La insoportable levedad epistemológica de las ciencias de gestión

¿Son las «ciencias de gestión» verdaderas ciencias? He aquí un tema que parecerá poco importante – según M. Bunge – a las personas que tienen contadas ideas o muy confusas, y que sólo valoran aquellas que son buenas herramientas para la acción[1].

Muchos son los epistemólogos que sostienen que las ciencias de gestión carecen de status científico, puesto que no cumplen con los cánones del positivismo, por más actualizados y popperianos que ellos fueren. Estos cánones pueden resumirse en unas pocas hipótesis:

«La hipótesis ontológica (la realidad es, la naturaleza es); la hipótesis determinista (lo real obedece a leyes invariantes); la hipótesis reduccionista (lo real obedece a una composición de elementos simples); la hipótesis de naturalidad de la lógica deductiva […]; hipótesis que en forma metodológica se expresaron en los principios hipotético deductivo y de mínima acción»[2]

Basta recordar, para apreciar como dichas ciencias no se encuadran en los cánones de la epistemología positivista, que la teoría de la contingencia organizacional de Lawrence & Lorsch[3] (frecuentemente citada para ilustrar la forma de operar de las ciencias de gestión) fue validada con una muestra de sólo seis empresas norteamericanas.

No obstante lo apuntado más arriba, las disciplinas de gestión tienen vitalidad suficiente para que la comunidad científica no las incluya en las pseudociencias y la charlatanería

Mario Bunge presenta de una manera clara y didáctica las diferencias que existen entre la ciencia pura, la ciencia aplicada y la tecnología. La ciencia pura es aquella que trata de entender la realidad abordando problemas cognoscitivos de cualquier tipo, la ciencia aplicada se ocupa de entender una parte de la realidad con la esperanza de que alguien pueda transformarla[4].

La tecnología, en cambio, tiene como centro de actividad el diseño de dispositivos o planes de acción «para controlar, transformar o crear cosas o procesos, naturales o sociales»[5]. Por ejemplo, la fabricación de artefactos cerámicos, de vidrio o acero se fundamenta en leyes científicas, pero estas técnicas de producción no son ciencias sino ingenierías[6].

Hablando de la disciplina administrativa, Bunge dice:

«Si la administración se considera como una ciencia (social), entonces su objetivo central debe ser el de buscar leyes y normas que satisfagan o debieran satisfacer la actividad administrativa, desde el contador hasta el gerente de producción y el encargado de relaciones públicas. En cambio si la administración es una tecnología[7], dejará esa investigación básica a las ciencias sociales puras, para ocuparse entonces de diseñar modelos de organización óptima (en algún respecto) sobre la base de conocimientos adquiridos en las ciencias básicas, así como de nuevos conocimientos adquiridos en el curso de la investigación y la experiencia administrativa»[8]

Ahora bien, las tecnologías también utilizan el método de investigación propio de la ciencia pero, como dice Morin, la ciencia manipula para verificar mientras la tecnología verifica para manipular[9].

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En conclusión, para Bunge las ciencias de gestión son ciencias por su modo de abordar los problemas, pero no lo son por su objeto, en tanto buscan conocer la mejor manera de producir o controlar procesos naturales o artificiales. Según Bunge, la ciencia busca conocimientos desinteresados[10] , lo que no ocurre con las llamadas ciencias de gestión, por lo tanto ellas son tecnologías o deben ocupar un lugar en la filosofía[11]

Es de destacar que en las Jornadas de epistemología de las ciencias económicas, que se celebran anualmente en Buenos Aires, las ciencias de gestión figuran bajo el rótulo Tecnologías Sociales y, en otros casos, Inteligencia Artificial.

Pese a lo expuesto, hay quienes se preguntan: ¿ Si el referente epistemológico no fundamenta las ciencias de gestión, no será necesario cambiar el referente epistemológico[12].

La nueva reflexión epistemológica trabaja en el interior de cada ciencia, porque la crítica de los conceptos, métodos y principios es realizada por aquellos que utilizan dichos fundamentos.

Desde luego que esto no supone encerrarse en esa clase de corporativismo que se manifiesta en escuelas, capillas y clanes; cuyos mandarines afirman que las ciencias de gestión son » eso que ellos hacen y enseñan». Por el contrario, se trata de reconocer la existencia de nuevas ciencias que se definen por un proyecto de conocimiento y no por un objeto de conocimiento.

La nueva reflexión epistemológica es un ejercicio ligado a la actividad científica, que no se funde plenamente con ésta. De manera que encontramos una epistemología general que reflexiona sistemáticamente acerca de las ciencias con el auxilio de éstas, y epistemologías disciplinares que expresan la autoconciencia conceptual de cada disciplina[13].

H. Simon (Premio Nobel 1978) considera que la administración (ciencia práctica) se diferencia por su objeto de la sociología de la administración (ciencia teórica). Esta última elabora proposiciones acerca de cómo se comportan los seres humanos en las organizaciones, mientras que la primera contiene proposiciones sobre «cómo se comportarían los hombres si desearan que su actividad llegase a la máxima consecuencia de los objetivos administrativos con medios escasos»[14]. Según Simon, si al investigar tropezamos con una afirmación ética, podemos separarla en dos partes, una fáctica y otra ética, y solamente lo fáctico tiene importancia para la ciencia.

