Análisis microeconómico del mercado de bienes alimentarios en una provincia cubana

Introducción

El estudio que se presenta contiene un enfoque microeconómico para el análisis del comportamiento del mercado de bienes de consumo, en particular alimentarios, en la región de Cienfuegos en el que partimos de los tradicionales supuestos de la microeconomía referentes a los agentes económicos: los consumidores actúan racionalmente buscando la maximización de la satisfacción (utilidad) que le proporciona el consumo de los bienes alimentarios; pero también sometidos a la restricción presupuestaria. Por otro lado, la racionalidad del productor vendedor se da alrededor de la maximización de los beneficios, es decir, la diferencia entre los ingresos y los costos de producción. Estos supuestos, en el caso de Cuba, tienen peculiaridades que son también expresadas en el desarrollo de la tesis.

Este enfoque permite brindar un procedimiento para el análisis y evaluación del mercado bienes de consumo, en particular alimentarios que no es empleado en nuestro mecanismo económico y el cual brinda importantes informaciones acerca de relaciones funcionales, interacciones y contradicciones del comportamiento de este aspecto de la economía social que son de interés a los efectos de la adopción de decisiones para incidir en los resultados del crecimiento económico y orientarlo hacia los horizontes del desarrollo, sobre la base de una acción eficaz en los mecanismos del mercado conjugados con la regulación planificada que demanda la construcción de las bases del socialismo.

El problema central que aborda el presente estudio es el referido a la existencia de elementos científicos, compatibles con la concepción del mundo que engendra el objetivo de la construcción de los fundamentos socioeconómicos del tránsito al socialismo, para poder explicar y predecir el comportamiento de las relaciones del mercado de bienes de consumo, en particular alimentarios, y sobre su base, poder proyectar estrategias de intervención que, con eficacia, permitan poner al servicio del desarrollo socioeconómico el funcionamiento del espontáneo sistema de relaciones del mercado.

El objetivo del estudio es aportar elementos en la explicación del comportamiento del mercado de bienes de consumo, en particular, alimentarios, en la región de Cienfuegos.

En el orden metodológico se recurre al método inductivo deductivo. La observación de los fenómenos económicos que se dan en este mercado es el punto de partida para, mediante procedimientos inductivos, formular las hipótesis sobre el comportamiento del fenómeno económico, y mediante la deducción, formular las conclusiones y recomendaciones que deben ser consideradas al respecto.

El procedimiento seguido en el estudio parte de un esclarecimiento teórico conceptual del marco de referencia de la ciencia económica alrededor del tema, con lo que se describe el modelo conceptual acerca del problema, así como las peculiaridades de su expresión en su dimensión nacional y territorial. Del análisis no puede escapar la política económica en cuyo contexto funciona el problema objeto de estudio.

El examen de los datos estadísticos del aspecto económico en que se apoya el funcionamiento del problema se presenta en forma de series temporales, es decir, de un conjunto de mediciones de las variables involucradas en el análisis, en diferentes puntos e intervalos de tiempo, lo que posibilita la descripción detallada para las correlaciones posteriores.

En el estudio se recurre a los instrumentos analíticos que brindan las matemáticas como herramientas auxiliares, así como a los procedimientos geométricos para la descripción de las relaciones funcionales y su representación visual, como partes del mismo.

A través del estudio se plantea la solución a las siguientes hipótesis formuladas:

  1. Existe una ruptura entre la oferta y la demanda que, como desequilibrio, explica la presencia de irregularidades presentes en el funcionamiento del mercado agropecuario de la provincia de Cienfuegos.
  2. Los altos precios en el mercado no son un resultado explicable sólo por la competencia entre oferentes.
  3. El precio es el referente de la competencia y no el producto ampliado —servicio, calidad, etc.—, lo que expresa un hecho importante: que este mercado agropecuario en el espacio de los bienes alimentarios no se caracteriza aún como una relación estable, lo que presenta sus descargos contra los consumidores.
  4. La empresa estatal, más potente en capacidades y recursos entre los que se presentan a vender en el mercado agropecuario, encuentra en los precios una base para altos ingresos que le permiten obtener fuentes de cobertura para sus desequilibrios de gastos e ingresos.

El contenido del estudio se estructura de la siguiente manera:

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El primer capítulo presenta el resultado de la revisión bibliográfica sobre el tema brindando el marco teórico sobre categorías como mercado, oferta, demanda, elasticidad y factores que influyen en su comportamiento, la elección en el mercado, equilibrio del mercado y otros aspectos esenciales. También se aborda el papel que han jugado como reguladores el mercado y la planificación en las diferentes economías: centralizada, de mercado y de transición.

En el segundo capítulo se abordan algunas características, problemas y desafíos a los que se ha enfrentado la economía agropecuaria cubana, a partir de las estrategias trazadas en el país, para así valorar los diferentes mecanismos a los que ha estado sometida la misma, lo que ofrece una visión necesaria de los antecedentes del actual comportamiento.

En el tercer Capítulo se valoran los aspectos relacionados con las características del mercado agropecuario en la provincia de Cienfuegos. Se hace referencia a las bases para su funcionamiento, los tipos de bienes que en él pueden ofertarse, y la forma de hacerlo, las personas y entidades que pueden concurrir a dichos establecimientos, los impuestos a los vendedores y su cuantía. Se enfrenta el análisis de las ventas del mercado desde su surgimiento hasta septiembre de 1997, de los índices promedio de productos seleccionados, el porcentaje de participación por agentes económicos, etc. Se presenta el análisis microeconómico a partir de los coeficientes que miden la sensibilidad de la cantidad demandada ante la variación de diferentes factores: precios, ingresos o renta, así como del precio de los bienes relacionados.

