Mobbing: acoso moral en el lugar de trabajo

1.- El Acoso Moral. Definición

Heinz Leymann (Suecia)

Define al acoso moral o mobbing como: “aquella situación en la que una persona o un grupo de personas ejercen violencia psicológica extrema, y esto de forma sistemática (al menos una vez por semana), durante un tiempo prolongado, sobre otras personas en el lugar de trabajo”.

Guevara, Lidia (Cuba), expresa:

«Acoso moral en el trabajo: conductas abusivas y reiteradas de origen externo o interno a la empresa o institución, que se manifiestan en particular mediante comportamientos, palabras, actos intimidatorios, actos, gestos, maneras de organizar el trabajo o escritos unilaterales, que tengan por objeto o puedan dañar la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un trabajador en el desempeño de sus funciones, poner en peligro su empleo o crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante u ofensivo.»(www.acosomoral.org)

El suscrito (Muñoz A., Manuel, Chile), dice al respecto:

“se comprueba o manifiesta en una planificada y continua agresión al trabajador, sea de parte del empleador o de otras personas ligadas a la empresa, y que consisten en malos tratos de palabra en las relaciones diarias, ridiculizaciones, humillaciones, en general todo comportamiento cruel, cuyo objetivo es el quiebre psicológico de la victima, la búsqueda de su desesperación, el hostigamiento que lo lleve a decidir sobre la incompatibilidad de su ser con el ambiente laboral en el que esta inserto”.(www.acosomoral.org)

2.- Requisitos

  • la acción es sistemática y persistente
  • los efectos que sufren las personas acosadas son devastadores, a nivel físico y psicológico
  • la existencia de diferencias de poder (formal o informal)
  • el fin querido y deseado de eliminar laboralmente a la víctima, hostigándola y acosándola.

3.- El Recurso de Protección

El recurso de protección es una acción constitucional que permite a la persona que, como consecuencia de actos u omisiones arbitrarios o ilegales, sufra una privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de ciertos derechos y garantías constitucionales, ocurrir a una Corte de Apelaciones, con el objeto de impetrar la adopción de las providencias necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar su protección, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad o los Tribunales de Justicia.

  • Se dirige a impugnar actos u omisiones arbitrarios o ilegales que lesionen el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales expresamente previstos por el artículo 20 de la Constitución, sea que emanen de autoridades o de simples particulares;
  • Deja a salvo los demás derechos que el perjudicado pueda hacer valer ante la autoridad o los Tribunales;
  • Mucho se ha discutido acerca del rol que cumple el recurso de protección en términos de constituir una vía adecuada para impugnar actos de otros poderes del Estado.
  • Con relación a los actos del Poder Legislativo, éste resulta una vía improcedente para reclamar contra una ley, por tratarse de un acto típicamente político y por ende, no recurrible de protección. Recordemos que sobre el particular, existen atribuciones del Tribunal Constitucional. Lo mismo puede decirse de los D.F.L.

4.- Procede el Recurso de Protección.-

En cuanto a los presupuestos del recurso de protección, son los siguientes:

  • Acción u omisión ilegal o arbitraria;
  • Que como consecuencia de ello se derive la privación48, perturbación49 o amenaza50 en el legítimo ejercicio de un derecho; y
  • Que ese derecho esté expresamente cautelado con el recurso de protección, en el artículo 20 de la Constitución.

5.- En el Acoso Moral.-

Protege las siguientes Garantías Constitucionales ( a lo menos):

Artículo 19 N° 1: El derecho a la Vida y a la Integridad Física y Psíquica-

Artículo 19 N° 2: Igualdad ante la Ley.

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Artículo 19 N° 3: Igualdad ante el ejercicio de sus derechos.

Artículo 19 N° 4: Respeto y Protección a la vida privada y a la honra.

Artículo 19 N° 16: Libertad de Trabajo y su protección.

6.- Procedimiento.-

El procedimiento es el siguiente:

  • Se interpone ante la Corte de Apelaciones en cuya jurisdicción se hubiere cometido el acto o la omisión recurrida.
  • Plazo: 15 días fatales corridos contados desde la ejecución del acto o la ocurrencia de la omisión o, según la naturaleza de los mismos, desde que se haya tenido noticias o conocimiento cierto de los mismos, lo que se hará constar en autos (o mientras se manifiesten).
  • Legitimación activa: el afectado o cualquiera en su nombre, siempre que sea capaz de comparecer en juicio aunque carezca de mandato especial, siempre que cuente con la aquiescencia del que sufre el agravio.
  • Formalidades de la interposición: por escrito y aún por télex o telégrafo.
  • Examen de admisibilidad por la Corte.

Se realiza en cuenta (con la sola cuenta del relator o del secretario) inmediatamente después de presentado;

Que se examina: Primero, si la acción se interpuso oportunamente; Segundo, si el escrito de interposición tiene fundamentos suficientes para acogerlo a tramitación;

Si la opinión unánime de los integrantes es que la presentación es extemporánea o adolece de una manifiesta falta de fundamento, lo declarará inadmisible desde luego por resolución someramente fundada. Esta resolución no admite ser impugnada mediante recurso alguno, excepto el de reposición dentro de tercero día.

  • Petición de informe al recurrido, en caso de ser declarado admisible, para lo cual se le fija al recurrido un plazo breve y perentorio para informar y remitir todos los antecedentes del asunto. Existen medidas contra funcionarios renuentes a informar o a evacuar diligencias. El recurrido puede formular una solicitud de ampliación de plazo para informar.
  • La orden de no innovar procede sólo cuando el Tribunal lo juzgue conveniente para los fines del recurso.
  • Partes Indirectas. Pueden hacerse parte: las personas, funcionarios u órganos del Estado afectados o recurridos.
  • Acumulación: cuando respecto de un mismo acto u omisión se deducen dos o más recursos, aún por distintos afectados.
  • Recibido el informe y los antecedentes o sin ellos, se dicta el decreto autos en relación y se agrega extraordinariamente a la tabla del día subsiguiente, previo sorteo en Cortes de más de una sala.
  • Suspensiones de la vista: procede una sola vez, a petición del recurrente, cualquiera sea el número de ellos si son varios; respecto de la otra parte, aunque sean varios, sólo cuando el Tribunal estime muy calificado el fundamento de su solicitud. No procede suspensión de común acuerdo. Estas normas rigen también en la Corte Suprema, cuando hay vista del recurso.
  • Vista de la causa: colocación de la causa en tabla, anuncio, relación y alegatos. Acuerdo o estado de acuerdo.
  • Diligencias ordenadas por el Tribunal: todas las que estime necesarias.

La sentencia:

i) Plazo: dentro de 5º día hábil desde que esté en estado.

7.- Modelo de Recurso de Protección.-

EN LO PRINCIPAL: recurre de protección; EN EL PRIMER OTROSI: acompaña documentos; EN EL SEGUNDO: se ordene la suspensión de la orden arbitraria, mientras se ve el recurso; EN EL TERCERO: diligencias y EN EL CUARTO: patrocinio y poder.

I. Corte.

……………….., de profesión ……….,C.I. o RUT……………… domiciliado en ……………….. Nº….., a US. I., respetuosamente, digo:

Recurro de protección en contra de…………….. ……………….. ; de profesión u oficio……………………..;CI. O RUT…………………; domiciliado en ………………………quien, desde fecha …… de ……………… de …, hasta ahora, realizó y realiza actos que atentan contra las Garantías Constitucionales siguientes: a) Integridad Física y Psíquica; b) Respeto y Protección a la Vida Privada y a la Honra personal y Familiar y a la Protección del Trabajo.

El recurrido durante este tiempo ha efectuado actos de agresión física y psíquica, me ha humillado en público; ha atacado mi autoestima con palabras groseras, impropias e inadecuadas para mi honra personal; ha desestabilizado mi normalidad psicológica y provocado enfermedades propias del estrés, como pánico, decaimiento físico y moral, abatimiento, depresión, angustia, enfermedades psicosomáticas, como alteración de la presión sanguínea, insomnios, colon irritable, colitis, en general las conocidas por el D.S. 101, modificado por el DS. 73 de Marzo de 2006, como Neurósis Laboral

Esto constituyen un actos arbitrarios e ilegales que atenta contra la garantía constitucionales de los N°: 1, 4, y 16 art. 19, de la Constitución Política.

En efecto, se me ha privado o turbado arbitrariamente, mis derechos garantizados constitucionalmente aludidos en los párrafos precedentes desde que ilegítimamente, sin derecho alguno y violando las garantías esenciales de mi persona y como trabajador me ha provocado serios daños a mi integridad, honra y ha impedido que realice mis funciones sin embarazos y temores. Se me arremete de palabra, humilla, hostiga y acosa permanentemente.

Estando dentro del plazo de 15 días corridos, desde que se produce el abuso, el que ha continuado hasta el día de hoy, interpongo este recurso de protección de mis derechos, para que V.S.I. ordene desde ya que se ponga fin a los actos de agresión u hostigamiento que dañan mi persona y mis derechos esenciales y, restituya el imperio de la Ley y el Derecho.

POR TANTO,

de acuerdo con lo expuesto, art. 20 de la Constitución Política y Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema, de 29 de marzo de 1977,

RUEGO A US.I.: se sirva tener por presentado recurso de protección en contra de ………., ordenarle que informe, a V.S.I., en el plazo perentorio que US. I. fije, y, en definitiva, ordenar que

1º Termine con los actos de hostigamiento, acoso moral y discriminación que afectan mi integridad y mi honra, asi como el derecho a un trabajo protegido y seguro.

2ºQue se tomen las medidas, que VS.I., estime convenientes para restablecer el imperio del derecho, como la de separar al acosador; cambiarlo de sección; trasladarlo u otra ajustada al recurso, dando a US.I., toda la competencia para actuar en beneficio de mi persona y derechos amagados

3º Que se condena en costas al recurrido.

PRIMER OTROSI: Acompaño, con citación, los siguientes documentos, que demuestran mi derecho de ………………..

  1. Fotografías del lugar de los hechos, autorizadas por ministro de fe……………………………………………
  2. Certificados médicos, y de psicólogo, que demuestran los atentados a mi integridad. …………………………………………….

SEGUNDO OTROSI: Ruego a VS.I., se ordene oficiar a la Empresa ………(o a La Dirección del Servicio o Municipalidad) para que informe sobre los hechos y reclamos anteriores.

TERCER OTROSI: Ruego a V.S.I. ordenar las siguientes medidas de prueba: Se cite a declarar sobre los hechos que provocan el atentado contra mis derechos a los siguientes testigos:

Don…..

Don……

Don………….

CUARTO OTROSI: Ruego a US. I. tener presente que presento personalmente este Recurso, sin perjuicio que en el curso de su tramitación otorgue patrocino y poder a letrado y procurador..

Ruego a SS.I, ternerlo presente.

ACOSO MORAL AL DOCENTE.-

Profesor M. Muñoz A.

www.prevelexchile.cl

Enero 2007-

1.- Una realidad oprobiosa.

Si solo observamos las conductas violentas en las Escuelas y Colegios aludidas por la prensa, nos daremos cuenta que en Chile, los docentes sufren acoso moral en el trabajo, pero al mismo tiempo se encuentran desprotegidos contra las acciones violentistas de alumnos, apoderados o administrativos y “sostenedores”. Para quienes no conocen las acepciones del tema “sostenedor” es aquella persona, natural o jurídica, que ha obtenido la autorización para administrar educación como empresa.

El tema es preocupante desde que la definición de docente o profesor implica entregar a los educandos: conocimientos, destrezas y valores. Entonces surge la pregunta siguiente ¿Cómo puede estar un docente en disposición de entregar valores, si a él no se le respetan los derechos fundamentales? La respuesta desde todo punto de vista va a resultar negativa.

2.- ¿Quiénes contratan a los docentes?

En chile hay dos fuentes laborales para los docentes: El Estado por la vía de la educación fiscal o municipal; y los particulares quienes ostentan el nombre de sostenedores, quienes deben actuar “sin fines de lucro” en la administración de esta actividad.

Pero ello no es así. Las Corporaciones y particulares florecen a costa del trabajo mal remunerado de los docentes y en función de maximizar las utilidades ignoran toda clase de apremios que estos sufren. Veamos algunos ejemplos: Una universidad cobra aproximadamente $ 150.000 mensuales ($US = 535 aprox.), y un profesor obtiene alrededor de $ 500.000 por un curso de cuarenta horas aproximadamente, es decir, se paga con menos del ingreso obtenido por 4 alumnos. No digamos la suerte remuneracional de los maestros primarios cuyos sueldos nos superan esa suma …¡por jornada completa!

La prensa escrita y la TV en el año recién pasado ha estado comunicando cada cierto tiempo la terrible situación de acoso moral en el trabajo de los docentes en todos los niveles. Efectivamente se ha conocidos hechos en que los maestros primarios han sido atacados por apoderados, padres o por los propios alumnos: “La agresión ocurrida en el colegio Nuevos Castaños de la comuna de Maipú, afectó a la profesora Jacqueline Cortéz, quien tras no firmar conforme su planilla de pagos fue brutalmente golpeada por el propio director del establecimiento, Horacio Henríquez Fuentes, quien ya en dos oportunidades anteriores había amenazado y golpeado a otros dos docentes por reclamar por injustos descuentos en sus sueldos.

Domingo 13 de noviembre 2005” (google)

Otro caso:

Jorge Pavez, Presidente del Colegio Profesores:

«Los profesores no tenemos espacio para denunciar las agresiones de los alumnos»

¿Don Jorge, ha hecho el Colegio de Profesores algún diagnóstico sobre el tema de las agresiones hacia los profesores?

La verdad es que nosotros, en las asambleas nacionales que reúnen a los profesores de todo el país, hemos estado recibiendo sistemáticamente muchas denuncias que revelan que el problema de la agresión hacia los profesores es una realidad.

La realidad misma se manifiesta así, según un sondeo del Ministerio de Educación:

“Principales Resultados del Estudio

En todos los tipos de establecimientos educacionales hubo hechos de violencia durante 2005.

35% de los estudiantes y 52% de los docentes percibieron la agresión como un hecho de alta frecuencia (todos los días o al menos una vez por semana).

Los datos develan que un porcentaje importante de los alumnos que fueron agredidos también agreden.

El 45% de los estudiantes señaló haber sido agredido y, a su vez, el 38% declaró ser agresor.

Las agresiones psicológicas (ignorar, insultos o garabatos, burlas, descalificaciones, gritos y rumores mal intencionados), fueron las más frecuentes. Estas se dieron entre estudiantes, en hombres más que en mujeres, entre 10 y 13 años, y en espacios de libre circulación del establecimiento educacional.

Un 96% de estudiantes y docentes percibieron agresión psicológica en el establecimiento educacional.

El 61% de los docentes y el 83% de los estudiantes percibieron agresiones físicas.

El 32% de los docentes y el 53% de los estudiantes percibieron hechos de discriminación.

Del universo de estudiantes un 45% declaró que fue agredido

Mayoritariamente por otro alumno (38%) y por medio de violencia sicológica (43%).

Un 30% de estudiantes declaró agresión física.

En relación a los profesores consultados, un 32% dijo haber sido agredido.

Un 24% manifestó que el agresor fue un estudiante y mayoritariamente, a través de agresiones sicológicas (45%).

Sólo el 2% reconoció que sufrió violencia física.

Para los alumnos las principales razones para agredir fueron:

La defensa (36%)

El juego (15%)”

Estos antecedentes y el conocimiento de lo que sucede en las Escuelas nos hace ver una realidad de trasfondo, oculta o disimulada por las autoridades encargadas de hacer cumplir el ordenamiento laboral que rige a los trabajadores de la educación.

3.- ¿Cuál es la trascendencia?

Los resultados de las investigaciones permiten apreciar que los docentes y maestros se encuentran desprotegidos en el ejercicio de sus funciones, las que por su naturaleza, desde un punto de vista, fundamentales para el desarrollo formativo y moral de los educandos, y desde otro, esenciales en la constitución de las bases de una sociedad sólida y ajena a la violencia, degeneran en una débil trasmisión de conocimientos y cero formación moral.

4.- La política y los docentes.

La Empresas educacionales mal llamadas Corporaciones, adoptan una visión segmentada y dogmática del mundo y de la realidad. Se entiende que si hay un colegio o una universidad de carácter confesional, sus docentes deben ejercer sus funciones de acuerdo a esta “línea de orientación”, perdiéndose absolutamente el raro privilegio del pluralismo en la educación. Ello se traspasa a la educación fiscal, pues, los sostenedores son las Corporaciones Educacionales Municipales que obedecen los mandatos del Sr. Alcalde, muchos de los que se han enriquecido por medio de la industria, la agricultura y el comercio y ninguna formación cultural tienen para orientar la educación democrática, pluralista y antidiscriminatoria en la que deben formarse nuestros educandos.

Al contrario, desde estas mismas atalayas de mando surgen las presiones, el hostigamiento, las acciones de acoso moral y toda forma de conducta violenta y agresiva que lentamente va deformando la raíz de la educación, entregando a nuestro niños anti-valores, precisamente aquellos que son necesarios para aceptar una sociedad discriminadora, elitista, sometida en pensamiento y acción a los factores más nefastos para una sociedad sana.

