La educación polimodal en Argentina

1. Objetivos

Según la Ley Federal de Educación N° 24.195, en el Título III, Capítulo IV (Educación Polimodal), Articulo 16, establece los objetivos del Ciclo Polimodal en:

a) Preparar para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes del ciudadano/a en una sociedad democrática moderna, de manera de lograr una voluntad comprometida con el bien común, para el uso responsable de la libertad y para la adopción de comportamientos sociales de contenido ético en el plano individual, familiar, laboral y comunitario.

b) Afianzar la conciencia del deber de constituirse en agente de cambio positivo en su medio social y natural.

c) Profundizar el conocimiento teórico en un conjunto de saberes agrupados según las orientaciones siguientes: humanística, social, científica y técnica.

d) Desarrollar habilidades instrumentales, incorporando el trabajo como elemento pedagógico, que acrediten para el acceso a los sectores de producción y del trabajo.

e) Desarrollar una actitud reflexiva y crítica ante los mensajes de los medios de comunicación social.

f) Favorecer la autonomía intelectual y el desarrollo de las capacidades necesarias para la prosecución de estudios ulteriores.

g) Propiciar la práctica de la educación física y el deporte, para posibilitar el desarrollo armónico e integral del/la joven y favorecer la preservación de su salud psicofísica.

Así mismo la Ley Provincial de Educación N° 6970, en el Título IV, Capítulo III, Apartado III, Artículo 40, establece los objetivos de la Educación Polimodal procurando que los/las estudiantes sean capaces de:

a) Pensar y comunicarse adecuadamente haciendo uso del lenguaje oral y escrito, del lenguaje corporal, matemático e informático y de procedimientos sistemáticos de análisis y resolución de problemas complejos.

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b) Adquirir, integrar y aplicar conocimientos de distintos campos y disciplinas.

c) Trabajar y estudiar eficientemente demostrando responsabilidad y compromiso con los valores personales, sociales y cívicos necesarios para contribuir al desarrollo de una sociedad democrática y pluralista.

d) Desarrollar capacidades fundamentales y habilidades prácticas que les aseguren condiciones de acceso en un mercado laboral complejo, cambiante y segmentado: capacidad crítica y de diagnóstico, creativa e investigadora, para el trabajo en equipo, actitud positiva ante la innovación y el adelanto tecnológico, actitud científica para la toma de decisiones y la resolución de problemas, comprensión de criterios de adaptación a nuevos sistemas de organización del trabajo, posibilidades de reconversión y readaptación profesional, capacidad polivalente y adaptabilidad a distintas situaciones laborales y posibles cambios.

2. Funciones

Las Funciones de la Educación Polimodal han sido establecidas en el Documento para la concertación Seria “A” N° 10 – La Educación Polimodal – Acuerdo Marco (Diciembre 1995) emanado del Consejo Federal de Cultura y Educación de la Nación. Consejo cuya creación y funciones se encuentran contempladas en la Ley Federal de Educación N° 24.195, Titulo X (Gobierno y administración), Capitulo II (Del Consejo Federal de Cultura y Educación), Artículos 54, 55, 56, 57 y 58.
En el citado documento, en el punto I.1. se establecen las Funciones de la Educación Polimodal, estableciendo que la Educación de los/as jóvenes ha buscado garantizar tres funciones básicas: la formación del ciudadano/a, la preparación para proseguir estudios superiores y la formación para desempeñar actividades laborales.

Atendiendo dichos aspectos la Educación Polimodal deberá cumplir en forma integrada y equivalente las siguientes funciones:

* Función ética y ciudadana: para brindar a los/as estudiantes una formación que profundice y desarrolle valores y competencias vinculados con la elaboración de proyectos personales de vida y con la integración a la sociedad como personas responsables, críticas y solidarias.

* Función propedéutica: para garantizar a los/as estudiantes una sólida formación que les permita continuar cualquier tipo de estudios superiores desarrollando capacidades permanentes de aprendizaje.

* Función de preparación para la vida productiva: para ofrecer a los/as estudiantes una orientación hacia amplios campos del mundo del trabajo, fortaleciendo las competencias que les permitan adaptarse flexiblemente a sus cambios y aprovechar sus posibilidades.

La Educación Polimodal cumplirá estas funciones a través de dos tipos de formación: una Formación General de Fundamento (FGF) que retomará, con mayores niveles de complejidad y profundidad, los contenidos de la Educación General Básica, y una Formación Orientada (FO) que desarrollará, contextualizará y especificará los contenidos de la Formación General de Fundamento, atendiendo a distintos campos del conocimiento y del quehacer social y productivo.

La Ley Provincial de Educación N° 6970, en su Título IV, Capítulo III, Apartado III, Artículo 39, trata las funciones de la Educación Polimodal en la Provincia, reiterando los conceptos establecidos en el Acuerdo Marco N° 10, realizando simplemente un agregado en la Función de preparación para la vida productiva, en lo referente a “…resolver problemas y manifestarse activa y reflexivamente en un mundo cambiante…”

3. Características

La Ley Federal de Educación N° 24.195, en su Título XII (Disposiciones transitorias y complementarias), Artículo 66, inciso b), establece que el Consejo Federal de Cultura y Educación de la Nación, deberá acordar las modalidades del Ciclo Polimodal atendiendo a las demandas del campo laboral, las prioridades comunitarias, regionales y nacionales y la necesaria articulación con el nivel superior.

