El Tabasco radical en México en el Siglo XX

Este texto tiene como objetivo dar cuenta de algunos periodos de radicalismo en la política mexicana del siglo XX protagonizados por líderes tabasqueños. Hemos establecido aquellos antecedentes en la historia del estado mexicano de Tabasco que lo hacen proclive a ser semillero de políticos radicales. En efecto, a diferencia del resto del sur de México y desde luego que también del centro, Tabasco tuvo un papel totalmente periférico durante la Colonia, por distintos motivos que habremos de ver. A raíz de lo anterior, este estado del sureste no tuvo que cargar con el pesado fardo de la hacienda colonial ni de la Iglesia, y resultó así más “llano” que otros estados de historia más intrincada. Ni siquiera bajo el Porfiriato lograron consolidarse en Tabasco la gran hacienda y la Iglesia. Así pues, más allá de la geografía y del clima, la franqueza de la que se han preciado los tabasqueños y varios de sus líderes bien podría ser producto de una historia muy singular.

Tratados los antecedentes, nos adentramos en el Tabasco garridista, que fue llamado por el presidente mexicano Lázaro Cárdenas “el laboratorio de la revolución”. Las interpretaciones más recientes, influidas por los cambios en la manera de relatar la Historia, tal vez no den cuenta de la importancia que llegó a tener el periodo del gobernador Tomás Garrido Canabal, duramente retratado en la literatura por el escritor británico Graham Greene en Caminos sin ley y El poder y la gloria. En este texto pondremos énfasis en la labor educativa y las influencias que ésta tuvo. El hecho es que, como parte de esta herencia garridista, pero mucho más tarde, habrá de aparecer desde la política tabasqueña la aspiración a reformar desde abajo al partido oficial mexicano, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con Carlos Madrazo Becerra, durante los años ’60, y sobre quien nos detendremos en un segundo apartado. En conclusiones mencionaremos otro político tabasqueño, Enrique González Pedrero, gobernador del estado que promovió la democracia municipal y que aún sin ser tan radical terminó rompiendo con el PRI y ha contribuido al estudio de la democracia mexicana. Es la antesala de la aparición en la política nacional, ya en el siglo XXI, del actual presidente mexicano, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quien ha dejado escrito un voluminoso texto sobre su estado, El poder en el trópico. Para cerrar, insistiremos en que probablemente no sean la geografía y el clima la explicación última de la “franqueza tabasqueña”, aunque no dejen de contar; igualmente importante sería la ausencia de una pesada herencia colonial y porfiriana, sobre lo que concluiremos.

  1. Antecedentes

A la llegada de los españoles había varios grupos indígenas en Tabasco: sobre todo chontales, hacia la costa, pero también grupos de origen náhuatl, y zoques hacia la sierra de Chiapas. Los indígenas fueron derrotados militarmente, como ocurrió en la batalla de Centla (1519), pero sobre todo gravemente diezmados por las epidemias traídas por los Conquistadores. Más tarde, Tabasco recibió también población negra. No está de más mencionar que durante el periodo colonialTabasco fue acosado por piratas, lo que obligó a cambiar de capital de la provincia y establecerla en Tacotalpa hasta 1795, cuando volvió a ser la Villa Hermosa de San Juan Baustista (Villahermosa). A finales del siglo XVIII, la mayoría delos españoles vivían en la Sierra y no bajaron con su ganado hacia la Chontalpa sino hasta cuando cesaron los ataques piratas.

Hubo encomienda en Tabasco, pero en tales condiciones que, paradójicamente, no se pasó mayormente a la hacienda y la encomienda misma duró, languideciendo, por un largo tiempo, más que en el resto de lo que luego habría de ser México. Con su esplendor en el siglo XVI y remplazada en el siglo XVII por la hacienda, la encomienda duró en efecto por inercia en Tabasco hasta el siglo XVIII. Las encomiendas fueron pasando a manos de la Corona, que recibía directamente los tributos, y para finales del siglo XVIII ya no quedaban más que 7 encomenderos[1]. Muchos de los encomenderos eran propietarios ausentistas. Escribe Carlos Enrique Ruiz Abreu que “en el aspecto económico, durante la Colonia Tabasco no creció igual que el resto de la Nueva España: su desarrollo tomó matices especiales. El terreno no fue fácil de penetrar, ya que aproximadamente 60 % era agua. Constituido por un enjambre de ríos, lagunas, esteros y pantanos, la temperatura media anual era de 25C; poseía un clima insalubre, proclive a las enfermedades endémicas; además, la carencia de metales preciosos no despertó el mínimo interés para el sueño de riqueza de los españoles, y los indígenas resultaron difíciles de ‘civilizar’. Los pueblos eran pequeños y su única riqueza eran la agricultura y el comercio, que trastocaron completamente los españoles. Sin embargo, los pocos que se quedaron trataron de vivir lo mejor posible en las tierras que les tocaron, que heredaron o las que ellos mismos escogieron. En consecuencia, la conquista de Tabasco y, aún más, su colonización fueron arduas y lentas”[2]. La encomienda se dedicó durante la Colonia al cacao y la ganadería, y los primeros colonizadores se instalaron sobre todo en la región de la Sierra.