El acoso moral a los docentes es una de las más crueles formas de atacar el sentido moral de la sociedad, pues, este sector representa la conciencia ilustrada de toda nación y su diversidad religiosa, política, académica, étnica y de otra naturaleza, es acogida en la vida y características personales de cada educador, lo que viene a asegurar que en el seno de la educación se mantienen vivas las virtudes de la tolerancia y del respeto al otro, condiciones necesarias para un buen desarrollo libre de violencia.

5.- Modos de Acoso Moral a los docentes.-

A nuestro entender hay varios modos o formas como se manifiesta el acoso moral a los docentes:

  1. Desde el punto de vista del empleador sigue siendo el más común y perverso, pues, adopta una situación de terror psicológico mantenido por largo tiempo. En esta tipo de acoso se encuentran las Corporaciones Educacionales Municipales tanto como las Corporaciones educacionales privadas, es decir, los “famosos” sostenedores.
  2. También los docentes sufren acoso moral de parte de los padres y apoderados, quienes haciendo uso de su capacidad de fiscalización han hecho de las acusaciones infundadas un deporte, teniendo presente que los profesores se encuentran prácticamente impedidos de defenderse.
  3. La situación grotesca llega a su tope cuando son los mismos alumnos quienes maltratan a sus maestros y promueven una forma de acoso que generalmente no es considerada por la administración de los establecimientos educacionales, pues, estos dan mayor importancia a los ingresos que el alumno genera que a su cuerpo docente.

6.- Conclusión.-

Concluimos estas palabras anotando que el sistema de educación en Chile ha adoptado desde la pérdida del Principio de Estado Docente, formas discriminatorias, no solo contra los alumnos, sino, también y muy especialmente contra los maestros, profesores o docentes, creando condiciones de insatisfacción personal, de pérdida de entusiasmo en el ejercicio de sus funciones que adquieren en toda sociedad la más elevada importancia y de inseguridad física y psicológica, pues, el Chile de hoy no entrega a los docentes las herramientas suficientes para entregar una educación de base plural, democrática, científica y humanista.

II CONGRESO DE SALUD Y TRABAJO, CUBA 2007

PONENCIA: “ACOSO MORAL EN EL TRABAJO Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA CHILENA”.

Profesor M. Muñoz A.

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PRÓLOGO:1.- Libertad e igualdad.2.- El Estado al servicio de la persona.3.- Respeto y promoción de los derechos esenciales.4.- Garantías Constitucionales en el trabajo. 5.- Limitaciones al legislador.-6.- Omisión al deber de fiscalización del acoso moral.7.- El Derecho Internacional como Garantía.7.1.- Es garantía el Principio de Autodeterminación de los Pueblos.7.2.- El Derecho Internacional fuente del Derecho Interno.-8.- Artículo 5 del Código del Trabajo, derechos del empleador y Garantías Constitucionales.8.1.- Aspectos Generales.8.1.1- Artículo 5 del Código del Trabajo, derechos del empleador y Garantías Constitucionales. 8.1.2- Aspectos Generales. 8.2.3.- Irrenunciabilidad de los derechos laborales. 8.3.- Modificaciones del contrato. 8.4.-Conclusión(del párrafo). 9.- El Acoso Moral como ilícito. 9.1.- Coincidencias de elementos entre Acoso Moral y acción u omisión ilícita. 9.2.- Acoso Moral, como ilícito en Derecho del Trabajo.-10.- Acoso moral, Garantías Constitucionales y Recurso Constitucional.- 10.1.- Introducción. 10.2.- Los derechos esenciales garantizados. 10.3.- Acciones Tutelares.- 10.4.- Algunas acciones tutelares.-10.4.1.- Importancia de la tutela general.-11.- EL RECURSO DE PROTECCIÓN.11.1.- Texto Legal.11.2.- Modo de accionar.-12.-ACOSO MORAL.12.1.- Concepto. 10.2.- Garantías Constitucionales violentadas por el Mobbing.1.- La integridad física o psíquica.2.- La Dignidad personal y familiar.-3.- Igualdad ante la Ley.4.- La igual protección de la Ley en el ejercicio de sus derechos.5.- El Trabajo: su libre elección y su protección.-6.- Libertades relativas al pensar, expresar ideales de conciencia, políticas, sindicales, religiosas, etc.7.- Protección de la libertad de trabajo. 10.-3.- Conclusión del párrafo.-11.- Conclusión final.

PROLOGO:

El Acoso Moral en Chile es una realidad en más de dos millones de trabajadores. Aún cuando no existe una ley explícita para este ilícito, nos orientamos a probar que dicha normativa no es absolutamente indispensable para lograr jurisdiccionalmente la tutela de los Derechos Humanos atacados por el flagelo o para obtener la reparación de los Daños que cause, aplicando la legislación vigente, especialmente la Constitución Política de la República en lo referente a las Garantías Constitucionales.

1.- Libertad e igualdad.

Se hace útil y necesario, para la gran mayoría de los trabajadores chilenos de todos los niveles y sectores, conocer algunas disposiciones que garantizan sus derechos fundamentales, especialmente aquellos cuya violación se origina en las perversas acciones del acoso moral en el trabajo. En este sentido la Constitución parte reconociendo que, toda persona que nace en el territorio nacional es libre e igual en dignidad y derechos a cualquier otra.

No es menor tal expresión, pues, sabemos que en muchos países del mundo aún se generan grandes negocios con el comercio de personas, especialmente niños (ver: www.solidaridad.net). De hecho la O.N.U. designó el 12 de Diciembre de 2006, como Día Internacional contra la Esclavitud, lo que revela la vigencia de este flagelo. Asimismo, ser igual en dignidad y derecho es un reconocimiento a la eliminación de castas y grupos privilegiados, de tal modo que no cabe actuar con sentido discriminador en ninguna actividad interna de este país, y sus órganos, agentes del Estado y particulares, deben estar concientes y asumir la infracción a las normas Constitucionales cuando ignoran este expreso mandato. Desde otro punto de vista, los órganos fiscalizadores deben ser eficaces y estar atentos a salvar y sancionar todo tipo de actos que desvirtúen la concepción de persona libre y el reconocimiento de la igualdad y la dignidad como atributos esenciales de la persona humana.

Art.1.- Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.

2.- El Estado al servicio de la persona.

La declaración de encontrarse el Estado al Servicio de la persona humana, en muchos casos resulta una mera declaración programática, sin consistencia real, por cuanto, la voluntad política del Estado aún no se encuentra conciente ni asume en su magnitud la importancia del mandato. Creo que ello es debido a la escasa experiencia en la administración del país, que desde su independencia han subyugado a la persona humana y sus derechos a posiciones contingentes e irreconciliables: pelucones y pipiolos; conservadores y liberales; izquierda y derecha. En materia de caudillismo nuestra historia está plagada de ellos: O”higginianos, Carreristas, Portalianos, Balmacedistas, Aguirristas, Pinochetistas, cada uno con su propia concepción de lo que es la democracia y, de lo que el Estado es para la sociedad, el pueblo y las garantías Constitucionales.

Sin embargo, allí está escrito, en la Carta Magna chilena el mandato del constituyente, espurio en su inicio, más, democrático en su ejercicio. Ahora, solo es necesario que la autoridad que se opone a lo fáctico o la lo faccioso, debe ser suficientemente fuerte, decidida y granítica en la adopción de tales principios, a fin de llevarlos a la realidad, pues, en ellos está la base de toda organización sana y de todo el respeto a los derechos del hombre, en consecuencia, la erradicación de la violencia en el trabajo, pero, también en la calle, en las escuelas, en el hogar y en las organizaciones.

3.- Respeto y promoción de los derechos esenciales.

C. P. R. 5to.- El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.

Como se lee en el mandato de la Constitución al Estado, es decir, a todos aquellos quienes representan este ente supra-individual de derecho público y a sus órganos, deben actuar como garantes de los derechos esenciales. Por ejemplo: el Poder Judicial, dentro de sus facultades, no puede tener duda alguna, temor, desidia u olvidar lo que la Constitución expresamente le manda. Lo mismo ocurre con los servicios públicos en general, con las fuerzas armadas, la educación y la salud, el orden tributario y económico. Toda actividad que se desvíe del reconocimiento, promoción o protección de los derechos esenciales, es por naturaleza violatoria de las Garantías Constitucionales y, por lo tanto, nula e ilegal en su naturaleza y en sus consecuencias. Todo órgano, agente o persona que no respete y/o haga respetar lo que la Constitución ordena, es un marginado y rebelde a los principios esenciales consignados en el cuerpo legal superior.

Sin perjucio de lo que la ley doméstica expresamente señala, siendo Chile un país que pertenece al concierto de naciones, se debe proteger los derechos esenciales que están expresamente amparados en los tratados internacionales y sancionar sin exepción a todo agente que viole las garantías expresamente señaladas en dichas leyes, como por ejemplo las materias que contienen el Tratado de Roma y el Tribunal Penal Internacional.

4.- Garantías Constitucionales en el trabajo.

19 n° 1.- Art. 19. La Constitución asegura a todas las personas:

1°. El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona.

2°. La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupos privilegiados. En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre. Hombres y mujeres son iguales ante la ley.

Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias;

4°. El respeto y protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona y de su familia.

9°. El derecho a la protección de la salud.

16°. La libertad de trabajo y su protección.

Toda persona tiene derecho a la libre contratación y a la libre elección del trabajo con una justa retribución.

Se prohíbe cualquiera discriminación que no se base en la capacidad o idoneidad personal, sin perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad chilena o límites de edad para determinados casos.

18°. El derecho a la seguridad social.

Las leyes que regulen el ejercicio de este derecho serán de quórum calificado.

La acción del Estado estará dirigida a garantizar el acceso de todos los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de instituciones públicas o privadas. La ley podrá establecer cotizaciones obligatorias.

El Estado supervigilará el adecuado ejercicio del derecho a la seguridad social;

A mayor abundamiento, el artículo 19, N° 16, de la Carta Constitucional, dice asegurar a toda persona los derechos esenciales para realizar un trabajo en convivencia y concordia a los derechos que le pertenecen por su sola calidad de ser humano, siendo el Estado el responsable de los actos que no cumplan con el mandato de la Constitución.

Supervigilar, es la más clara expresión constitucional, que obliga al Estado a tomar este deber de cuidado, protección, promoción, reconocimiento, ejercicio y respeto a los derechos que ella misma establece. De ahí, que no haya excusa alguna para eliminar la responsabilidad de éste, por falta de la prestación de este servicio exclusivamente a su cargo.

Este Principio se manifiesta también en el artículo 5° de la C.P.R., que dice:

“Art. 5. La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio. El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.

El Constituyente expresa que ni siquiera el ejercicio de la soberanía puede violentar los derechos que emanan de la naturaleza humana. Estos derechos son el límite del actuar de la soberanía. Asimismo, se expresa que los órganos del Estado tienen el deber de respetar y promover las garantías constitucionales. Es decir, nos encontramos frente a un deber activo, en ningún caso estático o catatónico, pues, “promover” implica una acción a favor de, en este caso de los derechos inalienables.

5.- Limitaciones al legislador.-

C. P. R. 26.- La seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio.

No podrá el legislador establecer normas, leyes o disposiciones legales que vengan a violentar la esencia de los derechos que la Carta Fundamental establece y consigna para beneficio de las libertades. No obstante vemos cada día como los agentes y órganos del estado se extralimitan en sus facultades sobre pasando estos derechos sin que haya el más mínimo reproche en contra de los órganos o agentes violentadores de tales principios.

Al acoso moral en el trabajo que afecta a más de un tercio de los siete millones de trabajadores chilenos es una de estas acciones, sino permitidas por el Estado chileno en una cantidad, al menos, absolutamente culpable de la obligación contenida en el art. 1° y en el art. 5 de la C.P.R., ya aludidos, en cuanto, hay una omisión en el respeto y en la promoción de ellas. Es decir, el hecho de que existan trabajadores que hoy día sean sujetos de hostigamiento y acoso, es incomprensible e injustificable bajo los principios constitucionales vigentes.

6.- Omisión al deber de fiscalización del acoso moral.

Corresponde entonces señalar por percepción más que por investigación, que los elementos fiscalizadores como la Dirección del Trabajo; el Servicio de Salud y los Tribunales de Justicia, no han aceptado el mandato constitucional de tutelar los derechos de los trabajadores o, a lo menos, lo han hecho deficiente e inadecuadamente. Ello significa que a los ojos de un observador objetivo, los fundamentos básicos y elementales de la democracia no operan en Chile, ello por que el entrenamiento de sus órganos y agentes no mira la defensa y tutela de las garantías constitucionales, dejando un gran vacío donde la violencia laboral, el acoso moral y sexual en los trabajadores, se constituye como una apología a la desesperación, a la reacción inadecuada, pero justificada en la desesperanza, al atropello permanente de los derechos de los trabajadores y como consecuencia de ello, un ataque directo a la paz social, que más temprano que tarde podría resentirse al punto de producir una gran explosión que destruya esta sociedad abrumadora y violenta. La violencia contenida en las relaciones laborales en Chile, es la principal fuente del temor, el odio y la agresión.

Esta falta de respuesta del Estado en la defensa de las garantías constitucionales se acredita de la comparación de cifras como las siguientes:

Se calcula que los accidentes laborales en Chile, que causan lesiones son alrededor de 350.000 a 400.000 al año. El número de muertos a causa o con ocasión del trabajo es alrededor de 350 trabajadores cada año. No obstante lo anterior, no existe un número de sanciones similares. Pero, si ello no fuera factible por no acreditarse el factor de atribución, no puede entenderse como no se castiga penalmente ni siquiera un porcentaje cercano al uno por ciento de estos casos, considerando que no es posible ni presentable sostener que no se ha determinado la culpabilidad del sujeto penal pasivo. De ello se desprende lo que entiendo como una sumisión intelectual del sistema, al poder económico. Del mismo modo, se sabe por estadísticas y por investigaciones oficiales, que un tercio de los trabajadores chilenos sufre acoso moral en el trabajo. Pero, no existe una respuesta laboral, civil o penal, en relación al alto número de personas afectadas por esta manifestación perversa en las prácticas laborales. Solamente, a fines del año recién pasado, se obtuvo en Recurso de Protección el reconocimiento judicial de forma de hostigamiento que afectaron la salud y dignidad de una trabajadora.

7.- El Derecho Internacional como Garantía.

El concepto de Derechos Humanos, ha sido frivolizado por la prensa y medios de comunicación social representativos de sectores indiferentes a su contenido y desarrollo, o sencillamente de grupos políticos y económicos, que ven en esta doctrina un freno a sus propósitos expansivos. Cuando se habla seriamente de los Derechos Humanos hablamos del Hombre, su existencia, sobrevivencia y de la calidad y mejoramiento de su vida, revalorando sus derechos esenciales, tanto aquellos que le pertenecen por su calidad de persona, como los externos sin cuya esfera protectora y complementaria, podría desarrollarse individual ni socialmente.

Resulta interesante reflexionar sobre las expresiones del primer párrafo del Preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos, en cuanto expresa:

“Preámbulo.

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”,

En palabras más directas, no hay libertad, no hay justicia y no hay paz, si no se reconocen la dignidad y los derechos esenciales del hombre.

De este modo, resulta que el Derecho Internacional Público se alza como un factor de protección a nivel universal de la Tabla reconocida como básica de aquellos que pertenecen a la persona por la sola razón de serlo. Una consecuencia de ello es el reconocimiento de la persona como sujeto del Derecho Internacional, por lo que bien puede comparecer ante ciertos órganos jurisdiccionales internacionales, verbigracia: Corte Europea de Derechos Humanos; Corte Internacional. Reconocimiento que eleva al individuo como centro de la organización política global.

7.1.- Es garantía el Principio de Autodeterminación de los Pueblos.

No nos cabe la menor duda que este Principio muy en boga en los periodos oscuros de la “guerra fría” entre Oriente y Occidente, ha sufrido un retroceso lamentable en presencia de la hegemonía global. Entendemos que el individuo no es un ser aislado y, para que pueda sobrevivir en calidad de persona, necesita un hábitat geográfico, político y humano. En este hábitat, como en la privacidad de su domicilio, el hombre tiene derecho a optar por las condiciones que colectivamente mejor le acomode, reconociéndosele su autodeterminación, elemento necesario para preservar su autenticidad, sus tradiciones, su raigambre y sentido de pertenencia y promover su futuro en los términos que soberanamente lo exprese dentro de las diversas formas de organización política y dando al Estado los deslindes y perfiles que le sean más apropiados a su naturaleza. Ello implica el reconocimiento de la dignidad de los pueblos, y la aceptación que todos los pueblos somos iguales en derechos y facultades. Una conducta es absolutamente determinante de la otra. La dignidad personal es pues, la base de la dignidad nacional que se expresa a través del Principio de la Libre Autodeterminación de los Pueblos.