De esta manera el Consejo Federal de Cultura y Educación, mediante el Acuerdo Marco N° 10, de diciembre de 1995, establece que: La Formación General de Fundamento (FGF) y la Formación Orientada (FO) dan lugar a cinco Modalidades: * Modalidad Ciencias Naturales – * Modalidad Economía y Gestión de las Organizaciones – * Modalidad Humanidades y Ciencias Sociales – * Modalidad Producción de Bienes y Servicios – * Modalidad Comunicación, Artes y Diseño.

Todas las modalidades compartirán una orientación que será, a la vez, humanística, social, científica y técnica, aunque organizarán y desarrollarán los contenidos a partir de los requerimientos propios del campo que diferencia a cada modalidad de las otras, y de los contextos regionales y comunitarios en los que las instituciones desarrollan su actividad.

De acuerdo al mismo documento se establece que los contenidos de la Educación Polimodal se integrarán en: * Contenidos Básicos Comunes (CBC) – * Contenidos Básicos Orientados (CBO) y * Contenidos Diferenciados (CD).

* Contenidos Básicos Comunes (CBC): Profundizarán la formación ofrecida por la EGB. Corresponderá a la Formación General de Fundamento (FGF) y serán comunes a todas las modalidades. Su desarrollo demandará un mínimo del 50% de la carga horaria mínima prevista para el nivel. Serán acordados por el Consejo Federal de Cultura y Educación de la Nación.

* Contenidos Básicos Orientados (CBO): Profundizarán y contextualizarán los CBC a través de desarrollos orientados hacia distintos campos del conocimiento y del quehacer social y productivo. Su desarrollo demandará alrededor del 30% de la carga horaria mínima prevista para el nivel. Serán acordados por el Consejo Federal de Cultura y Educación de la Nación.

* Contenidos Diferenciados (CD): Se relacionarán con ámbitos diferenciados de aplicación y profundización de los CBC y CBO. Serán definidos en el marco de las prescripciones y mecanismos que se establezcan en cada provincia para promover la vinculación de las Instituciones Escolares con sus entornos socio-productivos y a partir de los Proyectos Institucionales de cada establecimiento. Se estructuran a partir de Proyectos Educativos Institucionales (PEI). Su desarrollo comprenderá alrededor de 20% de larga horaria mínima para el nivel.

Así mismo el referido documento estable la articulación de la Educación Polimodal con los Trayectos Técnico-Profesional (TTP), estableciendo que la Educación Polimodal, en cualquiera de sus modalidades, podrá articularse con Trayectos Técnico-Profesionales, los que podrán organizarse en función de distintas alternativas que estarán orientadas al desarrollo de las competencias necesarias para desempeñarse en ámbitos específicos del quehacer productivo. Los mismos podrán desarrollarse en contra turno o bien al finalizar el 3° año del Polimodal.

Las modalidades de polimodal

La modalidad es el carácter que adquiere el polimodal según el ámbito de la realidad que focaliza con mayor intensidad y fueron creados para responder a los intereses de los adolescentes y a las necesidades del contexto social y productivo, siendo:
Economía y gestión de las organizaciones: es un campo complejo y de importancia estratégica en el contexto social. Se enfatiza conocimientos relacionados con procesos económicos.
Producción de bienes y servicios: esta focaliza contenidos que se relacionan al conocimiento y resolución de problemas en los procesos productivos y actividades que los integran: diseño, gestión y comercialización.
Humanidades y ciencias sociales: se refiere a la comprensión e interpretación de los procesos de desarrollo personal y de interacción, continuidad y transformación del mundo sociocultural desde una perspectiva multidisciplinaria.
Comunicación, arte y diseño: amplia la concepción de las artes entendidas como bellas artes hacia el reconocimiento de la dimensión estética. La imagen es el eje con diferentes lenguajes y como forma de expresión y comunicación.
Ciencias naturales, salud y ambiente: apunta a una reflexión de los procesos productivos en el apoyo a la tarea científica, conservación y mejoramiento del medio ambiente y la salud.

4. Análisis de la situación actual y recomendaciones de la UNESCO y de prestigiosos intelectuales argentinos

Aportando datos estadísticos, analizados por el Dr. Etcheverry, observamos que en 1.993; para 7º de un conjunto de escuelas del país, la calificación alcanzada en matemáticas era de 5,2 y en lengua, de 5,3; lo que muestra a las claras la crisis del sistema educativo argentino. De la misma escala de 1 a 10; en la que este último valor no representa la excelencia, sino el mínimo; en 1.997; de los alumnos que culminaron el secundario, el rendimiento fue de 6,7; tanto en lengua como en matemáticas. Existen más datos a cerca del rendimiento de los alumnos de nuestro sistema educativo y todos muestran la misma tendencia. Otros dato interesante surge de investigaciones realizadas por A. López a propósito de los jóvenes que se incorporaron al padrón electoral (1 millón de jóvenes de 18 y 19 años), con motivo de las elecciones nacionales de 1999. De cada 100; 63 se encontraban fuera del sistema educativo. Del total de esos jóvenes excluidos del sistema, 2 son analfabetos, 17 no completaron la educación primaria, 37 sólo logró completar ese nivel, 17 abandonaron el secundario y los 29 restantes lograron terminar la educación media y en algunos casos prosiguieron estudios terciarios.