“Por todo, prosigue Carlos Enrique Ruiz Abreu, la Corona, aun contra su voluntad, mantuvo en Tabasco la encomienda hasta el siglo XVIII, cuando ya había desaparecido en la mayor parte de la Nueva España, debido a que se desarrolló unida a la tierra y al escaso trabajo libre. Esto marca la pauta de ayer y de hoy para entender el innegable atraso económico en que vivía la provincia”[3], que por lo demás osciló entre la pertenencia al centro (Nueva España) y a Yucatán. El hecho es que, al morir los beneficiarios de la encomienda, las tierras iban pasando a manos de la Corona, mientras algunas se convertían en mercedes o composiciones. Como sea, para los indígenas, el tributo fue una carga pesada, salvo en momentos de epidemias o plagas de langosta que desolaban pueblos enteros, según lo hace notar Ruiz Abreu[4]. El cultivo predominante en la época colonial fue el cacao, desde la Chontalpa hasta la Sierra. Sin embargo, la Corona impulsó más el cacao de Venezuela y Ecuador (Maracaibo y Guayaquil), quedando Tabasco en tercer lugar al momento de las reformas borbónicas. La ganadería fue introducida por los españoles. También, se explotó parcialmente la pita, una fibra que se da en la selva, y la zarzaparrilla, que es aromática para bebidas refrescantes. A finales del siglo XVIII se exportó pimienta (Tabasco se volvió a la larga el primer estado productor de pimienta de México). Para el consumo local se sembraban arroz, caña de azúcar (procedente de Cuba y de Yucatán, y sobre todo para la elaboración de aguardiente) y café.

Por lo demás, “la tenencia de la tierra vía la merced o composición tuvo características propias en Tabasco durante la Colonia, debido al clima, la geografía, las epidemias, las plagas, la piratería, las fuertes cargas de trabajo, los tributos e impuestos, la burocracia, así como los trámites engorrosos, todo lo cual causó y mantuvo una constante despoblación en el territorio tabasqueño y propició un lento desarrollo agrícola”[5]. Finalmente, “desde finales del siglo XVII y durante el XVIII, se conformó la hacienda en Tabasco, aunque más lentamente que en el resto de la Nueva España. Creció bajo el imperio de unos cuantos administradores de la Corona y de particulares; todos españoles y criollos. Estos fueron los antecedentes de las que enseñorearon el campo tabasqueño en los siglos XIX y XX (…) La mayoría de las haciendas de esta provincia fueron pequeñas unidades productivas de entre 200 y 400 hectáreas cada una (…) La hacienda en Tabasco, como unidad productiva, así como el grupo que la administraba, se erigió como una de las más atrasadas del México colonial e independiente”, considera Ruiz Abreu[6]. El contraste es notorio con lo que fueron las haciendas pulqueras, mineras, azucareras y ganaderas del centro. Andrés Manuel López Obrador constata el estancamiento de la población tabasqueña durante el periodo colonial: Tabasco era un lugar relativamente poco poblado a la llegada de los españoles, y en sólo medio siglo de Colonia la población se redujo en un 93 por ciento [7] En tres siglos de periodo colonial, la población de la provincia no pasó de 40 mil habitantes, “(…) situación, escribe López Obrador, que, una vez más, contrasta con lo que ocurría en el resto del país, pues a finales del siglo XVII y durante todo el siglo XVIII, la población indígena tuvo una importante recuperación, como asegura Miguel León Portilla” [8]. La población de Tabasco no empezó a registrar un incremento más o menos sostenido sino hasta la década de los 40 del siglo XIX, entre otros motivos por el uso de la quinina para combatir el paludismo y el fluido vacuno contra la viruela. Ya en el Porfiriato, Tabasco vivió entonces un crecimiento poblacional relativamente importante.

Siempre según Ruiz Abreu, durante la Colonia la provincia fue autosuficiente en maíz, y el frijol fue el segundo producto más importante en la dieta alimenticia del indígena. Los indígenas tabasqueños obtenían también otros productos: chile, calabaza, pimienta, yuca, camote, aguacate, jitomate, chirimoyas, zapote y chicozapote[9]. Se cultivó café en la región de la Sierra; añil, y grana cochinilla. El tabaco ya era conocido por los indígenas prehispánicos aunque estuvo restringido durante la época colonial. También hubo gran riqueza de maderas preciosas: fue particularmente aprovechado el árbol palo de tinte (que da un colorante rojo) o “palo de Campeche”. Por su parte, los españoles introdujeron el arroz, el mismo café y la caña de azúcar, además de limones, ciruelas y naranjas.

A principios del periodo de la Independencia se agregó la producción de vainilla y la región más rica de Tabasco era la Chontalpa (occidente), al albergar la mayor parte de la población y dedicar grandes áreas a la ganadería, así como a las haciendas cacaoteras. La prosperidad de la Sierra se basó en el cultivo de la caña y la ganadería en Macuspana[10]. Las regiones que rivalizaron entre sí por el poder fueron la rica Chontalpa y la región de los Ríos (Jonuta, Centla y la frontera con Guatemala, por el gran negocio de las monterías y la ganadería)[11]. Durante el Porfiriato, con todo, llegaron a existir monterías por todo el territorio tabasqueño, desde Huimanguillo hasta Tenosique. En esa época se exportó un poco de coco, naranja y tamarindo.

Como puede verse, Tabasco fue un estado rico y muy fértil, por sus mismas condiciones geográficas, aunque tuvo un lugar completamente periférico en la Colonia. En este mismo orden de cosas,  Andrés Manuel López Obrador explica que durante el periodo colonial la Iglesia tampoco pudo progresar (y dependía por lo demás de Yucatán, en medio de fuertes disputas por la diócesis): “durante la Colonia, explica, fue mínima la presencia del clero y muy pocos los bienes económicos de la Iglesia; el más importante fue una hacienda rústica llamada Poposá, en el municipio de Tacotalpa, limítrofe con Chiapas, pero sus dueños eran los dominicos del vecino estado (…) Y es que a Tabasco no llegaron los misioneros ni hubo centros de instrucción religiosa, entre otras razones, debido a los pantanos y a la abundancia de mosquitos, pero sobre todo por la falta de metales preciosos, en torno a los cuales giraba la economía durante el periodo colonial. Esto hizo que los españoles venidos a estas tierras le concedieran poca importancia a la acción evangelizadora”[12]. Los pocos sacerdotes que llegaron tuvieron por lo demás con frecuencia un comportamiento reprochable hacia la población. En los siglos XVII y XVIII, escriben Julieta Campos y Enrique González Pedrero, “ni los sacerdotes querían detenerse en estas tierras: el convento franciscano fundado en 1633, en Oxolotán, fue abandonado diez años después. Las iglesias eran chozas con techos de palma. Ni un solo edificio de piedra hubo en Tabasco hasta principios del siglo XVIII (…)”[13].

