El duelo del niño ante la ruptura matrimonial

Ahora como antes, somos portadores de la relación con nuestros padres y la de todos aquellos que determinan nuestro mundo en desarrollo.

MIS PADRES SE SEPARAN

  • ¿Qué sucede en un niño ante la separación de sus padres?
  • ¿Tiene la capacidad de elaborar el duelo correspondiente? 
  • ¿Cómo deben actuar sus progenitores para ayudar en el proceso?
  • Si es así, ¿bajo que condiciones es esto posible?
  • ¿De que manera afecta en su devenir afectivo y en su vida amorosa adulta?
  • ¿De que modo determinará su manera de ser madre, padre?

Trataré en esta columna de contestar estas interrogantes, y me circunscribiré a los detrimentos que sobre el desarrollo emocional del niño tiene la ausencia prolongada e indeleble de un progenitor, pero no por fallecimiento, y que, por lo mismo, puede o no, ser asequible al (los) hijo (a) (s) a intervalos establecidos.

ESTADÍSTICAS MUNDIALES 

  • Sabemos que, de los matrimonios separados, entre 80 al 90 % es el padre quien falta del hogar;
  • Por lo que, mis consideraciones referirán, antes que todo, al efecto de su ausencia sobre el desarrollo del niño; 
  • A lo menos el 50% de los niños del mundo, no tendrán, hoy, un beso de buenas noches del padre;
  • Ni mucho menos, este mismo porcentaje, podrá disfrutar, a la mañana siguiente, de un desayuno familiar como consecuencia del hogar destruido.

EN LOS HOGARES DESHECHOS:

  • Es el padre quién mayormente, está ausente;
  • En consecuencia, es la madre quien tiene a su cargo el cuidado de los hijos;
  • Hay hombres que, desgraciadamente no sólo se separan de su mujer, también lo hacen de su familia, dañando seriamente a sus descendientes.

Por lo tanto, cualquiera sea el sexo de los hijos, algunos problemas fundamentales en el desarrollo emocional que se ven afectados por la ausencia del progenitor son:

EL “CONCEPTO DE SÍ MISMO” DEL NIÑO: 

Dado lo traumático que es para el niño, la separación de sus padres, el desarrollo se verá detenido y dañado en su evolución normal, puesto que, la ausencia del padre, provocará efectos muy negativos sobre los mecanismos que van a erigir su propio sentimiento interno de:

  • Determinación;
  • Probidad;
  • Estimación.

Además de afectar su seguridad como individuo, esto es:

  • Su auto-estima;
  • Auto-imagen;
  • Su “masculinidad”;
  • Su “femineidad”.

Asimismo, interferirá en el desarrollo de:

Su Súper-yo:

  • El Súper-Yo se estructura a través de la imagen que el padre produce en el niño.

Visto desde la perspectiva psicoanalítica, el padre aparece como:

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  • El rival en el amor y;
  • En la posesión de la madre;
  • El generador de “límites”

El padre será, por tal razón, quien permanecerá en la conciencia del niño como:

  • La segunda figura de amor más importante en su vida;
  • De autoridad y poder;
  • A quien amar y superar;
  • Por lo tanto, la imagen del padre, será introyectada entonces, como elemento de autoridad.

Por la misma razón, el Conflicto Edípico:

  • No puede, “superarse” sin la presencia del padre, o a al menos, con la presencia de otro ser masculino, que:

Proceso de identificación:

  • Separe al niño de la madre y que al mismo tiempo;
  • Sea objeto de identificación para el niño;

Lo cual pone de relieve lo que ya Freud y la línea sicoanalítica después de él, han podido demostrar, que la estructura esencial y definitiva del hombre, se efectúa en virtud del Conflicto Edípico y la superación positiva del proceso

  • En esencia, se trata de rescatar al niño de la dependencia de la madre, que, hasta cierta edad, es sumamente necesaria.

Presentándose el padre como un objeto válido para el rescate y la identificación, esto es, la figura masculina y todo lo que ella conlleva en cuanto y en tanto:

  • Lo masculino;
  • Lo sexual;
  • Lo afectivo;
  • Lo social;
  • Lo Moral…. Debes no debes;
  • En suma, el padre es la Ley.

