Comunicación Funcional y Relacional
Jorge, un empresario, se quejaba últimamente de que la información no circula en su empresa.
– Los albaranes no llegan a dónde deben, los informes se pierden, las informaciones se distorsionan y los rumores abundan. Por eso las facturas salen tarde, o mal, relanzamos a clientes que ya han pagado y nos olvidamos de quién no lo ha hecho, enviamos pedidos equivocados y a nadie parece importarle nada.
– Parece que tu empresa está algo desmadrada, si me permites.
– ¿Desmadrada? ¡Qué va! Es un auténtico caos. Van todos más despistados que mi suegra en un campo de Fútbol.
– Por lo menos conservas el buen humor. ¿Has tomado alguna medida?
– Desde luego. Voy a la caza de las brujas. Busco escobas voladoras a todas partes.
– ¡Vaya! ¿Y en qué consiste este nuevo deporte?
– Si se despistan, yo les repisto. Procuro que estén centrados en su trabajo. Cada vez que veo a uno hablando con otro, me acerco.
– ¿Surte efecto?
– Y tanto. Te das cuenta que en cosas de segundos ya han terminado lo que tenía que comentar. Y si uno no está en su sitio normal de trabajo, lo mando enseguida a su mesa. Si quieren hablar de cosas personales, tienen el tiempo del almuerzo, la comida, y la noche si les apetece.
– ¿Pero te da resultados?
– La verdad es que de momento, no.
La satisfacción de comunicar
En la empresa de Jorge, la comunicación funcional … no funciona. Hay distorsiones y retenciones. Como algunos empresarios, Jorge piensa que si la comunicación funcional (la información profesional) es deficiente, es porque los empleados dedican demasiado tiempo a asuntos personales. Intentan cortar las relaciones personales dentro del ámbito laboral.
Sin embargo existe otro tipo de comunicación en una empresa, y es la comunicación relacional. Consiste en entablar y mantener relaciones satisfactorias y gratificantes con los compañeros.
La comunicación relacional es el soporte de la funcional. Si las personas no sacan satisfacción de verse, encontrase, hablarse, entonces adoptan un estilo de comunicación negativo, basado en sospechas, rencores, agresividad, que perjudican toda su relación.
Porque aunque que suene extraño, el ser humano prefiere una mala comunicación a no tener ninguna.
Si se pretende cortar las relaciones personales para centrarlo todo en la comunicación funcional, se consigue el contrario de lo esperado.
Cuando el personal siente una carencia comunicativa, aprovecha cualquier oportunidad para intentar subsanarla, lo que provoca abusos. A su vez, observando estos abusos, el jefe refuerza el control y ahoga aun más las comunicaciones relacionales, y entramos en el círculo vicioso.
El tablón de anuncios
En la empresa de Jorge se acostumbra informar a la gente por mensajes escritos y notas en el tablón en lugar de que sean los mandos que reúnan a sus colaboradores para una charla informativa. Oh, claro, el tablón es tan rápido, y las charlas estorban la marcha del departamento, piensa Jorge. Pero se enfurece cuando observa que los empleados no cumplen con las directrices marcadas.
Pues las notas y el tablón de anuncios son una forma de comunicación funcional. Mientras que una charla del jefe reunido con sus colaboradores es relacional.
Por tanto, si Jorge quiere que la información circule bien en su empresa, deberá procurar que la gente se comunique personalmente de forma satisfactoria. Cuanto menos lo haga, más carencia tendrá y peor funcionará.
