Los expertos como Howard Gardner y Ken Robinson, afirman que en una sociedad en la que el trabajo ya no es para toda la vida es imprescindible el desarrollo de la creatividad. Pero, ¿qué significa verdaderamente ser creativo?
En palabras del propio Robinson, la creatividad es el acto de generar ideas que tengan valor. Esto implica que la persona que genera la idea debe conocer profundamente el campo de conocimiento al que la dirige, algo que sólo se consigue si es entrenado para desarrollar su elemento.
Descubriendo el “Elemento”
El elemento es aquello que a tu hijo o hija se le da bien, que le apasiona verdaderamente y que parece que se para el tiempo cuando se dedica a ello. Puede ser que siempre haya demostrado un talento especial para el dibujo, para escuchar a los demás o para la cocina. No importa cuál sea el elemento, entre antes lo descubras, mejor.
Hasta hace muy poco tiempo, decíamos que una persona era creativa o no lo era. Sin embargo, hoy en día se sabe que la creatividad se puede desarrollar si enfocamos a cada persona hacia aquello para lo que demuestra un talento natural.
Cuando hacemos lo que nos gusta, el trabajo se convierte en un juego apasionante en el que cada situación que afrontamos nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos y compartirlo con los demás. Lo cual al mismo tiempo, nos hace sentirnos reconocidos y valorados por nuestros familiares, amigos y clientes.
Esta sensación de plenitud es adictiva y proactiva en sí misma. Por ello, las personas que se preparan para desarrollar su elemento son altamente creativas y solucionadoras de problemas en su campo.
Pasos para desarrollar el elemento
Lamentablemente, las escuelas aún no están diseñadas para que los alumnos aprendan a crecer en su elemento. Este es un trabajo que te tocará a ti como padre o madre; y serás tú el que se encargue de coordinar al profesorado para que en la medida de lo posible, ayude a tu hijo a potenciar su talento personal.
Ken Robinson, nos aconseja que sigamos cuatro premisas para ayudar a cualquier persona a desarrollar sus talentos:
1. Detecta cuál es su don: aquello en lo que es bueno. Tú no se lo has enseñado, ni el colegio tampoco. Pero, qué bien se le da…
2. Observa lo que le apasiona: eso se nota. Se nota porque te suplica que lo dejes un ratito más haciéndolo; y es que cuando termina de realizar aquello que tanto le gusta, está de buen humor, es más sociable y desea compartir con los demás lo que aprende.
3. Edúcale para que sea proactivo y resiliente: desarrollar el elemento no es fácil. Tu hijo puede tener dotes para el aprendizaje de idiomas, pero no empezará a hablarlos con fluidez, hasta que no los practique con intensidad.
En su cabeza puede que tenga muy claro cómo dirigirse a alguien en japonés, pero no será hasta que se encuentre en una situación real, cuando realmente ponga a prueba su talento. Y muchas veces… no le saldrá bien a la primera. Por ello, deberás ayudarle a levantarse cada vez que no vea cumplidas sus expectativas y animarle a que siga luchando para hacerlo mejor.
4. Inspírale y ponle en contacto con mentores: el elemento necesita inspiración constante.
Una vez que tu hijo o hija ya sepa qué es aquello en lo que destaca realmente, tienes que asegurarte de que recibe las dosis adecuadas de inspiración para que pueda desarrollarse de manera continua, para ello, es fundamental que le rodees de otras personas que ya dominen el elemento.
Los profesores y mentores ayudarán a tu hijo o hija a acortar la curva de aprendizaje que tendrá que experimentar para explotar todo su potencial, le animarán y le comprenderán con mayor facilidad, ya que han pasado por lo mismo para llegar dónde están.
Si haces bien tu trabajo y sigues los consejos de Ken Robinson, tu hijo no sólo se sentirá realizado como persona, sino que poseerá una personalidad pro-social y demostrará autonomía para afrontar de forma efectiva cualquier situación profesional. Así que, si descubres cuál es su elemento, haz todo lo posible para que pueda desarrollarlo y no permitas que nadie lo aparte de su sueño.