EL “CONCEPTO DE SERES HUMANOS” DEL NIÑO: 

A partir de las interacciones establecidas, como ya lo he señalado en otras columnas, el niño entre otras temáticas importantes, cimienta su constructo lingüístico, en relación a quienes son los “otros” y, esto implicará todo su mundo exterior, ya que;

  • Lo exterior es el lugar donde habitan y coexisten otros seres humanos;
  • Hacia los cuales debe recrear una orientación afectiva definida y,

A los cuales debe responder emocionalmente:

  • Primero como niño; 
  • Más tarde como adulto, en una forma plausible, madura y válida. 
  • ¿Como podrá creer en el “otro”, si sus seres más importantes le han abandonado o le envían implícitamente el mensaje “tu no eres importante para mi”?

LOS SIGNIFICANTES

Para mejor comprender lo que quiero revelar, debemos preguntarnos:

  • ¿Qué es la madre para el niño?
  • ¿Qué es el padre es para el niño?;
  • ¿Cuáles son los valores asociados a la figura paterna?
  • ¿Cómo los ve a través de “sus ojos” y sus sentimientos infantiles?

LA MADRE

La primera relación del niño con el mundo, nos dice el psicoanálisis es:

  • Con el seno materno;
  • Aquí se inicia la etapa oral, – primeros diez y ocho meses-;
  • Relación que no es sólo física con el mundo mediante la madre, es también unión emocional íntima con ella;

Afectividad 

  • Que duda cabe, toda la vida del niño, gira alrededor de la madre y toda su afectividad, está centrada en ella;

Desde su nacimiento, hasta los tres años el niño vive en un estado afectivo de captación, estado que:

  • Pone de manifiesto su total dependencia;
  • No posee una valoración real de sí mismo ni de los otros, y;
  • Su realidad transcurre y se manifiesta dentro de lo que pudiéramos precisar como narcisismo u egocentrismo.

EL PADRE 

La influencia del padre en estos primeros años del niño es indirecta, y se hace a través de la madre.

  • La madre, decíamos es el personaje primordial del niño, sobre todo, en los primeros cinco años.

AFECTIVIDAD

  • El padre logra, mediante el amor y la interacción amorosa que proporciona a la madre de su hijo, sobre todo, en los tres primeros años, tener una acción directa sobre el desarrollo del niño.
  • Por lo tanto, puedo afirmar que, una mujer amada y feliz, tiene todas las oportunidades de desarrollar un apego sano, sereno, equilibrado y sin excesos en la relación amorosa con su hijo.
  • Es decir, el padre hace feliz a su mujer y, como consecuencia, la madre hace feliz a su hijo.

LA INFLUENCIA DEL PADRE 

El padre cumple múltiples y complejos roles y, su análisis, nos hará comprender el efecto de las desviaciones, con respecto a esos roles, que tienen lugar, cuando el padre abandona el hogar. 

  • La separación del padre en estos primeros tres años, o una insuficiente presencia, repercutirá gravemente en el niño;

Todo dependerá del estado sicológico de la madre en las interacciones con el niño.

Interacciones que podrán transmitir de ésta a su hijo:

  • La inseguridad;
  • El miedo;
  • La angustia;
  • Depresión;
  • Una súper-protección;
  • Y/o, finalmente, una carencia de relaciones que impiden una normal evolución, imposibilitando la evolución de la ambivalencia afectiva. (Amor-odio)

No debemos olvidar que la madre estará viviendo, su propio duelo por la pérdida tan significativa, como lo es:

  • Su proyecto de vida 
  • Su proyecto de familia
  • Una madre “abandonada”, hará sentir y transmitirá su pesar a su hijo.

LOS PADRES EN LA VIDA AFECTIVA DE UN NIÑO

Para un niño de cualquier edad, y denotado en los primeros cinco años, los progenitores son:

El principio de la vida misma en forma de:

  • Amor, alimentos e indumentarias;

Además, que, el niño basa, – junto a los factores biológicamente heredados como especie-, toda su certeza de vida, en hechos tales como:

  • La presencia de progenitores que cuidarán de sus necesidades de toda índole;
  • Los cuales le protegerán de cualquier amenaza, principalmente externa.

A este sentimiento básico de seguridad corporal y al concepto a el asociado en la mente del niño, se suman otros elementos en la valoración general que el hijo hace de sus padres:

  • Son los portadores de amor en y por sí mismo, o simbolizado en regalos.
  • Son los sabios de la información, que le explican su mundo y lo protegen en él y de él, de manera todopoderosa.

En su “mágica” sabiduría y omnipotencia, también:

  • Participan en su vida, dirigen su comportamiento y;
  • Determinan ideales de conducta en la vida individual y social.

Entonces, los padres podríamos decir, son:

  • Los epítomes de la imagen fundamental del progenitor, tal como existe en la mente del niño pequeño.