Finalmente se relacionan las conclusiones propias del trabajo y se brindan recomendaciones que se derivan del estudio y cuya consideración puede contribuir a mejorar el funcionamiento del mercado agropecuario en la provincia de Cienfuegos.

El Mercado Agropecuario. Breve Reseña

El mercado bienes de consumo, en particular, alimentarios, entidad comercializadora y distribuidora, creada por el Decreto Ley No. 191 del 20 de septiembre de 1995 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros es dictado en octubre de 1994.

La finalidad declarada de la organización oficial de este mercado es incorporar a la oferta nuevas fuentes para la satisfacción de las necesidades y para estimular incrementos de las producciones agropecuarias con destino al consumo de la población. En este sentido se crea un grupo de trabajo en el Ministerio de la Agricultura que aborda la tarea de diseñar un sistema integral, flexible, dinámico y libre de mecanismos burocráticos, que permitiera brindar a todos los productores, con independencia de la forma de producción a que se integre, la posibilidad de concurrir a un Mercado Agropecuario más amplio y con precios liberados, entre otros incentivos económicos, a partir del cumplimiento de las obligaciones contraídas con las entidades estatales encargadas de abastecer las necesidades de consumo social.

Este mercado tiene los objetivos siguientes:

  • Estimular la producción agropecuaria.
  • Contrarrestar los efectos negativos del mercado negro.
  • Posibilitar el acceso a productos que de otra forma no se acopiarían por el Estado.
  • Favorecer que los excedentes de renglones destinados de autoabastecimiento sean comercializados por esta vía.
  • Convertir el mercado en una opción para la población a partir de que pueda adquirir determinados productos cuando los necesita.

Esto resultó una necesidad para asegurar el desplazamiento de los bienes desde los productores hasta los consumidores y para incentivar el crecimiento de la producción agropecuaria orientada a la satisfacción de las necesidades de la sociedad. El funcionamiento del mercado oficializado, pero con libertad para la realización de los excedentes de producción y ordenado bajo la regulación del pago de un tributo al presupuesto, aparece como una vía, económicamente aplicable, de garantizar el nexo indispensable entre los productores y los consumidores, así como también de los diversos agentes económicos que participan en la gestión vinculada a la actividad agropecuaria, la que incluye al gobierno, a las empresas estatales, a los productores privados y a las familias.

El Mercado de bienes de consumo, en particular, alimentarios, se crea como la institución encargada de facilitar la comercialización y permitir, oficialmente, a privados la venta de los productos mediante una red de establecimientos a los que puedan concurrir, de forma organizada, los productores. Funciona sobre la base de la autogestión económica y financiera, organizada por las Direcciones de Comercio de los Consejos de Administración del Poder Popular. Estas estructuras determinan el número y la ubicación de estos establecimientos en cada municipio, los que son destinados a la compra, venta y prestación de servicios para que los productores o sus representantes puedan realizar los productos agropecuarios, naturales o elaborados, a los consumidores.

Para dirigir y controlar la actividad del Mercado Agropecuario se designó un administrador que se encarga de la organización del mismo, el que, junto a los trabajadores, cobrarán el salario básico correspondiente al cargo que ocupen a partir de las utilidades que obtengan, además de una estimulación adicional. La empresa a la que se subordina el mercado no podrá disponer del fondo de estímulo de los trabajadores.

Las regulaciones prevén los productos que pueden ser vendidos en el Mercado Agropecuario, así como quiénes pueden hacerlo y de qué forma. En el Mercado Agropecuario podrán comercializarse los productos agropecuarios que corresponden a:

  • Los que excedan a la producción contratada. Se entiende como producción contratada el surtido y los volúmenes indispensables de productos que se determinen no solo para el consumo de la población, hospitales, escuelas y otros centros sociales o de trabajo a los precios establecidos, sino también los que se destinen para la exportación, turismo, industria y semillas.
  • La producción no contratada. Ella está constituida en lo esencial por otros productos que no constituyen las producciones comerciales fundamentales de los productores, ni se producen en detrimento de éstas y que habitualmente no se suministran a las empresas de acopio. Los productos pueden ser vendidos en su forma natural, elaborados o semielaborados, cumpliendo las normas higiénicas establecidas.

Podrán acudir al Mercado Agropecuario:

  • Las Empresas y Granjas Estatales.
  • Las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) no cañeras.
  • Las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) en representación de sus asociados o parte de estos.
  • Los Agricultores Pequeños.
  • Las Empresas y Unidades Presupuestadas que produzcan en sus áreas para el autoabastecimiento.
  • Los productores de áreas entregadas para el autoabastecimiento familiar.
  • Los productores en patios y parcelas pequeñas.
  • Las Empresas acopiadoras de la Unión de Empresas de Acopio y sus Dependencias.

Las Empresas y Granjas Estatales, las UBPC, las CPA, las Granjas del EJT, las Cooperativas de Crédito y Servicios y las Empresas que produzcan para el autoabastecimiento, deberán designar sus representantes vendedores para concurrir al mercado.

Los Agricultores Pequeños y los productores en áreas entregadas para autoabastecimiento o patios y pequeñas parcelas concurrirán individualmente.

