1. Es complementario a Ud
Muchos emprendedores, por caer en juegos identificatorios se quedan con los iguales o más parecidos a sí mismos. “Es arriesgado como yo” o “Me recuerda el ímpetu que yo tenía de joven”.
Mi sugerencia es que valore lo heterogéneo y prefiera aquellos rasgos capaces de aportar valor. Por ejemplo, si se reconoce con pasta comercial, opte por quien posea capacidad analítica. Si es hábil para planificar y organizarse, una persona creativa le vendrá de perillas. Lo mismo si cuenta con talento para la inventiva, aquel que sea capaz de vincular sus desarrollos con aplicaciones concretas para un usuario medio será perfecto para Ud.
2. Cumple con sus promesas
Tal como decía una vieja publicidad “La primera impresión es la que cuenta”, lo mismo aplica en este caso: la impuntualidad, faltas a los encuentros iniciales, incumplimiento en el envío de correos y otros son una mala señal. Muestran no solo desinterés en el proyecto sino que hablan de alguien con baja confiabilidad. Muchas veces el emprendedor justifica este tipo de conductas, porque reconocerlas implicaría una posible demora en el proyecto o una temprana desilusión. Lamentablemente la experiencia enseña y muestra a las claras que las primeras acciones ilustran acerca de la forma de ser y pensar de una persona. Por lo tanto, esas actitudes negativas son un gesto inequívoco para continuar en la búsqueda.
3. Cuenta con vínculos sociales
Es claro que todo emprendimiento necesita de clientes. Analice si el candidato a ser su socio conoce personas a las que podrían interesar su producto o servicio. A qué colegio o Universidad fue; si participa en un Club o entidad deportiva. Si concurre habitualmente o es miembro de un Organización No Gubernamental son datos más que importantes. Tenga siempre presente que iniciar con una base cierta (aunque sea mínima) de consumidores permite testear rápidamente lo que ofrece, generando mejoras o bien impulsando sus aspectos más valorados.
4. Aprendió de su experiencia anterior
En las primeras conversaciones preste atención a cómo cuenta su historia de trabajo. Tanto en el caso de haber sido positiva como no, focalícese en sus aprendizajes: Que obtuvo como saldo de saber en cada una de ellas. Un individuo que alcanzó conocimientos en la práctica podrá dar cuenta de ellos luego, en todas aquellas ocasiones en que se lo requiera. Es un rasgo de inteligencia el hecho de haber capitalizado experiencias y por esto aquel que lo ha logrado cuenta con competencias atractivas.
5. Escuche a su hemisferio derecho
Un poco de intuición es indispensable en el carácter y ser emprendedor. Confíe en sus emociones primarias y, sin caer en prejuicios, respétese si la persona no le cae bien o no le parece honesta. Los seres humanos somos profundamente mamíferos y por lo tanto, permanece en nosotros el sentido de supervivencia que nos hace alejar de los predadores. En el ADN emprendedor esto se encuentra aún más desarrollado y por eso mismo, si el postulante le da más ganas de evitarlo que de acercarse a él no fuerce las cosas por más pergaminos o títulos que posea. Recuerde siempre que un proyecto personal no se sostiene únicamente con ideas sino también con el corazón.