Debemos contextualizar esta situación a partir de las características de la posmodernidad, donde priva el materialismo, el hedonismo, la permisividad, el relativismo y el consumismo que produce el denominado “hombre light o cool”
También nos valemos de las valiosas conclusiones formuladas por otros autores para hacer este claro diagnóstico de situación actual. Así, J. Barilko, en “La revolución educativa” afirma que vivimos en un mundo masificado donde la uniformidad es apabullante (noticias enlatadas à cerebros enlatados). Se pretende que la educación sea divertida y en realidad no lo es, todos los esfuerzos por hacernos los payasos sonrientes y comprensivos en clase, son inútiles. Asimismo, el autoritario de hoy es invisible y no es persona, es sistema. Aprendimos a pronunciar frases bonitas pero las ideas se degradaron. Otra cosa que debemos comprender y aceptar es que la crisis está adentro, jamás viene de afuera. Algunos sobrevivieron a este sistema de formación y son eximios profesionales. No es para ellos la escuela, ellos son unos pocos elegidos. La escuela debe ser para la mayoría que requiere un apoyo exterior que los despierte y los guíe, con quienes este modelo ha fracasado. En su metáfora, “para alcanzar la libertad hay que cruzar
Los Andes y cruzar Los Andes es un plomo”.

Por su lado, el Ministerio de Cultura y Educación de la Argentina no incita a enseñar a pensar en la escuela, diagnosticando que se tiende a privilegiar la inteligencia lógico matemática y la lingüística por sobre otras formas de relacionarse con el saber, como podría ser lo artístico, lo vivencial o lo experimental. Propone que el docente debe seguir 3 principios al enseñar:

a. garantizar, a través de diferentes estrategias, que la información que circula en clase sea precisa
b. debe dar espacios para la ejercitación no de manera mecánica, sino favoreciendo la reflexión, complejización y profundización de la tarea según los ritmos de cada alumno
c. debe ayudar a pensar a sus alumnos a través de la re-pregunta, fomentando un papel activo de los mismos en la construcción de sus aprendizajes -esto último genera una fuerte motivación en los alumnos, aspecto clave para aprender mejor-.

Ello, teniendo en cuenta las inteligencias múltiples, que difiere de la concepción tradicional. Así para Gardner existen al menos 7 inteligencias -lógico/matemática, lingüística, musical, espacial, cinético/corporal, interpersonal e intrapersonal- y cada una de ellas representa una habilidad específica para resolver problemas.

También advertimos de R. Morduchowicz que, luego de describir como concibe la situación actual de la educación en Argentina, propone integrar la cultura popular a la escuela y reivindicar el acceso al capital cultural.

Las sugerencias emanadas de la UNESCO, se caracterizan como “Los cuatro pilares de la educación”, que podemos resumir como sigue. Un sistema de enseñanza estructurado será exitoso si se basa en un equilibrio entre los siguientes cuatro pilares:

Aprender a conocer: la especialización no debe excluir la cultura general. Supone en primer término aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y el pensamiento. La enseñanza básica tiene éxito si aporta el impulso y las bases que permitirán seguir aprendiendo durante toda la vida.
Aprender a hacer: vinculado a la formación profesional. El futuro de la economía de este siglo –en que se ha sustituido el trabajo humano por máquinas- está supeditado a su capacidad de transformar el progreso de los conocimientos, innovaciones generadoras de nuevos empleos y empresas. Los aprendizajes deben evolucionar y no pueden considerarse mera transmisión de prácticas más o menos rutinarias. Incrementar los niveles de calificación a través de las competencias específicas, combinar la calificación propiamente dicha, el comportamiento social, la aptitud para trabajar en equipo, la capacidad de iniciativa y de asumir riesgos, sumado al empeño personal del trabajador
Aprender a vivir juntos. Aprender a vivir con los demás. Concebir una educación que permita evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacífica, fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad. Ante tanta competencia despiadada establecer un contexto de igualdad y se formulan objetivos y proyectos comunes, los prejuicios y la hostilidad pueden dar lugar a una cooperación más serena, incluso a una amistad. Fomentar la aptitud empática en las escuelas. Se torna necesario en la educación escolar reservar tiempo para proyectos cooperativos y participación en actividades sociales.
Aprender a ser. La educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad, dotar de un pensamiento autónomo y crítico y de elaboración de un juicio propio. Conferir, a través de la educación, la libertad de pensamiento necesaria en todo ser humano, de juicio, de sentimiento y de imaginación. Propender a la imaginación y a la creatividad.
La UNESCO (las seis metas del Programa «Educación para Todos “) actualmente tiene entre sus principales estrategias la de llegar al año 2015 con seis grandes objetivos educativos alcanzados a nivel mundial. Hemos decidido citarlos porque, si bien la mayoría de ellos son válidos para todos los niveles de educación formal, varios tienen un impacto directo en el nivel secundario, que es el elegido por nosotros para este trabajo práctico. Dichas seis grandes líneas de acción ilustran los logros que UNESCO está fomentando que los gobiernos de todo el mundo alcancen antes del 2015. Ellas son:

1. Expandir el cuidado y la educación de la niñez temprana
La meta clama por más y mejores posibilidades de apoyo a los niños, sus familias y comunidades, en todas las áreas donde el niño está creciendo (física, emocional, social e intelectualmente).

