Paradigmas y programas contables

Según la concepción Kuhniana del desarrollo científico, un paradigma es un patrón, modelo de referencia o conjunto de reglas y procedimientos que son aplicados para la explicación de la realidad de un fenómeno o para la solución de un problema (Kuhn T., 1962). De los numerosos paradigmas identificados por diversos autores para la evaluación de la ciencia contable, los tres más representativos y los que mejor definen a las principales posiciones contrapuestas de la comunidad científica son: el del beneficio económico,  el de utilidad de la información y el de la teoría contable positiva.

Por su parte, un  programa Lakatosiano de investigación científica consiste en una serie de reglas metodológicas, de las cuales algunas son indicadoras de los patrones de investigación que se deben seguir (heurística positiva) y cuales evitar (heurística negativa). (Lakatos I., 1978).

Tratando de relacionar la evolución epistemológica y la evolución histórica de la Contabilidad, el profesor Requena (1989) señala que “si bien en su explicación de la evolución histórica de la contabilidad, el profesor Cañibano no concreta expresamente intervalos temporales entre sus programas, del texto de su propuesta no es difícil deducirlo, en la siguiente forma: legalista (1494-1918), económico (1918-1945) y formalizado (1945-1980), sin que ello deba interpretarse en un sentido diacrónico puro, toda vez que, en ocasiones, el propio autor admite una cierta superposición”.

El paradigma de la medición del beneficio

El primer paradigma contable, el de la medición del beneficio, tuvo su auge entre 1795 y la Primera Guerra Mundial.

A juicio del profesor Requena (1986),  aunque la enunciación de la `partida doble` por  Fray Lucas Pacciolo en 1494, no marca precisamente un hito de mayor consistencia para la cualificación científica de nuestra disciplina, puede figurarse como el comienzo de un período de ciencia normal en el que la Contabilidad rompe con su pasado, iniciando así, un proceso de desarrollo “en el que, sucesivamente, van tomando cuerpo diferentes concepciones y en el que van apareciendo los característicos efectos de la ruptura. Después de Pacciolo se abre un periodo de 300 años en el que se desarrollan y divulgan los postulados de la partida doble hasta la aparecer en 1795 la obra de Edmon Degranges que da lugar al surgimiento de la primera escuela del pensamiento contable, llamada: Escuela Contista.

De acuerdo con las investigaciones históricas realizadas por Fabio Besta (1872, Citado por Daminato E. (1966) en Benaroya L., y Galante S..2008), la evolución inicial de la ciencia contable giró en torno a dos tendencias: la primera que establece un fundamento jurídico a la Contabilidad, y la segunda, en que ese fundamento es de carácter económico.

El enfoque Legalista

Esta es la primera tendencia asumida en el paradigma de la medición del beneficio. Surge entre 1873-1886 y la máxima expresión corresponde a Giuseppe Cerboni, en oposición al Contismo de Edmon Degrange quien para explicar el mecanismo de las cuentas utilizadas por el método de la partida doble, supuso que todas las cuentas representaban al propietario, por lo tanto este es el deudor cuando recibe y acreedor cuando entrega. Degrange además sostenía, que todas las cuentas abiertas tanto a las personas como a las cosas son al mismo tiempo cuentas del propietario que se deberían debitar o acreditar, acreditando o debitando una de las cuentas de la empresa. De modo que la cuenta del propietario representa la situación inversa de los totales de todas las cuentas de la empresa, por cuyo motivo se la suprime en la práctica.

El enfoque Económico 

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El segundo enfoque asumido por el paradigma de la medición del beneficio está representado por la primera doctrina económica de la Contabilidad: el Neocontismo. Esta doctrina abanderada por Fabio Besta, presenta la noción de valor en el fondo de sus planteamientos. “La doctrina neo-contista rechaza la ficción de la personificación adoptada por el contismo clásico, y en su lugar se preocupa por la noción de “valor” captada y manifestada a través de las cuentas y de los balances”.