Todos ellos acudirán al mercado con su debida acreditación. El contrato se realiza sobre la base de un porciento, analizable en cada caso, de posibilidades productivas iguales o superiores a las ya existentes para los productos seleccionados en cada territorio cuya relación es propuesta por los Delegados Territoriales del Ministerio de la Agricultura y los Directores Provinciales de Comercio, y aprobados por el Consejo de la Administración Provincial, quedando el resto para ser vendido en el Mercado Agropecuario.

Al productor que, teniendo los productos para cumplir las entregas contratadas en el mes, los incumpla, se les impondrá una multa cuya cuantía será el equivalente de multiplicar el volumen incumplido al mayor precio del Mercado Agropecuario en el momento del incumplimiento. Esta medida pretende desestimular la venta en el mercado de los bienes que debe comercializar el Estado de modo centralizado.

Los precios de venta de los productos que se comercializan en el Mercado son acordados libremente entre vendedores y compradores. Los vendedores están obligados a abonar al Estado un impuesto del 15 % del valor por el precio inicial de su producción, que se reduce a valores, del 10 % en las cabeceras de la provincia y del 5 % en la capital, de modo que se incentive la afluencia a los puntos de mayor concentración urbana y menor fuentes de abastecimientos, además del pago por el uso del local y otros servicios que se le ofrecen, los cuales están en correspondencia con el área utilizada y el tipo de servicio recibido.

El vendedor informará la cantidad de productos a vender con su precio de venta, solicitando además los espacios, tarimas, medios de alquiler, así como otros servicios que brinda el mercado

Los Consejos de Administración ejercen la supervisión y control del funcionamiento del sistema del mercado, de conformidad con las regulaciones dictadas, con independencia de las atribuciones y funciones específicas que les correspondan a los organismos de la Administración Central del Estado

No puede ser objeto de venta en el mercado los siguientes productos:

  • Carne de bovino (vacuno y búfalo),
  • Carne de equino (caballo, mulo y burro),
  • Lecha fresca y sus derivados,
  • Café,
  • Tabaco,
  • Arroz de los Complejos Arroceros.

En el funcionamiento de este mercado se ha establecido que el vendedor o su representante tengan sus propios derechos y deberes conforme a las regulaciones dictadas.

Los vendedores tienen el deber de presentar ante la dirección del mercado agropecuario su identificación para poder vender en el mismo; deben abonar el impuesto correspondiente, cumplir las normas higiénicas establecidas, ofertar los productos manteniendo el mejor trato a la población, y entregar el peso que se haya acordado con el comprador.

Además tiene el derecho de solicitar el cumplimiento de los requisitos establecidos en el mercado y efectuar las gestiones necesarias para poder vender sus productos

La evolución de las ventas en el mercado en el período analizado muestra que la participación privada ha sido determinante en el total de las ventas en los trimestres: octubre-diciembre /1994; enero-marzo/1995; abril-junio/1995; julio-septiembre/1995; octubre-diciembre/1995; enero-marzo/1996.

A partir del II trimestre de 1996 hasta septiembre de 1997 se observa el desplazamiento de la participación privada por la estatal siendo la excepción el municipio de Cienfuegos que presentó el siguiente comportamiento:

Trimestres Total de ventas (MP) Participación Estatal(MP) Participación Privada (MP)
Abril-junio/96 2943.9 1175.0 1629.4
Julio-septiembre/96 2835.8 971.0 1799.8
Octubre-diciembre/96 3300.6 1209.0 2031.2
Enero-Marzo/97 3558.7 1117.7 2360.5
Abril-Junio/97 3651.6 1955.6
Julio-Sepriembre/97 4159.4 2250.2

Los impuestos y cobros se presentan proporcionalmente con la estructura de la participación en las ventas de los diferentes sectores, siendo los sectores estatal y privado los que ocupan indistintamente los dos primeros lugares en la cuota de participación.

Peculiaridades para el análisis en los supuestos microeconómicos

Los tradicionales supuestos del análisis del mercado, que en el presente estudio se emplean, tienen sus peculiaridades aplicados a las condiciones del mercado funcionante en Cuba. Así la maximización de la utilidad del consumidor está restringida por la estrechez del círculo de opciones de bienes alimentarios que le presenta el mercado, dado por la prohibición expresa a la venta de algunos renglones. También la presencia de un grupo de productos alimentarios cuya distribución está centralmente normada, aporta restricciones adicionales al mercado.

Las peculiaridades abarcan también a la restricción presupuestaria que, dada por los ingresos personales, su formación está sometida a regulaciones centralizadas para la inmensa mayoría de los trabajadores empleados en el sector estatal, donde a lo largo del período de funcionamiento del mercado agropecuario, han estado sometidos al efecto de la política de congelación de salarios nominales que, acompañado de un proceso inflacionario, impulsado por los excedentes de liquidez y por el déficit presupuestario, han llevado a la reducción de los ingresos reales.

En el orden de los productores y comercializadores de bienes alimentarios, los supuestos también muestran sus peculiaridades. Estos agentes económicos son, a la vez, consumidores sometidos a las condiciones de los demás, con la excepción de que al no ser empleados del sector estatal, sus ingresos personales no sufren de la congelación de los salarios nominales, por lo que tienen la posibilidad de expandir sus presupuestos a partir de buscar la maximización del ingreso. Pero ello también es peculiar: los bajos niveles de producción de los que inicia el mercado agropecuario, la avidez de los demandantes por esos bienes y la baja tecnología con que se producen, condicionan la insatisfacción de la demanda que provoca los elevados precios que aún se mantienen, a pesar de una discreta tendencia al decrecimiento que se observa.

