Internet está repleta de información (5 millones de terabytes de datos en 2005, según Eric Schmidt, CEO de Google). Ahora bien, ¿cómo evaluar su calidad? Piénsalo bien. Buscas información sobre cualquier tema (por ejemplo, previsiones de mercado para publicidad en márketing directo en Internet). Vas a Google, como siempre, y te dan 10 resultados. ¿Ya está? Para Google sí. Para un “Google Humano” NO. Aquí te presento 7 preguntas para que evalúes la calidad de la información que encuentras en Internet.
Internet está repleta de información (5 millones de terabytes de datos en 2005, según Eric Schmidt, CEO de Google). Ahora bien, ¿cómo evaluar su calidad?.
Piénsalo bien. Buscas información sobre cualquier tema (por ejemplo, previsiones de mercado para publicidad en márketing directo en Internet). Vas a Google, como siempre, y te dan 10 resultados. ¿Ya está?
Para Google sí. Para un “Google Humano” NO.
Decidir si una información es valiosa, interesante, ruido o pura mentira puede exigir años de preparación técnica en el tema en el que estás especializado. Ahora bien, hay 7 sencillas preguntas que te pueden ayudar a filtrar rápida y efectivamente lo que es trigo de lo que es paja. Estas son:
1. ¿La encontré yo solo o me la ha recomendado una fuente de confianza?
Sí uno es un explorador de información experto puede fiarse de sus capacidades. Ahora, muchas veces es más rápido y efectivo dejarse guiar por un experto, sobre todo en los temas que no dominamos. Encontrar hoy expertos es fácil: nuestros contactos físicos, nuestros contactos en redes sociales como LinkedIn o Xing, los contactos de nuestros contactos, etc. Y para ser un mejor explorador de información hay que molestarse en aprender técnicas que van más allá de Google, tener herramientas adecuadas, desarrollar sentido crítico…
2. ¿Quién y por qué la puso aquí? ¿Por qué es gratis (o no)?
Piénsalo bien: si es fácil de encontrar en Internet y gratis será por dos razones: o porque se quiere que la información sea fácilmente encontrable, o porque en el fondo no vale nada, y por eso es gratis. Datos más sensibles, pero igualmente públicos, como por ejemplo las cifras de facturación de una empresa, empiezan ya a costar dinero (por ejemplo, en EInforma o Axesor, aunque yo tengo un truco para sacar eso gratis). Datos aún más valiosos, como por ejemplo las patentes, se encuentran en Internet pero hay que pagar para usarlos. Y la fórmula de la Coca-Cola jamás saldrá en Google (ni su algoritmo de búsqueda, por cierto). Desengáñate: la información valiosa o es difícil de encontrar, o vale dinero acceder a ella.
3. ¿Quien ésta detrás?
Esto es algo que echo mucho de menos en Internet: ¿quién está detrás de la información? El anonimato está bien para algunas cosas, pero yo no me fiaría de una información que me diga que mañana las acciones de Telefónica doblarán de precio si detrás no hay una fuente. Y no digamos si la fuente es César Alierta o el vidente Rappel. La regla de oro es no fiarse jamás de aquella información cuyo autor no esté identificado: una institución solvente, una empresa de renombre, o una persona que sepa. El anonimato no vale ni para ligar.
4. ¿Cómo se demuestra la solvencia del conocimiento?
En la información no sirve el “porque yo lo valgo”. Una información solvente surge porque hay una metodología detrás, porque analiza un contexto, porque cita las fuentes en las que basa su conocimiento, porque identifica las citas literales, porque se sostiene con argumentos sólidos, y porque reconoce sus defectos y limitaciones. Mira mi caso: yo digo que soy el “Google Humano”, pero en mi web te cuento detalles de mi metodología, te cuento mi experiencia y estudios profesionales para que sepas de dónde vengo y lo que no tengo, siempre procuro citar mis fuentes en mi blog, y si no fuese capaz de desarrollar buenos argumentos jamás habría sacado un doctorado europeo cum laude. Compárame eso con que un tío te diga en Internet que mañana subirán las acciones de Telefónica porque “tiene un pálpito”, o porque Piscis está en la casa de Aquarius.
5. ¿Hay señales de prejuicios?
Ser un “Google Humano” es reconocer que no se es una máquina. Las máquinas son frías y calculadoras. Las personas sienten y tienen pasiones. Yo el primero, y tú conmigo. No es lo mismo una noticia en Libertad Digital que en la web de la CNT. Un socialdemócrata tiene ideas diferentes para salir de la crisis que un neocon. Yo mismo puedo estar mediatizado por mi formación, prejuicios, ideas de la vida, experiencias del pasado. Y eso se nota en mi trabajo. En sí no es ni bueno ni malo, de hecho muchas veces queremos escuchar opiniones, que la gente se moje aunque haya margen de error. Pero si buscas información crítica, sé consciente de los prejuicios del que la elabora, porque a lo mejor te la quiere colar mezclando sus opiniones con datos (recuerda que si está gratis en Internet es porque es información que quiere ser encontrada).
6. ¿Información actualizada? ¿Presentación y escritura cuidadas?
Omvre, llo no mhe fiaharia de hun imforme ekonomiko kon faltax de hortografia. Lo bueno se nota hasta en los más mínimos detalles: presentación, calidad de la escritura y de la argumentación. Y otro detalle: a lo mejor una info de hace 2 años está bien, pero está obsoleta. Y si analizas la primera página de resultados de Google verás que mezcla información generada en espacios de tiempo muy amplios. Por ejemplo, la estadística de Eric Schmidt de que Internet tiene 170 millones de teras es de 2005, pero Google la pone el nº 1 de resultados como si fuese información fresca, preparada ayer mismo. Como no uses la búsqueda avanzada de Google (esencial si te quieres considerar un experto) el buscador te la puede colar.
7. ¿Qué dicen los demás?
Si la info que encuentras es crítica, también es obligatorio confirmarla con al menos otra fuente solvente. Uno puede no saber de todo, y los expertos son expertos porque se han centrado en cosas muy concretas. Ahora bien, si 10 expertos y tu conocimiento te dicen que algo es verdad, entonces las probabilidades de error son menores. Contrasta tu información con otros: confirmarás si es buena o mala, o te abrirán nuevos caminos que ni esperabas.
¿Dónde localizar expertos? Fácil: explora los 3 universos de la información. Te doy pistas (aquí tienes más): busca libros de expertos, y contacta con la editorial para que te den sus datos de contacto; dirígete a universidades, instituciones, administración pública; explora LinkedIn; o contrátame a mí.
En resumen, hay que estar “ojo avizor” para filtrar la información de calidad de la que no la es. Sentido común, y preguntas como las que te propongo, son la vacuna más efectiva.