Durante el Porfiriato, y es algo poco mencionado, Tabasco vivió el auge de la exportación de caoba. Había demanda en el mercado europeo y proliferaron los campamentos de cortes de madera, las “monterías”. Tabasco se modernizó, pero al mismo tiempo el trato a los trabajadores en las monterías era cercano a la esclavitud. Destacaron en la explotación de caoba Cárdenas, Huimanguillo y Comalcalco, en la región de la Chontalpa, y aparecieron las primeras grandes fortunas locales, como las de Policarpo Valenzuela y los Bulnes. Aprovecharon que se concesionó una extensión de terrenos nacionales equivalente a tres estados del país juntos, Colima, Morelos y Tlaxcala[14]. La caoba se hizo famosa por su resistencia al agua y su capacidad para flotar, y fue preferida para la fabricación de escritorios y muebles de lujo por ebanistas de Europa y Estados Unidos. Así las cosas, Tabasco no empezó a despertar de su letargo económico sino hasta este boom maderero. Con todo, Fernando Tudela considera que no hubo despegue sino a medias: no surgieron en Tabasco enormes latifundios, ya que los territorios involucrados en la denuncia de baldíos habrían permanecido desocupados o fueron rápidamente subdivididos “no existía en Tabasco –escribe Tudela- la capacidad de inversión ni el peonaje suficiente para hacer producir en régimen capitalista los potenciales latifundios (…)” [15]. Al finalizar el siglo XIX, sólo el 13 % de las propiedades rurales estaban cultivadas[16]. La servidumbre fue abolida en 1914. La articulación al mercado mundial siguió siendo relativamente débil y casi nula al mercado nacional. “(…) La gran mayoría de las unidades productivas, afirma Tudela, se mantenía en los límites de la economía pre-capitalista de subsistencia, regida por una lógica campesina no mercantilista”[17].Los jornales muy bajos no atraían por lo demás a una población rural relativamente escasa. Así, hubo cierta riqueza pero no esplendor de la hacienda en Tabasco, y mientras tanto las familias acomodadas, lejos del clero, eran liberales y juaristas.

  1. La época de Tomás Garrido Canabal

Llegó la Revolución de 1910 y fue ascendiendo Tomás Garrido Canabal bajo la influencia de lo que sucedía en Yucatán con Felipe Carrillo Puerto y Salvador Alvarado. Garrido Canabal se sumó en 1920 al Plan de Agua Prieta lanzado por los sonorenses Alvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta y habría de beneficiarse de la amistad con Obregón y Calles, ya derrotada en 1923 la rebelión delahuertista. En particular, Garrido Canabal se mostró leal a Calles, como lo demostró cuando éste fue desterrado por Lázaro Cárdenas. Garrido Canabal tuvo una influencia clave en Tabasco durante 15 años, de 1920 a 1935: fue gobernador del estado en varias ocasiones (1923-1926 y 1930-1934) y en el intermedio, Ausencio Cruz fue considerado su incondicional. Garrido Canabal es hasta hoy un político controvertido, a quien la historiografía ha incluso tratado de “modelar” en alguna tendencia “totalitaria”, o por lo menos extremadamente autoritaria. Lo cierto es que Garrido Canabal fue lejos en sus campañas anticlerical y antialcohólica, promovió en lo económico el cooperativismo, en la educación la escuela racionalista y dio el voto a la mujer, en lo que Tabasco se adelantó 28 años al resto del país. No fue nada más una concesión desde arriba para que las mujeres pudieran participar en elecciones municipales (1925) e integrarse a un poder corporativo. Hubo un importante movimiento para la emancipación de la mujer impulsado en particular por maestras tabasqueñas. No está de más agregar que con Garrido Canabal se reconocieron los hijos fuera del matrimonio y la igualdad jurídica de la mujer en éste.

Dados los antecedentes coloniales, la campaña anticlerical de Garribo Canabal no encontró mayor resistencia, en ningún grupo social, salvo entre los indígenas de la Chontalpa. En 1910 no había más que 30 sacerdotes en Tabasco, 20 de ellos en Villahermosa[18]. Tal vez influyó para que a la larga Tabasco fuera un estado clasificado como el de mayor número de ateos en la república mexicana y mayor número, también, de vínculos maritales sin religión de por medio. El vacío, por lo demás, habría de ser llenado a la larga por el protestantismo. De acuerdo con Alan Kirshner, en la reacción de la gente “esta indiferencia hacia la religión puede explicarse por el hecho de que en Tabasco no se establecieron nunca misiones franciscanas, dominicanas, agustinas ni jesuitas. Los sacerdotes que primero se asentaron en el estado, según un memorándum de las Cortes de Cádiz, del 24 de junio de 1811, eran de los peores que habían llegado al país, debido a la explotación a que sometían a los indígenas…”[19]. Así, Garribo Canabal hizo derribar templos, prohibió el uso de cruces religiosas en las tumbas, remplazó fiestas religiosas por ferias regionales y “culturales” (asambleas), expulsó sacerdotes, incineró imágenes religiosas e hizo allanar hogares para erradicar la posesión de objetos religiosos. Es difícil de entender esta política hacia la religión sin conocer el racionalismo del anarquista español Francisco Ferrer Guardia, que inspiró a Tabasco en tiempos del “garridismo”.

