La elaboración de una nueva política exterior de Estados Unidos 2009

Señaló John F. Kennedy: “Siempre habrá situaciones confusas y no muy claras en el proceso de toma de decisiones; incluso, aspectos misteriosos para aquellos que pueden estar más íntimamente involucrados en el mismo”. Tal el desafío que se le presenta al nuevo presidente de Estados Unidos: un cambio serio, confiable y profundo, luego de la hecatombe que deja George Walter Bush y su séquito.

Las nuevas tendencias y complejidades que enfrentan los que deben elaborar y ejecutar la política exterior estadounidense implican posiblemente el rasgo fundamental del cúmulo de desafío de la administración que entrará en la Casa Blanca el 20 de enero de 2009. El escenario mundial reclama nuevas normas en los campos económicos -paliar la crisis financiera-; educación –hacia un mundo moderno-; recuperación de valores éticos y morales –ante los daños de la droga, la violencia; mayor diálogo entre las grandes potencias –finalización de las rivalidades entre potencias y otros puntos graves que han llevado a la desestabilización de las relaciones internacionales.

Es de esperar que lo que escribió Barack Obama en su libro “ La audacia de la esperanza” (2006) se convierta en realidad. Considero que en este aspecto, una primera preocupación debe ser la de clarificar los conceptos ya que los términos elaboración de la política, toma de decisiones y resolución de problemas se utilizan a menudo indiscriminadamente. La definición más común de la política vincula las metas con los resultados deseados.

En este sentido “la política opera en el futuro” , definiendo los intereses, objetivos o responsabilidades de una Nación. Dean Rusk en un discurso ante la Asociación de Ciencia Política Americana lanzó la pregunta: “¿Que es lo que nos aporta?” y a su criterio respondió: “un mundo libre de agresión, un mundo en donde las libertades personales estén aseguradas, un mundo de derechos y oportunidades iguales”.

La administración Obama, ante el caos que aun está viviendo el mundo, debería tener en cuenta que entre el “sistema internacional como nivel de análisis” y “el Estado-nación como nivel análisis, existe una gran diferencia conceptual. Durante los ocho años de la administración Bush, la vida política en la mayoría de los países capitalistas desarrollados -y aún en algunos de los emergentes- ha estado afectada por una serie de problemas complejos relacionados en una u otra forma con la cuestión de la legitimidad, definida cómo y reducida a la aceptación del orden social por la mayoría de la población.

En Estados Unidos tales problemas han sido identificados como una “crisis de consenso”. La denominación hace una referencia clara no solo a la expresión específica que han asumido los problemas políticos del capitalismo avanzado en este país, sino también al papel central que han jugado el amplio conjunto de valores e imágenes que conforman el debate político estadounidense, como lo fue el caso de la guerra en Irak, su persistencia en el bloqueo a Cuba, y otros puntos como el desconocimiento del gobierno Bush a Protocolo de Tokio, a lo relacionado con la inmigración -particularmente el muro con México-; la política de subsidios, etc., etc.

En Estados Unidos -ha quedado muy marcado en la administración que felizmente finaliza- hubo una íntima conexión entre economía y política: solo son posibles ciertas combinaciones políticas y económicas. Pero no tan estrechas como la que en las últimas décadas señalaron a ojos vista, la industria del armamento, los intereses de los “pools” petroleros y la Casa Blanca.

Vistas como medios para un fin, que sería la libertad política, las medidas económicas son importantes debido a su efecto sobre la concentración o dispersión del poder. El tipo de organización económica que proporciona directamente la libertad económica -el capitalismo competitivo- también promueva la libertad política porque separa el poder económico del poder político y, de esta manera, le permite a uno contrabalancear al otro (Milton Friedman) La poderosa influencia de estos valores compartido ha marcado profundamente el reciente debate pre-electoral estadounidense.

Estados Unidos-el Caribe y América Latina

Muchas personas -académicos, políticos, industriales, comerciantes- consideran que los países del Caribe y de América Central, continúan destacándose como temas prioritarios en la agenda regional del Departamento del Estado. En tanto, América del Sur es “una esquina oscura para la Casa Blanca”.

Esto quizás se deba a que los países de parte del sub-continente, -con la excepción de Brasil- no han contado con el poder político y económico para participar en el juego geopolítico mundial y, en parte, porque la región ha estado relativamente aislada de los conflictos políticos y militares del mundo. Períodos de excepción -de nervisiosimo en Washington- se han presentado cuando movimientos políticos regionales han preocupado y disgustado el “imperio estadounidense”, que, como en la década 197’-80, los fue anulando con la participación alevosa de la CIA y grupos locales que nada tenían de nacionalistas.