7.2.- El Derecho Internacional fuente del Derecho Interno.-

En este aspecto, y especialmente en materia del Trabajo, en cuyo ámbito se inserta también la Seguridad Social, se puede observar con nitidez y claridad, como las normas del derecho internacional han proveído los fundamentos modernos para encontrar el justo equilibrio entre los derechos de los empleadores y de los trabajadores. Los tratados internacionales sobre derechos humanos, los pactos y convenios sobre prácticas sanas de trabajo, sobre seguridad laboral, horarios, trabajo de gente de mar, medicina laboral, accidentes y enfermedades profesionales y muchos otros, dejan su impronta en las legislaciones de todos los países miembros de la organización internacional.

Esta observación importa, entonces, reconocer que la vinculación internacional obliga a las naciones a adoptar normas con sentido protector de los derechos esenciales, que se traducen como facultades otorgadas por la Ley o Garantías reconocidas por las constituciones políticas. De esta forma integran las diferentes cartas constitucionales los derechos económicos; los derechos sociales y los derechos culturales.

8.- Artículo 5 del Código del Trabajo, derechos del empleador y Garantías Constitucionales

8.1.- Aspectos Generales:

En ámbito del Derecho del Trabajo el desarrollo de su normativa ha evolucionado en forma permanente. Ello en un propósito ético innegable: establecer un equilibrio entre las relaciones jurídicas y sociales, derivadas de las relaciones productivas, entre los trabajadores y los empleadores.

Sin esta evolución, los rasgos de la sociedad se habrían establecido en manifestaciones de fuerza y violencia, impidiendo el desarrollo de un mundo más civilizado. Es evidente que el legislador así lo ha considerado al proponer modificaciones conforme la realidad de estas relaciones entre capital y trabajo se va expandiendo. El pequeño logro obtenido por la sociedad hasta estos tiempos, no ha sido gratuito ni pacífico. Hay que entender, que en cuanto hay mayor grado de educación, información e interrelación de los factores productivos y los sujetos que en ellos participan, mayores son también los grados de exigencia para lograr estadios más armónicos y equitativos.

En los tiempos actuales un concepto ha marcado la diferencia respecto de otras épocas. Hoy se está exigiendo se lleve a la realidad, a la práctica, todo lo acumulado en el conocimiento de la humanidad sobre los derechos esenciales del hombre contenidos en la doctrina de Los Derechos Humanos.

Al respecto, el art. 5º del Código del Trabajo, señala en alguna medida esta orientación, como un aporte más dentro de la normativa laboral informada en estos contenidos doctrinales.

Dice el Art. 5 del Código del Trabajo

Artículo 5º. El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos.

Los derechos establecidos por las leyes laborales son irrenunciables, mientras subsista el contrato de trabajo.

Los contratos individuales y colectivos de trabajo podrán ser modificados, por mutuo consentimiento, en aquellas materias en que las partes hayan podido convenir libremente.

8.2.- Análisis:

8.2.1.- Los derechos del empleador:

El artículo comentado comienza señalando que el empleador tiene facultades que puede poner en ejercicio en la relación contractual. Son los derechos que nacen precisamente del Contrato de Trabajo. Ello se subentiende, al emplear el legislador la expresión “empleador”. Lo que importa significar, pues, el dueño de la obra, empresario, cualquiera sea su actividad, tiene muchos más derechos aparte de los derechos como empleador y que son propios de su actividad como empresario o dueño de los medios de producción, asunto al que ya nos hemos referido en el Tema “Los derechos del Empresario”

El inciso primero del artículo 5 del Código del Trabajo, reconociendo estos derechos del empleador consignados a lo largo del texto legal, expresa también que su ejercicio se encuentra sujeto a limitaciones. Estas limitaciones no son otras que las Garantías Constitucionales de los trabajadores.

Al respecto, conviene precisar, que el texto legal pareciera decir que los trabajadores tienen un estatuto distinto al de las demás personas en cuanto a las Garantías Constitucionales. Ello no es así, pero, es cierto que dentro de la Garantías Constitucionales, que son los derechos que la Constitución garantiza a todos los habitantes de la República, existen algunos que se ajustan precisamente a los trabajadores. Ejemplo: el derecho a reunirse, el derecho a sindicalizarse; el derecho a discutir los convenios colectivos, el derecho a no ser discriminados por razón de sexo, nacionalidad, religión, ideas políticas, color, etc, etc.

En este orden de ideas al final del Art. 5 comentado, el legislador precisa que: “en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos.” Es decir, las limitaciones de los derechos del empleador, no sólo dicen relación con los derechos o garantías esenciales del trabajador en cuanto a su calidad de tal, sino, a todas las garantías, especialmente cuando pudieran afectar el Derecho a la Intimidad; el Derecho a la Vida Privada o el Derecho a la Honra.

8.2.3.- IRRENUNCIABILIDAD DE LOS DERECHOS LABORALES.

El inciso segundo de la disposición que nos preocupa, consigna un beneficio que indudablemente favorece a los trabajadores. Pues, conocida es su situación de parte más débil en la relación contractual laboral. Si ello no fuera establecido por una norma de derecho público, todo contrato laboral expresaría la renuncia del trabajador a sus derechos fundamentales. Constituiría una cláusula obligada para el trabajador.

Lo anterior implica que el contrato de trabajo, siendo verbal por excelencia, con obligación para el empleador de ser escriturado, no es sólo la hoja básica que se adquiere en las librerías. Ello no es así, porque la circunstancia de no poder ser renunciables los derechos de los trabajadores, expande el contrato materialmente a todas las disposiciones de carácter público, que superan la voluntad de las partes. Ejemplo de ello es el caso que el salario mínimo está establecido por ley; la jornada laboral se encuentra regulada legalmente. En consecuencia, por voluntad contractual no podría fijarse un salario menor al legal, ni implantarse una jornada de trabajo superior a la permitida por la ley.

Del mismo modo son irrenunciables las normas sobre previsión, salud y seguro de accidentes. Temas como remuneraciones, feriados, no pueden ser renunciados por el trabajador, sin perjuicio, que fijando la Ley el tope mínimo, la voluntad de las partes, lo que generalmente ocurre, supere dichos mínimos exigibles legalmente, en beneficio del trabajador.

Un aspecto que siempre resulta discutible se refiere al reglamento de Orden, Higiene y Seguridad. Dicho Reglamento, si bien es cierto también se adhiere al contrato de trabajo como fuente de obligaciones laborales para el trabajador, no es menos, que en el no puede incluirse cláusulas discriminatorias o que atenten contra los derechos fundamentales del trabajador, en todos sus aspectos.

8.3.- MODIFICACIONES DEL CONTRATO.

Otra limitación que establece el artículo 5º que nos preocupa, se refiere a las posibilidades de modificaciones del contrato de trabajo. Para entender mejor este asunto debemos remitirnos al derecho sustantivo u ordinario. El art. 1437 del Código civil señala como una de las fuentes de las obligaciones es el contrato y otra es la Ley. El artículo 1545 y 1546 del mismo cuerpo legal, señalan que los contratos legalmente otorgados son una Ley para los contratantes y no puede ser modificado, sin no es por mutuo consentimiento o por causas legales. Asimismo, la última disposición, expresa que en la ejecución de los contratos rige el principio de la Buena Fe, y por tanto, obliga, no solo a lo en ellos se expresa, sino, también a lo que por costumbre, naturaleza, les pertenece.

En este orden de ideas el artículo 5º, del tema, no hace sino reafirmar este principio jurídico. En efecto expresa textualmente dicho inciso:

“Los contratos individuales y colectivos de trabajo podrán ser modificados, por mutuo consentimiento, en aquellas materias en que las partes hayan podido convenir libremente.”

Primer tópico: Los contratos de trabajo no pueden ser modificados unilateralmente, tanto por el trabajador, como por el empleador. Sin perjuicio de lo que digamos más adelante sobre el ius variandi.

Segundo tópico: Solo pueden ser modificados si las partes se encuentran de acuerdo en dicha modificación.

Tercer tópico: Solo pueden modificarse en aquellas materias en que las partes hayan podido convenir libremente. Es decir respecto a derechos que no sean irrenunciables. En esos derechos aunque haya acuerdo este no tiene efecto alguno.

El ius variandi: Es el derecho del empleador a cambiar unilateralmente las funciones del trabajador, cuando el cambio no le perjudique económicamente y cuando no afecta a su honra y dignidad.

8.4.-CONCLUSIÓN (del párrafo).

Como conclusión, atendamos lo que expresa una sentencia de la I. C. De Ap. De Santiago, de 28 de Noviembre de 1996, Rol: Nº 981-96.

“Una relación laboral expresada a través de un contrato de trabajo escriturado, no solo queda enmarcado dentro de las estipulaciones del mismo, sino que deben también entenderse como cláusulas incorporadas a él las que derivan de la reiteración del pago y omisión de determinados beneficios y prácticas relativas a funciones, jornadas, aplicadas por las partes durante un lapso prolongado, con anuencia diaria y periódica de las mismas, que determina la existencia de una cláusula tácita, la que debe entenderse como parte integrante del contrato respectivo.

Otra:

“Los contratos solo pueden ser modificados con acuerdo de los contratantes. Las modificaciones deben consignadas por escrito y firmada por las partes. Los contratos deben celebrarse de buena fe. Corte Suprema, Sentencia de 19 de Julio de 1988.

9.- El Acoso Moral como ilícito.

9.1.- Coincidencias de elementos entre Acoso Moral y acción u omisión ilícita.

Todo ilícito tiene condiciones o exige que conlleve copulativamente los requisitos necesarios y propios de su naturaleza.

  1. Una acción u omisión ejecutada por un sujeto activo.
  2. Que esa acción u omisión sea atribuible a dicho sujeto.
  3. Los factores de atribución subjetivos, conforme a la teoría de la “culpa” son: El Dolo y la Culpa.
  4. Es necesario que la acción u omisión culpable cause Daños.
  5. Se exige también la relación de causalidad entre la acción culpable y el Daño.

Al examinar los elementos de mobbing reconocidos por la doctrina internacional y por los fallos de diversos tribunales en los países en que se ha sancionado este ilícito, podemos apreciar que sus elementos fundamentales son:

  1. Una acción u omisión que reviste características de hostigamiento, discriminación, acoso moral, humillación de la víctima o cualquier ataque contra su dignidad.
  2. Esta acción u omisión es pensada, planificada y cuenta en muchos casos con la colaboración de otras personas distintas al acosador.
  3. Son reiteradas o presentan una permanencia característica que las distingue de las llamadas de atención disciplinarias o de gestión correctiva en el plano de las facultades jerárquicas.
  4. Tienen un propósito ilícito: atacar la dignidad de la víctima, lo que acarrea lesiones o enfermedades físicas y psíquicas.
  5. El acosador actúa siempre sobre seguro, sea por el número de atacantes o por el poder que detenta.

En la presente descripción de los elementos del Acoso Moral podemos apreciar la coincidencia con los elementos del ilícito, por lo que no nos cabe duda que el vacío legal en lo penal, no puede transformarse también en impunidad desde el punto del Derecho Laboral y sobre responsabilidad del acosador.

9.2.- Acoso Moral, como ilícito en Derecho del Trabajo.-

Al iniciar este párrafo, nos encontramos con la disyuntiva de hacer un análisis en abstracto del art. 2° del Código del Trabajo o, para mejor comprensión tener a la vista el texto legal. Obviamente, nuestro propósito es ayudar a entender a los afectados, víctimas del flagelo, a los trabajadores y a quienes necesitan conocer de sus derechos fundamentales, lo que la Ley les otorga, más que realizar un fino y académico trabajo de investigación para poblar las bibliotecas alimentadas ya, brillantemente, por nuestros profesores y maestros del Derecho Laboral.

Art.2.- Reconócese la función social que cumple el trabajo y la libertad de las personas para contratar y dedicar su esfuerzo a la labor lícita que elijan.

A nuestro entender la Ley 19.759 que modificó el C.T. dio un mayor realce a lo que se ha denominado los derechos fundamentales de los trabajadores. Comienza el artículo señalando que el trabajo cumple una función social y junto a esta concepción se reconoce para su ejercicio el derecho a la libertad para contratar. Evidentemente, hay una aplicación realista del aporte legislativo, desde que la integración del trabajo como elemento de bien común y de satisfacción personal, con consecuencias para toda la sociedad, tanto del punto de vista ético como del resultado beneficioso, ha sido un anhelo del pensamiento moderno expresado en Rerun Novarum hace unos ciento treinta años ya.

El mandato del art. 2°, entonces, no puede extrañarnos, por cuanto la Constitución de la República asegura el derecho a la libre contratación, la protección y a la libre elección del trabajo con una justa remuneración. Este derecho se encuentra también garantizado por el Pacto Internacional de Derechos Económicos y Sociales.

La disposición continúa expresando en su inciso segundo que todo tipo o forma de discriminación, salvo la que se base en la capacidad personal y, asimismo, se señala que ninguna Ley o autoridad pública podrá realizar exigencias que atenten contra esta libertad de trabajo o que sea constitutiva de prácticas discriminatorias. ( conc. art. 19 N° 16, C.P.R.).

En perfecta concordancia con las normas internacionales y con las disposiciones de la Carta Fundamental el art. 2° del C.T. expresa luego, en su inciso segundo:

Las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el empleo.

El texto del C. T. nos lleva a relacionar la libertad de trabajo y para contratar, con otro derecho esencial de la persona, tal vez uno de los más importantes por su carácter polivalente, en cuanto es un derecho humano que no puede ser separado de otros partiendo de la base que ningún derecho esencial garantizado por la C.P. R., podría ser ejercido a cabalidad si no estuviera impregnado de la Dignidad Humana.

Esta garantía constitucional, la Dignidad Humana, se encadena conforme a lo prevenido en el art. 19 N° 4, de la C.P. con el Derecho a la Intimidad y a la Honra como también al Derecho a la Integridad física y psíquica, entre otros derechos humanos.

El C. T. ejemplifica, como contrario a la dignidad de las personas, el acoso sexual en el trabajo. Lo que nos lleva a preguntarnos:

¿el acoso sexual está expresado a vía de ejemplo?

¿los otros tipos y formas de acoso, son también igualmente reprochables en cuanto ataquen la dignidad de la persona?

Resulta evidente que, como se dijo, la mención del acoso sexual se ha utilizado como una de las tantas formas de violencia en el trabajo y de discriminación o de cualquier práctica que atente contra la dignidad de la persona. He aquí, entonces cuando nuestra tesis comienza a comprobarse: El acoso moral como forma de violencia en el trabajo ataca y violenta la dignidad de la persona y los derechos fundamentales del trabajador causando daño físico y psíquico, cabe calificarlas también como una manera de discriminar en su amplia acepción.

Desde otro punto de vista el acoso sexual reviste elementos de violencia en el trabajo que son similares al acoso moral. Se podría decir al respecto que acoso moral es el género y acoso sexual la especie, pero, en ambos casos se trata de violencia ejercida en el trabajo; en forma continua y permanente; por un tiempo prolongado; con efectos nocivos para la salud física y psíquica de la víctima y, en ambos casos, tiene consecuencias de carácter laboral relacionadas con la estabilidad, haciendo incompatible la relación en el interior del trabajo o ambiente laboral, con la dignidad de la persona del trabajador.

El art. 2° del C. del T., señala también que:

Son contrarios a los principios de las leyes laborales los actos de discriminación. Los actos de discriminación son las distinciones, exclusiones o preferencias basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación, religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, que tengan por objeto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.

A mayor claridad y abundamiento de ideas, es el propio art. 2° del C.T. quien se encarga de aclararnos que otras acciones son calificadas de actos de discriminación. Enumera dicho inciso: motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicalización, religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, cuando estas circunstancias tengan por objeto anular la igualdad de oportunidades o de trato.

Significativo resulta el hecho que todos estos ejemplos de actos de discriminación son elementos comunes a la violencia laboral manifestada en sus diversas formas sea acoso moral, acoso sexual, xenofobia, intolerancia, origen, nacionalidad, de tal modo que se pueden establecer como elementos claramente significativos de ilícitos, en cuanto, conductas tipificadas por la Ley laboral como ilícitas.

Otros ejemplos de discriminación nos entrega el inciso siguiente al señalar que:

Por lo anterior y sin perjuicio de otras disposiciones de este Código, son actos de discriminación las ofertas de trabajo efectuadas por un empleador, directamente o a través de terceros y por cualquier medio, que señalen como un requisito para postular a ellas cualquiera de las condiciones referidas en el inciso cuarto.