EL TIEMPO COMO SIGNIFICANTE

A medida que evoluciona, que crece, son muchas las modificaciones que “sufre” este concepto de estricta dependencia y necesidad de sus padres, porque:

  • El niño progresa hacia el concepto necesario de sí mismo como un individuo o “self” que se comporta en forma “independiente”;

Momento en el que significará su conducta a imágenes mentales inculcadas o incorporadas de esos padres que:

  • Para bien o para mal, han de constituir los modelos más poderosos que tendrá de por vida dentro de sí.
  • Logrará pasar y evolucionar paulatinamente de la Endogamia a;
  • La Exogamia, esto es, satisfacer sus necesidades afectivas y eróticas con miembros externos a la familia.

Estos conceptos relativos a los padres prefijan en gran medida como serán las expectativas del niño acerca de:

  • Los seres humanos en general en su mundo del presente y del futuro.
  • A quienes se aproximará, o;
  • De los que se apartará; 

Por lo tanto, su expectativa de experiencias gratificadoras y satisfactorias, estarán determinados en grado considerable por:

  • La forma en que estas serán introyectadas;
  • A tal punto que, de su interrelación afectiva temprana con su madre, durante los primeros diez y ocho meses, -etapa oral- determinará su ser optimista o pesimista.

MODELANDO LOS AFECTOS

Estos son los modelos de los objetos amorosos humanos en su medio ambiente.

El valor intrínseco de sí mismo como persona que alcance a desarrollar, se exterioriza por:

  • La expresión del amor; 
  • El cuidado;
  • La atención;
  • La protección;
  • Los regalos;
  • La imagen de sí mismo que sus padres construyen, a partir del lenguaje, mediante el cual expresan quién es y su verdadero valor.

La intimidad para con él de sus padres, mediante su:

  • Presencia;
  • Acción;
  • Interacción

Vívida integralmente por el niño, ya que:

  • El concepto del propio valor, es inevitablemente un producto de la necesidad o el deseo expresado de otro.
  • Es, indefectiblemente, la imagen que, como espejo, sus padres le devuelven en cuanto a su valor intrínseco 
  • Es el gran drama que viven los niños no deseados, ya que, nunca encuentran eco a sus necesidades primarias y esenciales
  • Y/o los que crecen con un sentimiento permanente de desvalorización o abandono después de la separación de sus padres.
  • No se ven reflejados en el deseo del otro que le construya.

Por lo tanto, podemos decir, que todas las expresiones, han generado el constructo lingüístico que ha ocurrido en él, a partir de;

  • Las interacciones sanas o definitivamente perjudiciales y/o patológicas con sus padres y/o personas a su cuidado.
  • Por lo tanto, la interacción e inter-relación del niño con las primeras figuras amorosas de su vida, serán vitales para el futuro bienestar psicológico, intelectual y en su condición de ser social.
  • Aquí también consideramos a los cuidadores importantes

LECCIÓN APRENDIDA

El gran costo que representa para la sociedad la ausencia de las figuras amorosas, fundamentalmente de los padres, en los primeros años, es lo que ha llevado a muchos países a ofrecer a estos, un sueldo, por quedarse en casa cuidando a sus hijos.

Han entendido, comprendido y aprendido que:

  1. Existe una relación directa con el problema de drogas;
  2. Alcoholismo
  • Embarazos adolescentes
  1. Fracasos matrimoniales
  • Sumado a esto, concurre la congelación durante ese período de tiempo, de su puesto de trabajo;
  • Además del alza de los aranceles de los jardines infantiles, para lograr, que los hijos sean criados por sus padres o, al menos, uno de ellos.
  • Desgraciadamente, esto no lo veremos en Chile, hasta unos diez años más, ya que comunicacionalmente estamos en línea todos con todos en el mundo de hoy, pero, en cuanto a los cambios sociales, vamos con atraso de a lo menos los diez años señalados.

LOS PADRES Y EL CONCEPTO SÍ MISMO EN EL NIÑO

Si estas hipótesis, sobre la importancia que para el niño tienen las relaciones con los padres:

  • En la formación de su concepto del sí mismo, y;
  • En la formación del concepto de seres humanos

Son tan efectivas, como queda demostrado en el estudio del comportamiento humano:

  • Resulta posible registrar y perfilar el efecto que sobre el niño ejercen todas y cualquiera de las ausencias de los padres con respecto al modelo más eficiente a que podamos aspirar.

Para la consideración del trauma que genera la separación elegí para su análisis: 

  • El efecto nefasto de la ausencia prolongada o permanente de un progenitor sobre tales conceptos.
  • Estos diversos efectos llegan a nuestro conocimiento a través de innumerables observaciones clínicas e investigaciones en todo el mundo.