Además, los países sudamericanos -con pocas excepciones y periódicas- han estado estrechamente vinculados a Estados Unidos, a través del marco de referencia no muy estricto del Sistema Interamericano, aun cuando han permanecido generalmente fuera del conflicto Este-Oeste. En la última década, algunos Estados comenzaron a vincularse con países de otros continentes, como el caso del acuerdo IBSA (India-Brasil-Sudáfrica) aunque teniendo en cuenta que un poder regional no es una tarea sencilla como señala Brantlyu Womack.

Un caso muy particular en la actualidad son los movimientos que viene realizando el discutido presidente de Venezuela con países petroleros de Oriente Cercano y Rusia, así como el intento de conformar un eje anti-estadounidense con Ecuador y Bolivia en particular y lisonjeando a una Argentina aislada internacionalmente por culpa de sus desvaríos internos.

El simplismo o el propósito de “arreglárselas sin pensar demasiado” , en un prolongado silencio como en otros casos, parece ser el dilema básico , por el cual la crisis de consenso queda a merced del comportamiento internacional adoptadas por el primer mundo capitalista.

Pero ahora la esfera de poder viene creciendo: China, India, Rusia, se han constituido grandes actores internacionales, extendiendo lazos y presencia comercial en diversas regiones.

La próxima administración Obama, debe tener muy en cuenta que las condiciones en las últimas décadas han cambiado sustancialmente, pero que el papel de Iberoamérica en el accionar estratégico está en aumento. Este papel es incluso más importante en la actualidad de lo que fue en el pasado. La población mundial ha aumentado considerablemente. Esto lo sabe muy bien China, India y países europeos que ya se han instalado en tierras sudamericanas, aplicando nuevas políticas.

El actual escenario regional –quizás con la excepción de Brasil y Chile, son deficientes pues es notorio que el resto de los Estados que lo integran no han sabido ni saben aun planificar políticas abiertas con proyección para conformar un región estable, confiable, libre de poderes foráneos hostiles a sus intereses nacionales. En suma, por más Cumbres -con foto- que realicen, la región continúa siendo problemática.

Conforme a lo expuesto, reiteradamente por el presidente electo Barack Obama, los factores internos sobresalen en la interpretación de la política exterior, ante lo cual el tipo de régimen y modelo de desarrollo económico se han constituido en variables indispensables para el análisis de la política exterior.

En la actualidad, ¿la vieja izquierda iberoamericana profesa y ejerce un antiimperialismo lúcido, penetrante, eficaz? ¿Conoce suficientemente el funcionamiento de la maquinaria de dominación imperialista y de sus diversos engranajes?. ¿Entiende la lógica propia del sistema? ¿Está en condiciones de interpretar debidamente el sentido y el alcance de sus contradicciones internas?¿ ¿Modifica sus respuestas, de manera de contrarrestar -al menos- los errores que en las últimas décadas viene cometiendo el imperialismo? ¿Se sigue de cerca en Iberoamérica el curso de los debate que sobre ella se desarrollan en el ámbito académico estadounidense, en la prensa, en el seno de las diversas agencias gubernativas?.

Existen buenas razones, lamentablemente, para temer que la respuesta a estas preguntas debe ser negativa.. Puede ser que le ha llegado la hora a Iberoamérica a practicar lo expuesto por Barack Obama: “La audacia de la esperanza”.

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Quagliotti de Bellis Bernardo. (2008, noviembre 21). La elaboración de una nueva política exterior de Estados Unidos 2009. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-elaboracion-de-una-nueva-politica-exterior-de-estados-unidos-2009/
Quagliotti de Bellis Bernardo. "La elaboración de una nueva política exterior de Estados Unidos 2009". gestiopolis. 21 noviembre 2008. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-elaboracion-de-una-nueva-politica-exterior-de-estados-unidos-2009/>.
Quagliotti de Bellis Bernardo. "La elaboración de una nueva política exterior de Estados Unidos 2009". gestiopolis. noviembre 21, 2008. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-elaboracion-de-una-nueva-politica-exterior-de-estados-unidos-2009/.
Quagliotti de Bellis Bernardo. La elaboración de una nueva política exterior de Estados Unidos 2009 [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-elaboracion-de-una-nueva-politica-exterior-de-estados-unidos-2009/> [Citado el ].
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