En efecto, Ferrer Guardia, cuyos textos no parecen haber sido consultados en la historiografía mexicana sobre el “garridismo” salvo a través de intermediarios de la época (el autor anarquista catalán se divulgó ante todo en Yucatán a través de José de la Luz Mena), no parece haber preconizado más que algo bastante obvio: el conocimiento no es del interés de la religión católica, que le prefiere la fe. “La misión de la enseñanza, decía Ferrer Guardia, consiste en demostrar a la infancia, en virtud de un método puramente científico, que cuanto más se conozcan los productos de la naturaleza, sus cualidades y la manera de utilizarlos, más abundarán los productos alimenticios, industriales, científicos y artísticos útiles, convenientes y necesarios para la vida, y con mayor facilidad y profusión saldrán de nuestras escuelas hombres y mujeres dispuestos a cultivar todos los ramos del saber y la actividad, guiados por la razón e inspirados por la ciencia y el arte, que embellecerán la vida y justificarán la sociedad (…)  No perdamos, pues, el tiempo pidiendo a un dios imaginario lo que únicamente puede procurarnos el trabajo humano[20]. Cabe señalar que Ferrer Guardia se opuso a una enseñanza “política” que la emparentara con el jacobinismo, al no ver con muy buenos ojos la Revolución Francesa. Para Ferrer Guardia, “los sistemas políticos la retardan (la emancipación humana, nota nuestra) acostumbrando a los hombres a esperarlo todo de voluntades ajenas, de energías de supuesto orden superior, de los que por tradición o por industria ejercen la profesión de gobernantes (…) No perdamos, pues, el tiempo pidiendo a otros lo que nos corresponde y podemos obtener nosotros mismos[21]. Así, “la enseñanza racional y científica ha de persuadir a los futuros hombres y mujeres que no han de esperar nada de ningún ser privilegiado (ficticio o real); y que pueden esperar todo lo racional de sí mismos y de la solidaridad libremente organizada y aceptada”[22]. ¿Qué se propone la Escuela Moderna? “(…) dar a los niños sometidos a su cuidado vitalidad cerebral propia, a fin de que cuando se emancipen de su racional tutoría, continúen siendo en el mundo social enemigos de prejuicios de toda clase, propendiendo a formar convicciones razonadas, propias, sobre todo lo que sea objeto del pensamiento”[23]. Ferrer Guardia quería preparar para el  ejercicio del criterio propio, algo que parece opacarse cuando se le atribuye al “garridismo” una voluntad de adoctrinamiento, siendo que más bien parece serlo de utilidad social, en buena medida. Para Ferrer Guardia, “los hombres emancipados del misterio, del milagro, de la desconfianza de sí mismos y la de sus semejantes y en perfecta posesión del concepto de que han nacido, no para morir, según la nefasta síntesis del misticismo, sino para vivir, llegarían a facilitar las condiciones sociales para dar a la vida toda su amplísima extensión”[24].

Tabasco se benefició durante el llamado “garridismo” del auge de la exportación de plátano, variedad Gros Michel o roatán, por el nombre de una isla hondureña. Se estaba explorando el cultivo de esta variedad de plátano (conocida en Jamaica como Big Johnson) desde principios del siglo XX, con éxito. Garrido Canabal había querido evitar el monocultivo: según Fernando Tudela, “Garrido intentó, con escaso éxito, superar la tendencia al monocultivo y diversificar la agro-producción, impulsando el cultivo de cacao, la caña, el coco, el hule, y, sobre todo, la actividad ganadera”[25], cuyo auge no llegaría sino hasta la posguerra, aunque el mismo Garrido Canabal introdujo el ganado cebú y Santa Gertrudis (de Estados Unidos). La comercialización del plátano quedó en manos de dos grandes empresas estadounidenses, la Standard Fruit y la Southern Banana Corporation. A diferencia de Centroamérica, no controlaban empero una red de ferrocarriles inexistente, puesto que el transporte de la fruta se hacía por vía fluvial, ni penetraron tampoco en la producción local, que quedó en manos de agricultores acomodados. Incluso los salarios de quienes estaban empleados en las actividades plataneras mejoraron y fueron estables, según reconoce Tudela[26], aprovechando que el cultivo casi no tiene oscilaciones estacionales, ya que el proceso de fructificación de la planta es permanente, y también el hecho de que los trabajadores estaban “ligados”, es decir, organizados por el gobierno, en particular los recibidores de roatán, transportistas fluviales y estibadores: en 1930, conseguían salarios entre 6 y 8 veces superiores al de un jornalero agrícola común[27]. Tabasco se benefició de la cercanía del mercado estadounidense (Nueva Orleans y en particular Galveston) y entre 1935 y 1939 desplazó a Honduras en el primer lugar entre los países exportadores de plátano. El roatán llegó a conocerse como “plátano Tabasco”. Habría de ser remplazado por las variedades Valéry y Cavendish.

El auge del plátano en Tabasco tuvo algo de atípico, porque arrancó y prosiguió durante la Gran Depresión. Al mismo tiempo, Tabasco permaneció como el principal productor de cacao de México, mientras la caña de azúcar, que concentraba tierras, encontró dificultades. Para la época había dos plagas que podían afectar el cultivo del roatán: el “mal de Panamá” o “marchitez” y el “Sigatoka” o “mancha de la hoja”. Este segundo apareció en México hacia 1937 y fue minando el cultivo: en 1938, afectó al 90 % de los platanares tabasqueños[28] y por lo demás las compañías sacaron a Tabasco de su juego, como lo hicieron en la costa Atlántica de Costa Rica para beneficiar la costa del Pacífico sur. Finalmente, en 1939, Cárdenas expropió los bienes mexicanos de la Southern Banana Corporation. El acceso al mercado extranjero ya se había perdido. Si en 1935 se producían en México unas 180 mil toneladas de plátano, para 1941 eran menos de mil 500 toneladas[29].