Trastorno Post Traumático por Stress

Por lo tanto, sostengo que la separación o divorcio, para muchos niños, es un hecho generador de TEP, –Trastorno Post Traumático por Stress, hecho que debe preocuparnos como sociedad, ya que el efecto deletéreo permanente de un progenitor sobre tales conceptos, nos lleva finalmente a sostener que:

  • Los que los padres hacen a sus hijos, estos se lo harán posteriormente a la sociedad, a otros seres humanos y a todo ser vivo.

SEPARACIÓN ANTES DE LOS TRES AÑOS       

El peligro de la inferencia

Ya hemos dicho, que la ausencia del padre en estos primeros tres años, o una deficiente presencia, puede repercutir gravemente en el niño.

  • Principiemos el análisis, donde la separación sobrevino antes de los tres años de edad.

En decir, el niño casi no conoció al padre o no recuerda haberlo visto.

Algunas de las posibles reacciones, preguntas y cuestionamientos a partir de los cuatro o cinco años, que el niño manifiesta, porque es natural que los niños, a esta edad observen la diferencia existente en sus hogares y la de sus amigos es:

  • “¿Adónde está mi padre?”
  • “Quién es mi padre?”

Muchas madres intentan evadir el tema, y/o implícitamente, “ignoran” las interrogantes, por razones lógicas de deducir, ya que:

  • La madre se encuentra en una posición muy difícil;

Tiene clara consciencia de que se ve envuelta en un conflicto, y que cualquiera sea su respuesta, traspasará definitivamente el problema al niño:

  • Si le responde que el padre se alejó porque no los amaba, por primera vez el niño experimenta una sensación de desvalorización.
  • Infiere y/o siente que tiene muy poco valor, pues, caso contrario, su padre no se habría ido. 

MAS INFERENCIAS:

  • No soy querible;
  • Mi padre no me quiere;

Estas pueden ser las inferencias más peligrosas para su autoestima y su seguridad futura como objeto amoroso.

Inferencias negativas graves que provocarán en su devenir, sentimientos de:

  • Inferioridad; 
  • Celos;
  • Timidez

Surge en su mente, una duda razonable, con respecto a cuál es el valor de la madre, pues cree o concluye, que también ella fue abandonada.

EL DISCURSO DE LA MADRE

Si la madre afirma que abandonó al padre porque “no se llevaban bien”:

  • El niño puede, sentir que el padre no era malo, que era quizás mejor que la madre;
  • Que ella lo aleja del padre;
  • Que, a su padre, le gustaría vivir con ellos si la madre lo dejara.
  • En tal situación, el niño tiene o desarrolla de la madre el concepto de que, en cierto sentido, es frustradora —porque lo priva del amor y la compañía de su padre.

Supongamos, que la madre lleva la problemática al tópico económico y le dice al niño, por ejemplo:

  • Que su padre se fue de su lado “porque no podía mantenernos”, con lo cual, lo que realmente, le transmite al niño, es, “no quería mantenernos”.

De inmediato la inferencia posible que el niño hace de:

  • Su padre;
  • De los padres en general, y/o;
  • De los hombres en general;

Es de que son incapaces de cuidar de las madres o los hijos y que:

  • Bajo tales circunstancias, los hombres, pueden abandonar a sus hijos y/o;
  • Que las mujeres pueden abandonar a los padres de sus hijos.

Vamos más allá en esta reflexión infantil: 

El niño puede llegar a un razonamiento ulterior, a saber:

  • Si su madre puede abandonar tan fácilmente a su esposo, que es un hombre, quizás pueda, si se le provoca bastante;
  • Abandonarlo con igual facilidad a el, ya que también es hombre.
  • Indiscutiblemente, aquello no contribuye a aumentar el sentimiento de seguridad del niño.

TU PADRE ESTÁ MUERTO

Esta añagaza es empleada con mayor frecuencia de lo que podría suponerse:

  • Con esto, la madre logra evitar el problema en forma temporal, además de la expresión de sus propios sentimientos;
  • Pero, todo cambia al enterarse el niño, que el progenitor ausente en realidad no ha muerto;
  • Provoca modificaciones profundas, drásticas y penosas;
  • Que son tan traumáticas, que pueden conducirle a trastornos severos;
  • Ya que, implican, un cambio profundo en cuanto a la confianza que le inspiran todos los seres humanos, y en especial, su madre, puesto que si;
  • Su madre, puede mentir acerca de algo tan importante para él;
  • Le parece evidente que ya no puede creer en todas las explicaciones que ha recibido o espera recibir de ella en el futuro.