A pesar de estos claros preceptos, es regular la oferta pública de trabajo formulando exigencias que atentan directamente contra los principios de anti discriminación establecidos en la Constitución Política y en las leyes laborales. Se trata de una pérdida de conciencia social y de valores humanistas que restan la verdadera trascendencia del trabajo como base del desarrollo del hombre en sociedad. Es también una forma de apreciar como la Ética de los empresarios, en general, adolece de la concepción del trabajo reconocida por la Carta de Filadelfia y elevados documentos de valor universal. Por ello el propio legislador prohíbe prácticas discriminatorias en la forma que a continuación se expresa:

Ningún empleador podrá condicionar la contratación de trabajadores a la ausencia de obligaciones de carácter económico, financiero, bancario o comercial que, conforme a la ley, puedan ser comunicadas por los responsables de registros o bancos de datos personales; ni exigir para dicho fin declaración ni certificado alguno. Exceptúanse solamente los trabajadores que tengan poder para representar al empleador, tales como gerentes, subgerentes, agentes o apoderados, siempre que, en todos estos casos, estén dotados, a lo menos, de facultades generales de administración; y los trabajadores que tengan a su cargo la recaudación, administración o custodia de fondos o valores de cualquier naturaleza.

Dos disposiciones importantísimas redondean esta disposición. La primera que señala que por disposición de la Ley se entienden incorporados a los contratos las disposiciones que prohíben las prácticas discriminatorias. Ello por cuanto serían letra muerta de no disponerlo así el legislador. Lo segundo, que el Estado se convierte en garante del derecho del trabajador a elegir en forma libre su trabajo, pero, además, a fiscalizar el cumplimiento de las normas vigentes contra la discriminación.

Lo dispuesto en los incisos terceros y cuarto de este artículo y las obligaciones que de ellos emanan para los empleadores, se entenderán incorporadas en los contratos de trabajo que se celebren.

Corresponde al Estado amparar al trabajador en su derecho a elegir libremente su trabajo y velar por el cumplimiento de las normas que regulan la prestación de los servicios.

El acoso moral en el trabajo altera toda relación entre los factores de la producción en especial en cuanto a las que deben darse entre patrones y trabajadores. Es además un acto discriminatorio, un elemento claro de violencia, y su práctica ataca los elementos más sensibles de la persona como es su dignidad como tal, su integridad física y psíquica y su derecho al ejercicio del trabajo en un ambiente grato y saludable.

No entenderlo de ese modo es alimentar los perversos rencores que produce la desigualdad y el desequilibrio entre los hombres y es un atentado contra el bien común y la paz social. El artículo 2° del Código del Trabajo Chileno, da la pauta del comportamiento empresarial y entrega un concepto superior de lo que la vida productiva debe entender por trabajo. Solo queda a los jueces, como agentes del Estado, cumplir con el mandato de fiscalizar y sancionar las infracciones a tan relevante disposición.

10.- Acoso moral, Garantías Constitucionales y Recurso Constitucional.-

10.1.- Introducción.

La más extraña paradoja se presenta en las bases constitucionales de nuestro país a partir de la Constitución de 1980. Nadie duda que el origen de dicha Carta Fundamental sea absolutamente espurio, pues fue aprobada en un estado de facto, cuando no existían instituciones democráticas y los tribunales no operaban en la defensa de los derechos personales. Nadie discute que esa Carta de organización política, fue dictada en momentos de apremio a los derechos civiles, políticos y sociales. Sin embargo, contiene normas que si de hecho se cumplieran a cabalidad significaría un salto adelante en la calidad de nuestro Estado “de Derecho” y en el respeto y reconocimiento de los DD.HH. El decálogo de garantías constitucionales transforma a esta Constitución en uno de los documentos de mayor alcance en el reconocimiento de los derechos esenciales y, por ello debiera ser, un elemento jurídico insalvable para toda acción antidemocrática y autoritaria.

10.2.- Los derechos esenciales garantizados.

Importa entonces conocer cuales son los derechos de la persona garantizados por esta Constitución y para ello debemos acceder a los que consigna el artículo 19 de la Carta, bajo el Título “De los Derechos y Deberes Constitucionales”.

Art. 19. La Constitución asegura a todas las personas:

  1. El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona.
  2. La igualdad ante la ley
  3. La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos.
  4. El respeto y protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona y de su familia.
  5. La inviolabilidad del hogar y de toda forma de comunicación privada.
  6. La libertad de conciencia, la manifestación de todas las creencias y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público.
  7. El derecho a la libertad personal y a la seguridad individual.
  8. El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza.
  9. El derecho a la protección de la salud.
  10. El derecho a la educación.
  11. La libertad de enseñanza incluye el derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales.
  12. La libertad de emitir opinión y la de informar, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio, sin perjuicio de responder de los delitos y abusos que se cometan en el ejercicio de estas libertades, en conformidad a la ley, la que deber ser de quórum calificado.
  13. El derecho a reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas.
  14. El derecho de presentar peticiones a la autoridad, sobre cualquier asunto de interés público o privado, sin otra limitación que la de proceder en términos respetuosos y convenientes;
  15. El derecho de asociarse sin permiso previo.
  16. La libertad de trabajo y su protección.
  17. La admisión a todas las funciones y empleos públicos, sin otros requisitos que los que impongan la Constitución y las leyes;18. El derecho a la seguridad social.
  18. El derecho de sindicarse en los casos y forma que señale la ley. La afiliación sindical será siempre voluntaria.
  19. La igual repartición de los tributos en proporción a las rentas o en la progresión o forma que fije la ley, y la igual repartición de las demás cargas públicas.
  20. El derecho a desarrollar cualquiera actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden público o a la seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulen.
  21. La no discriminación arbitraria en el trato que deben dar el Estado y sus organismos en materia económica.
  22. La libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes, excepto aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres o que deban pertenecer a la Nación toda y la ley lo declare así.
  23. El derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales o incorporales..
  24. La libertad de crear y difundir las artes, así como el derecho del autor sobre sus creaciones intelectuales y artísticas de cualquier especie, por el tiempo que señale la ley y que no será inferior al de la vida del titular.
  25. La seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio.

La sola mención de ellos nos permite señalar que la Constitución reconoce los derechos esenciales para el desarrollo del Hombre. Tan extraordinariamente potentes se alzan estos derechos, que reconociendo, asimismo, la Constitución que es deber de los órganos del Estado respetarlos y promoverlos, así como los reconocidos por los tratados internacionales ratificados por Chile y, que se encuentren vigentes, ellos limitan incluso la soberanía radicada en la Nación y ejercida por medio de un plebiscito. (art. 5, C.P.R.).

10.3.- Acciones Tutelares.-

Las acciones pueden entenderse como la facultad de quien es propietario de un derecho, para requerir su reconocimiento por el Estado o los particulares, en caso que sean conculcados por estos. Es una forma poner en ejercicio el proceso tutelar.

Si estos derechos no tuvieren acciones tutelares para reivindicarlos en caso de ser conculcados, serían meramente programáticos y de escaso valor real. Por ello, hay que entender por qué, la misma Constitución, se ha encargado de establecer un procedimiento a fin de resguardar el pleno ejercicio de las Garantías Constitucionales y restituir el imperio del Derecho, cuando alguno de ellos ha sido amagado por la acción del Estado o de terceros.

Desde ya dejamos constancia que los órganos del Estado y sus agentes, no siempre se encuentran en disposición de cumplir el mandato Constitucional y, asimismo, los particulares realizan actividades reñidas con los logros de modernización del derecho público fundamental. Ejemplos de ellos hay muchos en la vida diaria: El Servicio de Registro Civil no cumple una resolución judicial, la objeta y la remite, sin cumplir a un órgano disciplinario sin carácter jurisdiccional, provocando un procedimiento anómalo contra la ritualidad procesal y dejando sin satisfacción la demanda de un ciudadano. Este mismo Servicio declara fallecida una persona que se encuentra viva y plena de salud, y se niega a solucionar el error administrativamente. El Poder Judicial interpreta una Ley al punto de desvirtuar su contenido en la aplicación al caso práctico. La Dirección del Trabajo emite resoluciones que implican entrar al terreno jurisdiccional reservado para los Tribunales de Justicia, etc.

Es decir, los derechos esenciales sin acciones tutelares no tienen significación real. Aún bajo el normal funcionamiento de los órganos jurisdiccionales. Por ello, hoy en Chile hay un fuerte movimiento para la creación de un órgano fiscalizador independiente, pero con mayor autoridad, a fin de ayudar al respeto y reconocimiento de los derechos constitucionales del ciudadano: El Defensor del Pueblo.

10.4.- Algunas acciones tutelares.-

En materia de la tutela de los derechos siempre hay dos caminos a lo menos para salvar las violaciones a los garantizados por la Constitución: El más importante a nuestro entender por su especialización sobre la materia y por su rapidez para salvaguardar los derechos, es el Recurso de Protección, un recurso de carácter constitucional por excelencia, dispuesto por el legislador en un elevado grado de especialización, para los fines de restituir aquellos que han sido trasgredidos por el Estado, sus órganos o agentes, o por terceros y restaurar el Imperio del Derecho.

Una segunda acción de carácter general, es la actividad jurisdiccional entregada a los tribunales de Justicia legalmente constituidos. Los tribunales no pueden excusarse de cumplir con el mandato Constitucional de resolver los problemas que las partes pongan en su conocimiento, dentro de su competencia. Ello constituye una garantía de legalidad y de asistencia frente al requerimiento de los particulares, cuando sus derechos se encuentran en entredicho con terceros o con el aparato del Estado, sus órganos y sus agentes. No hay materia que estando dentro de la competencia de los Tribunales, estos no se encuentren obligados a conocer, substanciar y fallar, en estas materias se encuentran la mayoría de las garantías constitucionales reglamentadas por leyes u otras normas. En todo caso, si existiera una laguna legal o ausencia de Ley, los Tribunales están obligados a asumir su compromiso recurriendo a los Tratados o a los Principios de Equidad.

10.4.1.- Importancia de la tutela general.-

Adelantándonos a un desarrollo posterior, digamos brevemente que se reconoce dicha importancia en una situación de Acoso Moral en el Trabajo, debido a que este ilícito es precisamente un ataque a derechos fundamentales que se encuentran garantizados por la Constitución Política. En efecto, el Acoso Moral, ataca a lo menos las siguientes Garantías Constitucionales consignadas en el art. 19 de dicha Carta:

El N° 1, el derecho a la vida y la integridad física y psíquica.

El N° 2, la igualdad ante la Ley.

El N° 3, la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos.

El N° 4, el respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia.

El N° 16. la libertad de trabajo y su protección.

Desde otro punto de vista, reafirmamos el convencimiento que los Tribunales aún ante la ausencia de Ley, como en el caso de autos, no pueden denegar el acceso a la Justicia, pues, Constitucional y legalmente, se encuentran obligados a conocer y resolver “todos” los asuntos que se encuentren bajo su competencia, y la “violencia laboral” está bajo la competencia de los Jueces del Trabajo, idea avalada por el artículo 420 del Código del Trabajo Chileno, que entrega a los Jueces Laborales los asuntos derivados de las relaciones entre trabajadores y empleadores en relación al contrato de trabajo, los asuntos de Seguridad Social y aquellos que deriven de la responsabilidad del patrono en la aplicación de la Ley 16.744, Del Seguro Social Sobre Accidentes Laborales y Enfermedades Profesionales.

11.- EL RECURSO DE PROTECCIÓN.

11.1.- Texto Legal.-

Constitución Política de la república, Art. 20.

“El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales, sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el artículo 19, números 1., 2., 3. inciso cuarto, 4., 5., 6., 9. inciso final, 11., 12., 13., 15., 16. en lo relativo a la libertad de trabajo y al derecho a su libre elección y libre contratación, y a lo establecido en el inciso cuarto, 19., 21., 22., 23., 24. y 25, podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre, a la Corte de Apelaciones respectiva, la que adoptará de inmediato las providencias que juzgue necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del afectado, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad o los tribunales correspondientes.

Procederá también, el recurso de protección en el caso del No. 8. del artículo 19, cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto arbitrario e ilegal imputable a una autoridad o persona determinada”.

11.2.- Modo de accionar.-

La Constitución ha facilitado el modo de poner en movimiento la acción de la Justicia en defensa de las garantías constitucionales, y podemos afirmar que cualquier persona en conocimiento de un hecho que conculque las garantías propias o de otro, puede recurrir a favor de éste, a la Corte de Apelaciones del lugar con el objeto que, haciendo saber a ese tribunal el atentado al derecho o derechos constitucionales garantizados en el art. 19, y especificados en el art. 20 de la Carta Fundamental, éste adopte con la máxima rapidez las medidas para restablecer ese o esos derechos conculcados y restablecer el imperio de la legalidad.

También puede recurrir por si mismo. Pero, suele ocurrir, que quienes tienen esta obligación de proteger, muchas veces, actúan temerosamente, solicitando, antes de tomar las providencias necesarias de protección, informes y antecedentes, que dilatan las medidas restitutorias del derecho amagado y menos aún, la protección de la víctima, haciendo caso omiso del mandato Constitucional. Esta pacatería suele confundirse con prudencia, virtud que mal usada siempre termina por beneficiar a quienes transgreden las normas constitucionales y no a las víctimas.

12.-ACOSO MORAL

12.1.- Concepto.

El acoso moral, como una forma de violencia, especialmente en el trabajo, es a no dudarlo, uno de los más odiosos modos de destruir a una persona. Se ha llegado a decir que se trata de un crimen silencioso, que no deja huella en el autor y que además, le permite impunidad. En gran parte ello es cierto, pero sólo en medida que la víctima incurra en el error de aislarse y no expresar su malestar o su calidad de víctima de acoso. Por ello importa educar a la ciudadanía y especialmente a aquellos que se encuentran en zonas riesgosas de acoso moral: las empresas; los servicios públicos; las universidades; las escuelas; el vecindario.

El acoso moral en el trabajo, es sufrido en Chile por un elevado número de trabajadores, alrededor del tercio de los activos, según encuesta de la Empresa Forum, solicitada por la Dirección del Trabajo, organismo de gobierno especializado en temas laborales. Llamado también “bossing”; psicoterrorismo laboral”; “mobbing”, consiste en el ataque, acorralamiento, hostigamiento a una persona que se manifiesta por hechos destinados a quebrantar la moral, la estabilidad psicológica y el ánimo, y que se practica permanente o continuamente, durante un tiempo prolongado, y que en la mayoría de los casos se encuentra destinado a obtener el retiro, la renuncia o el abandono del trabajo de la víctima, quien queda marginada, aislada y destruida en su salud y dignidad.

10.2.- Garantías Constitucionales violentadas por el Mobbing.

En conocimiento de la tabla de garantías constitucionales nos es más fácil establecer cuales son aquellas que el acoso moral, mobbing, o psicoterrorismo ataca fundamentalmente. Si quisiéramos extender los derechos amagados por el acoso moral no pecaríamos en lo mínimo, si dijéramos que es la gran mayoría de los señalados en el artículo 19 de la C.P.R., pero, a fin de dar mayor precisión al tema señalaremos los que la doctrina y la reciente jurisprudencia chilena sobre esta materia reconocen. Ellos a nuestro entender son:

1.- La integridad física o psíquica.

Ello resulta casi obvio, pues, uno de los efectos más reconocidos del mobbing es la “depresión”, reconocida en el Decreto Supremo 73, del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, publicada el 7 de Marzo de 2006, como “NEURÓSIS LABORAL”, Dicho decreto amplió la tabla de enfermedades laborales, estableciendo en un concepto amplio la neurosis a causa o con ocasión del trabajo, modificando la Ley 16.744, al integrar al sistema de enfermedades profesionales la aludida. En este mismo sentido la psiquiatría y la psicología sustentan que el desequilibrio psíquico produce una serie de enfermedades consecuenciales, como las cardiovasculares; colon irritable; depresión; angustia; pánico; taquicardias; dolores musculares; y otros, pero más aún, puede llevar hasta el suicidio.

2.- La Dignidad personal y familiar.-

Resulta evidente que el hombre (como especie) acosado produce una desintegración en el seno familiar, pues, el acoso en cuanto hostigamiento, humillación y maltrato, ataca la calidad de persona en su significado individual y social, proyectando este malestar en el seno familiar y, ciertamente, en la convivencia social. El individuo se aislará y reducirá a su mínima expresión sufriendo fuerte polarización de su ánimo impidiendo la armonía con su entorno.

La dignidad es un derecho esencial polivalente. Su existencia como elemento integrado al individuo influye en el ejercicio de todas las otras garantías. Por decirlo de otro modo, sin dignidad no hay derecho pleno a la vida. Tampoco a la libertad. Se diluye el derecho a la igualdad ante la Ley y se hace incomprensible el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, incluso a otros derechos materiales como el derecho a la propiedad.

¿Cómo podría el hombre actuar como tal sin dignidad?

Ello resulta incomprensible.

3.- Igualdad ante la Ley.

El acoso moral es por esencia discriminador. Aislante y marginador. Por ello no existe igualdad de trato, tanto frente a los órganos del estado como en las normas mínimas del diario vivir, trabajar, estudiar o convivir en un estadio ciudadano de pares. Lo peor, es que crea privilegios laborales derivados, muchas veces del poder jerárquico, de mando o de la posición superior del acosador ante la víctima.

4.- La igual protección de la Ley en el ejercicio de sus derechos.