Maurice Blondel, ya en 1893, rechaza la idea de una ciencia de la práctica y propone una ciencia de la acción: Una ciencia de la práctica debería formular normas de conducta, la acción es demasiado compleja para guiarse de esa forma. No se trata de dar una solución posible a un problema, sino de realizar un proyecto deseable[15]. El pensamiento de Blondel fue rescatado por J. L. Le Moigne quien vaticina que cuando el positivismo deje de dominar las instituciones científicas, las ciencias de gestión se convertirán en ciencias de las ingenierías sociales[16].

Sin citar a Blondel, pero caminando en la misma dirección, Wiener (el fundador de la cibernética) infringe los principios del positivismo cuando introduce la teleología en el núcleo de la investigación científica. En las cadenas de reacciones circuitales, las descripciones causales no contradicen a las descripciones teleológicas[17]. Precisamente, en las prácticas de gestión encontramos ese movimiento que integra la causa final con la causa eficiente, asumiendo la necesidad de involucrar a los contrarios. Desde luego que no nos referimos a la contradicción originada por un error de razonamiento, sino a la contradicción heurística capaz de hacer emerger una nueva dimensión de lo real[18].

Como bien dice Morin, «hay problemas de la verdad en relación a las finalidades y las normas, y esto pone en cuestión las elecciones fundamentales: tenemos que saber que hacemos estas elecciones, pero debemos saber también , en ese momento, que la verdad normativa, ética, política, no es de la misma naturaleza que la de aquella que constata que una mesa es una mesa»[19].

Por otra parte, para que haya libertad es preciso un universo donde existan determinaciones, constancias, regularidades en las cuales la acción pueda apoyarse, pero también es necesario que haya potencialidades e incertidumbres para que la acción pueda desarrollarse[20].

Como corolario, podríamos poner una frase similar a la que exhiben los filmes de aventuras que forman parte de una saga, la historia (es decir, el debate) continua.

[1] M. Bunge (1993) «Status epistemológico de la administración», En J. J. Ader (comp.) y otros, Organizaciones, Buenos Aires, Paidos, p. 52
[2] J. L. Le Moigne (1997) «La ‘ incoherencia epitsemológica’ de las ciencias de la gestión». En CUADECO. Cuadernos de Economía N° 26 [revista lectrónica]. Santa Fe de Bogotá. Universidad Nacional de Colombia.
[3] H. D. Lawrence & J. LORSCH (1967) Organizations and Enviromment: Managing Differentiation and Integration (Boston, Harvard University Graduate School of Business Adminstration)
[4] M. Bunge (1993), p. 53 – 54
[5] M. Bunge (1976) Tecnología y filosofía. México. Universidad de Nueva León, p. 12
[6] M. Bunge (1993), p. 52
[7] Hemos sustituído el término «técnica» por el de «tecnología», de acuerdo con la diferenciación que el mismo autor hace en su obra Tecnología y filosofía.
[8] M. Bunge (1993), p. 53
[9] E. Morin (1982) Ciencia com consciencia. Publicaciones Europa-América. S/l, p. 56 – 57 [la traducción es nuestra]
[10] M. Bunge (1993), p. 57.
[11] M. Bunge (1977), «The GST Chanllenge to Classical Philosophies of Science», International Journal of General Systems 4,1, Citado por J. L. Le Moigne, Op. Cit.
[12] J. L. Le Moigne, Op. Cit.
[13] R. Follari (1998) Sobre la desfundamentación epistemológia contemporánea, Caracas, CIPOST, p. 10 – 12
[14] H. A. SIMON, El comportamiento administrativo. Madrid. Aguilar. 1972, p. 240
[15] M. Blondel (1950) L’ action, essai d’ une critique de la vie et d ‘une science de la pratique, Paris, PUF, Citado por J. L. Le Moigne, Op. Cit.
[16] J. L. Le Moigne, Op Cit.
[17] W. Wieser (1970) Organismos, estructuras, máquinas, Buenos Aires, Eudeba, p. 15
[18] E. Morin (1998) El método. Las ideas, Madrid, Cátedra, p. 189
[19] E. Morin (1982) Op. Cit. p. 199
[20] Ibídem, p. 161

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Vila De Prado Roberto. (2006, agosto 6). La insoportable levedad epistemológica de las ciencias de gestión. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-insoportable-levedad-epistemologica-de-las-ciencias-de-gestion/
Vila De Prado Roberto. "La insoportable levedad epistemológica de las ciencias de gestión". gestiopolis. 6 agosto 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-insoportable-levedad-epistemologica-de-las-ciencias-de-gestion/>.
Vila De Prado Roberto. "La insoportable levedad epistemológica de las ciencias de gestión". gestiopolis. agosto 6, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-insoportable-levedad-epistemologica-de-las-ciencias-de-gestion/.
Vila De Prado Roberto. La insoportable levedad epistemológica de las ciencias de gestión [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-insoportable-levedad-epistemologica-de-las-ciencias-de-gestion/> [Citado el ].
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