2. Proporcionar educación primaria gratuita y obligatoria para todos
Este objetivo promueve velar porque todos los niños vayan a la escuela y terminen su educación primaria, es decir, alcanzar el ideal del 100% de niños del mundo con primaria completa (meta que Argentina está muy cerca de alcanzar ya que supera actualmente indicadores del 90%).

3. Promover la habilidad de aprender a aprender y en general las llamadas habilidades para la vida -life skills- en jóvenes y adultos.
Esta meta pone énfasis en satisfacer las nuevas necesidades de aprendizaje que hoy tienen jóvenes y adultos en un contexto de aprendizaje durante toda la vida (la mayoría de estas habilidades se encuadran dentro de los llamados «cuatro pilares» del Informe Delors). Meta de alta relevancia actual para el nivel secundario argentino.

4. Aumentar la tasa de alfabetismo en adultos un 50 %
Esta meta propugna por un cierto nivel de mejora en la alfabetización de adultos antes del 2015, en este caso un 50 % mejor que en el año 2000.

5. Lograr paridad de géneros antes de 2005 e igualdad de géneros antes de 2015
Esta meta propone que haya un número similar de muchachas y muchachos cursando primaria y secundaria al año 2005 (esto es lo que significa paridad del géneros).

6. Mejorar la calidad de la educación
Esta meta implica la mejora en la calidad de la educación en todos sus aspectos, apuntando hacia un estado de situación donde la gente pueda alcanzar la excelencia. Meta de alta relevancia actual para el nivel secundario argentino.

La UNESCO también hace propuestas para mejorar la educación. Las especialistas compiladoras han sido Beatriz Macedo y Raquel Katzkowicz -ambas de UNESCO- en el marco del Seminario sobre Prospectivas de la Educación en América Latina y el Caribe, realizado en Chile durante el año 2000. El trabajo se titula: «Educación Secundaria: Balance y Prospectiva».

Dichas propuestas surgen a partir de un cuestionario que las mencionadas autoras/compiladoras formularon a destacados especialistas (mayormente latinoamericanos) sobre reformas necesarias en el nivel secundario. Las preguntas que les realizaron fueron:

§ “¿Cuáles son a su juicio, las necesidades prioritarias en la formación de nuestros adolescentes y jóvenes, en función de los futuros escenarios económicos, sociales y políticos en la región?”

§ “¿Cree Ud. que las necesidades de formación que surgen de la respuesta anterior se podrían viabilizar mejor con alguna de las cinco alternativas que mencionamos a continuación?:

I. Una secundaria única, flexible y contextualizada;
II. Dos o tres años finales claramente diversificados;
III. Estructuras modulares que cada alumno cursa de acuerdo a su tiempo e interés;
IV. Estructuras distintas a las actuales en cuanto a los períodos de clase, divisiones del año escolar, y práctica en el mundo laboral o
V. Dos ciclos, uno obligatorio y otro no obligatorio y luego opciones claramente diferenciadas”

Ernesto Schiefelbein respondió que para formar a nuestros adolescentes en función de esas alternativas hay que partir por relacionar sus conocimientos con los actuales escenarios. Por ahora, opina, la escuela “enseña sólo para la escuela” y tiene muy poco que ver con la vida real. La escuela secundaria no ofrece a los alumnos oportunidad para analizar sus problemas personales (en un momento en que buscan con desesperación afianzar su desarrollo como persona) ni los de la sociedad. El día que la educación secundaria lo pueda hacer, será capaz, también, de prepararlos para los cambios que se avecinan.

Con respecto a la modalidad, entiende Schiefelbein que el problema, nuevamente, no es tanto cómo se organiza la educación secundaria, sino cómo se espera que los alumnos aprendan. Sólo si se especifican las modalidades de aprendizaje (tales como: proyectos, entrevistas, debates, simulaciones, gabinetes de trabajo, casos, coloquios en grupo o red de educación mutua) podríamos examinar cuáles serían las formas de instrumentación. En todas las alternativas ofrecidas, el problema sigue siendo “el profesor dicta sus clases y los alumnos que memorizan” o que realizan operaciones mecánicas de aplicación (como ocurre en muchos ejercicios de matemáticas). El problema, por lo tanto, es cómo aprender y no tanto el qué aprender. El aprendizaje de información lo realizan en la TV o en los demás medios, pero en la escuela faltan oportunidades de sistematizar esas informaciones ya disponibles.