EL NIÑO ANTE LA MENTIRA “PIADOSA”

Cuando el niño comienza a dudar de esa explicación, o cuando descubre, por indicios directos o indirectos la verdad, de la falsa explicación de que el progenitor ausente está muerto, sufre de angustia, ya que, se siente torturado por la posibilidad de:

  • Ser hijo ilegítimo;
  • De que su padre se haya ido antes de que el naciera por razones que no logra comprender, pero que le torturan mentalmente;
  • Son conjeturas muy lógicas, sobre todo, cuando la madre intenta corregir la falsedad original explicándole que el padre desapareció poco antes o poco después de que el niño naciera.

SENTIMIENTOS DE CULPABILIDAD

  • Existe también la posibilidad de que el niño concluya, en el caso de separaciones que tienen lugar en los primeros años de su vida, que sus padres se llevaban razonablemente bien, hasta que el nació.
  • En tal situación, al niño le resulta fácil inferir que, si no hubiera nacido, sus padres seguirían viviendo juntos, que él fue la causa de la separación.
  • Es decir, que el trajo la desgracia e infelicidad a su familia;
  • Concluye, infiere, que sus padres se querían, pero no lo deseaban a él;
  • No es difícil calcular cual será la propia valoración del niño como ser humano individual ante tales reflexiones lógicas.
  • Son reflexiones e inferencias lógicas que el niño puede hacer a la luz de la información que recibe.

LA MADRE Y SU “FRACASO” ANTE EL NIÑO

Como ya manifestáramos, la posición de la madre, en el caso de una separación en la temprana vida del hijo, resulta difícil cuando debe explicar al niño la ausencia del padre.

Opino que no existe ninguna explicación que:

  • No ejerza un efecto adverso sobre el concepto de sí mismo;
  • No deje de afectar, el concepto de ser humano que se desarrolla en el niño en ese momento.
  • Tales efectos pueden y deben ser disminuidos, pero es probable que no resulte factible eliminarlos del todo.

LA SEPARACIÓN DESPUÉS DE LOS TRES AÑOS

Analicemos ahora, los efectos que ejerce sobre el niño una separación de los padres, en una etapa posterior del desarrollo.

Es lógico deducir, que el niño vive, un prolongado periodo de conflicto y discordia entre sus padres, antes de que la separación se convierta en un hecho: 

  • Lo traumático para el niño, es que, a esta edad, ya tiene una relación consciente con ambos progenitores;
  • Ambos han satisfecho sus necesidades;
  • El niño ha forjado en su mente, con respecto a cada uno de ellos, un concepto definido de su propia valía, el cual, por lógica, entra en un proceso de incertidumbre;
  • Así como una noción del valor que para él tienen el padre y la madre;
  • Los aspectos positivos de ambos conceptos sufren un severo ataque, durante los penosos momentos que preceden a la separación.

LAS VICISITUDES PREVIAS 

EL NIÑO Y SU CONFLICTO 

Es común, que, y por un tiempo indeterminado, las agresiones y las descalificaciones sean el clima emocional y verbal en que se desenvuelvan las interacciones entre los padres:

  • Por lo tanto, los niños se ven aherrojados en este clima hostil;
  • Si el niño se inclina a ponerse del lado de su madre, en su constante y marcado desprecio del padre, lo hace con un fuerte sentimiento de culpa;
  • Lo mismo, cuándo escucha las quejas del padre contra la madre y viceversa.

Los padres no entienden, que, para el niño, la mejor fuente de seguridad con que puede contar en este mundo, es que conserve su amor por ambos padres, ya que: 

  • Tiene el sentimiento y presentimiento, de que su seguridad básica y fundamental puede derrumbarse en gran medida si uno de sus padres lo abandona definitivamente.

Todo se agrava aún mas, si la madre, no asume, de que a pesar de sus repetidos intentos de convencerse y convencerle de que tiene todo el poder de satisfacer todas sus necesidades, no lo logrará:

  • Los padres son irremplazables.

LOS OTROS

Para el niño, la conducta y el valor de los padres, son los modelos que utiliza, para evaluar la conducta y el valor de todos los hombres y mujeres.

Constituyen, el único modelo estrecha e íntimamente disponible del amor que:

  • Un ser humano espera de otro;
  • De un hombre por una mujer;
  • De una mujer por un hombre

A partir, de ese momento tan crítico en su vida:

  • La estabilidad esperada y anhelada en las relaciones afectivas de y con todas las personas, incluyendo aquellas dirigidas por y hacia él, han de sufrir drásticas metamorfosis en ese periodo;

Las relaciones amorosas con los seres humanos ya no parecen ser estables.

