El mercado está cambiando, el cliente cada vez es más sofisticado y pide experiencias de compra diferentes…. Y en ese contexto, van surgiendo nuevas tendencias en relación a cómo deben ser los puntos de venta.
Desde hace unos años se trata de estimular la venta de productos desde lo vivencial, y por eso, cada vez más las marcas buscan enriquecer la compra de sus clientes desde el experience marketing. El retail-tainment por ejemplo, fusiona el marketing de contenidos y el experience marketing con las nuevas tecnologías, para lograr momentos únicos en los puntos de venta entre los clientes y las marcas.
En Nueva York, los locales de ropa para jóvenes adultos cuentan con escenografías propias de una obra de teatro, con DJs tocando en vivo, música a todo volumen y juegos de luces como si fuera una fiesta o un boliche.
Hace ya varios años, una muy conocida empresa de ropa deportiva decidió para sus locales de ropa femenina eliminar la vidriera, algo impensado para una marca que apunta a las mujeres, a las que siempre se las identificó con el mirar vidrieras.
La empresa de la manzanita creo un estilo en la manera de exponer sus productos y como venderlos. Muchas empresas de tecnología, como Sony, modifican constantemente sus locales para llamar la atención del público. Así, dentro de sus locales hoy se puede tocar y probar, jugar y descubrir, algo impensado hace 20 años.
Todo esto lleva a la necesidad de re-plantear la configuración del punto de venta.
En todos los casos lo que deber imperar es la funcionalidad. Desde ya que la imagen de marca debe estar plasmada en la arquitectura del espacio, pero lo más importante es el desarrollo del layout, entender el flujo cotidiano del trabajo y encontrar la mejor manera de acompañarlo desde el diseño y la arquitectura. Si un local es estéticamente lindo pero no es funcional, no sirve a los objetivos comerciales de la empresa.
Otras veces nos encontramos con marcas que necesitan refaccionar el local que ya tienen. En estos casos, en general se debe a que buscan ampliar espacios o modificar aspectos que desde la funcionalidad no fluyen. Sin embargo, si lo que la marca busca es cambiar la imagen, atraer otro público o aggiornarse, no se le aconseja refaccionar el lugar sino trabajar sobre la identidad visual, el mobiliario, la comunicación, la decoración, etc.
Claro que todo depende del tipo de marca/empresa y comercio de que se trate. Es muy diferente si hablamos de un local gastronómico o bancario donde hay factores precisos de espacios, instalaciones, seguridad, etc., que de un local de ropa por ejemplo, donde en general se cuenta con mayores libertades. Y las franquicias son un caso aparte, ya que cuentan con un manual de marca e identidad visual específico que hay que respetar, y en muchos casos ya están definidos los proveedores con los que trabajar.
En base a esto, la consulta habitual es si conviene encarar una remodelación cada cierto tiempo.
Lo cierto es que no hay un momento para encarar una refacción. Pero en los tiempos que vivimos es importante redecorar, cambiar, sorprender, seducir y conquistar a los clientes. Por eso, es recomendable repensar los espacios y mejorar la experiencia de compra cada año. En ocasiones bastará con una redecoración, o una redistribución de los productos. Obviamente esto resulta mucho menos costoso que refaccionar, pero el fin es diferente. Si queremos agrandar el salón, mejorar el punto de venta o ampliar los probadores, por ejemplo, definitivamente habrá que refaccionar. Pero esto debe ser pensado como una inversión, que a la larga mejore los resultados del negocio.
Finalmente, es importante que los profesionales que lo lleven a cabo sepan lo que hacen, y además que estén comprometidos con el resultado que se busca. Cuando se trata de arquitectura publicitaria, un buen proyecto es el que ayuda al cliente a cumplir sus objetivos comerciales.