Ignacio Pozo, por su parte nos responde que se debería formar para el conocimiento, en el sentido amplio, que no excluye el placer ni el conocimiento compartido. Hacer el conocimiento agradable y placentero, pero también necesario; saber que quien no tiene ciertas claves culturales tiene un menor acceso a los productos y procesos de esta sociedad. Ello requiere saber que no hay que renunciar a enseñar cuerpos de conocimiento establecido – que son la cultura en que vivimos – pero también enseñar a aprender, a interactuar con el conocimiento y con otras personas. Insiste Pozo que aún para los defensores de criterios economicistas, la formación para la autonomía intelectual es un requisito indispensable para la riqueza cultural de una sociedad. Y ya no basta con formar sólo a las elites porque el mundo hacia el que vamos es mucho más horizontal y dinámico.

En cuanto a la modalidad, Pozo se inclina idealmente por las opciones III, es decir, estructuras modulares que cada alumno cursa de acuerdo a su tiempo e interés y IV, estructuras distintas a las actuales en cuanto a los períodos de clase, divisiones del año escolar y práctica en el mundo laboral. Pero, en la medida en que pueden ser estructural y económicamente inviables, una solución pasaría por la opción I; es decir, una secundaria única, flexible y contextualizada sabiendo que eso exige un sistema realmente abierto (que atienda a la diversidad, con equipos de apoyo, recorridos educativos variables con optatividad real), que también exige recursos, por lo que, parece de difícil implementación en la región. En cuanto a la opción V. hay que tender hacia una educación obligatoria cada vez más amplia, lo que no necesariamente implica que la primaria y la secundaria desaparezcan como tales.

De hecho, así sucede en el modelo español.

Álvaro Marchesi respondió que las necesidades prioritarias son el conocimiento de
la cultura básica de nuestro tiempo: formación en valores democráticos y solidarios; deseo de saber más; capacidad de trabajo en equipo; innovación; dominio de diferentes lenguajes. En cuanto a la modalidad, plantea que la opción que prefiere es una secundaria común, de tres o cuatro años de duración, con una progresiva diversificación curricular en función de los intereses y capacidades de los alumnos.

Al término de la misma se podría acceder a una formación profesional orientada hacia el mundo laboral o hacia estudios de secundaria postobligatorios de dos o tres años de duración a cuyo término se podría acceder a la universidad o a estudios superiores de formación profesional. En cuanto a la opción que plantea estructuras sumamente abiertas, sobre la base de módulos, algunos imprescindibles para determinados estudios superiores, así como otros claramente orientados a la formación profesional y que cada alumno los vaya cursando en función de sus posibilidades de tiempo e intereses, es sumamente atractiva para la educación secundaria postobligatoria pero difícil de llevar a la práctica. Posiblemente, considera Marchesi, haya que pasar por una primera etapa más formalizada que permita avanzar hacia ese modelo.

Elena Martín entiende que las necesidades prioritarias son todas aquellas relacionadas con aprender a aprender y aprender a comportarse de acuerdo con valores humanistas. Esto significa, destreza de búsqueda, análisis y valoración de la información, capacidad de trabajar en equipo; capacidad de valorar las decisiones desde el equilibrio entre beneficios y riesgos para las personas y el entorno; capacidad de iniciativa, desarrollo de la empatía tanto cognitiva como afectiva que les haga entender a los otros y conmoverse con ellos.

En cuanto a la modalidad, Martín se inclina por una obligatoria de 10 a 11 años y una postobligatoria más especializada en vías académicas y profesionales con pasarelas entre ambas. Está de acuerdo con la posibilidad de pensar en estructuras totalmente distintas a las actuales, pero en ese sentido entiende que haría falta repensar la organización de toda la secundaria en la línea que se apunta en la pregunta. Esa opción además no le parece incompatible con lo que se dice en el punto III. En un caso se centra más en la concreción curricular mientras que en el otro punto se habla de organización en un sentido más amplio.

Para David Silva las necesidades prioritarias serían una educación en valores
éticos y cívicos, que preparen a los jóvenes para ser ciudadanos responsables de su destino y también del conjunto de la sociedad fomentando actitudes de trabajo, tolerancia, solidaridad, abiertos al cambio y entusiasmo por seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida. Igualmente es prioritario para Silva, la preparación para la vida profesional. Que acierten en su destino profesional y se preparen para él. Esta preparación requiere audacia y explorar caminos nuevos. Cada vez más acercamiento a la vida del trabajo, desde los años de preparación. Toda la flexibilidad sin otra limitación que lo que sea más conveniente para una mejor formación. Promover innovaciones y cambios desde la base para adaptarse a las necesidades concretas de los alumnos y la sociedad de su entorno. Por otro lado rigor y actualización científica, tanto para su futura vida profesional como en la preparación para estudios superiores. Énfasis muy fuerte en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para que no lleguen a ser los nuevos analfabetos y América Latina y el Caribe no se quede marginada del desarrollo.

En cuanto a la modalidad de la propuesta dice Silva que lo mejor es a veces enemigo de lo bueno. Una cosa teóricamente ideal puede ser imposible de implementar por las condiciones reales de cada país. Hay que partir de lo actual y tener muy en cuenta los recursos con los que se puede contar en los próximos años, sobre todo el profesorado. Uno puede preferir un sistema pero resulta que tener profesores preparados para ese sistema es casi imposible en el mediano plazo ya que requeriría unas enormes inversiones de reconversión o preparación.

