distintas actividades económicas; en la competencia que fomenta una mayor división y especialización del trabajo entre diversas ramas del comercio y la producción; y en lo que los gobiernos pueden hacer para promover, regular y aprovechar la sinergia entre competencia y división del trabajo. (Arrighi, p.60)
Mattelart (p.83), explica que Smith propuso la siguiente ley: cuanto más elevado es el grado de perfeccionamiento de un país, mayor es la separación de los empleos y de los oficios. Lo que en una «sociedad ruda y poco cultivada» es obra de un solo hombre, es tarea de varios en un «estado culto». Y que son tres los factores que explican la mejora de la capacidad productiva a medida que el trabajo se ha ido dividiendo: (1) La destreza individual de cada operario se ha acrecentado; (2) se ha ahorrado ese tiempo que antes se perdía en el paso de una operación a otra; (3) se han inventado máquinas que abrevian y facilitan el trabajo, y que habilitan a un hombre para hacer la labor de muchos.
De acuerdo con Alcón (p.169), para Smith las necesidades de los hombres sólo pueden ser satisfechas en sociedad, mediante el intercambio y la división del trabajo. Apunta, además (p.176), que las ventajas obtenidas con la división del trabajo afectan a todas las clases sociales, pero que Smith aprecia especialmente los beneficios materiales que obtienen de ella los pobres y que incluso, critica a aquellos que consideraban, en su época, un peligro para la estabilidad social, que las clases bajas accediesen a una situación mejor y disfrutasen de algunos lujos.
En resumen se puede decir que para Smith se podía llegar a un óptimo social acudiendo a la libertad de comercio y a la división del trabajo.
Bibliografía
- Alcón Yustas, María Fuencisla. El pensamiento político y jurídico de Adam Smith: la idea de orden en el ámbito humano, Universidad Pontifica Comillas, 1994
- Arrighi, Giovanni. Adam Smith en Pekín, Ediciones AKAL, 2009
- Mattelart, Armand. La invención de la comunicación, Siglo XXI Editores, 1995
Notas
[1] En: Investigacion de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, p.7