Puesto que pueden ser azarosas y llevar eventualmente:

  • Al odio;
  • Al desamor;
  • Al abandono.

Desde ese momento, el niño se verá obligado a considerarlas, por lo menos, como extremadamente condicionales y caprichosas:

  • Su renuencia a participar de tales relaciones y sus actitudes con respecto a ellas, estarán ya pautadas desde la época en que los padres se separan y producir así, un considerable sufrimiento futuro, tanto para el, como para las personas con las que se relacione afectivamente.

DUELO

Creo que el niño pasa, por todas las razones aludidas, por estados mentales comparables al duelo del adulto y que son estos tempranos duelos, los que se reviven posteriormente en la vida, cuando se experimenta algo penoso. 

  • Es por ello, que es más frecuente encontrar a hijos de padres separados caer en estados depresivos ante y frente a las pérdidas afectivas;
  • Y/o su escasa capacidad de tolerar frustraciones que emanan de la afectividad.

El método más importante para que el niño venza estos estados de duelo es, desde mi punto de vista, el juicio de realidad.

El abandono requiere del niño la elaboración del duelo correspondiente, que no siempre podremos estar seguros que podrá lograr.

  • La no solución conllevara daños que irremediablemente vestirán de luto su caminar adulto.
  • En este proceso de duelo, el niño tratará de recuperar la carga emocional que hasta entonces había depositado en el progenitor ahora ausente, y;
  • Se esforzará por colocarla en otras personas, objetos o intereses en su medio ambiente;
  • Su ambivalencia normal hacia el progenitor que lo abandona se ve realzada y su culpa aumenta;
  • A fin de adquirir algún tipo de seguridad y paz debe librarse de sus sentimientos positivos y negativos con respecto a él, y este proceso, al igual que el duelo, es largo y penoso;
  • En muchos casos, debe liberarse también de los sentimientos ambivalentes contra la madre, ya que inconscientemente la culpa por la ausencia del padre;
  • La separación permanente de los padres va seguida de otros problemas que, en lo esencial, están relacionados en forma más o menos directa con las nuevas actitudes de sus padres hacia él y;
  • Con las dificultades implicadas en sus intentos por mantener una relación conveniente con ambos progenitores, con el que aun interviene en su vida diaria y con el ausente al que todavía es posible ver a intervalos fijos.

SUPONGAMOS QUE EL NIÑO SE QUEDA CON LA MADRE.

Pueden producirse toda clase de cambios en la actitud de esta hacia el niño:

  • Por ejemplo, el hijo puede convertirse en una carga para la madre, y ser percibida por el niño esa situación.
  • Puede ser considerado como una carga económica que obliga a la madre a trabajar dentro y fuera del hogar.

O bien el hecho de su existencia y su presencia puede obstaculizar el deseo materno de:

  • Relaciones sociales con adultos de ambos sexos;
  • De volver a casarse;
  • De seguir una carrera que siempre deseo, pero que su matrimonio tornó imposible.

La presencia del niño puede recordar de continuo a la madre sus propias deficiencias, en particular su fracaso para mantener un hogar, satisfacer a un marido, ser una esposa y madre completamente adecuada:

  • Las dudas relativas a su capacidad en tal sentido pueden haber existido antes del matrimonio, cuyo fracaso sirve para confirmarlas;
  • El niño, por su parte, con su presencia, se lo recuerda constantemente y reactiva esos viejos temores y dudas;
  • En asociación con estas actitudes maternas modificadas hacia el niño, emerge la propensión a identificarlo con el esposo ausente y, en particular, con todos los aspectos desagradables e indeseables de su personalidad;
  • Ello puede ocurrir sea el hijo varón o mujer, aunque, como es natural, es más frecuente en el primer caso;

Del mismo modo, aquí las causas pueden reflejar los conflictos de género y los sentimientos profundos, inconscientes , de la madre hacia todos los hombres y, en forma secundaria, hacia uno en particular:

  • El padre del niño.

En suma, el niño puede haberse convertido en una carga:

  • Económica;
  • Una carga social o;
  • Una carga emocional para la madre, quien comienza a darse cuenta de ello.