“Fabio Besta en 1872, y desde la cátedra de Contabilidad de la Escuela de Comercio de Verona descubre y extrae de las cuentas un elemento primordial e indispensable –el valor- y destaca que los valores, fijados en una misma moneda de cuenta, sirven no sólo para correlacionar las variaciones expresadas en ellas, sino también para revelar la medida variable de un fondo objeto de un sistema de registraciones y, especialmente, del fondo de valores a que obedece el sistema patrimonial” (Benaroya L., y Galante S.,2008). Besta también dirige la atención de la Contabilidad hacia el control de la riqueza hacendal. Tanto valor le asigna Besta al contralor que en el estudio de sus principios y de las normas que de él se derivan, encuentra el fin y el objeto de la Contabilidad, y llama a nuestra disciplina Ciencia del Contralor Económico.

Otro grande, abanderado del enfoque economicista, lo fue Vicente Masi, quien de acuerdo con los principios sustentados por esas doctrinas, sostiene que el objeto de la Contabilidad es el “patrimonio hacendal considerado en sus aspectos estático y dinámico, cualitativo y cuantitativo; y que el fin de la Contabilidad es el gobierno oportuno, prudente, conveniente, de tal patrimonio en las empresas y en los entes de  cualquier naturaleza, sea en situación de constitución, sea en situación de gestión, sea en situación de transformación, cesión, fusión y de liquidación”.

El paradigma de la utilidad de la información

El paradigma de la utilidad de la información para la toma de decisiones, surge en 1961, con George J. Staubus (1961, citado por Ackine, 2007), basado en trabajos desarrollados por la AICPA “American Institute of Certified Public Accountants”, al tiempo que la comunidad contable colocó sobre el tapete cuestiones tales como la del costo histórico, objetividad, pero fundamentalmente impulsa definitivamente la concepción utilitarista de la contabilidad, reconociendo que los inversores constituyen el mayor grupo de usuarios del producto contable y para ello modifica el objetivo de la contabilidad de presentar información  a la gerencia y a los acreedores, al de suministrar información financiera a los inversionistas y accionistas.

El principal antecedente de este paradigma se remonta a la gran crisis bursátil del año 1929 que llevó a la ruina a grandes empresas, pese a que éstas habían mostrado poco tiempo antes una situación patrimonial y económica sólida, avalada por la opinión de los contadores independientes.

“Quizá lo más importante de toda esta etapa sea la existencia de una conciencia colectiva sobre la necesidad de la investigación contable como fuente de alimentación del proceso normativo, las normas no pueden seguir extrayéndose de la práctica, hace falta investigación para dar un nuevo sentido al proceso normalizado” (Cañibano L. y Gonzalo J., 1966).

El enfoque normativo

Bajo esta óptica, los objetivos de la contabilidad de suministrar información útil para una amplia gama de propósitos generan distintos juegos de principios y normas contables para los fines de cada usuario, como son: la llamada contabilidad financiera (orientada a usuarios externos), la contabilidad gerencial (usuarios internos, la gerencia), contabilidad tributaria (el estado como usuario para los fines impositivos), todos con distintos juegos de principios y prácticas contables.

Sin embargo, a la postre, el enfoque normativo de la utilidad ha dejado planteados más interrogantes que respuestas definitivas, pues las proposiciones posteriores son objeto de regularizaciones que emiten las entidades de las diversas ramas de actividades económicas, los órganos oficiales y los institutos de investigación y estudios, cuya adopción permite la comparabilidad de los informes y predicciones elaborados o requeridos por grupos de usuarios diferentes, pero constriñen los intentos de conformar una Teoría General de la Contabilidad que pueda satisfacer en la mejor medida posible la totalidad de los intereses concurrentes.  .

