La administración del tiempo y los proyectos de vida

¿Somos seres sociales o somos máquinas de trabajar? El tiempo a dedicar, tanto a la vida laboral como a la privada, es una de las decisiones que todos los profesionales deben evaluar a lo largo de su vida profesional. Las decisiones al respecto están relacionadas con el tiempo de vida, las condiciones laborales y el tiempo de desarrollo en el trabajo; pero sobre todo, están relacionadas con el proyecto de vida de cada individuo.

Es necesario tener en cuenta que en la complejidad de nuestra individualidad, las formas de realizarnos dependen de muchas alternativas y no tienen las mismas manifestaciones para todos. En términos de realización, no hay ninguna fórmula, pues todo depende de los proyectos que nos planteemos como personas.

Algunas veces se comete el error de pensar que la combinación de ambas esferas de la vida es un problema que atañe solo a las mujeres. Es cierto que en Cuba, donde la construcción del género femenino le ha confiado a esta gran parte del cuidado de los hijos, la mujer tiene que decidir muchas veces entre el desarrollo de la vida profesional o constituir una familia. En ocasiones invierten muchos años de su juventud preparándose como buenas profesionales, aplazando la maternidad, a veces hasta el punto de convertirse en madres añosas u optar por no crear su propia familia en virtud de alcanzar la autorrealización profesional. En otros casos, deciden u optan por enfrentar la maternidad en un período paralelo a su formación, alargándose más el período de preparación debido a las interrupciones propias de la maternidad y posteriormente de la crianza de los hijos. Sin embargo, los hombres profesionales cubanos, también tienen que tomar decisiones sobre el tiempo de vida que dedicarán a ambas áreas.

El género masculino, es el que más tarda en reaccionar ante esta situación. Como no se encuentra presionado social y biológicamente para construir y cuidar una familia, termina dedicando más tiempo al trabajo que al hogar y por supuesto las repercusiones de esta situación son a más largo tiempo. El hombre generalmente reconoce estos problemas cuando la edad comienza a apartarlo de la vorágine del trabajo y se encuentra ante una vida privada pobre y vacía.

En una población como la cubana, en la cual la población tiende al envejecimiento, “invertir” desde temprano en una vida privada plena, es una de las formas en que se puede garantizar mayor satisfacción en las horas más tardías de la vida.

Los directivos cubanos ante la disyuntiva.

Si bien esta situación atañe a todos los trabajadores en sentido general, con más incidencia en los profesionales, en los directivos la situación se hace más grave. La dirección en su complejidad es una tarea que requiere mucho tiempo, que comúnmente es tomado de la vida privada.

Para lograr motivar y guiar a los trabajadores, los directivos deben apartar sus aspiraciones independientes, pues a partir de ese momento la realización de sus metas estará indisolublemente ligada a la realización de las metas de su colectivo de trabajadores. Esto último, obliga al directivo a tener que conocer más de cerca a sus subordinados, lo cual incluye tener un conocimiento acerca de sus necesidades y proyectos de vida (que incluye profesión y vida privada) hasta donde esto sea posible y en función de esto trazar objetivos y organizar el trabajo de una manera que no sólo satisfaga a la organización como entidad, sino a sus trabajadores como seres individuales. Si esto funcionara así, seguramente el directivo contaría con un grupo de subordinados un poco más motivados y comprometidos con las tareas y fines organizacionales.

El directivo no debe desconocer, que las personas para optimizar su rendimiento necesitan no sólo de motivación por la profesión que realizan, sino también un equilibrio en el orden emocional que incorpora elementos de esa vida social colectiva y privada que existe más allá de las fronteras de la organización. El directivo también tiene que aprender a proteger a sus trabajadores, entiéndase esto por la protección de su tiempo de vida fuera de la organización, por lo que no debe atiborrar a sus empleados de trabajo, ni imponerles metas en el tiempo muy apretadas, ni imposibles de cumplir en ese tiempo, pues de esta manera estaría obligando a los empleados a emplear su tiempo de vida privada para atender cuestiones laborales.

La idea, tácitamente compartida por muchos directivos, de que la dirección de organizaciones es una actividad que requiere mucho tiempo de trabajo, ha convertido a muchos directivos en esclavos de sus tareas, en seres incompletos emocionalmente y en personas frustradas.

Pero ¿realmente la dirección de organizaciones requiere tanto tiempo de trabajo? Si bien es cierto que dirigir una organización es una actividad compleja y que está sujeta a muchos cambios del entorno, la organización y planificación de las actividades, así como la posibilidad de delegar funciones, son las herramientas por excelencia que permitirían a un directivo, emplear tiempo a su favor. Aunque el directivo promedio, conoce muchas herramientas que le permitirían simplificar sus labores, la concepción del director pendiente de todo, solucionador de problemas y que asume todas las decisiones, no permite que el empleo de las mismas les libere de algunas cargas laborales.