No puede dejar de considerarse la parcialidad del funcionamiento de este mercado en el sentido de que a él, dadas las regulaciones vigentes, van los excedentes de producción que quedan después de cumplir los compromisos con el acopio contratado por el Estado; la relación mercantil aquí se da en el proceso de comercialización de los productos agropecuarios finales prácticamente en dos mercados distintos que tienen poco de común entre sí.

Por otro lado, la relación en el mercado oficial se da casi exclusivamente con referencia a los productos finales; en lo tocante a la reposición de los insumos, de las tecnologías, a los medios de trabajo, instrumentos y aperos de labranza, etc., no se ha conformado una red de mercado que satisfaga la demanda de los productores en estos bienes.

El entorno también aporta su efecto sobre las peculiaridades: la segmentación de los mercados —artesanal, normado, en divisas, de estímulos materiales de sectores o ramas, los autoconsumos, etc., etc.—, el mantenimiento de precios desproporcionadamente elevados en la red de bienes industriales (tanto en divisas como en moneda nacional), la tasa de cambio de la moneda nacional con la libremente convertible, que es desfavorable al tenedor de pesos para acceder a la satisfacción de las necesidades de consumo de una canasta en la que esos bienes compiten con los alimentarios, y cuyos precios relativos se toman como referentes a los efectos de reconocer el trabajo social invertido en su creación, son junto a otros elementos a tomar en cuenta por las singularidades que aportan al funcionamiento del mercado y, por tanto, condicionan la interpretación de los supuestos de partida para cualquier análisis.

El conjunto de las peculiaridades anotadas puede estar en el fundamento de la explicación al por qué la producción y comercialización de bienes alimentarios no ha dado el paso hacia niveles de oferta que se aproximen a los de demanda y que los precios se ubiquen en niveles de aceptabilidad que lleven a la reducción de la carga presupuestaria que distingue a los alimentos.

En el análisis de la demanda de productos agropecuarios se ha buscado caracterizar el grado de sensibilidad de ésta a las variaciones de variables principales como son el precio y los ingresos de la población. Para ello se ha procedido al análisis de los renglones más significativos, tanto por su importancia para el consumo como por su peso específico en el volumen de productos comercializados.

En la evaluación de la elasticidad de la demanda se ha seguido la información trimestral y se correlacionan los niveles de demanda, a partir de la cantidad vendida, con los niveles de precio, comparando trimestre a trimestre los valores obtenidos, así como con las variaciones de los ingresos monetarios de la población. El tiempo en que se enmarca el estudio va desde el cuatro trimestre de 1994, momento de nacimiento del mercado agropecuario, hasta el tercero de 1997.

La elasticidad precio de la demanda

La elasticidad precio de la demanda es un coeficiente que permite medir la sensibilidad relativa de la cantidad consumida de un artículo ante los cambios en su precio, este coeficiente va a medir los movimientos a lo largo de la curva. Dado que la curva de demanda tiene pendiente negativa, las variaciones del precio y la cantidad son en sentido inverso, por ello la elasticidad precio es negativa. Las variaciones de la demanda por variaciones del precio son expresadas como correlaciones porcentuales, por lo que la unidad en que son medidos los bienes no influye en la medida de la elasticidad.

Hay factores importantes que son condicionantes de la elasticidad precio y es necesario tenerlos en cuenta para nuestro análisis:

  1. Naturaleza de las necesidades que satisfacen ese bien. Si es un bien de primera necesidad, los valores de la elasticidad será reducidos pues difícilmente se pueden dejar de consumir, las variaciones porcentuales de Q (cantidad demandada) ante el cambio en un porcentaje de P (precio) serán pequeñas. Los bienes de lujo se distinguen por una demanda bastante elástica, pues los compradores pueden abstenerse de adquirir porcentajes altos del bien por incrementos en una unidad porcentual de los precios.
  2. Disponibilidad de bienes que pueden sustituir el bien en cuestión. Los bienes de fácil sustitución tienen una demanda más elástica pues ante un incremento del precio los demandantes pueden sustituir la demanda del bien en cuestión por algunos de sus sustitutos, mientras que los que son inelásticos, por mucho que varíe el precio, los niveles de demanda prácticamente no se modifican, o si lo hacen es en magnitudes muy pequeñas.
  3. Proporción de la renta gastada en el bien. Los bienes que tienen una importancia considerable en el presupuesto de gastos tienden a tener una demanda más elástica.
  4. Período de tiempo considerado. Cuanto mayor es el período de tiempo más elástica será la demanda para la mayoría de los bienes, la adaptación en la conducta de los compradores a los cambios en los precios requiere de tiempo para que se ajuste a la nueva situación.

Cuando la Elasticidad precio es positiva —lo que contradice la lógica de la correlación precio cantidad—, como se da en el análisis nuestro en muchos casos, es que la ley de la demanda no se cumple. Esto en la literatura es conocido como los bienes Giffen (sólo puede ser un bien Giffen en un intervalo limitado por ello pudiera ser no valido para un bien en toda la gama de precios).

Un bien Giffen, es aquél cuando a la baja de su precio le corresponde la disminución de su demanda. En estos casos se dice que la renta monetaria que antes era destinada a este producto, ahora se comparte para comprar otros bienes. Por lo tanto la variación del precio actúa en este sentido como variación de la renta. Incluso aunque la renta monetaria permanezca constante, una variación del precio de un bien altera el poder adquisitivo, y por lo tanto, la demanda. No es inverosímil desde el punto de vista puramente lógico, aunque en un mercado expandido y saturado es muy poco probable en el comportamiento del mundo real. Sin embargo ello suele ser común en un mercado que está afectado por una amplia avidez de demanda que no encuentra una cobertura a niveles aceptables de consumo, y donde regulaciones administrativas restringen al libre juego de la demanda y la oferta, sobre todo, si se presentan sustitutos alternativos. En fin, la presencia de bienes Giffen es una expresión de distorsiones del mercado.