Por ejemplo, a mediados de 2000, la Comisión Europea, responsable por la administración de la Unión Europea, comunicó al Parlamento Europeo, que a partir de Enero de 2005, todas las compañías inscritas en la bolsa de valores y afiliadas a la Unión Europea prepararán estados financieros consolidados de acuerdo con un solo conjunto de principios de contabilidad, esto es, las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF). Para propósitos de la inscripción en bolsa, Hong-Kong, Japón, Canadá y Estados Unidos no permiten que las compañías extranjeras usen las normas internacio¬nales de contabilidad (en inglés: IFRS) sin la conciliación con base en las normas de contabilidad locales.

En Colombia, el Decreto presidencial 2649 de 1993 reglamenta las normas del Código de Comercio en materia de contabilidad y se fijan los principios y normas contables generalmente aceptadas (PCGA) en Colombia. Este Decreto incluye 13 principios de información contable, al modo de unos patrones de referencia con los que se busca fundamentar una Teoría Contable y  desde los cuales derivar lógicamente un conjunto de normas técnicas generales o especificas que se aplican en la solución de problemas particulares. Mediante la Ley 1314 de Julio de 2009 las normas legales sobre contabilidad y aseguramiento de la información, expedidas en Colombia hasta entonces, conservarán su vigor mientras entra en vigencia una nueva disposición expedida en desarrollo de esta Ley que las modifique, reemplace o elimine.

La Ley 1314 definió las autoridades de regulación y de normalización y todo el procedimiento para elaborar y expedir las normas contables y estableció que a partir del 1° de enero de 2010 y hasta el 30 de junio del mismo año, el Consejo Técnico de la Contaduría Pública hará una primera revisión de las normas de contabilidad, de información financiera y de aseguramiento de la información, al cabo de los cuales presentara para su divulgación, un primer plan de trabajo al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

Este plan deberá ejecutarse dentro de los 24 meses siguientes a la entrega de dicho plan de trabajo, es decir entre el 1° de julio de 2010 y el 30 de junio de 2012, término durante el cual el Consejo presentará a consideración de los Ministerios de Hacienda y Crédito Publico y de Comercio, Industria y Turismo, los proyectos a que haya lugar. Además, las normas expedidas en desarrollo de la Ley 1314, entraran en vigencia el  1° de enero del segundo año gravable siguiente al de su promulgación, a menos que en virtud de su complejidad, consideren necesario establecer un plazo diferente. Así entonces, tomando los plazos definidos por la Ley, las nuevas normas contables en Colombia, podrán estar promulgándose en julio de 2012 y solo entrarían en vigor el 1° de enero del año 2014.

El enfoque del valor económico de la información

La información es un factor esencial en cuanto que la posesión o no de esta información va a ser un factor determinante en la calidad de las decisiones que se adopten y en consecuencia de la estrategia que pueda en un momento determinado diseñarse y posteriormente ponerse en práctica.

Los sistemas de información-comunicación de la empresa son los encargados de gestionar la información y hacer posible su utilización. El sistema de información puede ser definido como un sistema que utiliza sistemas informáticos para ayudar a las personas en sus funciones de gestión, ejecución y toma de decisiones. El sistema de comunicación tiene por objeto hacer que la información circule dentro de la empresa y también de dentro a fuera de la empresa.

Un sistema de información está conformado por un conjunto de componentes que coleccionan datos, los almacenan para usos futuros y los procesa para la utilización por parte de usuarios finales. Para poder desarrollar decisiones efectivas, además de la información que reúne cada actividad, se requiere conocer información complementaria sobre el entorno bajo el cual se llevó a cabo tal actividad. No obstante, suele ocurrir en la práctica que el sistema informático adquiere tal importancia que en ocasiones es confundido con el sistema de información. En todo sistema de información, sobre todo si van a ser utilizadas grandes cantidades de datos, no se puede separar el sistema de información de la organización ni del entorno. En este sentido no todas las decisiones que se toman tienen que utilizar información predeterminada, formalizada e informatizada.

