Fiscalización, transparencia y rendición de cuentas contra la corrupción

La corrupción desaparecerá cuando dejemos de formar bonsáis humanos. Jorge Zalles.

Tal como se señaló en el artículo «Simbiosis entre la filosofía y la gerencia (rombo filosófico), junto con la necesaria sabiduría», publicado en la revista guatemalteca SerGerente [1], «Hoy, ya en la segunda década del siglo XXI, les puedo asegurar que estamos ante la presencia del siglo de la metamorfosis de las ciencias» y así, el caso de la Corrosión y la Corrupción no es la excepción.

Bien, con el objeto de preparar el entorno para nuestro dialogo, dediquémosles unas cuantas líneas al término “Corrosión” que según explica la Real Academia Española, corrosión proviene del latín corrosum, y en su primera acepción nos dice que es la acción y efecto de corroer. Me temo que no nos ayuda en mucho y creo conveniente apoyarnos en una ciencia natural como lo es la química ya que en ella encontramos toda una extensa área de investigación como lo es las reacciones de óxido-reducción o, simplemente, reacciones redox, que hacen referencia a toda reacción química en la que uno o más electrones se transfieren entre los reactivos, provocando un cambio en sus estados de oxidación.

Para el químico la corrosión es el producto de una reacción química del tipo óxido-reducción en la que intervienen 3 factores: la pieza manufacturada, el ambiente y el agua, o también puede obtenerse por medio de una reacción electroquímica.

En forma sucinta y en forma simplista, la corrosión es un fenómeno electroquímico que aflórese cuando existe una diferencia de potenciales entre un punto y otro, generándose una corriente de electrones entre una especie química que ceden y migran electrones (ánodo) hacia otra especie que los recibe (cátodo).

Para el caso de la corrosión electroquímica, además del ánodo y el cátodo, debe haber una solución electrolítica (comúnmente llamada corrosión húmeda, aunque el electrólito también puede ser sólido). La transmisión de cargas eléctricas es por electrones del ánodo al cátodo y por iones en el electrólito.

Interesante, visto desde otra óptica podemos decir que la corrosión es el ataque destructivo de un metal por reacción química o electroquímica con su medio ambiente y encontramos otros dos términos que le acompañan como son la erosión y el desgaste, de hecho, existen además, algunos casos en los que el ataque químico va acompañado de daños físicos presentándose una corrosión-erosiva, desgaste corrosivo o corrosión por fricción.

La corrosión en sus diferentes formas va produciendo un deterioro considerable en los metales que afecta, los cuales con el tiempo, si no son tratados, inducen a su completa destrucción, y con ello, se generan enormes pérdidas económicas y de producción.

Bien, veamos la figura Nro. 1 y reflexionemos un poco. El ánodo, por el proceso de oxidación, pierde electrones y se ioniza, mientras que los iones de Cu2+ adquieren electrones y se solidifican en el cátodo.

Proceso de ideologización

Proceso de ideologización

Este acontecimiento tiene algo de similitud con el proceso de ideologización; el Zn [2] (ánodo) representa el modelo Capitalista, el puente salino representa el capital, la conciencia y el patriotismo, los valores morales y éticos de la persona y ésta, está representada por el Cu [3].

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Al cerrarse el circuito, se inicia la oxidación del Capitalismo, éste, gracias al puente salino [4], le entrega al cátodo sus principios (el yoismo, la avaricia, la necesidad de acumular y acumular capital, el principio de Maquiavelo (el fin justifica los medios), el supuesto afán de superación, etc., etc.), dependiendo de la calidad (concentración) del puente salino, los iones Cu2+, tras absorber los principios capitalistas, se solidifican en el cátodo. Al final de la reacción redox, tendremos un ánodo (capitalismo) desgastado por la acción de la oxidación y tendremos un cátodo listo para poner en práctica los principios absorbidos (la suma de algunos de ellos conforman la corrupción).

Interesante la similitud, pero hablemos un poco sobre la Corrupción.

Este es uno de esos términos nada, pero nada fácil de conceptualizar, es realmente una tarea titánica el usar un par de líneas para definirlo, más bien deberíamos usar hojas y hojas, libros y libros para más o menos poder tener una aproximación real al concepto de éste. Es tal la complejidad que los grandes autores y autoridades en la materia no  tienen un consenso en la etimología del término. Algunos dicen que viene del latin “corruptus”, que significa “romper o destruir”, otros dicen que viene del latín “corrumpere” que significa sobornar, falsificar, dañar, echar a perder, la gran mayoría asegura que proviene del término latino “corruptio” (acción y efecto de dañar, sobornar o pervertir a alguien) que significa alteración, modificación o descomposición de algo existente, compuesto con: el prefijo con- (junto, globalmente), la raíz del verbo rumpere (quebrar, partir, hacer pedazos, hacer estallar) y el sufijo -tio (-ción) que indica acción y efecto.