No está de más señalar que no hubo reforma agraria en Tabasco con Garrido, aunque promovió la pequeña propiedad privada y las cooperativas, asemejándose en este punto a Calles, quien aceptada el cooperativismo dentro de ciertos límites (comercialización de productos, compra de herramientas de trabajo…). Antes de la Revolución y pese al auge de la caoba, la densidad poblacional seguía siendo baja y era alta la proporción de pequeños propietarios[30].Garrido Canabal estaba contra el ejido. Con todo, como lo ha señalado Carlos Martínez Assad, el cooperativismo de Garrido Canabal era capitalista, sobre todo que empleaba trabajo asalariado. Garrido Canabal fue temporalmente Secretario de Agricultura con Cárdenas, quien terminó mandándolo al exilio, como lo había hecho con Calles. Después de todo, Garrido Canabal parece haber querido una modernización capitalista, incluso siguiendo al puritanismo estadounidense, según se le atribuye a aquél. “lo que nos muestra que se trata de un sistema que beneficia a la sociedad, sin ser socialista ni socializador, escribe Martínez Assad. Cultivar la tierra en sociedad, obviamente no quiere decir trabajar la tierra en comunidad, sino que algunos hombres se agrupen para cumplir con un programa empresarial. Crear un grupo modernizante, sin prejuicios, pero contrario al consumo suntuario (se prohibió la introducción de productos de tocador), y suficientemente puritano como para oponerse al consumo de alcohol, inspirado muy probablemente como en ocasiones el mismo Garrido lo reconocía en una sociedad como la norteamericana (hechura de los protestantes como decía él), llevaría finalmente a una sociedad modernizante a nivel económico”[31]. Ya en su exilio en Costa Rica, Garrido Canabal se dedicó a la actividad empresarial y fue alabado por su éxito por los costarricenses. A partir de una finca cerca de Puntarenas, en la región del Golfo de Nicoya, Garrido Canabal llegó a crear la única fábrica de aceites que existía en Costa Rica y la primera planta pasteurizadora de leche. Garrido Canabal tuvo también una quinta en Sabanillas, no muy lejos de la capital costarricense, San José.

Que hubiera confusión ideológica no quiere decir que en verdad Garrido Canabal buscara el socialismo o que fuera fascistizante, ni siquiera por la creación de las Camisas Rojas a través del Bloque Juvenil Revolucionario. En todo caso, el mismo gobernante tabasqueño llegó a expresar que con el cooperativismo quería modelar una sociedad organizada “sin extralimitaciones comunistas ni engañosas perspectivas fascistas”[32]. Tampoco está de más recordar que, por la misma época, Calles fue acusado de “bolchevismo” desde la Iglesia e incluso Estados Unidos, mientras la historiografía posterior le prestaría tendencias fascistas por leer Mein Kampf o por su asociación con Juan Adreu Almazán. Quien sí parece haber coqueteado al menos con el franquismo es el acérrimo opositor tabasqueño al “garridismo”, Rodulfo Brito Foucher, quien cuando fuera rector de la Universidad Nacional Autónoma de México recurriera a pistoleros y grupos porriles para imponer su voluntad. La diferencia entre Brito Foucher, recientemente “rescatado” por Beatriz Urías, y alguien como Garrido Canabal es que el primero no se propuso cambiar un orden imperante injusto, en el cual, por ejemplo, en vísperas de la Revolución había en Tabasco un 73 % de analfabetos[33]. Ambos eran de origen acomodado (Garrido Canabal, de una familia de terratenientes con grandes propiedades en Tabasco y Chiapas) y, como lo sugiere Marcela Tostado Gutiérrez, el anticlericalismo de Garrido Canabal tuvo de teatral, además de que gobernó valiéndose de lazos de parentesco y de amistades incondicionales muchas veces ganadas por la vía de favoritismos y concesiones[34]. La familia de Brito, en cambio, se había destacado por el despojo y la violencia contra sus subordinados, y en sus “escritos sobre la Revolución y la dictadura”, Brito Foucher no aboga por cambiar nada en el plano social y económico, limitándose a la política y en caso último a intrigas personales.

3.- El tiempo de Carlos Madrazo Becerra

Carlos A. Madrazo Becerra fue en su juventud miembro y líder de las Camisas Rojas. A la larga, su trayectoria política transcurrió fundamentalmente dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), oficial, al que quiso reformar a fondo. Como gobernador de Tabasco, Madrazo Becerra no tomó medidas radicales y se le han atribuido incluso falsedades. A lo sumo, trató de tomar medidas para limitar el consumo de alcohol, pero sin llegar a la Ley Seca.Madrazo gobernó Tabasco (1959-1964)en una época en la cual se había acelerado la ganaderización del estado (aprovechando que por su relativo aislamiento no llegaba la fiebre aftosa), que se dio a partir de 1960[35] (tampoco faltó el auge de la palma de coco): el llamado “desarrollo estabilizador” había traído un aumento de la demanda de carne de los estratos medios de la capital de México y en otras ciudades del centro y sur (el ganado en Tabasco es básicamente bovino). En 1940, la mitad del territorio de Tabasco era selva, pero con la ganadería extensiva y el agua se redujo finalmente a 8 %.[36]

Curiosamente, Madrazo negaba que hubiera un “garridismo” en Tabasco, con las siguientes palabras que reproduce Pedro Castro: “Yo siempre he creído –decía Madrazo- que en Tabasco algunas personas confunden a los amigos de Garrido con el garridismo, dándole a este término un sentido partidista de un grupo organizado, con programa, cuadros de dirigentes, calendario de trabajo y objetivo concreto de tomar el poder. Así las cosas, yo no creo en la existencia del garridismo. Creo en gentes que recuerdan a Garrido, los unos para defenderlo, los otros para atacarlo. Y, sobre todo, creo que al garridismo, como connotación política, lo están formando, no tanto los antiguos amigos de Garrido, sino la torpeza y el enanismo de quienes atacan en ese flanco no a figuras físicas, sino a los ideales progresistas de la Revolución”[37].

