Uno de los temas que a veces me comentan mis lectoras es el de cómo compaginar lo personal y profesional cuando trabajas con tu pareja o con algún otro miembro de tu familia. Esta situación puede llegar a ser bastante complicada si no se dejan las cosas claras desde el principio. Yo personalmente prefiero separar familia y amigos de los temas profesionales para evitar posibles problemas, pero también es cierto que durante muchos años trabajé codo con codo con mi marido sin ningún problema (y de hecho lo echo de menos).
Si quieres o tienes que trabajar con algún familiar (o con más de uno) es recomendable dejar claro por adelantado cómo van a funcionar las cosas, poner una serie de normas básicas para evitar romper la convivencia o algo más. Lo ideal si te encuentras en estas circunstancias es:
1. Separar lo personal de lo profesional. Por desgracia no todo el mundo es capaz de hacer esto, pero lo ideal es ser capaz de diferenciar entre tu papel como compañera de trabajo o supervisora y tu papel como hermana, pareja, madre o lo que sea. Que el trabajo se quede en el trabajo y de puertas afuera vuelva la relación familiar. Así que si tienes una discusión profesional con tu familiar procura no llevarla al terreno personal y piensa que es un problema con tu compañera no con tu hermana por ejemplo. A una compañera no le dirías “no sé por qué confío en ti si ya de pequeña me rompías mis juguetes”, por ejemplo. Por muy enfadada que estés, lo personal en casa y siempre, siempre, con respeto y siendo agradable. No es fácil, no, pero hay que empezar a hacerlo.
2. Poner unas normas claras. Esto es fundamental siempre, pero en este caso más porque lo que está en juego es especialmente importante. Unas normas de trabajo, obligaciones y deberes; que tengáis claro lo que os corresponde a cada uno profesionalmente. De esta forma se pueden evitar muchos malentendidos.
3. Mejorar la comunicación. Es también fundamental en todos los ámbitos y ojalá existiera en todos los puestos de trabajo, pero de nuevo, en este caso hay mucho en juego y es imprescindible que os podáis comunicar con claridad. En lugar de callarte las cosas, ir acumulando resentimiento y cuando no puedes más, soltar de todo por la boca y meterte en lo personal; acostúmbrate a decir lo que quieres, lo que te parece bien o mal y a ir arreglando los problemas según vayan surgiendo.
4. Trabajar tu asertividad. Aunque sea tu familiar no deja de ser una persona y puede que hasta difícil, así que sigue trabajando tu asertividad. La capacidad para decir no sin sentirte culpable, para establecer límites y horarios y respetarlos, para expresar tu opinión sin agresividad ni culpando a nadie y, si es necesario, lee e infórmate sobre como tratar con personas difíciles. Lo mismo que harías con otro compañero de trabajo lo puedes aplicar aquí.
5. Cuida la relación. No todo es trabajo en esta vida y también hay que cuidar las relaciones fuera de él, especialmente si hablamos de tu pareja. Si trabajas en casa, delimita una zona concreta para trabajar; pon horarios laborales y fuera de ellos intenta no hablar de trabajo (o lo menos posible). Haced cosas divertidas juntos. Porque si no sois capaces de desconectar del trabajo y no cuidáis la relación, la monotonía, el estrés y el aburrimiento os invadirán y te encontrarás con problemas dentro y fuera del trabajo.
Trabajar con familiares o amigos puede ser muy divertido, pero también complicado porque es fácil trasladar la frustración y el enfado a lo personal. Lo ideal es ser capaz de dejar el trabajo en el trabajo, como si te quitaras un disfraz. Es difícil pero no imposible, empieza a practicar cuanto antes y pon límites. ¿Cómo lo llevas tú?