De esta forma podemos señalar que en el momento en que una función es alterada de su cauce normal hay corrupción; por tanto, existe corrupción en aquellos actos que se realizan de manera indebida y fuera de la norma. En el sentido amplio, este término se refiere al momento en que una determinada función cambia su comportamiento habitual y se realiza de una manera indebida.

Por lo general la corrupción es sinónimo de una relación incestuosa entre el poder y el dinero. Para los efectos reales y concretos, NO importa quien inicia el intercambio (la persona con dinero o la persona con poder), la corrupción personifica el intercambio mismo, NO tiene importancia si el enriquecimiento es con efectivo o su equivalente en poder, en influencias, prestigio o status, lo que sí importa es la sustitución fraudulenta per se.

Bien, veamos lo que nos dicen algunos expertos:

En el Diccionario de la Real Academia de la lengua castellana se leen las siguientes acepciones: “Corromper: alterar y trastrocar la forma de alguna cosa. Echar a perder, depravar, dañar, podrir, sobornar o cohechar al juez o a cualquier persona, con dádivas o de otra manera. Pervertir o seducir a una mujer. Estragar, viciar, pervertir. Oler mal. “Corrupto: dañado, perverso, torcido”. “Corruptela: mala costumbre o abuso, especialmente los introducidos contra la ley”. “Corruptor: que corrompe”.

Heidenheimer [5]: “La corrupción se da cuando alguien que detenta el poder encargado de hacer ciertas cosas… es inducido mediante recompensas monetarias o de otro tipo… a realizar acciones que favorecen a quien ofrece la recompensa y en consecuencia dañan al grupo o a la organización al que el funcionario pertenece”.

López [6]: “Transgresión de normas dentro de un determinado orden social, en este caso, de una sociedad política como totalidad organizada y volente de una cierta racionalidad, transgresión que cuestiona en alguna medida la supervivencia razonable de esa totalidad”.

Excelente, pero ¿dónde, cuándo se originó este gran mal de la humanidad?, para dar respuesta a esta interrogante me apoyaré al excelente artículo “La Corrupción Administrativa. Un problema ético-moral” de los especialistas Yeslín Durañona Peña y Rafael Antonio Muñoz Reyes de la Universidad de Las Tunas “Vladimir Ilich Lenin”, Cuba.

“El surgimiento de la corrupción debe asociarse al momento en que se produce la división de la sociedad en clases y la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, razón por la cual desaparece la equidad vivida por la especie humana en la comunidad primitiva y comienzan a generarse marcadas diferencias entre los hombres en la distribución de los resultados del trabajo. […] La génesis de este fenómeno, como se aprecia, reside en la forma de distribuir la riqueza en una sociedad que emergía de una comunidad colmada de igualdades y se convirtió en el ejercicio del poder naciente de una minoría, poseedora de los medios de producción sobre una mayoría que nació desposeída de medios para garantizar su subsistencia y ha transitado a través de todas las formaciones económicas sociales, incluyendo el socialismo, convirtiéndose en uno de los problemas globales de la humanidad, que ha propiciado desde estallidos sociales hasta cambios de regímenes económicos-sociales como nos permite afirmar el caso de la antigua URSS. La corrupción es tan antigua como el mismo surgimiento de la sociedad. La aparición de las clases sociales entrañó diferencias entre unos y otros, la organización jerárquica de la propiedad, privilegios, sometimientos económicos y políticos, las ansias de poder y los beneficios que reportaban para quienes los ostentaban.”

Y nos siguen diciendo: “El juez Antonio Di Pietro decía hace unos años que en Italia la corrupción política había terminado ¿Cómo es eso?, le preguntaron. Y él lo explicaba de una forma clarísima, el poder económico necesitaba corromper a los políticos para que estos hicieran lo que al poder económico le venía bien. Pero ahora se acabó, porque el poder económico ocupó el poder político. Por tanto, ya no tienen necesidad de corromper a nadie. Él es el poder.” [7], […] Podemos comentar entonces que la corrupción siempre ha existido, desde la antigüedad y ha pasado por todas las Formaciones Económico-Sociales, sus fórmulas son tan antiguas como la propia política, lo que resulta nuevo es la sofisticación y los artificios ingeniosos empleados de los avances de la ciencia y la técnica.”

Indiscutiblemente, la corrupción es un fenómeno complejo y multifacético con un inmenso abanico de causas y efectos, así como un gigantesco portafolio de formas que se adaptan dependiendo del contexto. Así, el Dr. Arturo Del Castillo [8], uno de los grandes estudiosos del tema, nos dice: “La corrupción es un fenómeno complejo con múltiples causas y efectos. El fenómeno de la corrupción fluctúa desde el simple acto de un pago ilícito hasta el funcionamiento endémico del sistema económico y político. Así, el problema de la corrupción ha sido considerado no sólo como un problema estructural sino también como un problema moral, cultural e individual. Por tanto, las definiciones que existen sobre corrupción van desde términos generales de “mal uso del poder público” y “deterioro moral” hasta definiciones legales estrictas, que describen este fenómeno como un mero acto ele soborno que involucra al menos a un servidor público y una transferencia de recursos. […] En un intento por clasificar las diversas definiciones de corrupción que se han dado, es posible distinguir al menos cuatro perspectivas principales: a) la perspectiva de interés público, b) la perspectiva legal, c) la perspectiva sociocultural, y d) la perspectiva de mercado”