Tiene relación con el hecho que la víctima a esta fecha, había perdido en Chile toda posibilidad que la Ley la protegiera frente al hostigamiento. De hecho, sin saber a causa de que recurrir ante los Tribunales por ausencia de Ley, la víctima sufre una paralización psicológica y jurídica. Lo que nos lleva a señalar la importancia de quienes se dedican a la promoción del reconocimiento y defensa del acoso moral y, en general de todo tipo de violencia.

5.- El Trabajo: su libre elección y su protección.-

El derecho a elegir y trabajar en un sistema libre de asperezas se desintegra frente al acoso moral.

El trabajador sumido en el peso de sus obligaciones trata de aceptar una vida llena de oprobio, vergüenza y humillación. No tiene alternativa. Su familia exige un sacrificio y debe soportar toda suerte de infamias para mantener el trabajo del cual obtiene su sustento y el sustento familiar. Este trabajo no puede ser considerado libre, menos aún, protegido. En ello, el Estado y sus órganos fiscalizadores y sancionadores, tanto como los jurisdiccionales, han estado sometidos a la sumisión intelectual del poder, actuando débilmente frente a los casos de violencia moral en el trabajo. Digamos de paso, que el legislador ha cometido errores profundos en la dictación de la única Ley contra violencia laboral, concretamente contra el “acoso sexual”, reconociéndolo y sancionándolo, pero al mismo tiempo, expresando que la no prueba en juicio hace al o a la demandante responsable de los Daños que la demanda por acoso sexual, ocasione al demandado. A nadie se le ocurre que esta demanda puede ser un abuso del derecho. Estaríamos de acuerdo en la proposición legal, siempre y cuando se obligara a probar al demandado, no solo los perjuicios, sino, el Dolo o la Culpa, de la demandante al deducir una demanda cuyos hechos no se acrediten, pues, una cosa es la verdad jurídica y otra cosa, es la prueba de esa verdad.

6.- Libertades relativas al pensar, expresar ideales de conciencia, políticas, sindicales, religiosas, etc.

En Chile, país donde las organizaciones facciosas aún tienen un inmenso poder, especialmente en el corazón del Estado, los dirigentes sindicales son perseguidos, aislados, separados de sus labores sin que la Ley y la Judicatura puedan apreciar en la realidad, como se burlan las garantías más elementales en que se sustentan el bien común y la paz social. Lo más terrible es, que aparece que no les interesa, en medio de su empatía con la frivolidad de un mundo ajeno a Principios Morales sólidos y donde se hace una aplicación, fría y socialmente desvinculada, de la ley.

7.- Protección de la libertad de trabajo.

He aquí todo un capítulo destinado a quienes administran justicia. El deber de protección principalmente recae en los órganos jurisdiccionales del Estado, aún con mayor fuerza de las facultades de los servicios fiscalizadores. Hay una amplia gama de derechos laborales conculcados por el acoso moral o psicoterrorismo, pero también por la decisión permanente de ganancias sin límites, y cuando digo sin límites quiero referirme a las obtenidas más allá de las posibilidades que impliquen falta de respeto a los trabajadores en su persona y dignidad, salud, vida, remuneraciones, trato digno, pago de derechos cabal y oportunamente, es decir, sin que haya enriquecimiento fraudulento.

En este punto se hace notar también todos los actos relativos a la Seguridad Social, manipulada muchas veces en interés al capital y en desprecio a los trabajadores.

10.-3.- Conclusión del párrafo.-

Expuestos y consignados los presupuestos del acoso moral en relación al Recurso de Protección podemos concluir lo siguiente:

  1. La Constitución Política de Chile, señala con claridad meridiana, la tabla de Garantías Constitucionales que el Estado debe respetar y hacer respetar y promover.
  2. Además de las Garantías Constitucionales, este documento consigna la Acción Tutelar llamado Recurso de Protección, para resguardar y restituir el derecho conculcado.
  3. La Constitución no impide a los órganos jurisdiccionales cumplir también una actividad tutelar común o general, es más, obliga a dichos órganos a conocer, sustanciar y fallar, aún sin que haya norma sobre el asunto.
  4. El Acoso Moral, Psicoterrorismo o Mobbing, ataca Garantía Constitucionales o derechos fundamentales de los trabajadores especialmente, por lo que las víctimas pueden accionar ante las I.C. de Apelaciones a fin de restituir el derecho conculcado, mediante el Recurso de Protección.
  5. No hay duda que esta tutela también puede ser ejercida por la vía ordinaria en los tribunales competentes, en cuanto, el Acoso Moral produce y afecta la salud de la víctima provocando enfermedades afectas a la protección de la Ley 16.744, sobre Accidentes Laborales y Enfermedades Profesionales.

11.- CONCLUSIÓN FINAL.-

A nuestro entender hemos demostrado que el Acoso Moral en Chile es posible, que sea sancionado, aún cuando no haya Ley laboral que lo tipifique como un injusto en la aplicación general de las normas Constitucionales que resguardan los derechos esenciales y que en la Carta Constitucional se describen como Garantías. Las vías para exigir el término de todo tipo de hostigamiento y su respectiva sanción corresponden a: el Recurso Constitucional de Protección de las Garantías que la Carta Fundamental describe; la tutela jurisdiccional común, en la que además, se puede obtener la reparación del Daño causado por el Acoso Moral Laboral-

De este modo, hemos dado un contenido a nuestro trabajo orientados en la defensa y protección de los Derechos Humanos característicos de las relaciones que se originan entre trabajadores y patronos, enfatizando el valor de estos derechos para la recuperación de la Justicia social, el bien común y la paz y, en el deber del Estado, sus órganos y agentes de promoverlos y protegerlos, subrayando que el Estado pierde su naturaleza como ente supra individual de seguridad, promoción y protección del bien común, cuando desvía sus objetivos y funciones, siendo estas las que vertebran su esencia.

DIFICULTADES DEL TRABAJADOR ANTE EL ACOSO MORAL.

Profesor M. Muñoz A.

USM-RBB, Concepción. Chile.

Licenciado en Derecho

Abogado

Autor y Conferencista

“La riqueza nace y se forja en manos de los trabajadores. No hay aún máquina que pueda reemplazar su fuerza creativa. Pero ellos, no lo saben”.

En nuestra realidad Latino Americana, el trabajador enfrenta serias dificultades en situación de Acoso Moral. Es de suyo interesante, realizar una breve anotación de la naturaleza de éstas y los modos más característicos en que se expresa. A modo de ejemplo señalamos los siguientes, a los que pueden agregarse los que estiméis convenientes:

1.- Desconocimiento del tema.-

Resulta anecdótico que, conforme lo demuestra mi propia experiencia, en los casos conocidos por el suscrito, los trabajadores han advertido el hostigamiento, la discriminación, las agresiones sistemáticas del acoso moral, cuando estas se encuentran a un nivel superior, es decir, cuando el cuadro de salud personal ha sido absolutamente trastornado, y la depresión, angustia, en general, la neurosis laboral, se ha manifestado a nivel dramático. En esta etapa, ha sido el psiquiatra o el psicólogo quienes han advertido las consecuencias del acoso moral en la salud del paciente.

En otras palabras, el trabajador ha resistido la agresión y la violencia laboral al punto de quedar examine física y psíquicamente. Ello, no debe asombrar a quienes conocen las formas y efectos del acoso moral, pues, se le ha llamado también el homicidio silencioso o el asesinato perfecto, por razones que en este breve comentario no vamos a repetir, pero si enfatizar en que el psicoterror, como se le denomina, es una agresión permanente y continua que provoca la destrucción de la dignidad del trabajador, atacando su psiquis y provocando daños reales a su organismo.

2.- Desconocimiento colectivo del tema.

Muchos casos de acoso moral se realizan por el psicópata acosador de tal forma que pasa inadvertido para la mayoría del grupo o colectivo de trabajadores que constituyen el entorno de la víctima. Redundante es explicar que esta circunstancia provoca más dolor y desesperación en el trabajador acosado, por cuanto, no encuentra modo de conversar, comunicar o dar cuenta de su problema aún a sus más íntimos, quienes ignoran o desconocen las prácticas siniestras e hipócritas del acosador. En este aspecto se ha observado que incluso, los propios compañeros de trabajo del acosado no le creen, cuando trata sin éxito alguno describir el hostigamiento a que es sujeto permanentemente. El acosador ha sabido actuar y disfraza sus actuaciones frente a los demás miembros del grupo. Esta característica en la forma del acoso, es lo que lo convierte en dolosa y maquiavélica, al decir de la Dra. portorriqueña Wanda Soto, y lo que me permite sostener que se trata de un delito que conlleva la circunstancia de la reiteración y el ensañamiento en la víctima.

3.- El síndrome de la víctima desorientada.

La víctima de acoso en su enfrentamiento diario a las acciones del acosador termina completamente desorientada respecto a cual es el origen de sus males. Nos referimos al dolor interior, a la descompensación psicológica que le mueve a concurrir a su lugar de trabajo aún, cuando presa del terror psicológico, sabe que va a sufrir maltrato, ridiculización, desprecios, insultos y otras formas de hostigamiento claramente definidos por los especialistas del tema. Cualquier observador sin conocimiento de lo que se trata, incluso los propios compañeros de trabajo se preguntan ¿cuál es la razón del comportamiento laboral de esta persona? La que aparece con algún grado de autismo laboral, sin comunicación, participación ni interrelación grupal. Pero, ellos mismos no se han podido percatar que ante los primeros llamados de auxilio, digamos comunicación de su problema al colectivo, éste cerró las puertas a toda posibilidad de defensa conjunta, al no creer, desinteresarse, incluso burlarse de la situación personal del acosado, a quien se le atribuyen, más que consecuencias del psicoterror, una hipocondría galopante o sencillamente falta de adecuación técnica para sus labores.

Lo anterior lleva a la víctima a desorientarse de tal modo que termina creyendo que la fuente de sus males se encuentra en si misma y no en los efectos del acoso.

Un caso que he conocido últimamente se refiere a una trabajadora que estando dedicada plenamente a la vida religiosa hasta los veintidós años, optó por retirarse y salir a la vida citadina con perspectivas de realizarse en otro sentido distinto al que conocía. En su lugar de trabajo fue atacada por su Jefe directo desde un punto de vista sexual, es decir, la acosó sexualmente, lo que estimo una forma de violencia laboral de género en términos generales. La actitud de rechazo de la trabajadora a su superior, la hizo objeto de un acoso moral, derivado de la frustración del jefe psicópata de no haber obtenido ninguna ventaja sexual de la mujer. El grupo con el que trabajaba, no se percató de inmediato de la conducta dolosa del superior, pero, comenzó paulatinamente a darse cuenta de los cambios en la personalidad de la trabajadora, que desde la confianza en sus amistades, se transformó en una mujer huraña y distante. El grupo había escuchado las quejas de la trabajadora, pero, lo tomaron livianamente y no le dieron mayor importancia. Incluso, fue objeto de insinuaciones como: “dale rienda para que te de mejores oportunidades”; “aprovéchate de la situación”, etc. Asunto que logró evidenciar que el colectivo laboral no estaba conciente de la gravedad de la agresión.

La trabajadora, de esta forma, sufrió una descompensación dentro de su propio colectivo, obligándola a replegarse en si misma.

4.- El temor reverencial.

Todo trabajador sano y leal, responde ante su superior jerárquico como un soldado frente a su teniente. Hay una confianza ciega y un temor reverencial hacia la persona que manda y dirige las acciones de trabajo. Se presume, que éste cuenta con la experiencia y la sabiduría para llevar adelante las tareas y para obtener los mejor, lo más creativo de cada trabajador. Sin embargo, a nadie se le instruye que los mando sufren también, como todo ser humano, debilidades a veces extremas, que los lleva a confundir la realidad con las condiciones de hecho en que operan las circunstancias.

Lejos de mi está obtener una ventaja de funesto hecho que ocurrió en la VIII Región, Chile, en la cordillera. Un coronel del ejército ordenó una marcha de varios kilómetros a los conscriptos del regimiento de montaña, cuando el clima no se encontraba en condiciones, los soldados no estaban vestidos apropiadamente y los mandos inferiores hicieron notar los riesgos y dificultades de la marcha, pero a pesar de todo ello la marcha se ordenó y los mandos inferiores obedecieron, con la funesta consecuencia de cuarenta y cinco jóvenes muertos. Este hecho, puede llevarse también a lo que sucede en el interior de la empresa o en el servicio público, donde los superiores exigen tareas superiores a lo que el trabajador es capaz o dando tareas superiores al tiempo de trabajo y a un número adecuado a lo que humanamente se puede lograr. Lo extraño es que aún así, conociendo la imposibilidad del éxito en el resultado, los trabajadores se esfuerzan y rinden hasta sus últimas fuerzas. Es lo que se llama el “temor reverencial”. El temor no a la fuerza o el maltrato, sino, el temor a defraudar a su superior, al padre, al marido, al jefe.

Este “temor reverencial” actúa también en el acoso moral para inhibir al trabajador a demandar un mejor trato, pues, muchas veces estima que es propio de los superiores jerárquicos aplicar a extremo la gestión y la disciplina. De modo, entonces, que este factor es absolutamente negativo para el acosado, desde que lo impulsa a mantener una situación que lo disminuye moralmente.

Las noticias nos entregan la muerte de dos trabajadores asfixiados por gas en el interior de la bodega de un barco pesquero, hecho ocurrido hace el día 26 de Febrero en curso. Lo triste es que estas muertes inútiles suman a muchas otras que han sucedido por idéntico motivo.

El trabajador responde con su vida en la relación de producción, el empresario, elude toda responsabilidad.

5.- La estabilidad laboral.-

Estimo, que la estabilidad laboral como fuente de aceptación de formas injustas de trabajo, no requiere mayor explicación. En países en estado de desarrollo como el nuestro la posesión de un lugar de trabajo implica un privilegio al que no pueden acceder cerca de un millón de nacionales, por ello quien se encuentra trabajando aceptará una serie de malos tratos, amenazas, insultos y otras formas de discriminación y acoso, en rangos más amplios. No es extraño escuchar de capataces o supervisores: “a este ¿? Le gusta que lo aporreen”. O la clásica: “este entiende a palos”. Pero, no se trata que el ser humano quiera humillarse. Soporta por necesidad, pero atento a esta situación, como consecuencia secundaria se crea una presión que en el colectivo global en el país, puede significar en el mediano o largo plazo un estallido social, al estilo de la “Rebelión de los Colgados”.( Bruno Traven seudónimo de TRAVEN TORSVAN CROVES, 1890.)

6.- Ausencia de legislación favorable.-

Dos situaciones contribuyen a que el acoso moral en el trabajo asole nuestras empresas y el hogar de los trabajadores, así como la sociedad toda. Una de ellas es la ausencia de Ley que sancione este grave ilícito y lo que es peor, la falta de conciencia social de los jueces, que hasta la fecha han permitido se conculquen los derechos fundamentales de los trabajadores, sin oponerse a ello dando lugar a las demandas contra acoso moral, o haciendo exigencias probatorias ridículas e improcedentes, dando cuenta del más completo desinterés en el tema. Pero, no es culpa de los legisladores ni de los jueces, quienes en gran número son también objeto de acoso moral en el trabajo. Ello es culpa de un sistema jurídico-político que se adhiere con sumisión intelectual y de intereses, a mantener el statu quo, de los sistemas incorrectos de relaciones de producción, sea entre privados, sea entre los trabajadores y el Estado y a dejar pasar y hacer, esperando que la mano invisible arregle todo. El acoso moral no tiene fronteras y ataca a todos los trabajadores por igual.

7.- Ausencia de Cultura en Salud-Trabajo.

La ausencia de una política destinada a enriquecer los conocimientos de los trabajadores, o al menos, a informarles de sus derechos y de las relaciones entre el trabajo y las enfermedades propias, originadas a causa o con ocasión de éste, es notoria y notable.

Esta no es una tarea propia de los quijotes que escriben, arriesgan sus fuentes laborales y enseñan por cuenta propia los beneficios de la ley en el trabajo y la salud, sino, es una labor propia del Estado y los organismos intermedios.

Tan culpables son de esta falencia como el Estado, los propios empresarios que se benefician con la fuerza de trabajo, pero también los sindicatos, los dirigentes sindicales, las organizaciones y departamentos públicos, la educación y la salud estatal, las Mutuales y los organismos fiscalizadores. Lo que se requiere es una política nacional en cumplimiento de los convenios y pactos de la O.I.T. y otras organizaciones preocupadas del tema como las organizaciones internacionales relacionadas con la salud.

El II Congreso de Salud y Trabajo, Cuba 2007, abre un espacio para la preocupación, estudio, análisis y promoción de los efectos nocivos del acoso moral en el trabajador, su familia, y la sociedad toda, siempre atenta a salvaguardar los recursos humanos y a sostener una férrea defensa de los Derechos Fundamentales de los Trabajadores.

DIGNIDAD PERSONAL, OBJETIVO DEL ACOSO MORAL.

ONG ESTUDIO Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA.

Prof.: M. Muñoz A.

USM-RBB, Concepción.