Por ejemplo: supongamos dos bienes que estamos consumiendo X1 y X2 y que actualmente consumimos 7 unidades de X1 y 7 unidades de X2 a la semana. Ahora baja el precio de X1. Si seguimos consumiendo 7 unidades de X1 a la semana, nos quedará algún dinero más para comprar más X2. De hecho, con el dinero adicional que hemos ahorrado gracias a la reducción del precio de X1, decidimos consumir aún más X2 y reducir el consumo de X1 y otros bienes, de ello resulta que, la reducción del precio de un bien puede verse acompañada de la reducción de la cantidad demandada del mismo.

El producto que presentan valores de elasticidad precio menor que la unidad clasifican como productos con demanda de elasticidad inelástica, lo que significa que a las variaciones del precio en un 1 % le corresponde afectaciones de las cantidades demandadas en una proporción porcentual menor. Este coeficiente es de importancia para quien lleve un seguimiento de la oferta, o pretenda dominar cómo proceder alrededor de una política de precios. Según sea la elasticidad, la modificación en una dirección u otra del precio en un determinado porcentaje, determinará el porcentaje de incremento o reducción de las ventas, pudiéndose de ese modo predecir el comportamiento del ingreso total (si aumentará, disminuirá o permanecerá inalterable). Ello puede ser una herramienta importante también en manos del gobierno para conocer hacia dónde dirigir una política fiscal (impositiva o de subvención, de expansión o restrictiva), en correspondencia con los objetivos macroeconómicos que se trace

Los productos que presentan elasticidad inelástica son: en el primer trimestre de 1995 (I/95) con relación al cuarto de 1994 (IV/94) el arroz de consumo; en el II/95 con relación a I/95: hortalizas, frijoles, cítricos; en el III/95 con relación a II/95, IV/95 con relación a III/95 y en el I/96 con relación a IV/95 no hay ningún producto que presenta este comportamiento; en el II/96 con relación a I/96: hortalizas, arroz de consumo, frijoles, plátano, cítricos y cerdo en piezas; en el III/96 con relación a II/96: aves en pie; en el IV/96 con relación a III/96: cítricos; en el I/97 con relación a IV/96: arroz de consumo; en el II/97 con relación a I/97: hortalizas, arroz de consumo, plátano, cítricos, aves en pie; y en el III/97 con relación a II/97: ninguno presenta este comportamiento.

En este caso, cuando la demanda es inelástica el productor puede aumentar el ingreso total aumentando el precio del artículo, aunque la elevación del precio provoque la reducción de la demanda, con la consecuente reducción del consumo de este artículo. El resultado sería una producción menor y menores costos totales de producción. Con el ingreso total subiendo y el costo total disminuyendo, la ganancia total que proporciona el producto crece.

En este caso de productos agrícolas, cuando la demanda es inelástica una mala cosecha se refleja en una disminución de la oferta, es decir, un desplazamiento hacia arriba y la izquierda de la curva de oferta del mercado de productos agrícolas. Esta disminución de la oferta provoca que suba el precio de equilibrio como la demanda es inelástica el ingreso total de los agricultores como grupo se incrementa.

Cuando existe este tipo de demanda los gastos totales de los consumidores se mueven en sentido contrario a los precios, es decir, una disminución en P, lleva a un incremento menor que compensado en X: el gasto total (P*Q) disminuye.

Los productos que presentan valores de elasticidad precio mayor que la unidad clasifican como productos con demanda de elasticidad elástica ello significa que a las variaciones del precio en un 1 % le corresponden afectaciones de las cantidades demandadas en una proporción porcentual mayor.

Los productos que presentan este tipo de elasticidad son: en el I/95 con relación al IV/94: tubérculos y raíces, hortalizas, frijoles, plátano, aves en pie, cítricos, cerdo en piezas; en el II/95 con relación I/95: arroz de consumo, plátano, cerdo en piezas, aves en pie, tubérculos y raíces; en el III/95 con relación al II/95: aves en pie; en el IV/95 con relación al III/95: tubérculos y raíces, hortalizas, arroz de consumo, frijoles, plátano, cítricos, cerdo en piezas, aves en pie; en el I/96 con relación al IV/95: tubérculos y raíces, hortalizas, arroz de consumo, frijoles, plátano, cítricos, cerdo en piezas, aves en pie; en el II/96 con relación al I/96: tubérculos y raíces, hortalizas, aves en pie; en el III/96 con relación al II/96: tubérculos y raíces, hortalizas, arroz de consumo, frijoles, plátano, cítricos, cerdo en piezas;

En el IV/96 con relación al III/96: hortalizas, frijoles, plátano, cerdo en piezas, aves en pie, tubérculos y raíces, arroz de consumo; en el I/97 con relación al IV/96: tubérculos y raíces, frijoles, plátano, cítricos, aves en pie, hortalizas, cerdo en piezas; en el II/97 con relación al I/97: tubérculos y raíces, frijoles, cerdo en piezas; en el III/97 con relación al II/97: tubérculos y raíces, hortalizas, arroz de consumo, plátano, cítricos, aves en pie. Frijoles, cerdo en piezas.