Siguiendo este orden de ideas y en total sintonía con Del Castillo, podemos asegurar que, en forma global, tenemos tres tipos de corrupción:

  1. Corrupción Política
  2. Corrupción Administrativa
  3. Corrupción Judicial

Ahora bien, indiferentemente de la posible clasificación y todos los diferentes tipos, la corrupción inicia con un proceso lento y progresivo de corrosión del subconsciente (el yo interno), su índice de penetración es inversamente proporcional a la fortaleza moral y ética de la persona, si estas fortalezas son frágiles, la corrosión tomará control y socavara lo más interno del ser, dando origen a la corrupción en su mayor expresión y en todas sus manifestaciones, hasta el extremo de poner en tela de juicio sus lazos sanguíneas y sentimentales del pobre ser corroído.

Pero, ¿Cómo combatirla?, afortunadamente, la fiscalización, la transparencia y la rendición de cuentas, es la trilogía de importancia capital para el combate a la corrupción. Toda administración pública debe justificar su quehacer ante la sociedad, con el fin de generar dos factores esenciales para la estabilidad y el desarrollo que son la credibilidad y la gobernabilidad.

Pero, ojo, indiferentemente de las perspectivas, indiferentemente de la posible clasificación y tipos, categóricamente, el germen de la corrupción tiene dos raíces, la familia y la educación, colocando el acento en la formación de los valores humanos y sociales; lejos de ser un problema político, económico o social, indiscutiblemente es un problema, psicológico, moral y ético.

Lamentablemente, no nos damos cuenta que educamos y preparamos a nuestros hijos para que sean sumisos, para que no piensen y no sientan. Mi estimado lector, debemos aprender a dirigirnos consiente e inteligentemente, desde adentro y no permitir que nos dirijan acrítica y sumisamente, desde afuera.

Notas al pie

  1. Sergerente.com
  2. El cinc (del alemán Zink, también conocido como zinc por influencia del francés e inglés) es un elemento químico esencial de número atómico 30 y peso atómico 65.37, su valencia es 2 y su estado de oxidación es +2. Es un metal maleable, dúctil y de color gris, su símbolo es Zn y está situado en el grupo 12 de la tabla periódica y es el primer elemento del subgrupo IIb.
  3. El cobre (del latín cuprum, y éste del griego kypros), cuyo símbolo es Cu, es el elemento químico de número atómico 29 y su peso atómico 63.546, su valencia es 1 o 2 y su estado de oxidación más común es +2, está situado en el grupo 11 y es el primer elemento del subgrupo Ib de la tabla periódica.
  4. El puente salino (medio conductor) permite el contacto eléctrico entre las soluciones. Mantiene la neutralidad eléctrica en cada semicelda a medida que los iones fluyen dentro y fuera del puente salino. Los aniones del puente salino compensan el exceso de carga positiva que aparece en la solución. Dentro del puente salino, los Na+ viajan a la semicelda de Cu y los Cl- a la de Zn. Todos los iones en las soluciones participan en el flujo de la electricidad.
  5. Laporta, Francisco, J, “La corrupción política: introducción general”, en Andrés Ibáñez, et al., La corrupción política, Madrid, Alianza, 1997, p. 20
  6. López Calera, Nicolás, “Corrupción, ética y democracia”, en Andrés Ibáñez, et al., op. Cit
  7. Entrevista concedida al diario Juventud Rebelde por el Premio Nobel de Literatura José Saramago. Diario Juventud Rebelde 12 de Octubre del 2003. Primera Edición.
  8. Del Castillo, Arturo. (2001). Fundamentos de la Investigación Empírica Reciente sobre Corrupción. Gestión y Política Pública, vol. X, núm. 2, pp. 375-402.

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Tarantino Salvatore. (2013, febrero 6). Fiscalización, transparencia y rendición de cuentas contra la corrupción. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/fiscalizacion-transparencia-rendicion-cuentas-contra-corrupcion/
Tarantino Salvatore. "Fiscalización, transparencia y rendición de cuentas contra la corrupción". gestiopolis. 6 febrero 2013. Web. <https://www.gestiopolis.com/fiscalizacion-transparencia-rendicion-cuentas-contra-corrupcion/>.
Tarantino Salvatore. "Fiscalización, transparencia y rendición de cuentas contra la corrupción". gestiopolis. febrero 6, 2013. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/fiscalizacion-transparencia-rendicion-cuentas-contra-corrupcion/.
Tarantino Salvatore. Fiscalización, transparencia y rendición de cuentas contra la corrupción [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/fiscalizacion-transparencia-rendicion-cuentas-contra-corrupcion/> [Citado el ].
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