El hecho es que, como gobernador, Carlos A. Madrazo se caracterizó sobre todo por una gran obra de modernización que incluyó muy en particular las comunicaciones terrestres y la capital, Villahermosa, cuya fisionomía cambió mucho: “el 1 de enero de 1959 tomó posesión de la gubernatura Carlos Madrazo Becerra (nombre oficial, sin el Alberto), escribe Geney Torruco Saravia. Con él llegó un cambio sin paralelo en la capital tabasqueña: nuevas avenidas, fuentes, una ciudad deportiva, las instalaciones de la Universidad Juárez (Zona de la Cultura); el teatro universitario; el malecón que lleva su nombre, que tuvo más fines de ornato que de protección contra las inundaciones. Nuevas colonias o fraccionamientos como la Magisterial, López Mateos, Pensiones y Prados de Villahermosa; agua potable, drenaje, centros de salud; 1000 kilómetros de caminos y carreteras que comunican a todo el estado (el que tiene el mayor número de puentes en México, nota nuestra); continuó la electrificación, aunque hubo poca actividad cultural y editorial; fortaleció las exposiciones pero sin la imagen de Garrido. Madrazo hizo que Villahermosa dejara de ser un ‘rancho grande’ y se convirtiera en una ciudad con servicios, pavimento y obras de ornato (que están vigentes). La población de Villahermosa pasó de tener una población de 33 587 en 1950 a 52 262 en 1960, y a 99 565 en 1970. Para este último año representó 12.95 % de la población total del estado. Tabasco sonó fuerte a nivel nacional e internacional. Algunos de los pecados de Carlos Madrazo fueron haber derribado el edificio o palacio municipal y la Escuela Granja, construcciones símbolo de la capital”[38].Cabe recalcar que el estado del sureste había quedado vinculado por tierra (carretera)  al resto de la república apenas en el año 1956. Hasta entonces, sólo era posible llegar en avión (desde 1933), por ferrocarril (desde los años ’40) y sobre todo por mar y aprovechando el sistema fluvial (dicho sea de paso, Tabasco, con un 60 % de superficie de agua, tiene el río más caudaloso de México, el Usumacinta, es una de las regiones más lluviosas de todo el mundo y comprende la tercera parte de los recursos hidráulicos de México). Para ese entonces no existía aún el boom del petróleo, aunque ya se había descubierto la riqueza del oro negro en suelo tabasqueño.

Madrazo vivía de su profesión de abogado y, siendo gobernador, no se enriqueció con el cargo.No está de más señalar que contribuyó a que se abatiera la criminalidad en el estado, con lo que se abolió la pena de muerte. Por lo demás, el mismo Madrazo provenía de un medio más bien modesto.”Madrazo- dice Pedro Castro- deja la gubernatura de Tabasco sin haber incrementado significativamente el patrimonio que ya posee gracias al ejercicio de su profesión y a los trabajos desempeñados en otras épocas. Muy a su pesar, no otorga sueldos generosos a sus colaboradores ni comisiones de algún tipo”[39].Aunque radical dentro del PRI, nunca aceptó acercarse a corrientes como el comunismo, si bien le fue propuesto, por ejemplo por Ramón Danzós Palomino. Como hecho singular, durante un corto periodo de encarcelamiento por disputas políticas que le costaron falsas acusaciones sobre contratación de braceros, Madrazo fue salvado en prisión del suicidio por Ramón Mercader, el asesino de Trotski. El gobernador de Tabasco tampoco tuvo que ver con el movimiento estudiantil mexicano de 1968, como quiso atribuírsele mediante provocadores. Lo desmintió la escritora Elena Garro, amiga del tabasqueño quien, a partir de cierto momento, fue objeto de toda clase de calumnias, pese a haber gozado en algún tiempo de la amistad del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

En lo fundamental, lo que Madrazo quiso cambiar en el PRI al ser su dirigente (1964-1965) fue la designación “a dedo” de los candidatos, y hacerlo desde muy abajo, por lo que el tabasqueño reivindicó la figura del municipio. ¿Qué se proponía Madrazo? “Democratizar al partido a partir del plano municipal, escribe Pedro Castro, entendido como la apertura de oportunidades a individuos y grupos en las localidades y romper con la práctica de que gobernadores y dirigentes del PRI repartan alcaldías, ayuntamientos y puestos a sus compadres, cómplices, alcahuetes y amigos. La virtud es evidente: el presidente municipal es quien está en contacto directo con el pueblo, quien lo debe elegir y al que debe dar cuenta de sus errores y aciertos. También es lo más cercano a un sistema de democracia directa, inmediata. El experimento parece insólito, y sí que lo es para México. Madrazo sostiene que la democracia municipal hace posible que los mejores hombres y mujeres del partido puedan gobernar y la población esté más satisfecha de la administración, de tal suerte que los aspirantes a cargos estatales o nacionales cuenten con la competencia y legitimidad necesaria. El plan se ve muy bien en teoría, pero en la práctica va a enfrentar muchos problemas, como no tardará en vivirlos su propio promotor. La democracia municipal es una amenaza intolerable para los oligarcas estatales y locales, así como para los dirigentes de los sectores, que muchas veces son los mismos”[40]. Para Madrazo,entonces, los representantes del PRI debían ser electos directamente desde abajo, empezando por el nivel municipal, y no nombrados “a dedo” en un sistema de cacicazgo en el que tenían mucha fuerza los gobernadores.