Abogado – Autor

Mayo 2007

Cuando nos enfrentamos al tema de los Derechos Humanos, surge casi espontáneamente el concepto de dignidad de la persona humana, y ciertamente sentimos que nos abocamos al conocimiento de un tópico perfectamente claro, sobre el que todo el mundo se encuentra de acuerdo. No obstante esta percepción, saludable, por cierto, la dignidad de la persona humana merece más de una palabra y una reflexión. Claramente no necesitamos mayores esfuerzos para apreciar, muy objetivamente, que frente a una persona humana, nos encontramos con un ser distinto, especial y diferente a todo lo que existe sobre el planeta. Captamos, más que por conocimiento, por intuición, que en el otro hay algo en que nos reflejamos notablemente y que no es lo material o físico, sino, en cuanto a aquello que multiplicado en cada ser independiente y unitario, resulta propio y común al mismo tiempo para todos los individuos. Ello, no es un valor o una medida de ser persona. Más que eso, es la sustancia o la esencia que perteneciendo a todos, se encuentra particularmente en cada uno, dando a la persona un carácter especial, privativo de esta calidad.

Inútil sería traer a este breve trabajo los conceptos de los filósofos griegos, o de la ilustración o del modernismo, pues, más que una comprensión lógica o una definición científica, el concepto de dignidad humana, es una cuestión de conciencia formada en miles de años de desarrollo del conocimiento y de la formación de la conciencia social de la humanidad, reimpulsada en estas últimas décadas por la doctrina de los derechos humanos. Desde Hamurabi hasta Jesús y Aristóteles a la Declaración de los Derechos Universales del Hombre, todo ha sumado para adquirir y desarrollar el concepto que la persona humana resguarda en si misma, las propiedades que la sociedad requiere para su sobrevivencia: El Derecho a la Dignidad.

El origen de la dignidad de la persona representa otro desesperado esfuerzo intelectual para desentrañar el misterio de este enigma. Pero, ¿es en realidad un problema que en el que debamos hacer denodados esfuerzos para dilucidar? La verdad es que no. La dignidad de la persona es parte de ella misma, de sus atributos esenciales como la vida y la integridad física y psíquica. Llega a este mundo envuelto en ella y no se separa bajo ninguna circunstancia, pues, no se encuentra en el comercio humano, no es transferible, renunciable, desechable e íntegra. Esto último en cuanto no puede separarse, dividirse o minimizarse. La dignidad de la persona es su vida. El hálito superior y universal que lo integra al paisaje social, geográfico y humano con todos lo que le corresponde, por el solo hecho de existir.

Nuestra sociedad política reconoce esta idea y la plasma en el artículo primero de la Carta Fundamental: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”

En otras palabras trae consigo al llegar a la vida, como ser independiente, su propia dignidad, así como su propia vida, y junto con ella los derechos necesarios para desarrollarse como persona. Vida y Dignidad, vienen a ser el mismo bien jurídico integrado en la triada conceptual Vida, Dignidad, Derechos.

Sin duda, hay una vinculación intuitiva entre Vida y Dignidad. Así lo ha entendido el legislador al consignar como Garantía Constitucional el respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia. (art. 19,N° 4, C.P.R). Más aún, no puede concebirse el ejercicio de ningún derecho si no se encuentra integrado a este valor esencial de la persona humana. Así, la integridad física y psíquica no puede estar aelada de la dignidad personal. ¿Qué sería de la vida humana sin la correspondiente dignidad? Aún cuando vemos en los pueblos tercer mundistas y en las distintas capitales imperiales como la vida y la integrada física y psíquica del ser humano se corroe por los vicios sociales: miseria, droga, prostitución, alcoholismo. ¿Cómo puede ser apreciable en su verdadera dimensión cada uno de los derechos establecidos como los propios del Hombre en el Estatuto Internacional?

La honra y la vida privada personal y familiar es en gran parte la respuesta legislativa al reconocimiento de la dignidad de la persona junto con el derecho a la vida y la integridad física y psíquica. Estos son conocidos dentro de los derechos personalísimos, en tanto, integran la noción de persona como ente físico y somático, por lo que merecen un resguardo notoriamente cuidadoso de parte del constituyente, integrando el derecho y la protección de la vida privada como de la pública y la honra de la persona como de su familia.

La Jurisprudencia no ha sido menos exigente. Así se demuestra en el fallo de la E.C.S., de 15 de Junio de 1993, rol 21053, que expresa “…el respeto a la vida privada, a la dignidad y a la honra de la persona humana y de la familia constituyen valores de tal jerarquía y trascendencia que la sociedad política se organiza precisamente para preservarlos y defenderlos, de modo que no puede admitirse concepción alguna del bien común que permita el sacrificio de ellos, ni convertir tal sacrificio en medio para que prevalezca otra garantía constitucional”.

En otras palabras, aún asumiendo la pérdida de la belleza de la expresión en beneficio del énfasis, la sociedad se organiza en Estado para preservar y defender el derecho a la vida privada, a la dignidad y a la honra de la persona humana y de su familia. Toda violación a estos derechos personales desvirtúa la naturaleza del Estado, sus organizaciones, sus agentes, y aún a los particulares, desde que rompe con los fines específicos del ente supraindividual, corroyendo las bases para las que fue creado.

El Estado chileno y sus agentes, en muchas ocasiones han conculcado los derechos personales. Ejemplo de ello es la situación vivida por F.A.S., quien al solicitar al servicio de Registro Civil e Identificación el término de una inscripción de papel que le hacía aparecer como heredero de una persona que no era su padre, el Servicio, no solo negó la solución pacífica de la irregularidad, sino que quitó por más de seis meses la identidad total de esta persona, quedando en virtud de un acto administrativo vicioso, sin identidad legal por ese lapso. Se trata del derecho de habeas data, es decir, la de exigir al Estado los antecedentes de vida y la corrección de los existentes, asunto que se encuentra en el concepto de dignidad que analizamos.

Desde aquí podemos apuntar a que la calificación de persona humana reside en la necesidad colectiva de congregar a los iguales con el propósito de proteger y desarrollar las capacidades del individuo, en función de si mismos y de la sociedad. No se puede entender el hombre aislado, como tampoco se puede entender desechar al individuo por su menor capacidad. Todas ellas, en su globalidad, consiguen la maximización del bien común, tanto en lo material como en lo ético, elementos indispensables para la sobrevivencia y para el reconocimiento del individuo como base de la sociedad, es decir, como persona.

La dignidad de la persona se objetiviza y se hace palpable y se reconoce por el derecho como el elemento que estructura la esencia del individuo en la que la sociedad toda tiene su columna central.

LA PLAGA DEL SIGLO XXI.-

Pero el hombre se encuentra siempre afectado por las lacras sociales, derivadas de la errada concepción de lo que el mismo hombre es y de cual es su Oriente. Hoy más que nunca los pueblos de los cinco continentes están convulsionados con conflictos bélicos en los que la humanidad se desangra poco a poco, casi imperceptiblemente, pero a paso seguro. La miseria también ataca a más de 2.800 millones de seres humanos que se debaten en el hambre más espantosa. Las pestes y enfermedades como el VIH, son la tortura de las sociedades africanas y asiáticas y las guerras de depredación impulsadas por los entes de facto, atacan la dignidad de la persona humana como jamás se había visto, ni siquiera en los tiempos más oscuros de la Inquisición.

Ello no es todo. Se ha detectado desde hace años, como el hombre, lobo del hombre, descubre nuevas y siniestras formas de destrucción en el hogar, las empresas y las escuelas. El acoso Moral, la Violencia Intra-familiar y el Acoso Escolar, forman parte de esta nueva perversión que irrumpe en la paz y tranquilidad social. Chile tiene el triste record de un % 75 de niños maltratados; más de medio centenar de parejas asesinadas por quienes deben convivir en armonía en la construcción de un hogar y, más de un tercio de la masa activa de trabajadores Acosados Moralmente. Todo ello entrega cifras elocuentes como la que más del % 40 de la ciudadanía chilena se encuentra bajo depresión a causa de estos males. Sin evaluar aún que los acosadores por esencia tienen características psicopáticas innegables, pues, actúan en base a un efímero y temporal poder, impulsados por sus propias taras mentales.

La dignidad de la persona humana, hombre mujer o niño, se ha visto atacada por la violencia psicológica, además de la física, pero nos interesa desentrañar la primera, dado que es la que se mueve en esferas casi invisibles, dejando a su paso una suerte de valle de los caídos, formada por cientos de personas que a lo largo de un tiempo han visto destruida su vida y la de su familia, como efecto inmediato de la persecución y hostigamiento, sufridos en sus funciones y trabajos, sea por sus superiores jerárquicos o por sus propios pares.

El Acoso Moral se desliza por las oficinas de las empresas y servicios públicos como una serpiente, sigilosa y rastrera, capaz de asestar golpes permanentes a la dignidad de la persona, en una persecución sin sentido, sin causa o por motivos nimios o sin trascendencias, pero que ante el psicópata se traducen en un festín de oportunidades para destruir, apabullar, discriminar, hostigar, ofender, maltratar, permitiéndose en un tiempo más o menos breve, de seis meses como señala el Dr. H. Leinzman, para lo que él entiende como característica, o menor en el caso de nuestra idiosincrasia, violenta y directa, al final de los que el acosado se encuentra en un lamentable estado de salud psíquica, que en algunos casos ha producido suicidio. De tal gravedad es el atentado que aísla e incomunica al individuo víctima y en muchas oportunidades, se refugia en si mismo, aumentando su sufrimiento, lo que el psicópata es, precisamente, lo que busca.

Si nos encontráramos en un sistema social solidario, muchas manos se tenderían al afectado. Pero, nuestra sociedad va perdiendo en caridad lo que gana en soberbia, y tienden a presentir el miedo que el acosador provoca, dejando sola a la víctima. Es lo que se observa y comprueba en los espacios reales. Especialmente en los servicios del Estado o en los órganos de éste, afectados por el sectarismo de grupos y cofradías. Un ejemplo dramático lo describe la periodista Oriana Zorrilla en su obra “Cuando el estado castiga”, reflejo de lo que ocurre a lo largo y ancho de nuestra patria.

De este modo hemos efectuado un acercamiento al concepto de dignidad humana, y a los fines del acoso moral, psicoterrorismo o mobbing, con el objetivo que los trabajadores, padres y autoridades, tengan presente lo que se llama la “plaga del siglo XXI”, y se eviten inequidades que afectan a las personas y el más esencial de los Derechos Humanos: La Vida de la persona y su Dignidad como tal.

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NEUROSIS LABORAL : ¿EFECTOS DE LA VIOLENCIA EN EL TRABAJO?.

Profesor M. S. Muñoz A.

USM-RBB, Concepción.-

Licenciado en D°, Abogado

Autor y Conferencista.

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El exceso de amor a las cosas materiales, no deja espacio para amarnos nosotros mismos, ni a los demás.

El Decreto Supremo N° 73 de 7 de Marzo de 2006, que introduce modificaciones en el Reglamento para la aplicación de la Ley 16.744, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales respecto del contenido del Decreto Supremo 101, de 1968 (Ministerio del Trabajo y Seguridad Social), y en el Reglamento para la calificación y evaluación de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales Decreto Supremo 109, de 1968, del mismo ministerio, dice que una de las enfermedades profesionales a la que la seguridad social debe avocarse, es la siguiente:

Art. 23, letra c).- “Neurosis causada por trabajos que expongan al riesgo de tensión psíquica y que se compruebe relación de causa a efecto con el trabajo.»

CONCEPTO

“Llamamos neurosis laboral, al conjunto de frustraciones morales y psicológicas, que fluyen (directa e indirectamente) del nuevo capitalismo, como también de las políticas utilizadas para enfrentar-dañar- las problemáticas sociales. Tanto las fobias como los temores, surgen de la flexibilidad laboral. La precarización de los puestos de trabajo, y los bajos sueldos, traen como consecuencia, un miedo neurótico a ser despedido o a no encontrar empleo. Enfrentándose a un panorama difícil y con consecuencias graves. Los desequilibrios conductuales como las crisis de pánico, la depresión, el estrés, son algunos ejemplos de las patologías que se van acrecentando día a día, en la sociedad chilena. Largas y agotadoras jornadas de trabajo provocan un desgaste físico y psíquico innegable, ¡una perogrullada!; sin embargo, de aquí surge justamente una de las conclusiones más hipócritas e indecentes de los defensores del modelo: «la flexibilidad laboral tiene el único objetivo de aliviar el desgaste que producen esas pesadas jornadas laborales, deseamos hacer que su vida sea más humana y llevadera…».(Paulo Navarrete V. Profesor de Filosofía Instituto Profesional Diego Portales , Concepción )

Desde un punto de vista menos polémico podemos señalar que NEURÓSIS LABORAL se puede comprender como el factor o conjunto de factores relacionados con el trabajo, es decir, a causa o con ocasión de las funciones laborales, que impactan de tal modo en el organismo del trabajador, que son capaces de provocar alteraciones somáticas o psíquicas importantes y que afectan la integridad del trabajador, causando incapacidad o muerte.

Estos factores pueden ser absolutamente externos, como sucede claramente como respuesta al acoso moral prolongado, al hostigamientos laboral o al estrés derivado de cargas laborales, al que el trabajador no es capaz de dar respuestas, sea por razones propias o derivadas del medio laboral.

En nuestro medio, la neurosis laboral adquiere con preferencia el tratamiento de estrés considerado éste como la consecuencia de factores psicosociológicos reinantes en el ambiente laboral, de marcada toxicidad en las relaciones de grupo, o derivadas de los excesos a que se encuentran sometidos los trabajadores en relación a la recompensa por su trabajo. Estos factores crean presiones de carácter interno capaces de desestabilizar al individuo, provocándole serias falencias que lo pueden llevar desde la incapacidad leve hasta un final trágico y definitivo.

El D. S. 73 de 7 de Marzo del año 2006, mantiene el propósito de hacer que estas enfermedades provenientes de la neurosis laboral, sean reconocidas primero, y tratadas luego en el marco de la Ley 16.744, es decir, como enfermedades profesionales o derivadas directamente del trabajo, cuando efectivamente tengan una relación directa, a causa, o simplemente indirecta, con ocasión, de él. Ello no es más que la actualización y el reconocimiento que el ser humano trabajador sufre un deterioro o desgaste en el cumplimiento de sus labores, las que se ven afectadas en forma mayor cuando es en el interior de la propia empresa donde los factores desencadenantes se agazapan en el exceso de trabajo, malas remuneraciones o sencillamente malos tratos o acoso moral. Se trata, entonces, del reconocimiento legal de una situación que hace carne en casi la mitad de los trabajadores chilenos, al menos reconocidamente en un tercio o más de ellos.

Todos nosotros somos trabajadores en distintas actividades y por distintos medios. Preguntémonos ¿sería un trabajo feliz si la remuneración es escasa y avara; si las exigencias son cada día mayores respecto a los niveles de producción y, si en ese entorno, somos maltratados, humillados y no se nos reconocen nuestro derechos fundamentales.

Evidentemente no seriamos felices ni nos encontraríamos satisfechos.

El trabajo fue concebido como fuente de vida y gracia, no como elemento de tortura y fuente inagotable de enriquecimiento de terceros a costas de la vida o salud de otros, los trabajadores.

Art. 19, letra f).- En el número 13) después de Neurosis profesionales incapacitantes, incorpórase la siguiente frase «que pueden adquirir distintas formas de presentación clínica, tales como: trastorno de adaptación, trastorno de ansiedad, depresión reactiva, trastorno por somatización y por dolor crónico.»;

Enfermedades que de ningún modo se expresan en forma en términos taxativos, sino que a vía de ejemplo.

ALGUNAS CAUSAS.

Muchas de las causas de neurosis laboral dicen relación con la propia empresa: trabajos de gran dificultad sin que los trabajadores hayan sido capacitados eficientemente; gran responsabilidad acumulada sobre los trabajadores; cambios repentinos de labores o de herramientas o técnicas, etc.

En este aspecto también hay que considerar la mala dirección o falta de liderazgo; promociones injustas; exigencias superiores a la capacidad de respuesta (burn-out), y otras que derivan directamente de la mala organización empresarial.

El ambiente laboral negativo e inadecuado o tóxico, producto del hostigamiento y acoso laboral, también es causa de neurosis. Asimismo, en el ámbito de la violencia laboral se encuentra como origen de la neurosis los continuos ataques sexuales que conforman el ilícito de acoso sexual.

He aquí, un elemento de gestión empresarial muy descuidado en la mayoría de las empresas chilenas recargadas de trabajo burocrático, con una dirección aislada de quienes realmente producen la riqueza, es decir, los trabajadores, sin planificación eficiente y sin estudio previo de las tareas a realizar. Asimismo, las relaciones laborales en permanente conflicto de autoridad en que la supervisión no es de carácter técnico ni pedagógico, sino meramente punitiva lo que lleva a intoxicar el ambiente de trabajo y al elemento humano, siempre en permanente roce.

CONSECUENCIAS REALES PARA LOS TRABAJADORES.

