La organización tradicional ha sufrido históricamente de parálisis de innovación, es decir, la innovación es percibida como un factor perturbador que va contra la corriente de las normas preestablecidas. ¿Qué se debe hacer para que la organización, en conjunto, se mueva hacia la innovación, para que sea receptiva a ella, la desee y trabaje por ella?
Los siguientes son algunos tips que pueden ayudar para crear esa conciencia de innovación que hace tanta falta, tanto en las empresas ya constituidas como en las nuevas iniciativas empresariales o las que apenas son una idea de negocio.
- Diseñar políticas específicas que atraigan y beneficien a los miembros de la organización en lugar de hacerlos unos conformistas y «mantenedores»
- Establecer programas de capacitación por medio de los cuales toda la organización, empezando por sus ejecutivos, entienda claramente que la innovación es la mejor estrategia para asegurar el éxito y por ende prolongar y reproducir la organización en sí. Si no fuese de este modo, Microsoft habría desaparecido si se hubiera quedado estancada con su primera versión de windows o la ford habría muerto produciendo el famoso modelo T.
- Definir objetivos que sean evaluados periódicamente con el fin de maximizar ingresos y minimizar pérdidas de toda índole. Estos objetivos deben estar alineados con estudios de mercado realizados entre período y período, sólo así, conociendo lo que desea el cliente, será posible ganarle la carrera a la competencia.
- Dar libertad a las personas para que innoven. Esto no significa dejarles todo el tiempo libre a los gerentes de área para que se pongan a pensar qué cosa nueva podrían hacer. Significa que se deben crear grupos especializados en investigación y desarrollo, no sólo de nuevos productos sino de nuevos mercados, que cuenten con apoyo logístico y financiero para realizar los nuevos desarrollos.
- Perder el miedo al error. Si se están creando nuevos productos o tratando de mejorar los existentes, debe haber espacio para el error, no siempre las novedades funcionarán, pero cuando funcionen y la empresa sea la primera en llegar al mercado con ellas, se habrá desarrollado una ventaja competitiva.
- Entender que por muy buenos que sean nuestros productos o servicios, todos tienen un período de vida limitado. Esto exige conocer muy bien el negocio, exige experiencia y, aunque es importante, no siempre la juventud con sus nuevas ideas puede llegar a decisiones críticas en momentos críticos. Habrá que apoyarse en el análisis del ciclo de vida del producto y el conocido como «radiografía del negocio».
- Determinar qué cosas deben ser desechadas, estableciendo por medio de los estudios de portafolio las unidades estratégicas del negocio y su posición.
- Elaborar un plan innovador, en el que se especifiquen: los objetivos, los plazos, las personas, el dinero, las herramientas y la información.
El fin último es conducir a la empresa a ser su propia competidora en términos de innovación, es decir, la organización debe buscar que sus productos se vuelvan obsoletos con sus propios desarrollos y no con los de la competencia.