La informática o tecnología de la información se refiere al hardware, software y los componentes auxiliares del sistema que las organizaciones utilizan para crear sistemas de información computarizados. La tecnología informática ha ejercido importantes implicaciones para la contabilidad. La Tecnología de la Información Contable es entonces un conocimiento transversal entre las disciplinas de la contabilidad y los sistemas de información.

En este modelo abstracto de entrada, almacenamiento, procesamiento y salida de datos pueden tener aplicaciones casi todos los ciclos contables tradicionales, como son los pagos de nomina, las ventas y los gastos. Los usuarios finales de los sistemas de información contable no son siempre contadores, pues ellos pueden ser clientes, inversionistas, proveedores, analistas financieros y agencias gubernamentales.

Se define un sistema de información contable como una colección de datos y de sus procesamientos necesarios para convertirlos en información útil para los usuarios.  Los sistemas de información contable no han de considerarse como soporte de los procesos contables y financieros de los negocios, sino que han de ser considerados como creadores de de información para los no contadores, por ejemplo, del personal que trabaja en mercadeo, producción o talento humano. Para que esta información resulte efectiva, las personas que trabajan en estos subsistemas deben ayudar a los desarrolladores de los sistemas de información a identificar el tipo  de información que ellos requieren para sus procesos de planeación, toma de decisiones, y funciones de control.

En general, los objetivos de la información contable deben ser:

– Ayudar a tomar decisiones racionales sobre operaciones de inversión y crédito

– Proporcionar criterios para la estimación de los flujos de efectivo (cobros y pagos)

– Informar sobre el patrimonio, los resultados, y flujos de efectivo de una entidad.

La información es considerada como un bien económico escaso, que tiene un costo y que como contrapartida depara un beneficio a sus usuarios. La producción de información está regida por las leyes de oferta y demanda determinadas por los consumidores que intentan maximizar sus funciones de utilidad.

En tiempos recientes, los programas denominados “software de contabilidad comercial” se hallan disponibles a muy bajo costo. Aun, se consiguen programas contables básicos como “free software”, los cuales, típicamente, incluyen un plan de cuentas y unos módulos para el mayor general, unas cuentas de ingreso y unas cuentas de gastos y son capaces, de entregar varios tipos de informes como los estados financieros básicos y de ejecuciones presupuestales en forma de grafica de barras o de torta. Sin embargo, aun cuando determinado software pueda ser de licencia gratuita temporal o permanente, no deja de significar un reto para el empresario o el empleado el aprendizaje sobre cómo utilizar el software y obtener el mejor beneficio para sus productos.

Lo más indicado es que para obtener el mayor beneficio posible de un software se deba acudir a una firma de Contadores Públicos Matriculados o a algún asesor de software local, que pueda ayudar a seleccionar el software adecuado, entrenar los empleados, asesorar en la elaboración de informes útiles para la toma de decisiones en la empresa, o en el caso de algún desastre, ayudar al rescate o la recuperación de información perdida.

No todos los sistemas de información son computarizados, ni todos requieren serlo, pero la mayoría de los utilizados en los negocios son hoy automatizados y entonces el término “procedimientos de procesamiento de datos” ha venido siendo paulatinamente reemplazado por “procesamiento computarizado de datos”. Cuando un negocio deja de ser “microempresa” para convertirse en “pequeña empresa”, es el momento de adquirir un software contable. El criterio más importante  para determinar la escogencia de cierto paquete de computo contable lo es el numero de transacciones que el sistema puede procesar durante un periodo dado de tiempo (por ejemplo, mensualmente).

Es muy importante para los pequeños negocios adquirir paquetes de computo “escalables”, es decir, software capaces de crecer en la medida que crezca el negocio, lo cual se logra agregando módulos que actualizan o hacen más potentes el software sin tener que reinstalar o reconfigurar la información. Se puede entender entonces, la significancia del ahorro de costos cuando en empresario adquiere algún software que le evite tener que reintroducir los datos históricos y corrientes de las transacciones, o tener que crear nuevos códigos para los usuarios, empleados o productos o redefinir su plan de cuentas, cada vez que la empresa cambia de software.