Es probable que Carlos A. Madrazo no supiera bien a bien a qué tipo de fuerzas estaba tocando dentro del PRI, tratándose del mismo Díaz Ordaz o de personas como el político Alfonso Martínez Domínguez, alguna vez líder del PRI y en particular de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) que aupó a grupos paramilitares, y culpable luego de la matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971, por lo que fue destituido de la regencia del Distrito Federal por el entonces presidente Luis Echeverría. Pedro Castro reconstruye distintas versiones sobre la muerte de Madrazo en un avionazo cerca de Monterrey- En dos textos, el de Castro y el de López Obrador, está la idea de que Madrazo fue víctima de un atentado. En la versión de Castro, por lo demás, aparece como autor del atentado Luis Gutiérrez Oropeza, quien también instaló un pequeño grupo de francotiradores el 2 de octubre de 1968 en la matanza de estudiantes en Tlatelolco. Gutiérrez Oropeza era para entonces el jefe del Estado Mayor Presidencial. Uno de los testimonios recogidos por Pedro Castro, el de López Obrador y el de Cuauhtémoc Cárdenas, coinciden: según lo confesó Marcelino García Barragán a Lázaro Cárdenas, fue Gutiérrez Oropeza quien ordenó el sabotaje contra el avión comercial en el cual viajaba Madrazo.

La dificultad para reconstituir hasta hoy los grupos que actuaban dentro del PRI y que de algún modo “enredaron” las cosas contra Madrazo impide reconocer que el partido oficial mexicano era contradictorio y, como ocurre en partidos de esta índole (populistas), con corrientes tanto de derecha como de izquierda. Madrazo aparece posicionado a la izquierda, aunque haya planteado sobre todo una reforma democratizadora y desde abajo, mientras que la historiografía mexicana no ha logrado, salvo excepciones, reconstituir lo que ocurría en el ala derecha y hasta dónde iba su capacidad de acción y de formar alianzas, tanto dentro como fuera de México (en Estados Unidos en particular). Como sea, el de Madrazo fue el penúltimo intento por reformar al PRI y democratizarlo; el último fue el del malogrado Luis Donaldo Colosio Murrieta, asesinado durante la campaña presidencial de 1994. Como Garrido Canabal, Carlos A. Madrazo no pudo conservar un lugar estable en la política de alcance nacional, pese a que las iniciativas de reforma de aquél no dejaron de despertar entusiasmo.

Conclusiones: en la época del petróleo

Desde 1836, el estadounidense J.W. Walley recorrió el estado de Tabasco descubriendo abundantes manantiales petroleros. Luego, Manuel Gil y Sáenz intentó la explotación del petróleo sin mayor éxito. En 1905 comenzó la explotación del oro negro en Macuspana y en 1923 en La Venta, con la participación de las compañías extranjeras Pearson and Son y El Aguila, respectivamente. El asunto terminó con la expropiación petrolera de Cárdenas en 1938. Petróleos Mexicanos (Pemex) comenzó a perforar en Tabasco en 1951, en el pozo Chilapilla no. 1, productor de gas y condensado. En 1958 se creó Ciudad Pemex y se perforó el pozo Mecoacan no.1, en la región de la Chontalpa (distrito de Comalcalco). El  boom llegó en 1973, luego del descubrimiento de los campos de Sitio Grande y Cactus (1972), y en los setenta Tabasco se convirtió en el segundo estado petrolero de México. El oro negro trajo un buen número de problemas: se aceleró la descampesinización, y aparecieron una fuerte contaminación de la geografía local y la inmigración de gente de otros lugares, en especial del centro del país, de Chiapas y de Veracruz, atraída por la bonanza petrolera. Crecieron el comercio y los servicios ligados al boom y satisfechos por empresas nacionales y transnacionales y la euforia petrolera coincidió, por cierto, con una nueva expansión de la ganadería en tierras que antes se dedicaban al cultivo de básicos. Creció dentro de Tabasco la desigualdad entre regiones, en particular entre la región urbanizada y petrolera del río Grijalva, donde se ubica la capital Villahermosa, y la región rural del Usumacinta. Con estos problemas surgieron las protestas sociales a la vez por los problemas provocados por Pemex y por la falta de respeto del PRI a los resultados de las elecciones.