Por ese motivo este investigador se inclina por tener clara la meta final e ir alcanzándola con realismo y con el convencimiento de la mayoría de los agentes educativos. Las distintas alternativas que presenta esta pregunta no son totalmente excluyentes; puede haber una alternativa con elementos de otras. En el largo plazo, Silva auspicia una educación obligatoria general de 10 años y luego opciones diferenciadas profesionales, una de las cuales sería la preparación inmediata para estudios terciarios. Pero esta educación general debería ser flexible, contextualizada, con un núcleo central, con estructuras sumamente abiertas, con metodologías muy distintas según las edades o ciclos de edades. Tiene que haber mucha diferencia entre el estilo de enseñanza para alumnos de 6 a 8 años, de 9 a 11 años y de 12 a 15 años. Otra necesidad importante para Silva es la generalización de la educación escolar entre los 3 y los 5 años.

Netta Maoz entiende que las prioridades de la educación para los jóvenes son aprender más ciencia y el uso de las computadoras y asumir que hoy es muy importante tener en cuenta que las personas deberán aprender a lo largo de toda su vida y ser capaces de adaptarse de acuerdo a los cambios en la región. En cuanto a la modalidad, Maoz prefiere la primera opción con una propuesta flexible.
Jehuda Reinharz entiende que una educación liberal es la mejor preparación para una vida y una carrera profesional que impliquen la realización del individuo. En ese contexto él comprende una educación liberal como no restrictiva y diseñada para promover una mente flexible. En esta línea, los contenidos específicos son en general mucho menos importantes que las habilidades y cualidades generales que se imparten. Éstas incluyen las habilidades de conceptualizar, analizar y pensar en forma crítica; pensar, escribir y expresarse oralmente en forma lógica y coherente; relacionar lo concreto con lo abstracto; ser capaz de relacionar las ideas con la información incluyendo la que corresponde a diferentes campos y disciplinas; trabajar en colaboración con otros; y poder tratar sin dificultades con una variedad de ideas que trasciendan la experiencia inmediata o personal de cada uno. Con respecto a la modalidad, entiende Reinharz que una medida de flexibilidad curricular es deseable y debe ser estimulada. En cuanto a los aspectos que aparecen en el cuestionario distinguiendo la educación superior de la educación para el trabajo desde el contexto norteamericano, le resulta difícil comprender cómo funciona en otras partes del mundo porque en su contexto no representa una dificultad.

Ángel Díaz Barriga plantea que debe priorizarse educar en la vida y para una mejor comprensión de lo que rodea al estudiante, educar en la tecnología y en los problemas que el mundo práctico actual exige. Aclara que hay que educar en la vida misma del adolescente primero, aprovechando todo lo que lo rodea (tecnologías de información, medios de comunicación, tecnologías prácticas) para generar desde ahí una inquietud por el conocimiento científico. En segundo lugar hay que educarlo para entender “su mundo” y desde él, la historia y la geografía mundial. En tercer lugar es necesario educarlo en función de una perspectiva de empleo y desarrollo nacional. Con respecto a la modalidad, Díaz Barriga no piensa que funcione discriminar primaria y secundaria. La formación y contratación de maestros (docentes) se hace en función de esa visión. Piensa que es factible diferenciar una parte común en la secundaria (tres años) y una parte de orientación profesional (lo que no significa que los estudiantes que cursan una formación técnica no puedan ingresar a la educación superior).

Quizás, plantea este autor, se deba pensar en diplomas técnicos muy sencillos y entregados bajo la perspectiva de que en el trabajo se pueda aspirar a una certificación laboral posterior, sin cancelar el acceso a la educación superior desde el mundo del trabajo. Es importante garantizar un mínimo de conocimientos que tengan un carácter práctico. Por ejemplo, una física o química que permita entender fenómenos cotidianos. Rebasar la enseñanza de la ciencia de principio de siglo, o un recorrido del pensamiento físico hasta nuestro siglo. Trabajar con comunidades científicas preguntando cuáles son los temas de su disciplina que deben ser considerados para adquirir una cultura actual sobre un campo de conocimiento (física), implicaría reeducar a los docentes. En México existe una experiencia importante que lamentablemente no ha afectado el currículo de ningún nivel educativo. Los científicos que trabajan temas de frontera, elaboran textos para divulgar esos conocimientos entre la población en general. Habría que sistematizar esta experiencia para desarrollar: Qué debemos enseñar de la ciencia y cómo debemos enseñar la ciencia en el momento actual. Es importante no perder de vista que nuestros adolescentes están educados por los medios, por las imágenes y en un plazo perentorio por la Internet. Es en esa visión que debemos canalizar los esfuerzos termina diciendo Díaz Barriga.

Para Bernal Meza las prioridades son la formación en tanto seres humanos y la incorporación de técnicas, de metodologías y conocimientos que les posibiliten aceptar el cambio y adaptarse a la incorporación de tecnologías que hoy casi desconocemos. Se podría argumentar que esto último es casi imposible de prever, pero la historia de la cultura humana demuestra que el hombre supo adaptarse a las grandes transformaciones generadas por el humanismo y el capitalismo de los siglos XV al XVII y que la base de todo fue la libertad para pensar y crear. En cuanto a la modalidad, Bernal Meza se inclina por la alternativa I porque ella permite una mayor flexibilidad, en relación con el rol que para él debe cumplir este tramo educativo y que ya hemos señalado.