El software contable para medianas y grandes empresas pueden costar entre 2.000 y 300.000 dólares (Simkin, Rose y Norman, 2011), los cuales ofrecen una variedad de módulos e interfaces que permiten a los usuarios escoger su intercomunicación mediante texto, conversación o servidor en las nubes. Estos sistemas pueden tener la habilidad de convertir las transacciones de un tipo de moneda a otra de modo inmediato y si es el caso, repartir las comisiones entre personal de venta en varios países. Además tienen la triple ventaja de que su nivel de procesamiento es siempre escalable, el servidor huésped asume el mantenimiento, la seguridad y las actualizaciones de la información, siendo los programas y los datos accesibles donde sea y cuando sea.

El principal argumento de los defensores de que la Contabilidad es un sistema de información  es que un sistema de información configura un proceso focalizado del que la Contabilidad es apenas uno de sus subsistemas, como lo puede ser del gran sistema (ampliado) de una empresa que ve la contabilidad como un componente primario productor y distribuidor de información, inserto entre otros muchos tipos diferentes de información no necesariamente referidos a los sistemas financieros.

En realidad, el papel de los contadores siempre ha estado relacionado con la comunicación de información financiera exacta y pertinente a las partes involucradas con el desempeño de las organizaciones, pero en esta era de la información, cada vez menos contadores públicos hacen verdadera contabilidad ya que cada vez un mayor el número de ellos se dedican a producir, examinar, manipular y distribuir información contable para los usuarios vinculados a los negocios.

El paradigma de la teoría contable positiva

El movimiento denominado por Cañibano “programa formalizado” con la finalidad de “reducir posiciones de la Contabilidad a cálculos lógicos o matemáticos para, en virtud de las reglas inferenciales, llegar a unos resultados capaces de ser interpretados semánticamente y cuyo contraste con la realidad ira elevando, de día en día, su potencialidad explicativa y predictiva” (1975, citado por Tua, 1988), tuvo su definitiva eclosión desde mediados del siglo pasado.

Desde entonces, los estudiosos defensores del carácter científico de la Contabilidad han adoptado la posición de que solo lo positivo y verificable por causación cognoscitiva podría contribuir a la construcción de la ciencia contable, con lo que los restantes tipos de conocimientos quedan relegados al carácter metacientífico, en los que las construcciones normativas, típicas de la interpretación teleológica, no tienen cabida en el concepto de ciencia.

En la literatura científica actual, se pueden distinguir dos corrientes del pensamiento contable positivo: el ámbito del Empirismo Positivo y el ámbito de la Contabilidad Pura:

El ámbito del Empirismo Positivo

En el programa del Empirismo positivo, las teorías deben ser concebidas como un conjunto de modelos intencionales que se aplican a ciertos dominios físicos o empíricos. Los Modelos de una teoría son las entidades (estructuras), de tipo lógico-representacional, que sirven para analizar cómo es y cómo se manifiesta un fenómeno y sus componentes a través de la medición de uno o más de sus atributos y de su interrelación con la expectativa de identificar leyes fundamentales y luego generalizarla a cualquier tipo de teoría con aparato conceptual y matemático, como los tipos de sistemas físicos a los que de hecho se aplica y explica, que permita definir el elemento teórico de una red teórica arbórea.

Acude a técnicas específicas en la recolección de información, como la observación, las entrevistas y los cuestionarios. La mayoría de las veces se utiliza el muestreo para la recolección de información, la cual es sometida a un proceso de codificación, tabulación y análisis estadístico. Puede concluir con hipótesis de tercer grado formuladas a partir de las conclusiones a que pueda llegarse por la información obtenida.