Elasticidad ingreso de la demanda

Para este análisis se tuvo en cuenta los ingresos de la población en la provincia desde octubre/1994 hasta septiembre/1997 y a partir de aquí calculamos los ingresos promedios para cada trimestre.

La Elasticidad Ingreso de la demanda mide el cambio porcentual en la cantidad comprada de un artículo en la unidad de tiempo debido a un cambio porcentual dado en el ingreso de los consumidores, es decir, mide la sensibilidad de la cantidad demandada ante los cambios en los ingresos monetarios.

La elasticidad ingreso expresa los desplazamientos de la curva de demanda.

Según el nivel de ingreso del consumidor la Elasticidad renta para un bien es probable que varíe de manera considerable. Así un bien puede ser un bien de lujo a niveles “bajos” de ingresos, un bien básico a niveles “intermedios” y bien inferior a niveles “altos”. El hecho de que un bien sea inferior o no depende del nivel de renta que estemos examinando. Es de esperar la posibilidad de que las personas muy pobres consuman más un producto determinado cuando aumenta su renta. Sin embargo, traspasado un determinado punto probablemente la variación de la renta pueda llevarle a considerar como inferior aquél bien que antes le era indispensable, y consumirá menos.

Los productos que presentan una elasticidad renta superior a cero se consideran bienes normales. En el comportamiento real del mercado agropecuario se presentan en esta clasificación, por trimestres, los siguientes: II/95 con relación al I/95, frijoles; en el II/96 con relación al I/96, plátano; en el II/97 con relación al I/97, cítricos.

Dentro de los bienes normales están aquellos cuya elasticidad es superior a la unidad, los que clasifican como bienes de lujo. Los básicos que son aquellos cuya elasticidad renta se encuentra en valores entre cero y uno, de los cuales —cosa que llama la atención—, en la información evaluada en el presente estudio, no hay ninguno clasificado como bien básico.

Siendo los bienes del mercado agropecuario aquellos cuyo destino natural es la satisfacción de las necesidades alimentarias —las que clasifican en el orden de las necesidades primarias—, dentro de ellos, si bien no aparecen bienes “básicos”, sí aparecen bienes de lujo. Ellos son, por trimestres, en el I/95 con relación al IV/94, hortalizas y frijoles, en el II/95 con relación al I/95, aves en pie; en el III/95 con respecto al II/95, hortalizas, frijoles, aves en pie; en el IV/95 con relación al II/95, tubérculos y raíces, hortalizas, arroz, frijoles, plátanos, cítricos, cerdo en pieza y aves en pie; en el II/96 con respecto al I/96, aves en pie; en el III/96 con relación al II/96, hortalizas, frijoles, cítricos y aves en pie; en el IV/96 con relación al II/96, tubérculos y raíces, cítricos y cerdo en piezas; en el I/97 con relación al IV/96, tubérculos y raíces, plátanos y cerdo en piezas; en el II/97 con relación al I/97, hortalizas, plátanos y cerdo en piezas; en el II/97 con respecto al II/97, tubérculos y raíces, arroz, frijoles, plátanos, cerdo en piezas y aves en pie.

La presencia de una elevada cantidad de los principales bienes que se comercializan en el mercado agropecuario como bienes de lujo es un síntoma que expresa la distorsión que en ese mercado presentan las relaciones económicas que le debieran ser “naturales”, en tanto que la lógica común se alarma con este comportamiento en bienes que satisfacen necesidades primarias. No obstante, ello es comprensible si consideramos que lo que nos muestra este hecho es la importante carga que es para el consumidor la adquisición de los bienes para la satisfacción de las necesidades alimentarias, de tal modo que los elevados precios que mantienen estos bienes, con la referencia antes señalada de la inflación y los desproporcionados altos precios de los bienes de consumo industriales, hacen que la demanda sobre ellos pueda ser modificada sólo a condición de una elevación de la renta real del consumidor.

La elasticidad renta puede alcanzar valores negativos, lo que evidencia que nos encontramos en presencia de bienes inferiores, ya que la variación de su demanda es inversa al movimiento de la renta. Como tales se comportan los anteriormente no relacionados como bienes de lujo, por trimestres ellos son: I/95 con relación al IV/94, tubérculos y raíces, arroz de consumo, plátano, cítrico, cerdo en pieza y aves en pie; II/95 con relación al I/95, tubérculos y raíces, hortalizas, arroz, plátano, cítrico y cerdo en piezas; III/95 con relación al II/95, tubérculo y raíces, arroz de consumo, plátano, cítrico y cerdo en piezas; IV/95 con relación al III/95, no aparece ninguno; I/96 con respecto al IV/95, tubérculos y raíces, hortalizas, arroz, frijoles, plátanos, cítricos, cerdo en piezas y aves n pie; II/96 con relación al I/96, tubérculo y raíces, hortalizas, arroz de consumo, frijoles, cítricos y cerdo en piezas; II/96 con relación al II/96, tubérculos y raíces, arroz, plátanos y cerdo en piezas; IV/96 con relación al III/96, hortalizas, arroz, frijoles, plátanos y aves en pie; I/97 con respecto al IV/96, hortalizas, arroz, frijoles, cítricos y aves en pie; II/97 con relación al I/97, tubérculos y raíces, arroz, frijoles y aves en pie; en el III/97 con respecto al II/97, hortalizas y cítricos.