Ana Luiza Machado dice que existen dos categorías de jóvenes: los que tienen acceso a la educación secundaria y aquellos que no lo tienen. Las necesidades de ambos son idénticas pero la forma de atenderlas es muy diferente. Machado entiende que las habilidades requeridas para la vida de hoy son:

§ Saber comunicarse de forma escrita y oral
§ Saber leer y entender lo que se lee
§ Saber anticiparse a problemas y saber resolverlos
§ Saber trabajar en equipo
§ Saber ser críticos frente al entorno social
§ Ser un ciudadano participativo
§ Desarrollar valores morales
§ Saber usar la tecnología
§ Tener capacidad de emprender
§ Tener condiciones para seguir aprendiendo toda la vida
§ Posicionarse de manera autónoma frente a la vida.

Es preciso propiciar el acceso a esas habilidades a todos los jóvenes para su vida personal y profesional y ellas deben ser atendidas de manera formal y/o no formal, dependiendo de la situación de cada uno.

En cuanto a la modalidad, Machado piensa que una combinación de la I y la III sería el ideal. Un núcleo central común y un núcleo diversificado que atienda los mayores intereses de los alumnos, con estructuras modulares abiertas que permitan contemplar las posibilidades de los mismos. Pero desea dejar también en claro que la secundaria no debe ser profesionalizante en el sentido clásico de la palabra, o sea, de preparación para un trabajo específico. Machado no piensa que se deba dejar de lado conocimientos y habilidades generales necesarias a lo largo de la vida profesional y personal para enseñar habilidades técnicas orientadas al desarrollo de un trabajo específico que no sabemos si tendrá utilidad dentro de unos años o aún cuando el alumno termine sus cursos.

Ignacio Gonzalo ve como prioridades en la formación de los jóvenes la formación básica en habilidades de comunicación, sobre todo en la expresión oral y la comprensión escrita. Desarrollo en la escuela de una autoestima alta y seguridad en sí mismos. Inclinación al trabajo en equipo y manejo de las técnicas adecuadas para hacerlo. Adopción de una actitud personal de resolución dialogada y constructiva de conflictos. Desarrollo del interés por el medio social que les rodea, que les mueva a la recogida de información de lo que sucede a través de diarios, libros, televisión de calidad o acceso a la Internet. La lista sería más o menos larga, plantea Gonzalo, en función de las prioridades que un centro educativo determinado pueda plantearse a la vez, simultáneamente, para llevarlas realmente a la práctica en un año escolar. En cuanto a la modalidad Gonzalo encuentra que la primer opción coincide con su forma de entender la instrumentación de la propuesta.

Pablo da Silveira, por su parte, ve como necesidades prioritarias el manejo adecuado de la lengua materna (oral y escrita), un razonable dominio del Inglés, cultura científica básica, dominio de instrumentos informáticos básicos (procesadores de texto, planillas de cálculo), cultura democrática, cultura económica básica. En cuanto a la modalidad de implementación, da Silveira es favorable a la educación obligatoria hasta los 15 años. Si este punto está firme no cree que haya argumentos decisivos que confirmen o descalifiquen ninguna de las opciones consideradas. Hay buenas y malas maneras de aplicar cualquiera de los esquemas plantea este investigador. Por otra parte, cree que no se puede postergar la opción entre una educación orientada al trabajo y una educación más académica para el momento en que los alumnos tienen 14 o 15 años. Ciertas opciones tienen que poder ser tomadas cuando los chicos tienen 12 años, de modo de organizar debidamente la formación que reciban antes de los 15 (previendo que muchos de ellos van a abandonar el sistema educativo en ese momento). Muy esquemáticamente, cree da Silveira que tiene que haber una primer opción a los 12 años entre una educación de perfil más académico y otra más claramente orientada al trabajo (aunque esta última no debe ser una vía muerta en términos curriculares). Y luego tiene que haber cierta diversidad de opciones para los tres años finales. Las características de estas opciones deben ser definidas en términos de objetivos pedagógicos (tipos de aprendizaje que se deben alcanzar) y deben ser compatibles con una gran diversidad de metodologías y formas de organización del currículo.

ANEXO: HISTORIA DEL NIVEL MEDIO EN LA ARGENTINA

Nivel Medio o secundario

El proceso de organización del nivel medio se hizo a través de la creación de instituciones nacionales que constituirían modelos para las provincias en su estructura organizativa y planes de estudio. La política de institucionalización del nivel medio fue centralizante.

En 1863 se fundo el colegio Nacional de Buenos Aires, 10 años después el país contaba con catorce colegios nacionales en distintas provincias. Según Van Gelderen, nuestro modelo de escuela secundaria fue el bachillerato, creado por Bartolomé Mitre. Fue concebido para pocos, con invención formadora de una elite o clase dirigencial con mentalidad nacional, preparatoria para la universidad. Pero luego se extendió y se convirtió en escuela para todos, sin tomar en cuenta las condiciones iniciales de sus alumnos y con que fines que excedieron los originales. Se intentaron reformas en sus planes de estudio, se simplifico su estructura al suprimir el internado y se intento responder a las necesidades regionales con una enseñanza mas practica. Sin embargo, predomino su carácter preparatorio para la universidad.