Entre otros, los modelos contables mas nombrados actualmente en las actividades académica, bursátil y de grandes empresas son:

– Axiomatización de la Contabilidad (PATON, DEVINE, LITLETON, CHAMBERS, MATESSICH, LOPES)

– La teoría de la agencia (JENSEN Y MECKLING).

– Modelos de información económica (FELTHAM, CHANDALL).

– El análisis circulatorio (DE LA PORTE, DURMACHEY).

– Modelo de precios de activos financieros CAMP/hipótesis de eficiencia de mercado HEM (WATTS Y ZIMMERMAN).

– Estimación del valor de la empresa a partir de la Utilidad Limpia (OHLSSON)

El enfoque de la Tecnología Contable

En términos generales, la aplicación de las diversas teorías contables derivadas de proposiciones lógicas genera unos procedimientos tecnológicos de diversa naturaleza que implican la adaptación del sistema económico y social frente a las innovaciones organizacionales inducidas por los nuevos métodos de producción, las modificaciones en las formas de comercialización y los hábitos del consumo, los cambios en las infraestructuras, el desarrollo de nuevas tecnologías de información y comunicación, la educación y la capacitación.

La existencia de complementariedades simultáneas que se producen entre las innovaciones contables da lugar a una red de sistemas (científicos y tecnológicos) sumamente vinculados entre sí y entre los que se desarrollan conjuntos de sectores líderes a partir de los cuales se generan importantes fenómenos que configuran un nuevo programa paradigmático. El concepto de programa tecnológico intenta captar un conjunto de reglas o principios que guían a las decisiones tecnológicas y de inversión en un período de tiempo determinado.

En el campo específico de observación de que se trate, el conjunto de técnicas contables de contenido objetivo configuran la Tecnología Contable (Lopes de Sa, 2009), entre las cuales apenas se pueden mencionar las siguientes:

Tecnología en los hechos contables endógenos:

– Información contable general y medición del valor

Contabilidad de costos

– Auditoría contable

– Examen pericial contable

Tecnología en los hechos contables exógenos:

– Contabilidad social

– Contabilidad ambiental

– Contabilidad gerencial y estratégica

– Contabilidad de recursos humanos

– Contabilidad bursátil y normativa

El ámbito de la Ciencia Pura

Intentar una clasificación de la ciencia contable en general, tiene sus limitaciones y dificultades propias ya que ello sólo tiene validez en el contexto del estado actual del conocimiento y depende muy subjetivamente de nuestra capacidad de análisis sobre la literatura especializada, sobre todo si tenemos en cuenta la amplitud con la que hoy se caracteriza a la ciencia de la contabilidad (Gómez R., 2000).

El profesor Calafell (1969, Citado por Gómez R. 2000), respecto a sus criterios clasificativos de naturaleza filosófica, y atendiendo a la finalidad de los conocimientos clasifica la Contabilidad en Contabilidad Pura o General, de un lado, y la Contabilidad Aplicada, de otro. Igualmente, el profesor Calafell (1969) señala que la Contabilidad es la “ciencia de naturaleza económica, cuyo objeto de estudio (objeto material), lo constituye la variada realidad económica, no como realidad en sí sino en su aspecto de conocimiento tanto cualitativo como cuantitativo (objeto formal), mediante métodos apropiados, con el fin general de poner de relieve dicha realidad de la manera más exacta posible y de forma que nos muestre cuantos aspectos de la misma interesen”.

Del mismo modo, el profesor Requena (1986, Citado por Gómez R. 2000) distingue entre Contabilidad Pura y Contabilidad Aplicada en su intento de conformar una Teoría General de la Contabilidad. Asimismo, el profesor Requena (1975, Citado por Gómez R. 2000) conceptúa que la Contabilidad es la “ciencia empírica que con respecto a una unidad económica, nos permite en todo momento el conocimiento cualitativo y cuantitativo de su realidad económica, con el fin genérico de poner de relieve la situación de dicha unidad y su evolución en el tiempo”.