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La no delegación de funciones, lógicamente asociada a la necesidad de tomar todas las decisiones empresariales, ha marcado el patrón de liderazgo de las organizaciones cubanas: el líder autoritario. Pero el autoritarismo es mucho más que un simple rasgo de liderazgo, el autoritarismo al concentrar las decisiones en una sola persona, le impide a esta desarrollar otras aristas de su vida en las cuales concentra también anhelos y expectativas.

En sentido general la dirección conlleva al sacrificio de la vida profesional independiente, pero el sacrificio de la vida privada es un error irreparable que muchos directivos desafortunadamente cometen.

Los directivos cubanos y su vida privada.

La mayor parte de los directivos observados y entrevistados tiene nociones sobre la administración del tiempo y de stress laboral. Sin embargo, independientemente de los conocimientos sobre estas herramientas de administración del tiempo, los directivos que fueron entrevistados trabajan un promedio de 16 horas. Estás 16 horas, se encuentran divididas de variadas formas, y aunque no todas transcurren en el centro laboral pueden ser reconocidas como horas dedicadas al trabajo. Si hablamos del “ser social” en el cuál lógicamente enmarcamos a los directivos de organizaciones, las restantes 8 horas se encuentran divididas en las demás actividades que todos los seres sociales necesitamos realizar: dormir, escuchar música, pasar tiempo con la familia, realizar hobbies, etc.

Es lógico entender que de todas estas actividades, las sociales son las que se encuentran más afectadas ya que las actividades fisiológicas, por ser inevitables su desarrollo, son las que más tiempo ocupan de las “horas libres”. Pero incluso estás actividades fisiológicas también pueden verse afectadas cuando la carga de trabajo es mayor y aumenta el stress laboral. Los trastornos digestivos, úlceras, hipertensión y trastornos del sueño, fueron patologías asociadas a la muestra estudiada.

Las actividades sociales son las grandes perdedoras, el tiempo dedicado a la familia, la crianza de los hijos y la distracción, pasan a ser para muchos directivos actividades secundarias, siempre postergadas para momentos de menor tensión que nunca llegan.

Las relaciones de pareja también se ven afectadas para los directivos, teniendo en este caso un mayor índice de afectación las féminas. Producto de los patrones machistas en que se desarrolla nuestra sociedad las mujeres asumen mejor, tener parejas que dediquen poco tiempo a las actividades familiares, sin embargo las mujeres directivas no siempre encuentran la misma comprensión en sus compañeros.

Las mujeres que fueron analizadas, tenían en su mayor parte apoyo familiar. Algunas contaban con familiares que apoyaban en la crianza de los hijos y las labores domésticas, para que estas pudieran desarrollarse laboralmente. En tanto otras, postergaban la maternidad para poder cumplir con las exigencias laborales.

La cifra de parejas y familias disfuncionales, fue mayor en los directivos muestreados si la comparamos con las demás familias de la sociedad. El índice de separaciones (divorcios o separaciones de relaciones en concubinato), alcanzaba índices mayores.

Otros directivos, no separados, reconocían tener problemas con sus parejas, fundamentalmente asociados al tiempo. Las relaciones con los hijos también se veían afectadas por los mismos motivos.

Conclusión:

El tiempo es un recurso escaso, pero no solo el tiempo laboral, sino también el que dedicamos a nosotros mismos. El uso del tiempo es algo que sobrepasa los límites organizacionales y se expande hasta nuestra vida privada. El tiempo que se dedica a la familia y los hijos, en fin a la vida privada, es tan valioso como el tiempo que dedicamos a nuestras organizaciones.

Aunque la sociedad necesita de nuestro trabajo para crecer y desarrollarse, también necesita de personas centradas, satisfechas y motivadas. La satisfacción en la vida laboral, en ningún momento va a suplantar la satisfacción en la vida personal, pues son dos aristas de nuestro proyecto de vida que no se pueden superponer.

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León Toirac Roxana. (2007, julio 4). La administración del tiempo y los proyectos de vida. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-administracion-del-tiempo-y-los-proyectos-de-vida/
León Toirac Roxana. "La administración del tiempo y los proyectos de vida". gestiopolis. 4 julio 2007. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-administracion-del-tiempo-y-los-proyectos-de-vida/>.
León Toirac Roxana. "La administración del tiempo y los proyectos de vida". gestiopolis. julio 4, 2007. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-administracion-del-tiempo-y-los-proyectos-de-vida/.
León Toirac Roxana. La administración del tiempo y los proyectos de vida [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-administracion-del-tiempo-y-los-proyectos-de-vida/> [Citado el ].
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