La escuela Normal de Paraná, destinada a la formación de maestros en el nivel secundario, se fundo en 1870, por inspiración de ideas de Domingo Faustino Sarmiento, tuvo como modelo la escuela norteamericana y funciono con personal, textos, doctrinas y procedimientos norteamericanos. La institución estuvo marcada por el movimiento liberal, progresista, democrático y laico llamado normalismo influido por corrientes de la época. Esta escuela marco el inicio del proceso de feminización del magisterio.

En 1877, se inicio el tratamiento del proyecto de reglamentación del derecho de examen de los alumnos de los colegios secundarios particulares y provinciales.
Quienes asistían a los colegios nacionales ingresaban a la universidad, institutos superiores o profesionales.

En 1878 se sanciona la ley nº 934 de libertad de enseñanza, admitiendo la categoría de alumno libre en los establecimientos oficiales. Esta ley facultaba a tomar examen a los alumnos de escuelas privadas, quienes rendirían ante comisiones de profesores oficiales y un representante del colegio privado.

Esta ley se reglamento en 1879, y se adscribieron 12 colegios particulares. Tuvo su
ámbito de aplicación en el colegio nacional, pero luego abarco el magisterio y otras instituciones.

Según Martínez Paz la crisis que atravesaba la educación secundaria se debía entre otros factores a que se identificaba con los colegios nacionales, aunque captaban un buen porcentaje de la población, otro gran porcentaje que terminaba la escuela primaria quedaba fuera del sistema.

El establecimiento de la Escuela Nacional de Comercio en 1890 y la Escuela Industrial de la Nación en 1898, marco los primeros pasos para diversificar la enseñanza media tratando de dar una respuesta a la creciente población en desarrollo.

SIGLO XX

La enseñanza media atraviesa un período de crisis durante gran parte del siglo XX debido a que no había una ley integral que le diera una orientación y características definitivas. Se reglamentaba por medio de resoluciones ministeriales que cambiaban continuamente.

Un aspecto interesante fue el interés por el desarrollo de la educación técnica. En 1944 se creó la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (C.N.A.O.P.) que tenía por finalidad la formación y perfeccionamiento de los obreros. Un paso decisivo en el desarrollo de la educación técnica es la ley 15.240 de 1960 que crea el Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET), integrado por representantes de los docentes, empresarios y C.G.T. Fue así como esta modalidad tuvo una ley que la organizó a nivel nacional, y cuyo fin era la capacitación técnica y profesional de los alumnos.

La ley 13.047 de 1947 organizó la enseñanza privada con apoyo del Estado, que por medio de subvenciones les exigía ajustarse a ciertas prescripciones. Los últimos años de esta etapa se caracterizan por una gran expansión de la enseñanza privada. De gran importancia para el sistema educativo fue la ley 14.389 de 1954 que otorga validez nacional a los títulos provinciales.

En 1958 hubo un intento, que no prosperó, de dotar de unidad y coherencia a todo el nivel medio del sistema.

En la década del 60 y 70, de acuerdo con el ideario desarrollista y eficientista, se trató de orientar la matrícula hacia modalidades técnicas. Durante el gobierno peronista iniciado en 1973 se observó una democratización en el acceso a la educación media y superior y en las prácticas pedagógicas. Hubo mayor participación estudiantil en la conducción escolar y se definieron los centros de estudiantes. Pero este tipo de disposiciones quedaron sin efecto a partir del golpe militar de 1976, dictándose medidas para suprimir toda forma participativa.

A fines de 1978 se definieron criterios y contenidos mínimos del nivel medio, cuyo objetivo fundamental era la formación general de los alumnos.

En todos los cambios de régimen político las modificaciones curriculares se centraban básicamente en asignaturas a las que se daba distintos nombre (Educación Democrática, Formación Moral y Cívica, etc.), en las que se reflejaba la ideología del gobierno de turno.

En 1983, con el retorno de la democracia, se plantea la necesidad de una ley general de educación, y así es como en 1984 se organiza el Congreso Pedagógico Nacional. Las propuestas de éste podemos considerar que marcan el final del sistema educativo instituido en el marco del modelo de 1880.

Si bien el Congreso Pedagógico Nacional no se tradujo de momento en una legislación concreta, sus principios son las bases del proceso de transformación educativa iniciado en 1991. Entre 1988 y 1993 se realizó el debate parlamentario de la que sería la primera ley integral de educación. Finalmente se sancionó en 1993 la Ley Federal de Educación 24.195.

Previa a esta ley hubo otra de gran importancia: la ley 24.049 de 1991 que transfería los servicios educativos nacionales a las provincias. Para algunos autores ésta es la ley que realmente transforma el sistema educativo argentino.

BIBLIOGRAFÍA

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8. Recursos multimediales, Páginas web

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Laza Sebastián. (2005, noviembre 16). La educación polimodal en Argentina. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-educacion-polimodal-en-argentina/
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Laza Sebastián. "La educación polimodal en Argentina". gestiopolis. noviembre 16, 2005. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-educacion-polimodal-en-argentina/.
Laza Sebastián. La educación polimodal en Argentina [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-educacion-polimodal-en-argentina/> [Citado el ].
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