Por último nos valemos de la definición dada por el profesor Rodríguez Ariza (1992, Citado por Gómez R. 2000), el cual considera que “la Contabilidad pretende el conocimiento, interpretación y transmisión informativa de fenómenos circulatorios, generalmente económicos, compatibles con su metodología” para constatar que la Contabilidad pretende el conocimiento e interpretación de los fenómenos circulatorios, generalmente económicos.

Según el profesor Calafell (1971, Citado por Gómez R. 2000), la metodología especifica de la Contabilidad se materializa en las funciones de captación, simbolización, medida, valoración, representación, coordinación, agregación, análisis e interpretación. Para ello, se sirve inicialmente de un proceso inductivo para obtener datos de una realidad económica observada que posteriormente se torna en deductivo para revelar todos los aspectos técnico-contables de la misma realidad económica.

Todo lo anterior debe tener como origen o punto de partida una organización contable, en la que se tengan presente todos los fines que pretenden ser alcanzados. El primer subproceso se caracteriza por un razonamiento inductivo que culmina con la obtención del Balance, y dentro de aquel se distinguen dos partes fundamentales:

1) Una de naturaleza científica, en la que se lleva a cabo la captación, simbolización, medida y valoración de la realidad económica.

2) Otra de naturaleza técnico-formal, que se ocupa de la representación, coordinación e integración de dicha realidad hasta llegar a la formulación del Balance de situación.

El segundo subproceso, por su parte, tiene lugar a partir del Balance y se caracteriza por un razonamiento deductivo que permitirá revelar la realidad económica en todos sus aspectos, constituyendo así el proceso de análisis contable. A su vez, en este subproceso se distinguen dos aspectos fundamentales:

1.- Análisis de la historia económica: se desprende de la Contabilidad, e implícitamente del Balance y documentos anexos.

2.- Análisis prospectivo o de expectativas: sirve de base en la toma de decisiones futuras sobre la gestión a realizar.

Además de ambos subprocesos, señala el profesor Calafell, existe otro entre ellos que denomina subproceso intermedio y que se ocupa de dos importantes problemáticas contables:

1.- La verificación o constatación contable (en su doble aspecto interno y externo).

2.- La consolidación o integración contable de varias situaciones económicas (internas).

El enfoque de la Ciencia Aplicada

Para el profesor Requena (1986), la Contabilidad Aplicada queda discriminada en Contabilidad Nacional y Microcontabilidad. A su vez, divide esta última entre Contabilidad Administrativa y Contabilidad de Empresa.

El profesor Eugen Schmalenbach (1953, Citado por Gómez R. 2000) en su plan de cuentas, deja entrever, de una manera implícita, que en la empresa existen dos problemáticas distintas que no deben ser tratadas de igual forma. Más tarde, ya explícitamente, en su obra Kostenrechnung und Preispolitik distingue entre Contabilidad Financiera y Contabilidad de la Empresa, y señala que a la Contabilidad de la Empresa corresponde lo relativo a las condiciones internas de la explotación, mientras la función propia de la primera de ellas es la que incumbe a la financiación de la empresa y a las exigencias del Derecho Mercantil, de la autoridad administrativa en materia tributaria, asociaciones técnicas, etc..

Más tarde, comienza en la doctrina española la escisión entre Contabilidad General y Contabilidad Aplicada, destacando al respecto los trabajos del tratadista español Emidgio Rodríguez Pita (1956, Citado por Gómez R. 2000), que distingue de la Contabilidad Aplicada entre Contabilidad objetiva y Contabilidad subjetiva. La Contabilidad objetiva se refiere a la razón del objeto social que recoge todos los hechos económicos que se producen en la empresa como consecuencia del proceso de gestión, mientras que la Contabilidad subjetiva o razón del sujeto recoge las relaciones jurídicas y económicas de la empresa con el sujeto o sujetos titulares de la misma pero que no atienden el proceso de gestión.