El comportamiento apreciado aquí nos evidencia nuevamente el hecho de que la carga que representan los bienes alimentarios en el presupuesto para el consumo personal es elevada, ya que la presencia de un discreto incremento de la renta —de la que en el período analizado no hay cambios espectaculares, hace que sí se modifique la demanda de productos del mercado agropecuario, lo más probable, por la posibilidad de adquirir otros bienes alimentarios que pueden ser sustitutivos de los que se comercializan en el mercado objeto de análisis. Aquí comienza a evidenciarse la presencia de nexos invisibles que se establecen entre los distintos mercados, aun y cuando por el tratamiento oficial que se le pueda dar, desde el punto de vista del mecanismo económico de la gestión en la sociedad, estos mercados se hallen disociados el uno del otro.

Dado que en la vida real el consumo de bienes puede aumentar o disminuir cuando aumenta la renta es tranquilizador saber que la teoría económica prevé ambas probabilidades.

Elasticidad cruzada de la demanda

La elasticidad cruzada de la demanda nos expresa cómo afectan al comportamiento de la demanda de un bien las modificaciones de los precios en otros bienes relacionados. En el análisis es preciso considerar no sólo los números que ofrecen los cálculos acerca de la correlación de los bienes, a partir de preceptos dietéticos, sino también las costumbres y la cultura común que predomina en la sociedad. Cuando los valores de la elasticidad cruzada resultan números positivos, los bienes son sustitutos, y los negativos refieren bienes complementarios. El valor de cero significa que no hay vínculos que correlacione a los bienes examinados, que en el análisis efectuado, ninguno se comporta de ese modo.

En el análisis de la sensibilidad de la demanda de arroz a las modificaciones del precio de los tubérculos y raíces se aprecia que de los doce trimestres analizados, en siete se comportan como un bien complementario; y en el análisis inverso en ocho aparecen como complementarios. Al comparar el arroz con los frijoles, en nueve trimestres aparecen como sustitutos, y a la inversa en seis trimestres aparecen como sustitutos y en los restantes seis como complementarios. El análisis para cerdo en piezas con respecto a aves en pie nos expresa que en siete trimestres se comportan como sustitutos y en cuatro como complementarios, mientras que a la inversa en nueve son sustitutos y en dos complementarios.

Como se puede apreciar, no siempre la realidad se desenvuelve según se presupone. El arroz pudiera parecer como un bien que requiere del frijol como complemento, sin embargo predomina su comportamiento como un bien sustituto.

Resumen del análisis de la elasticidad

El análisis de la sensibilidad de la demanda a los distintos factores es de gran significado, tanto para los productores y comercializadores de los bienes y servicios, como para el nivel jerárquico al que le corresponde dictaminar sobre los términos de la política económica, bien sea fiscal o monetaria.

La elasticidad precio de la demanda aporta información sobre lo conveniente o no de proceder a una modificación de los precios, por el efecto que puede acarrear sobre la demanda y, consecuentemente sobre los ingresos que aportarán las ventas, según el desplazamiento de la demanda.

La elasticidad renta nos informa sobre el papel de un bien o grupo de bienes en el ingreso de la población; pero también sobre cómo la demanda puede aportar ajustes de precios según los niveles de ingresos de los demandantes. Ello es significativo, sobre todo, en términos de la proyección de la política económica de gobierno, sobre todo en términos de expansión o contracción fiscal y en términos de oferta monetaria.

La presencia de una elasticidad precio preponderantemente elástica hace evidente que cualquier medida que propenda a la reducción del precio de los bienes puede llevar a un incremento de la demanda de tal modo que los niveles de ingreso de los productores y comercializadores se incrementan. Lógicamente, que esa medida no puede ser de tipo administrativa con una disposición que ponga techo a los precios para que estos no se eleven, pues sus consecuencias serían las inversas. Se trata de adoptar medidas que, al provocar la reducción de los costos involucrados —bien sea de los insumos, o de los bienes y servicios que entran en la formación del costo—, lleven a que el propio productor y comercializador de los bienes, esté interesado en la reducción del precio. Ello consecuentemente tributaría al incremento de la renta real de los consumidores, sin la necesidad del lanzamiento de más dinero a la circulación, y provocaría una mejor satisfacción de las necesidades de los consumidores, con un consecuente incremento del nivel de vida y de bienestar material de la población.

Conclusiones

El mercado agropecuario contribuye a la satisfacción de las necesidades alimentarias domésticas de la población en un monto que, aunque no determinado en el presente estudio, no resulta nada despreciable. Esta circunstancia hace necesario que se preste especial atención al comportamiento que distingue a las relaciones en esta sensible área del bienestar popular, las cuales —dado el retraso que presenta la oferta con relación a la demanda— exigen de rigor técnico, lejos de cualquier empirismo por muy voluntarioso que éste sea, para poder alcanzar en un breve plazo los resultados que puede aportar en términos de crecimientos productivos, de rendimientos, de eficiencia y de incidencia en la elevación del nivel de vida en general y alimentario en particular de la población.

En el seguimiento al mercado agropecuario es preciso considerar que, dado el efecto que otras formas organizativas del mercado tienen sobre el consumidor, éste es más exigente y comienza a ser selectivo y, además, cuenta con otras alternativas, estén estas o no a su alcance inmediato. Esto hace que no sea posible considerar al consumidor del mismo modo que como se le ha caracterizado tradicionalmente en condición de “usuario” desde el mercado del comercio estatal.

Aunque la aparición del mercado agropecuario marca una importante apertura a la cuestión de la elección a partir de la restricción presupuestaria, todavía es muy estrecha la diversidad del surtido, a pesar del discreto crecimiento que se le observa.

