Antes de entrar en contexto creo necesario dedicarle un par de líneas al término “piromanía” (del griego πυρός pyrós, «fuego») es un trastorno del control de los impulsos, que genera un gran interés por el fuego, cómo producirlo, observarlo y dominarlo. El sujeto que lo padece comúnmente es denominado piromaníaco o pirómano, su sintomatología esencial es producir incendios de forma deliberada y consciente y suele sentir relajación, placer, interés, curiosidad y atracción con todo lo relacionado con el fuego.
Los expertos en el tema nos dicen que la conducta pirómana sirve como un alivio a situaciones de vacío existencial, aburrimiento, frustración, rabia o deseo de protagonismo.
Tras hacer un análisis del comportamiento de algunos gerentes llegamos a la conclusión que existe una muy buena similitud entre el “piromaníaco” y el “tareamaníaco”, el primero está relacionado con el fuego y el segundo con las tareas.
Estos simpáticos personajes, los tareamaníacos, quizás impulsados y dirigidos por el instinto de sobrevivencia, suelen sentir relajación, placer, interés y sobre todo, estabilidad laboral al estar involucrados en las tareas técnicas del día a día de sus colaboradores. El sentimiento de heroísmo, por lograr el mayor número de tareas cumplidas, les impide ver que están solapando funciones y están entorpeciendo las labores de sus colaboradores e introduciendo ruido en el clima psicológico y organizacional.
Al estar apagando pequeños fuegos (tareas técnicas, “fuera de tus funciones”, del día a día), al final de la jornada, se traduce en muchos pequeños logros, sí, en pequeñas satisfacciones que te impiden ver el por qué estás en la posición de gerente, te impiden sobrevolar, observar y analizar lo que está sucediendo en el bosque.
Felicitaciones, lograste apagar pequeños fuegos en los árboles que tienes al frente, pero ¿quién se encargará de apagar el incendio del bosque?
En forma consiente o inconsciente, la lógica de estos personajes les dice que mientras se mantenga el incendio se justifica su estadía en su gran oficina y detrás del escritorio de gerente. Lógica, que a la vuelta de la esquina, resulta bastante ilógica ya que la historia nos confirma que la condición natural de toda empresa es estar inmersa en un constante cambio, por ende, pensar que el incendio que estamos evadiendo será el único, es ilusorio ya que de ser así, implicaría el cese de la actividad empresarial de la organización a la que estamos adscritos.
Metafóricamente, cual controlador de tráfico aéreo, aferrándote a la planificación, la organización, la dirección y el control, debes dirigir el tránsito de aeronaves en el espacio aéreo y en el aeropuerto, de modo seguro, ordenado y rápido, autorizando a los pilotos con instrucciones e información necesarias, dentro del espacio aéreo de tu jurisdicción, con el objeto de prevenir colisiones, principalmente entre aeronaves y obstáculos en el área de maniobras.
Toma conciencia que tú formas parte de un equipo, tú formas parte de un todo, apóyate en tu experiencia y conocimiento a fin de evaluar la conveniencia de avanzar, frenar o esperar y así apoyar el mejor desempeño de tus colaboradores, deja que ellos se encarguen de los pequeños fuegos, tú encárgate del incendio y veras que por efecto dominó, tu estabilidad se consolidará.