En tal situación, el niño necesariamente teme estar en peligro de un segundo abandono, esta vez por la madre, por lo que regularmente:

  • Los especialistas en niños, nos dicen que sus sentimientos y sus respuestas durante el examen clínico son los del niño terriblemente inseguro, angustiado y atemorizado, cuya conducta utiliza todas las maniobras posibles para alcanzar o mantener un estado de seguridad;

Puede recurrir a:

  • La docilidad;
  • La pasividad y un callado retraimiento, para convertirse en el “niño bueno” que la madre debe amar, convirtiéndose en un “castrado angustioso”.
  • En la mayoría de los casos, luchará mediante hiperagresividad, hostilidad y rebeldía, transformándose, a veces, en un pequeño “delincuente”, en la oveja negra de su familia, quienes no “entienden” el comportamiento del niño;
  • Puede intentar un movimiento regresivo a los niveles de conducta de la infancia, cuando, según sus recuerdos, realmente lo amaban y lo deseaban;
  • Recurrir a enfermedades a menudo ficticias para recuperar una respuesta de amor y cuidado.
  • Cualquiera sea la táctica que utilice —y las utilizará todas, una por una—, por lo común no logra superar, las actitudes hostiles de la madre hacia el, por el contrario, solo logra exasperarla

LA SOBRECOMPENSACIÓN MATERNA

Por otro lado, ocurre a veces que la nueva actitud de la madre es más positiva y devota con respecto al niño, pero en un grado abrumador.

  • La madre, en sus intentos por demostrar que actúa en forma adecuada frente a la separación del padre (con todo lo que ello implica en cuanto a la apreciación de su propio valer), puede tornarse en extremo solicita y sobreprotectora para con el niño.
  • Por lo cual, es necesario satisfacer sus más mínimos deseos y gratificar todas sus necesidades, a fin de que el hijo aparezca ante el mundo como una criatura satisfecha y feliz.

La madre prácticamente lo ahoga con amor y regalos para demostrarse a sí misma, que no ha fracasado ni fracasará en su rol materno:

  • En ausencia del padre, el niño se convierte en la única relación libidinosa que hace la madre, con exclusión de toda otra inversión de cualquier parte de sí misma en otras personas o intereses.

Es evidente los efectos dañinos que semejante actitud sobreprotectora por parte de la madre ejerce sobre el niño, debido:

  • En primer lugar, a la imposibilidad de una reciprocidad afectiva completa hacia la madre por parte del hijo.
  • Tal reciprocidad no es posible.
  • No ocurre ni en el caso de un hogar “normal” y mucho menos frente a la ausencia permanente de un progenitor.
  • Los efectos nocivos de tal conducta materna en relación con la evolución adecuada del niño, hacia la autonomía y la madurez, son evidentes, ya que, estos factores, dependen de la más amplia asociación posible del niño con otros seres humanos, tanto criaturas como adultos.
  • Y, por fin, siempre debe considerarse la concepción desviada e irrealista de autovaloración que se inculca en el niño cuando este es el único objeto del amor y la sobreprotección maternos.

En pocas palabras, cuando esta es la relación entre la madre y el niño, las necesidades de la primera y no las del segundo se convierten en los verdaderos factores motivacionales de la conducta materna.

PROBLEMAS ADICIONALES

Para el niño cuyos padres están separados, existen otros problemas adicionales que, aunque solo mencionaré en forma muy breve, son de suma importancia en tanto que por lo común no logra superar esas nuevas actitudes hostiles por parte de la madre:

  • El hijo de un hogar destrozado se siente “distinto” de los otros niños.
  • Sus compañeros le piden constantemente que explique la ausencia del progenitor, que diga donde está, que señale al progenitor que le parece culpable y que declare a cuál de sus padres quiere más;
  • Además de no conocer las respuestas a todas esas preguntas de orden fáctico, no puede expresar sus sentimientos en este asunto sin sentirse culpable;

Los niños en general son particularmente perversos y curiosos con respecto a los matrimonios separados y sus causas, y tal curiosidad surge, de la posibilidad de:

  • Que lo mismo acontezca en sus propios hogares.
  • Para ellos, el hijo de padres separados constituye una fuente de información sobre hechos y sentimientos asociados al tema, y suelen mostrarse inconscientemente crueles en su actitud.
  • LAS “FAMOSAS” VISITAS

Muchas veces, derivadas de estas y otras situaciones sin resolver en forma madura por los padres, existen, además, los sentimientos conflictuales que surgen cada vez que se debe visitar al progenitor ausente:

  • El niño se siente culpable por abandonar al progenitor que vive con él, en particular si durante la visita se divierte mucho más que en su casa;
  • Por otro lado, si no desea visitar al progenitor ausente, también se siente culpable;
  • Por desgracia, se ve sometido muchas veces, por ambos padres a la mutua hostilidad manifiesta o implícita y/o a la desvalorización del otro progenitor.