Si bien la cantidad nominal de oferentes es bastante extendida para el volumen de actividad que se ejerce, por lo que son clasificables en pequeños productores o intermediarios, estos se agrupan en dos polos distinguibles: Estatal y Privado.

Dada la avidez de bienes de alimentación que está presente en nuestra sociedad, conjugado con una relativa ausencia de recursos para la producción, y sobre todo de incentivos, los bienes de consumo alimenticio representen un gran peso de la renta disponible para el consumo. Por esta razón ello es un elemento importante a considerar en los marcos de la definición de políticas económicas, ya que una palanca fundamental, entre otras, para provocar un crecimiento de la oferta de bienes —orientado a la elevación del bienestar— en este mercado, reside en el incremento de la renta al nivel de toda la sociedad. A ello pueden tributar medidas de expansión fiscal como puede ser la elevación de los ingresos nominales de los empleados en el sector estatal dentro de determinados límites, contrariamente de lo que se presume en el sentido de que ello se traduciría en la elevación del exceso de liquidez.

El efecto de la diferenciación del sistema impositivo sobre la oferta en el mercado ha producido un resultado favorable para estimular el incremento de las ofertas en la capital de provincia, que cuenta con menos posibilidades de oferta por poseer menos productores próximos al mercado de realización.

Se aprecia, por el estudio realizado que en las épocas o temporadas cíclicas de cosechas, su comienzo o terminación, marcan el comportamiento de la oferta y la demanda. Sin embargo, ello no es la condicionante de algunos fenómenos que se observan como son los cambios del comportamiento del mercado en los finales de año, en particular en 1995, cuando se manifiesta un nivel atípico de las principales variables involucradas en el análisis, en particular la cantidad y el precio. En esos momentos los volúmenes realizados se han incrementado sensiblemente por la presión administrativa sobre empresas estatales para que, bien de su producción fundamental, en el caso de las del sector agropecuario, o de la producción complementaria como los autoconsumos de otras, participaran aportando a la venta de productos. Ello ha tenido un efecto, en términos físicos de bienes realizados, nada despreciable; pero el efecto económico que era de esperar —la reducción del precio y con ello el incremento del ingreso real de la población— no se ha presentado, como daría la lógica del mercado. Más bien se observa o bien la conservación del precio o un ligero incremento.

Lo antes apuntado hace ver que el mercado agropecuario para la empresa estatal ha aparecido como un área donde se puede lograr equilibrar su situación económico financiera, lo que puede llegar a convertirse —y de hecho lo ha sido— en un recurso para cubrir insuficiencias en la eficiencia de su gestión económica.

El comportamiento de algunos bienes como de lujo, así como la presencia de fenómenos como los bienes Giffen y los valores negativos en la elasticidad renta son expresión, en su conjunto, de la inmadurez que aún caracteriza a esta relación de mercado casi recién surgida, pero también evidencia el efecto de las irregularidades de las demás áreas del mercado en la sociedad. Si bien no constituyen disposiciones que estén oficialmente normadas para el mercado agropecuario —como la venta a un nivel de precios que duplique el costo como el caso del mercado en moneda libremente convertible, o como el cambio de monedas a un nivel que es más de 20 veces superior a la tasa de cambio oficial o los precios “diferenciados” de las “ventas liberadas”, y otros—, ellos si afectan al comportamiento de las categorías y variables del mismo como son los precios y las cantidades ofertadas.

Recomendaciones

Resulta una necesidad para el funcionamiento del mercado agropecuario en la dirección que tribute a la elevación de bienestar material de la población que se despliegue una política económica activa orientada a favorecer el desarrollo de las inversiones en la elevación de los niveles de producción y rendimiento de la gestión económica y productiva en el sector de la producción de alimentos. En esta dirección un aspecto a considerar como criterio orientador es el referido a la distancia que se presenta entre las necesidades en bienes de este mercado y los niveles que hoy están dispuestos a ofertar los productores e intermediarios.

El completamiento de las relaciones del mercado en la sociedad, con el aseguramiento de la comercialización de los bienes de inversión que requiere la producción de alimentos —insumos como semillas certificadas, abonos y fertilizantes, instrumentos de trabajo, tecnologías, créditos o préstamos financieros, combustibles, bienes de capital, etc.—, pueden convertirse en un importante incentivo para elevar los rendimientos y la oferta que tribute al logro del equilibrio entre la oferta y la demanda.

La presencia de los elevados precios sobre los bienes ofertados, en relación con los niveles de renta disponibles para el consumo de los demandantes hacen preciso considerar la necesidad de que el mercado agropecuario eleve sus niveles de eficiencia u reduzca los precios; pero ello está vinculado al nivel de precios que poseen los bienes y el propio dinero en los demás mercados de bienes, servicios y de activos financieros.

Tributar el desarrollo de una cultura de servicio dentro del mercado agropecuario, en lo que las exigencias fiscales y sanitarias pueden desempeñar un importante papel, son factores que provocan que el mercado agropecuario pueda alcanzar un nivel de desempeño más elevado brindando un mejor servicio al consumidor y buscando otros referentes de la competencia que no sea exclusivamente el precio.

El despliegue de una política gubernamental tendente a la elevación de la eficiencia de la empresa estatal, de modo que ello halle reflejo en el crecimiento de la producción social y consecuentemente en los niveles de la renta, es un factor de importancia para lograr el efecto necesario en la reducción de los precios.

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