¿Te encuentras estancada, paralizada, sin saber qué hacer o cómo hacer lo que quieres?
En mi experiencia, tanto propia (cuando estaba considerando dejar mi carrera científica) como ayudando a varias de mis clientas, hay al menos tres tipos distintos de parálisis y aunque, normalmente como coach, me enfoco en las soluciones, es importante conocer cuál es el origen de tu parálisis para aplicar la solución más adecuada para ti.
Estos son los tres tipos de parálisis más frecuentes:
1. Cuando sencillamente no sabes qué hacer
Quizá has estado trabajando en lo mismo mucho tiempo, o nunca te has parado a plantearte otras alternativas u opciones profesionales; y, de repente, te encuentras con que tu situación ha cambiado, o que simplemente lo que antes te gustaba ya no, que ya no estás satisfecha. Quieres hacer otra cosa pero no tienes ni idea de qué.
De hecho, recuerdo un ejercicio que hice cuando estaba haciendo el doctorado y que me resultó extremadamente difícil. ¿Qué harías si tu profesión dejara de existir y no pudieras hacer nada remotamente parecido? Te pedían cinco respuestas. Me costó días acabarlo porque nunca jamás me había planteado dedicarme a otra cosa que no fuera la ciencia (excepto cuando era pequeña) Te recomiendo que lo hagas, cuando logré dar con esas cinco alternativas me relajó saber que había algo más aparte de la ciencia que me podría interesar (y sí, el coaching fue la opción número uno).
Si te identificas con esta situación, lo que necesitas es trabajo de introspección. Párate a pensar quién eres, qué quieres, qué necesitas, qué te gusta, cuáles son tus prioridades. Esto a veces es fácil, pero a veces no. Con mis clientas, muchas veces en la primera sesión con unas cuantas preguntas, escarbando un poco, sale todo; y se quedan asombradas porque no se habían dado cuenta de que, en el fondo, sí sabían lo que querían. Tu sola también puedes hacerlo con libros de autoayuda o artículos como este.
2. Debido a miedos e inseguridad
En este caso sí tienes claro (más o menos) lo que quieres, pero no te atreves a dar el paso por miedo. Miedo de todo tipo: a fracasar, a equivocarte, a las críticas, a no estar a la altura, etc. Lo primero que tienes que tener claro, aunque suene duro, es que el miedo no desaparece, más bien se transforma. Empiezas con unos miedos, luego tienes otros, etc. Tienes que acostumbrarte a tener miedo y seguir adelante a pesar de él. Ese es el único método. Si paralizas tus planes hasta que desaparezca el miedo, vas a estar esperando indefinidamente…
Por supuesto, puedes tratar de minimizar el efecto de tu miedo. Por ejemplo, teniendo un plan B por si acaso lo que quieres no funciona. Eso ayuda a muchas personas a quedarse más tranquilas y a poder seguir adelante. Otras, sin embargo, prefieren lanzarse sin mirar atrás y no considerar más opciones, quemar los puentes, como se dice. De ti depende. Otra opción que te puede ayudar es profundizando en lo que te da miedo, analizar lo peor que podría pasar. Para que te des cuenta de que, en muchísimos casos, lo peor que podría pasar no es tan malo. Pero lo que más te recomiendo si esta es tu situación es concretar tu proyecto. Porque cuando tu proyecto es algo difuso es normal estar asustada, pero cuando eres capaz de verlo, sentirlo, imaginar cómo será y tener en mente qué es exactamente lo que quieres se reduce la incertidumbre, se reduce el miedo (insisto, no desaparece) y, lo más importante, sabes por dónde empezar.
3. Porque tienes tanta información que no sabes por dónde empezar, estás agobiada
En este caso hay que empezar por dejar de buscar información, ya es suficiente. Está muy bien tener información, pero para que te sirva de inspiración ¡no de lastre! Esto es algo muy frecuente, no te preocupes, nos pasa a todas cuando estamos ilusionadas por empezar algo. Lo importante ahora es parar y volver a tus inicios, por así decirlo, a considerar qué es lo que de verdad quieres, para que no te dejes llevar por todo lo que has visto. Una vez tengas una imagen clara de lo que quieres, llega el momento de crear una estrategia, un plan de acción para que no te vuelvas a saturar de información y te enfoques en lo que te va a dar resultados.