Ambos lo utilizan como un instrumento para demostrar que:

  • Cada uno de ellos es mejor que el otro;
  • Que ama más al niño;
  • Que el cuidado del otro es inadecuado y ha causado toda la infelicidad del hijo;
  • Que el “otro” es el culpable de las deficiencias en la conducta, tales como la timidez; agresividad y/o en el rendimiento académico;
  • El niño intenta, si puede, una actitud doble, mutuamente excluyente, de amor y devoción hacia ambos progenitores, a fin de demostrarse a sí mismo que tiene un padre y una madre buenos que lo aman; pero rara vez logra éxito, y sus intentos suelen ser transitorios y lo llenan de culpa.
  • Las visitas al progenitor ausente están reguladas en cuanto a su frecuencia y duración por la ley, cuyas decisiones no siempre son adecuadas.
  • En tal sentido, quisiera sugerir que las visitas, las cuales son realmente necesarias, que duda cabe, no deberían limitarse a un día o un par de días aislados y ocasionales, ni a una o dos vacaciones por año.
  • Las visitas de este tipo suelen crear en el progenitor una compulsión a cubrir al niño de regalos y llevarlo a innumerables sitios de diversión para mostrarle que esa sería la vida idílica que llevaría si estuviera todo el tiempo con él, una existencia mucho más feliz que la que lleva ahora en su residencia permanente.
  • El niño regresa al hogar con muy poca o ninguna verdadera apreciación del valor real del progenitor, y sin sentir que este lo ama por sí mismo.

Las visitas deberían ser lo bastante prolongadas como para que el niño tuviera oportunidad de apreciar ambos factores y, en particular, para que pudiera conservar la sensación de importar al progenitor ausente y sentir que esa relación puede implicar una continuidad significativa.

AYUDA PARA ENFRENTAR LA SEPARACIÓN ANTE LOS HIJOS

Queridos lectores, le dejo estas indicaciones, algunas muy lógicas y otras para su reflexión, para enfrentar juntos, como familia este difícil momento, las cuales he cotejado y buscado en distintas páginas relacionadas al tema, más mi propia experiencia y he seleccionado las siguientes.

  • Los niños requieren saber que sus padres se separan;
  • Es decisivo explicar a los niños que la separación es:
  • Compartida por el padre y la madre, no importa que haya sido uno de ellos quien lo determinara y al otro no le hubiera quedado más opción que aceptarlo;
  • La madre y el padre deben conjuntamente, y solo cuando se tiene tomada la decisión y hay certeza que no habrá vuelta atrás, informar a sus hijos de la decisión de separarse;
  • Caso contrario es hacer participar a los hijos del juego neurótico de los padres;
  • Hablar de ello con los hijos cada vez que la situación lo amerite y responder a todas las inquietudes del niño, pero:
  • De acuerdo a la edad;
  • Mientras más pequeño más precisa y concisa la respuesta
  • Decir a los hijos:
  • Dónde y con cuál de ambos progenitores vivirán;
  • Dónde vivirá el otro y cómo mantendrán la comunicación.
  • Cuanto más claros tengan los cambios que se han de producir, mejor podrán asumirlos una vez ocurran.
  • Controlar la afectividad y procurar que al momento de conversarlo sea lo menos exaltado posible. De este modo, será menos traumático para todos y se soslayarán turbaciones innecesarias.
  • Con menores de cinco años, las explicaciones deben ser:
  • Francas;
  • Breves;
  • Concretas y claras.
  • Esto es, decirles cual de los padres saldrá del domicilio familiar y cuándo y cómo lo verá a partir de entonces.
  • Por lo general, esta información es suficiente, ya que, otros detalles pueden resultar difíciles de entender para ellos.

 

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Sforzini Víctor. (2019, abril 17). El duelo del niño ante la ruptura matrimonial. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/el-duelo-del-nino-ante-la-ruptura-matrimonial/
Sforzini Víctor. "El duelo del niño ante la ruptura matrimonial". gestiopolis. 17 abril 2019. Web. <https://www.gestiopolis.com/el-duelo-del-nino-ante-la-ruptura-matrimonial/>.
Sforzini Víctor. "El duelo del niño ante la ruptura matrimonial". gestiopolis. abril 17, 2019. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/el-duelo-del-nino-ante-la-ruptura-matrimonial/.
Sforzini Víctor. El duelo del niño ante la ruptura matrimonial [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/el-duelo-del-nino-ante-la-ruptura-matrimonial/> [Citado el ].
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