La dualidad humana de soma y psíquis conforman una unidad inseparable y absolutamente necesaria, para que el individuo de respuesta en calidad de ser humano al medio y a las relaciones interpersonales. Agraviándose cualquiera de estos elementos fundamentales, el trabajador deja automáticamente de cumplir a satisfacción sus cometidos y las posibilidades de error o fallas aumenta enormemente, con las consecuencias para la empresa y para la salud de cada unos de sus trabajadores.

La NEUROSIS LABORAL provoca, entre otras, alguna de estas siguientes enfermedades o condiciones en la salud del enfermo. Veamos:

Dispepsia, Gastritis, Ansiedad, Accidentes, Frustración, Insomnio, Colitis Nerviosa, Migraña, Depresión, Agresividad, Disfunción Familiar, Neurosis de Angustia, Trastornos Sexuales, Disfunción Laboral, Hipertensión Arterial, Infarto al Miocardio, Adicciones, Trombosis Cerebral, Conductas antisociales, Psicosis Severas.

ACTITUD EMPRESARIAL.

Las empresas en Chile son fieles al concepto de la Universidad de Chicago. No son instituciones de caridad, mutuales de ayuda ni instituciones solidarias. Son una máquina de hacer ganancias, maximizar utilidades y ocupar en ello el menor tiempo posible con el mínimo de costos.

Resulta evidente que en esta concepción hay una desarmonía abismal con la concepción social de la empresa, en la que se reconoce al trabajador como elemento creador, imaginativo y dueño de la capacidad de trabajo y del tiempo necesario para producir bienes y servicios destinados a satisfacer necesidades de la sociedad. Al trabajador le interesa una mejor remuneración, a la empresa le interesa el salario mínimo; al trabajador le interesa un ambiente decente de trabajo, a la empresa no le interesa invertir en asuntos adicionales; al trabajador le interesa un trabajo que le permita contribuir al desarrollo de su familia y al bienestar y seguridad de su hogar; a la empresa le interesan trabajadores ciento por ciento durante las 24 hrs.; al trabajador le interesa seguridad laboral; a la empresa flexibilidad laboral; al trabajador le interesa reconocimiento de su aporte, a la empresa le interesa ignorar al trabajador al momento de contar sus utilidades.

En fin, no existe hoy en Chile, y los empresarios se niegan a que exista, una mayor armonía entre los intereses de los trabajadores y las empresas.

Resulta horroroso observar como los empresarios eluden sus cargas previsionales, de seguridad y de higiene. En ello cuentan con la anuencia de las mutuales, quienes hacen la vista gorda cuando los empresarios eluden denunciar los accidentes laborales. La Superintendencia de Mutuales siempre se encuentra alejada del “mundanal ruído” y no es capaz de apreciar la distorsión que estas instituciones hacen respecto de los fines que juraron cumplir al ser creadas. ¿Cuántos de nuestros lectores no han sufrido el martirio de ver rechazada una licencia médica?

Evidentemente hay una ineficacia en materia de Seguridad Social en que el Estado de Chile no ha metido la nariz, si lo hiciera exclamaría como Hamlet:

“Algo huele mal en Dinamarca”

CONCLUSIÓN

La realidad actual de la política de seguridad Social chilena obliga al Estado a poner un atajo a los excesos de las empresas respecto a la vida y salud de los trabajadores. La autoridad no debe olvidar que por mandato de la Carta Magna vigente, tiene la obligación de resguardar los derechos constitucionales de cada habitante de esta Nación y ocurre que en el aspecto en que más se necesita hay un estado de relajación que los malos empresarios suelen aprovechar a fin de eludir su compromiso con los trabajadores y las disposiciones que así lo ordenan. Como se ha visto con motivo de las fiestas recientes de final de año, los empresarios se burlan de la normativa legal. No hacemos cargo al Gobierno, sino al Estado en su conjunto, en la visión país que se tiene para sustentar un desarrollo que se basa en la desgracia de los más necesitados, a quienes el derecho y la justicia tienden a olvidar en calidad de personas y en sus bienes jurídicos.

Lo que sostenemos no es más que una razonable posición de equidad y justicia y por ello, no es necesario mayor claridad, pues, los hechos cotidianos advertidos por todos, forman parte de estos fundamentos.

La Violencia en el Trabajo, es parte de la violencia social expresada de la más diversas formas en las relaciones de producción del sistema económico liberal de mercado: Acoso Moral; Trabajo Infantil; Discriminación de Género; Discriminación Étnica y de minorías; con efectos tan claros como la Violencia Intrafamiliar; Violencia o Acoso Escolar; Violencia Inmobiliaria y Vecinal o consecuencias tan notorias como: Depresión; Pánico Laboral; Angustia; Burn-Out o “Síndrome de estar Quemado”; Enfermedades Psicosomáticas; Locura y Suicidio.

FACTORES QUE INCIDEN EN EL ACOSO MORAL

1.- Introducción

La violencia laboral es reconocidamente, por investigadores y connotados autores nacionales e internacionales, una enfermedad que afecta a la psiquis del colectivo, es decir, al alma de la nación. Esta expresión pudiera ser una metáfora utilizada como un efecto literario para atraer la atención de las autoridades sobre el tema o para impresionar a los lectores. Desgraciadamente es mucho más que eso. Es una realidad dramática que provoca estragos en las diversas actividades y produce extraordinarios gastos para el país. Económicamente hablando, es un lastre para el desarrollo y una desgracia para la sociedad.

En nuestro país cuando hablamos de violencia moral, acoso moral, mobbing, o nos referimos por medio de otras expresiones, estamos hablando de un ilícito que provoca enfermedades en las personas, llegando en algunos casos hasta la muerte.

. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) determinó que las trabajadoras son afectadas en mayor número que los varones laborantes. Esta proporción va entre el 15 y el 40 % en los 23 países estudiados.

Por su parte el Organismo Fiscalizador por excelencia, del cumplimiento de la normativa laboral, la Dirección del Trabajo ha detectado una suerte de impunidad en las acciones de acoso moral y de acoso sexual, material que se expresa en un texto llamado: «Acoso sexual en el trabajo: De la impunidad a la acción», en la serie Aportes al Debate Laboral Nº 7 que fue presentado a la prensa en mayo del 2000.

Estudios de la Dirección del Trabajo han revelado que dos tercios de trabajadores se quejan de acoso psicológico.

Hace dos años por la Dirección del Trabajo detectó que el 69% de los trabajadores. www.news.familienberater.info.

Coincidente con estos porcentajes la Consultora Laborum, encuestando alrededor de cinco mil trabajadores determinó que más de dos tercios de los trabajadores chilenos son víctimas de la violencia moral, en cualquiera de sus manifestaciones: acoso moral; acoso sexual; discriminación; abusos contra los derechos fundamentales, los que provocan verdaderos estragos en la salud de empleados y obreros.

El legislador se preocupó de reconocer parte de este trauma social al dictar la Ley 20.005, que describe y sanciona el acoso sexual. No obstante y reconociendo este esfuerzo legislativo, es necesario señalar que la redacción de la Ley limita e inhibe la acción contra el ilícito, pues, hubo una gran preocupación, más que por las víctimas del acoso sexual, por las presuntas víctimas de la demanda, en la suposición que la mala fe de algunos pudiera imputar actos de acoso por venganza o por otra causa no aceptable.

Todo lo anterior nos permite confirmar que en Chile hay una actividad subterránea de violencia laboral reconocida por la ley en la norma señalada y en otras como los artículos 2, 160, 184 y otros del Código del Trabajo.

2.- Continuidad de la violencia.-

Sin entrar a sostener teorías deterministas sobre la maldad humana, debemos reconocer también que la sola dictación de las leyes no hace buenos a los hombres, y como en el presente tema la violencia en el trabajo, amén de la genérica, sigue manifestándose día a día en los distintos lugares de nuestro territorio. Se ha reconocido que los trabajadores no conocen los elementos y condiciones de la violencia laboral. En algunos casos, en el campesinado, por ejemplo, donde los lugares de trabajo o faenas se ubican en lugares remotos y aislados, llega a ser parte del contrato laboral el aceptar insultos, groserías y hasta golpes insultantes e injuriosos de parte de los jefes de obra. Del mismo modo, la propia Dirección del Trabajo reconoce que hay un aumento de reclamos por acoso sexual.

Lo examinado nos obliga a plantearnos el por qué, luego de una publicidad a nivel nacional, de la dictación de la ley de Acoso Sexual, aún siguen ocurriendo situaciones ligadas a esta conducta y no cesan los actos de hostigamiento y ataques a los trabajadores. Estos ataques, no solo ocurren en el área privada, también en el sector de los servicios públicos. Aquí es precisamente donde los trabajadores son más vulnerables a la violencia laboral, pues, el Estatuto Administrativo no es un elemento confiable para la investigación, educación, prevención y sanción de estos ilícitos, desde que se entraba en las ya afamados “sumarios administrativos”, muchas veces dirigidos por los amigos o pares del acosador, o por otro acosador o por una persona que no se encuentra preparada para llevar adelante una investigación en la que va en vuelta un ataque a los derechos fundamentales de la víctima, y al mismo tiempo una materia de delicado tratamiento, como es la dignidad funcionaria o laboral del acosado, y que obviamente se realiza en el mismo ambiente enfermo y tóxico, por las relaciones laborales atormentadas y en las que los posibles testigos se encuentran llenos de ansiedad, temor y sometidos a los designios de su mismo Jefe o superior, quien es precisamente el victimario.

Para quienes hemos vivido esta experiencia en la investigación de situaciones concretas y casos, podemos afirmar responsablemente, que en materia de protección frente a la violencia laboral, el área privada tiene mucho más ventajas que el sector público, especialmente por la participación de organismos fiscalizadores como la Dirección del Trabajo, la que de algún modo u otro, constituye un elemento de protección de la normativa laboral, lo que en el sector público no sucede, y la víctima solo cuenta con el siniestro procedimiento, ajeno a toda norma de derecho moderno: “el sumario administrativo”, que por regla general confirma la decisión del “investigador” o fiscal ad hoc.

3.- Factores de incidencia en el ilícito.

Indudablemente, este autor se encuentra imposibilitado de hacer un análisis completo y total de los factores que inciden en las manifestaciones del ilícito: violencia laboral, en cualquiera de sus expresiones. Hay indudablemente de índole personal tanto del victimario como de la víctima; elementos de gestión imputables a la empresa o servicio; factores sociales; factores normativos y legales; psicosociológicos y culturales y, también, de aplicación de la Ley como veremos, es decir, imputables al entrampamiento procesal que desfavorece a la víctima.

a.- Factores personales.-

En el complejo mundo de hoy, descrito magistralmente por Enrique Santos Discépolo en el tango “Cambalache”, puede ocurrir que haya elementos propios del acosador que en la apreciación de la conducta de sus trabajadores, compañeros de trabajo o subalternos provoque sensaciones, percepciones equivocadas o erróneas respecto de la conducta de la víctima. No podemos dejar a un lado la pretensión de ser este país uno en que la conducta de sus varones se califica de extremadamente machista. Es un sentimiento o apreciación de la idiosincrasia colectiva, pero que en el terreno, a veces mas íntimo, ello sirve de argumento para justificar acciones ilícitas laboralmente ( o penalmente según su gravedad), del acosador, y que ante personas de elevado nivel cultural resultan aceptables, no siéndolo y llevando su calidad de claramente ilícitas conforme a los bienes jurídicos agredidos: la dignidad, la intimidad, el honor.

Debe entenderse claramente lo que es un factor personal de agresión laboral, discriminación y acoso moral de género; de lo que es la acción natural, de las conductas, rasgos de personalidad propia que hacen la distinción de género y que se expresa en acciones destinadas al encuentro social.

En el primero hay un elemento agresivo, discriminatorio basado generalmente en la posición o rol laboral o simplemente en la concepción de superioridad del acosador basada en el sexo. Este es un elemento distintivo característico, ya que la acción de relación siempre va acompañada del reconocimiento de valor y sujeto a una respuesta sin acondicionamiento alguno.

Fácil resulta entender que en nuestro mundo displicente y desinformado, una actitud propiamente femenina como conducta habitual de una trabajadora, puede ser apreciada por el acosador como una licencia para actuar. Esta situación se ha señalado como provocativa de parte de la víctima. En dicha afirmación, una vez más, se castiga discriminatoriamente al género, sin advertir que ello es, precisamente, parte del problema.

b.- Falta de gestión en RR.HH.

Se ha sostenido y reconocido en estos últimos años, que la cultura empresarial ha elevado el valor de los RR.HH., por ser estos indispensables y fundamentales para la empresa. Gandhi, el líder del pacifismo, decía que ni una sola máquina puede moverse por sí misma. Una obviedad que hoy aún no es entendida. Agregamos, tampoco pensar, decidir, actuar por iniciativa propia. Por esta razón, y también por que la Ley lo ordena, el empresario debe mantener sus niveles de gestión en cuanto a orden, Higiene y Seguridad, a un nivel óptimo. La omisión de este deber lleva al desorden dentro de los muros empresariales y provoca un relajamiento impropio con efectos sobre las personas, la producción y los resultados.

Los niveles gerenciales actuales no se involucran activamente en el problema de la prevención de riesgos laborales, cuya base se encuentra precisamente el las relaciones entre los mandos y los trabajadores, y en las relaciones de los trabajadores entre si. Estiman, que la entrega del Reglamento correspondiente es suficiente para cumplir el cometido exigido por una administración moderna y cumplir con el mandato legal. Ello se ha demostrado y se demuestra día a día, en los múltiples accidentes laborales, en las malas relaciones humanas internas y en los resultados finales, a los que hay que restar los costos por enfermedades, indemnizaciones, juicios y aumento de la cotización adicional. Los gerentes omnibulados por las grandes cifras finales, no advierten los derrames de utilidades en un año de trabajo corporativo.

Se trasforma esto en una gran cadena de errores que contagia a los mandos medios y finalmente a los trabajadores. Es ahora, un ambiente apto para toda forma de violencia laboral: acoso moral, en cualquier nivel; acoso sexual, discriminación étnica, religiosa, política o cualquier otra forma de agresión derivada y conexa al trabajo.

La empresa es la primera responsable de la violencia laboral.

c.- Psico-Sociológicos y culturales.-

La prevención de riesgos laborales, el cuidado de los trabajadores y el respeto por los derechos fundamentales de estos, es en realidad una respuesta adecuada a las doctrinas modernas sobre los derechos esenciales de las personas y la garantía práctica de una salud social sólida. Al contrario, la omisión de estas circunstancias demuestra que la sociedad ha fallado en el reconocimiento del hombre como sujeto único y originario de los fines societarios, del principio que toda actividad humana se encuentra dirigida a la satisfacción de las necesidades del ser humano y que es garantía del propósito de realización.

En este aspecto, o mejor dicho observado el problema desde este ángulo, se transforma en un asunto psico-sociológico y cultural, pues tiene relación, tanto con la formación de desarrollo mental colectivo en la apreciación del ser humano, como par y ente sujeto de derechos con igualdad garantizada y con la capacidad social de transmitir información, destrezas y valores de la misma sociedad.

La Ley tiene el mérito de entregar un reconocimiento político – legislativo y de plantear el problema como un asunto de preocupación social. El Estado, ente supra individual y jurídico, señala a sus órganos que sobre esta materia hay que actuar con conductas consecuentes. Ello es nítido en cuanto a una forma de violencia: el Acoso Sexual. ¿Qué ocurre con las otras formas de violencia? Evidentemente, aunque no existe norma específica, los órganos del estado y sus autoridades solo tienen el camino de su sanción, en base a la normativa general. Esta es la única respuesta cultural y social que corresponde.

d.- La Ley y los órganos del Estado.-

En un Estado de Derecho, como el que pretendemos tener, es impresentable para los órganos del estado permitir la existencia de condiciones de extrema gravedad para las personas que dice proteger y amparar. De ahí que existe una responsabilidad nítida en todos los niveles de gestión pública en cuanto sobre ellos recae la obligación constitucional de velar por el respeto a los derechos de las personas, en cumplimiento del mandato de la Carta Fundamental. Por ello existen los órganos de fiscalización, que tienen una clara orgánica que cumplir. En identidad de funciones al respecto, se encuentran todos los Poderes del Estado, sus autoridades o agentes, quienes en consecuencia con los fines de bien común y de respeto y promoción a los derechos fundamentales, deben prestar atención a todo síntoma de irregularidad o desconocimiento a los acuerdos del contrato social.

Superados los órganos del Estado por la violencia en el trabajo, correspondería instalar instituciones de reconocimiento mundial, como el Defensor del Pueblo u Ombudsman, a fin de entregar la promoción, vigilancia y prevención de las acciones de violencia en el trabajo (o en cualquier lugar que afecte a los ciudadanos), a un proceso justo donde las víctimas encuentren una respuesta de la sociedad a su problema de afectación a sus derechos fundamentales, atacados por al violencia laboral: la integridad física y psíquica; la dignidad personal y familiar; la igualdad en el ejercicio de la Ley; el derecho a un trabajo digno y otros, señalados ya en otro comentarios.