El último gobernador que buscó negociar con los campesinos y tomarlos en cuenta frente a Pemex fue Enrique González Pedrero, quien hizo por lo demás una importante labor cultural. De acuerdo con lo planteado en su libro Riqueza de la pobreza, González Pedrero buscó remediar los problemas de la pobreza desde abajo, recordando el modelo de “pueblos hospitales” de Vasco de Quiroga en el Michoacán del siglo XVI y la opción de las “pequeñas comunidades” sugerida en los años ’50 por el científico social estadounidense Frank Tannenbaum. Se volvía sobre la idea de la democracia a partir del municipio. “La implantación de una nueva cultura política tenía que empezar por el PRI, escribió Julieta Campos. Había que democratizarlo desde su base, los comités seccionales, para abrir después una consulta diáfana para la selección de candidatos municipales. La ‘pequeña democracia’ sería un ejemplo vivo de la posibilidad de construir una democracia nacional sin exclusiones”[41]. En Tabasco se hicieron en los ’80 dos estrategias de desarrollo social, una extensiva, partiendo de programas mínimos municipales y que condujo a la creación de “centros integradores” en 185 núcleos rurales, y otra intensiva, en medio centenar de comunidades muy marginadas. Por primera vez en la historia de México se dio a los municipios gran importancia como agentes del desarrollo social y de la restructuración democrática, desde los comités seccionales del PRI. De esta experiencia terminó dando cuenta el libro Tabasco: un jaguar despertado, de la misma Julieta Campos. El proyecto quedó en buena medida trunco con el cambio de gubernatura: González Pedrero fue gobernador de Tabasco de 1983 a 1987. Curiosamente, esta aspiración democratizadora en los años ’80 es poco mencionada en los libros recientes sobre la historia de Tabasco. En el caso de Martínez Assad, por ejemplo, sólo se menciona la mediación del gobernador entre Pemex y los campesinos descontentos al no recibir indemnizaciones debidas, y la creación del Programa de Desarrollo de la Costa de Tabasco (Prodecot)[42]. López Obrador no menciona nada en El poder en el trópico. El hecho es queGonzález Pedrero, crítico del “país de un solo hombre” que fue el de Santa Anna, ya en La cuerda tensa acabaría por reclamar para México la creación de verdaderos ciudadanos, con una visión de alcance nacional y moderna, en el marco de un contrato social “a la Rousseau”: “ahora que ha crecido cuantitativamente la democracia, escribió, es decir, el número de partidos que participan en las responsabilidades públicas, tendría que crecer también la cantidad y calidad de ciudadanos “[43]. “(…) Un ciudadano, afirmaba, primero piensa y luego, de acuerdo con lo que piensa, actúa (…) La reordenación plenamente democrática de México requiere de ciudadanos (…) Formarlos tiene que ser, por cierto, una ocupación ciudadana, un propósito esencial para un proyecto de nación orientado, claramente, no sólo al crecimiento sino al desarrollo humano”[44].Como sea, la historia de Tabasco ya será otra a partir de los años ’90 del siglo XX, con las gubernaturas impugnadas de Salvador Neme Castillo y Roberto Madrazo Pintado, en particular, y las protestas encabezadas por Andrés Manuel López Obrador.

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[1] Campos, Julieta y Enrique González Pedrero. (1982), Tabasco: las voces de la naturaleza, México: Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, p.96

[2] Ruiz Abreu, Carlos Enrique, “Los productos del trópico húmedo y el trabajo en el Tabasco Colonial”, en Martínez Assad, Carlos (coord.) (2001), Tabasco. Más agua que tierra. México, Sociedad Nacional de Estudios Regionales A.C., pp. 88-89

[3]Op.cit.,  p. 91

[4]Ibid.,  p. 93

[5]Ibidem., pp. 97-98

[6]Ibidem., p. 98

[7] López Obrador, Andrés Manuel, (2015), El poder en el trópico. México: Planeta, p. 20

[8]Op.cit., p. 21

[9] Ruiz Abreu, Op.cit.,  pp. 82-83

[10] Martínez Assad, Carlos, (1996), Breve historia de Tabasco. México: Fondo de Cultura Económica/Fideicomiso Historia de las Américas/ El Colegio de México, p. 63

[11]Op.cit., p. 18

[12] López Obrador, Op.cit., p. 686

[13] Campos, Julieta y Enrique González Pedrero, Op.cit., p. 96

[14] López Obrador, Op.cit., p. 465

[15]Tudela, Fernando (coordinador), (1992), La modernización forzada del trópico: el caso de Tabasco. Proyecto Integrado del Golfo. México: El Colegio de México, CINVESTAV, IFIAS, UNRISD, p.46

[16] Campos, Julieta, (1996), Tabasco: un jaguar despertado. Alternativas para la pobreza.  México: Aguilar, p. 35.

[17] Tudela, Op.cit., p. 44

[18] Tostado Gutiérrez, Marcela, (1991), El intento de liberar a un pueblo. Educación y magisterio tabasqueño con Garrido Canabal. 1924-1935, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), P.24

[19] Campos y González Pedrero, Op.cit., p. 145

[20] Ferrer Guardia, Francisco. (2010), La escuela moderna (edición de Luis Miguel Lázaro, Jordi Monés y Pere Solá), Madrid: Biblioteca Nueva, P.149

[21]Op.cit., p. 149

[22]Ibid.,  p. 149

[23]Ibidem.,  p. 167

[24]Ibidem,  p. 182

[25] Tudela, Op.cit., p. 66

[26]Ibid.,  p. 60

[27]Ibidem., p. 60

[28]Ibidem, pp. 72-73

[29]Ibidem., p. 75

[30] Tostado Gutiérrez. Op.cit., p. 18

[31] Martínez Assad, (2004)El laboratorio de la Revolución. El Tabasco garridista. México: Siglo XXI Eds p. 132.

[32] Citado por Martínez Assad,Op.cit.,  p. 132.

[33] Tostado Gutiérrez, Op.cit.,  p. 13

[34]Ibid.,  p. 27

[35] Campos, Julieta, p.cit., p. 40

[36] Campos, Julieta, Op.cit., p. 41.

[37] Castro, Pedro, (2016), Carlos A. Madrazo El último mito mexicano del siglo XX. Planeta, México: p. 72

[38] -Torruco Saravia, Geney. (2011), “Villahermosa a través del tiempo”, en Martínez Assad, Carlos (coord.) Tabasco. Más agua que tierra. México, Sociedad Nacional de Estudios Regionales A.C., , P. 292

[39] Castro, Pedro, Op.cit.,  pp. 104-105

[40]Ibid., p. 116

[41] Campos, Op.cit.,  p. 16

[42] Martínez Assad, Breve historia…, Op.cit., 205

[43] González Pedrero, Enrique., (2006), La cuerda tensa. Apuntes sobre la democracia en México, 1990-2005. México: Fondo de Cultura Económica p. 296.

[44]Op.cit.,,pp 306-307

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