Ser feliz: una decisión

Cuenta la historia sobre aquel soldado cuyo jefe inmediato quien poco lo quería, le ordenaba realizar labores muy duras dentro del cuartel, y siempre se le veía con un semblante y una actitud contagiosa de alegría, razón por la que el Sargento un día le pregunta: “¿Soldado, a que se debe que en todo momento, y ante labores tan fuertes, se le observa contento, alegre?”; a lo que el soldado responde: “Mi Sargento, es que hace ya mucho tiempo, decidí ser feliz”.

En la medida que avanzamos por el camino de la vida, ante la sumatoria de experiencias vividas, vamos entendiendo que la felicidad es un estado emocional del ser humano, que fluye desde el interior del individuo, sin depender de factores externos, los cuales generan por su misma connotación de exógenos, elementos que dificultan el alcanzar ese tan anhelado estado de paz interior. La felicidad no se compra, no es bueno ni es malo el tener cosas, lo importante es que nos demos cuenta de que un verdadero estado de felicidad, no se logra adquiriendo cosas del mundo exterior, ninguna de las cosas que podemos adquirir son permanentes: El carro nuevo puede accidentarse, el magnífico puesto puede perderse ante una crisis económica, el hogar tranquilo, puede volverse bullicioso, inicias joven y luego envejeces….la verdadera felicidad es un estado del ser, la felicidad no es algo que usted pueda hacer, es más del interior, del ser, va de la mano con la calidad de Ser Humano que aprendes a manifestar ante la adversidad, ante el cambiante mundo que hace parte de tu diario vivir.

La persona feliz aprende a aceptar la vida como se presenta, integra el dolor y el placer, disfruta el placer sin apego y ante el dolor es hábil, talentoso. Una de las premisas para desarrollar talento ante el dolor es saber que: “lo bueno de lo malo es que pasa, lo malo de lo bueno es que también pasa”; todo es temporal y como tal hay que asimilarlo.

Hay un ejemplo muy didáctico sobre la felicidad: La felicidad es como cuidar una vela situada en el filo de una ventana. En una noche tranquila, la vela dura encendida por largo rato, en una noche tormentosa y dependiendo de hacia qué dirección este soplando el viento, ella se apaga rápidamente; la vela hará lo que naturalmente sabe hacer, tenemos la opción de elegir como responder a la vela; se puede ser un observador pasivo, se puede encender la vela cada vez que se apaga, se puede cerrar la ventana para evitar el viento que cancela su llama, cuando la vela se termine se puede encender otra vela, puedes hacer algo o no hacer nada, pero siempre debes recodar que la vela encendida iluminará tu noche.

La felicidad depende entonces de tu atención y acción. Recuerda que nosotros sentimos, de acuerdo a lo que pensamos y pensamos de acuerdo a lo que conocemos. Si conocemos que los errores dejan de serlo cuando los convertimos en lección, si somos conscientes de que somos milagro de la vida y traemos talentos instalados que debemos desarrollar con amor y disciplina, si creemos y le creemos a Dios, pensaremos entonces que todo lo que nos sucede es parte de nuestro proceso de crecimiento y por lo tanto debemos fluir y no luchar, debemos ser proactivos y no reactivos, debemos vivir el presente, con profunda confianza y esperanza en un futuro pleno, resultado congruente con nuestro accionar sereno, estratégico y optimista.

Decide ser feliz.

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Monsalve Hernández Hugo León. (2011, octubre 26). Ser feliz: una decisión. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/ser-feliz-una-decision/
Monsalve Hernández Hugo León. "Ser feliz: una decisión". gestiopolis. 26 octubre 2011. Web. <https://www.gestiopolis.com/ser-feliz-una-decision/>.
Monsalve Hernández Hugo León. "Ser feliz: una decisión". gestiopolis. octubre 26, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/ser-feliz-una-decision/.
Monsalve Hernández Hugo León. Ser feliz: una decisión [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/ser-feliz-una-decision/> [Citado el ].
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