La falta de preocupación de las autoridades, órganos y agentes del Estado por proteger los derechos esenciales y provoca desazón y desconfianza del colectivo en las entidades sociales, ello por que, como ya lo dijo don Santiago Ramón y Cajal, filósofo escrutador del espíritu humano: “No fuera tan temible la injusticia sino se mostrara más audaz y diligente que la justicia. Ello tiene llana explicación: la primera, cobra, y la segunda, paga”. Por lo que se debe tener un gran cuidado en que los agentes del Estado demuestren ante la ciudadanía mayores esfuerzos en la búsqueda de la equidad y el respeto a los derechos de las personas. Por lo demás, es uno de los fines y objetivos que justifica la acción del ente supra individual, a quien por convenio social el ciudadano le ha delegado parte de sus derechos, pero, jamás, los esenciales necesarios e indispensables para su desarrollo pleno como ser humano.

Debemos recordar que la soberanía, es decir, las facultades del Estado y sus órganos, reside en el “soberano”, que en un estado democrático republicano, pluralista y unitario, es el pueblo, quien las delega temporalmente en sus autoridades legalmente instituidas.

4.- Otros factores de incidencia.-

4.-1.- Miedo a denunciar.-

El analista acucioso deberá tener presente, entre otros factores de incidencia, las circunstancias que rodean o envuelven las condiciones en que se desarrolla. Veamos: Nos enfrentamos a un lugar de trabajo absolutamente desquiciado, por cuanto, las acciones del acosador comprometen psíquicamente a los terceros en el interior del grupo social, llámese servicio, obra, departamento, sección, quienes deben decidir internamente si aceptan o no dichas acciones. El cuestionamiento interno provoca, adecir lo menos, una descomposición del ambiente de trabajo, desde que la exteriorización de dicho cuestionamiento produce roces en el grupo derivados del silencio de algunos, de la indignación de otros, del apoyo al acosador, de los menos o de la ignorancia o indiferencia ante los hechos, actitud muy cómoda, pero anti solidaria y muy poco ética. En este ambiente, la víctima debe sufrir también la indecisión y el miedo de comunicar, señalar o denunciar ante sus próximos, primero, y ante sus superiores, luego. Ello derivado porque ala víctima de la violencia en el trabajo no entiende los porqués de la situación dejándola retraída y silente. Se trata del miedo a denunciar los ilícitos por innumerables razones: miedo a la pérdida del trabajo; miedo a no ser creída; miedo a la pasividad y dificultades procesales; miedo al descrédito ante sus pares, etc.

4.-2.- La conmoción social.-

También tiene que ver con el temor a denunciar, pero con oras aristas. El acosador puede negar el acoso como tal y señalar que se trata de una relación aceptada y rota por razones personales de la presunta ofendida. Ello genera anticipadamente, ante la sola posibilidad de estar que ello pudiera suceder una inhibición grave en la víctima, especialmente si su honor puede berse mancillado frente a terceros como el cónyuge o el novio. Además, esta situación de denuncia, indudablemente acarreará una conmoción interna, en el grupo y también en los círculos asociados a él, como la empresa, el barrio, el servicio. La pregunta que la víctima generalmente piensa: ¿Valdrá la pena reclamar? ¿Será mejor que soporte la presión? ¿Deberé renunciar para mi tranquilidad? Todo lo que nos lleva a expresar: Cuando una persona víctima de violencia laboral se atreve a denunciar, es por que su resistencia está agotada.

Si en cambio, la actitud social fuera menos tolerante y, asimismo, los agentes públicos éticamente más dispuestos a cumplir sus funciones, y los órganos estatales no se estresaran frente a la defensa de los derechos de la persona, esta angustia y dolor de la víctima no sería tan terrible.

4.-3.- Complicidad del Estado.

La complicidad del Estado no debe tomarse como acción, sería incomprensible en un Estado de Derecho, aún cuando se sabe y hay constancia que el Estado y sus órganos han actuado con decisión política en la tortura y violencia sobre las personas. Sin embargo, una forma más sutil y menos comprometedora es la que se lleva a efecto “por omisión”. Al respecto, es deber del Estado, en primer lugar, entregar herramientas de educación a fin de conocer, estudiar las características y naturaleza de los ilícitos contra la persona, promover su prevención y expresar las sanciones, con el objeto de inhibir a los victimarios. Para lo que debe existir una información permanente y adecuada, que de certeza que ha llegado a todos los niveles.

Es notable la falta de conocimiento de los trabajadores sobre este tema. Lo que importa para el reconocimiento de la violencia laboral y para que ellos mismos no tropiecen con ésta frente a sus propios pares.

5.- Déficit conceptual de la violencia laboral.-

La ignorancia o la indiferencia permiten que la sociedad no tenga un sentido de gravedad del ilícito que comentamos. Se trata que históricamente los sectores pudientes y más informados, han tenido una sumisión intelectual a un sistema perverso de relaciones laborales. El empresario, gerente o jefe, adquiere el rol de señor feudal donde solo su voluntad se constituye como Ley. Son los resabios de un sistema descendiente del primitivo empresario latifundista, donde el trabajador era “el roto”, “el ñato” o “el gallo”, forma despectiva de señalar a un trabajador del campo. No hace mucho tiempo en las noticias del país apareció un Sr. Dirigente político de un partido de derecha expresándose en esos término, lo que me trajo a la memoria el reconocimiento histórico de una realidad, que en Chile nos ha dejado pegado al medioevo en materia de conducta de reconocimientos a la igualdad ante la Ley y ante el ejercicio de ésta. En este sistema conceptual resulta explicable que no se estime grave las conductas de violencia laboral. Sin embargo, para los entendidos e investigadores, se trata de una especie de crimen perfecto, pues, no deja huellas y puede provocar el fallecimiento de la víctima, como ha ocurrido en muchísimos casos. Algo similar ocurre en la violencia escolar manifestada por las mismas causas desde hace muchos años en Chile, incluso con la discriminación del más grande Padre de la Patria, el Prócer O”Higgins, denominado en su época “el huacho Riquelme” o “el mulato Riquelme”, en alusión despectiva a su origen criollo por parte materna. Pero, recientemente se hace carne y sangre en la sociedad a raíz de los numerosos suicidios de jóvenes estudiantes. Eso mismo pasa y ha pasado con los trabajadores, por lo que este asunto requiere un mayor compromiso oficial y social.

La violencia y sus consecuencias contra la dignidad de las personas, su integridad física y psíquica, su derecho al reconocimiento de iguales ante la Ley, al trabajo digno y a su valor como ser humano, es una acción dolosa, intencionada, injusta, de mala fe, ilegítima, abusiva y que atenta contra el orden y la paz social, que constituye un delito, en cuanto el resultado es previsto y querido por el acosador. Mientras, esta extensión conceptual no se consagre positivamente y se sancione drásticamente, atendidas sus agravantes, la sociedad chilena seguirá sufriendo el miedo al psicoterrorismo moral y las víctimas conjuntamente con la ciudadanía seguirá plena de ansiedad, temor y desconfianza en los agentes del Estado, especialmente en los encargados de la administración de la Justicia.

6.- CONCLUSIÓN.-

Los factores que inciden en la violencia laboral, como se ha expresado, son absolutamente determinables y posibles de manejar, siempre que exista voluntad política del Estado, sus órganos y agentes y que la sociedad se encuentre comprometida, especialmente en los centros de poder económico, las empresas y servicios públicos. En estos lugares es donde se engendra la violencia laboral en cualquiera de sus formas, causando serios daños a las personas, a la sociedad, al Estado que debe velar por la manutención por la vía de la Seguridad Social de los enfermos y discapacitados, y a las propias empresas que pierden enormes sumas de dinero anualmente en d{ias no trabajados, juicios indemnizatorios, ambientes con toxicidad laboral y disminución de la productividad.

De otro punto de vista, el sostenimiento de situaciones estresantes de carácter social producen disconformidad contra el sistema, y se sabe que cada cierto tiempo la presión contra los trabajadores provoca reacciones cuyo comienzo puede ser detectado, como lo hacemos en el presente artículo, pero jamás podremos saber como termina, provocando grandes sufrimientos que siempre recaen en los más necesitados.

El Estado y sus autoridades deben ser consecuentes con el mandato constitucional de proveer el desarrollo pleno del individuo, el bien común y la paz social. Lo que nunca se podrá conseguir si la violencia, en todas sus formas, es aceptada por el sistema de relaciones de producción.

ACOSO MORAL Y ARTÍCULO 2° DEL CÓDIGO DEL TRABAJO.

Profesor M.Muñoz A.

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Al iniciar esta nota nos encontramos con la disyuntiva de hacer un análisis en abstracto del art. 2° del Código del Trabajo o, para mejor comprensión tener a la vista el texto legal. Obviamente que nuestro propósito es ayudar a entender a los afectados, víctimas del flagelo, a los trabajadores y a quienes necesitan conocer de sus derechos fundamentales, lo que la Ley les otorga, más que realizar un fino y académico trabajo de investigación para poblar las bibliotecas ya alimentadas brillantemente por nuestros profesores y maestros del Derecho Laboral.

Art.2.- Reconócese la función social que cumple el trabajo y la libertad de las personas para contratar y dedicar su esfuerzo a la labor lícita que elijan.

A nuestro entender la Ley 19.759 que modificó el C.T. dio un mayor realce a lo que se ha denominado los derechos fundamentales de los trabajadores. Comienza el artículo señalando que el trabajo cumple una función social y junto a esta concepción se reconoce para su ejercicio el derecho a la libertad para contratar. Evidentemente, hay una aplicación realista del aporte legislativo, desde que la integración del trabajo como elemento de bien común y de satisfacción personal con consecuencias para toda la sociedad tanto del punto de vista ético como del resultado beneficioso, ha sido un anhelo del pensamiento moderno expresado ya en Rerum Novarum hace unos ciento treinta años.

El mandato del art. 2° no puede extrañarnos por cuanto la Constitución de la República asegura el derecho a la libre contratación y a la libre elección del trabajo con una justa remuneración. Este derecho se encuentra también garantizado por el Pacto Internacional de Derechos Económicos y Sociales.

La disposición continúa expresando en su inciso segundo todo tipo o forma de discriminación, salvo la que se base en la capacidad personal y, asimismo, se señala que ninguna Ley o autoridad pública podrá realizar exigencias que atenten contra esta libertad de trabajo o que sea constitutiva de prácticas discriminatorias. (art. 19 N° 16, C.P.R.).

En perfecta concordancia con las normas internacionales y con las disposiciones de la Carta Fundamental el art. 2° del C.T. expresa luego, en su inciso segundo:

Las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el empleo.

El texto del C. T. nos lleva a relacionar la libertad de trabajo y para contratar, con otro derecho esencial de la persona, tal vez uno de los más importantes por su carácter polivalente, en cuanto es un derecho humano que no puede ser separado de otros partiendo de la base que ningún derecho esencial garantizado por la C.P. R., podría ser ejercido a cabalidad si no estuviera impregnado de la dignidad humana.

Esta garantía constitucional se encadena conforme a lo prevenido en el art. 19 N° 4, de la C.P. con el Derecho a la Intimidad y a la Honra como también al Derecho a la Integridad física y psíquica, entre otros derechos humanos.

El C. T. ejemplariza como contrario a la dignidad de las personas el acoso sexual en el trabajo. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿El acoso sexual está expresado a vía de ejemplo?. ¿Los otros tipos y formas de acoso son también igualmente reprochables en cuanto ataquen la dignidad de la persona?

Resulta evidente que como se dijo la mención del acoso sexual se ha utilizado como una de las tantas formas de violencia en el trabajo y de discriminación o de cualquier práctica que atente contra la dignidad de la persona. He aquí, entonces cuando nuestra tesis comienza a comprobarse: El acoso moral como forma de violencia en el trabajo que ataca y violenta la dignidad de la persona y los derechos fundamentales del trabajador causando daño físico y psíquico, cabe calificarlas también como una manera de discriminar en su amplia acepción.

Desde otro punto de vista el acoso sexual reviste elementos de violencia moral en el trabajo que son similares al acoso moral. Se podría decir al respecto que acoso moral es el género y acoso sexual la especie, pero en ambos casos se trata de violencia ejercida en el trabajo; en forma continua y permanente; por un tiempo prolongado; con efectos nocivos para la salud física y psíquica de la víctima y, en ambos casos, tiene consecuencias de carácter laboral relacionadas con la estabilidad y haciendo incompatible la relación en el interior del trabajo con la dignidad de la persona del trabajador.

El art. 2° del C. del T. señala también que:

Son contrarios a los principios de las leyes laborales los actos de discriminación. Los actos de discriminación son las distinciones, exclusiones o preferencias basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación, religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, que tengan por objeto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.

A mayor claridad y abundamiento de ideas, es el propio art. 2° del C.T. quien se encarga de aclararnos que otras acciones son calificadas de actos de discriminación. Enumera dicho inciso: motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicalización, religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, cuando estas circunstancias tengan por objeto anular la igualdad de oportunidades o de trato.

Significativo resulta el hecho que todos estos ejemplos de actos de discriminación son elementos comunes a la violencia laboral manifestada en sus diversas formas sea acoso moral, acoso sexual, xenofobia, intolerancia u origen de nacionalidad, de tal modo que se pueden establecer como elementos claramente significativos de abusos en el ámbito laboral.

Otros ejemplos de discriminación nos entrega el inciso siguiente al señalar que:

Por lo anterior y sin perjuicio de otras disposiciones de este Código, son actos de discriminación las ofertas de trabajo efectuadas por un empleador, directamente o a través de terceros y por cualquier medio, que señalen como un requisito para postular a ellas cualquiera de las condiciones referidas en el inciso cuarto.

A pesar de estos claros preceptos, es regular la oferta pública de trabajo formulando exigencias que atentan directamente contra los principios de anti discriminación establecidos en la Constitución Política y en las leyes laborales. Se trata de una pérdida de conciencia social y de valores humanistas que restan la verdadera trascendencia del trabajo como base del desarrollo del hombre en sociedad. Es también una forma de apreciar como la Ética de los empresarios, en general, adolece de la concepción del trabajo reconocida por la Carta de Filadelfia y elevados documentos de valor universal. Por ello el propio legislador prohíbe prácticas discriminatorias en la forma que a continuación se expresa:

Ningún empleador podrá condicionar la contratación de trabajadores a la ausencia de obligaciones de carácter económico, financiero, bancario o comercial que, conforme a la ley, puedan ser comunicadas por los responsables de registros o bancos de datos personales; ni exigir para dicho fin declaración ni certificado alguno. Exceptúanse solamente los trabajadores que tengan poder para representar al empleador, tales como gerentes, subgerentes, agentes o apoderados, siempre que, en todos estos casos, estén dotados, a lo menos, de facultades generales de administración; y los trabajadores que tengan a su cargo la recaudación, administración o custodia de fondos o valores de cualquier naturaleza.

Dos disposiciones importantísimas redondean esta disposición. La primera que señala que por disposición de la Ley se entienden incorporados a los contratos las disposiciones que prohíben las prácticas discriminatorias. Ello por cuanto serían letra muerta de no disponerlo así el legislador. Lo segundo es que el Estado se convierte en garante del derecho del trabajador a elegir en forma libre su trabajo, pero, además, a fiscalizar el cumplimiento de las normas vigentes contra la discriminación.

Lo dispuesto en los incisos tercero y cuarto de este artículo y las obligaciones que de ellos emanan para los empleadores, se entenderán incorporadas en los contratos de trabajo que se celebren.

Corresponde al Estado amparar al trabajador en su derecho a elegir libremente su trabajo y velar por el cumplimiento de las normas que regulan la prestación de los servicios.

El acoso moral en el trabajo altera toda relación entre los factores de la producción en especial en cuanto a las que deben darse entre patronos y trabajadores. Es además de un acto discriminatorio, un elemento claro de violencia y su práctica ataca los elementos más sensibles de la persona como es su dignidad como tal, su integridad física y psíquica y su derecho al ejercicio del trabajo en un ambiente grato y saludable.

No entenderlo de ese modo es alimentar los perversos rencores que produce la desigualdad y el desequilibrio entre los hombres y es un atentado contra el bien común y la paz social. El artículo 2° del Código del Trabajo Chileno, da la pauta del comportamiento empresarial y entrega un concepto superior de lo que la vida productiva debe entender por trabajo. Solo queda a los jueces como agentes del Estado cumplir con el mandato de fiscalizar y sancionar las infracciones a tan relevante disposición

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Gestiopolis Aportes. (2007, mayo 14). Mobbing: acoso moral en el lugar de trabajo. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/mobbing-acoso-moral-en-el-lugar-de-trabajo/
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Gestiopolis Aportes. "Mobbing: acoso moral en el lugar de trabajo". gestiopolis. mayo 14, 2007. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/mobbing-acoso-moral-en-el-lugar-de-trabajo/.
Gestiopolis Aportes. Mobbing: acoso moral en el lugar de trabajo [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/mobbing-acoso-moral-en-el-lugar-de-trabajo/> [Citado el ].
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