Sobre lo cual explica el profesor Fernández Pirla (1983, Citado por Gómez R. 2000), estos dos ámbitos, que tienen características peculiares propias, son: el ámbito interno, en el que tiene lugar el proceso económico de formación de costes en sentido estricto, que está caracterizado porque el elemento subjetivo y discrecional juega en el mismo un papel fundamental, y el ámbito externo o financiero, en el que se desarrolla toda la circulación, también llamada externa, de la empresa, y que se caracteriza porque las magnitudes que lo integran vienen objetivamente determinadas por actos de compra y venta con expresión monetaria cierta o porque han sido antecedentemente elaboradas en el ámbito interno”.

Un intento de análisis del contenido de la Contabilidad de la empresa, tal como  tradicionalmente ha sido objeto de estudio en los Programas de Contaduría Pública, nos lleva a considerar la siguiente pregunta:

¿La problemática derivada del marco jurídico en que se desenvuelve la empresa, especialmente, la forma jurídica que ostente el sujeto titular de la misma (Contabilidad subjetiva), podría configurar una rama independiente dentro de la Contabilidad aplicada?.

Esta es la cuestión, y consideramos que ello en el fondo sólo constituye un problema clasificativo y de discernimiento acerca de que tan válido puede ser considerar a la Contabilidad subjetiva como una rama independiente incluida en el marco de la Contabilidad financiera o de la Contabilidad externa y a la Contabilidad objetiva como otra rama independiente incluida en la Contabilidad de Gestión o de la Contabilidad interna,  si se adopta esta denominación.

Por otra parte, ya que la Contabilidad debe suministrar información económico-financiera que se corresponda con la imagen veraz de la empresa, se hace necesario constatar el grado de adecuación al respecto de los diversos estados contables empresariales, comprobando su adaptación a los principios de Contabilidad generalmente aceptados, así como la correcta aplicación de las normas de índole técnico formal y económico contable, lo que constituye objeto de especial atención por parte de la Verificación, Revisión o Auditoría Contable, dentro del subproceso intermedio (Gómez R., 2000).

Fuentes bibliográficas

AcKine S. 2007, Paradigmas de la Contabilidad. Disponible en:

http://www.monografias.com/trabajos40/paradigmas-contabilidad/paradigmas-contabilidad.shtml, 24/12/2010

Benarova L. y Galante S. Historia de la contabilidad. p.3. Disponible en:

https://sites.google.com/site/cuentasmscuentos/historia-dela-contabilidad 24/12/2010

Cañibano L. y Gonzalo J. (1996) Programa de Investigación Contable Medellín: Revista de Contaduría de la Universidad de Antioquia, No.29 p.24.

Gómez R., 2000. La Ciencia Contable. Málaga: UNED.

Kuhn T. (1971) La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de Cultura Económica.

Lakatos I. (1975). El Criticismo y el desarrollo del conocimiento. Barcelona: Grijalbo.

Lopes de Sa, A. (2009). Pratica e teoría da Contabilidade. Curitiba: Juruá, p. 35.

Simkin M., Rose J. y Norman C. (2012) Core concepts of accounting information systems. Jefferson City: Wiley.

Tua J. (1988) Evolución del concepto de contabilidad a través de sus definiciones. Medellín: Revista de Contaduría de la Universidad de Antioquia. Septiembre, p.51.

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Pérez Grau Samuel Leonidas. (2012, julio 3). Paradigmas y programas contables. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/paradigmas-programas-contables/
Pérez Grau Samuel Leonidas. "Paradigmas y programas contables". gestiopolis. 3 julio 2012. Web. <https://www.gestiopolis.com/paradigmas-programas-contables/>.
Pérez Grau Samuel Leonidas. "Paradigmas y programas contables". gestiopolis. julio 3, 2012. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/paradigmas-programas-contables/.
Pérez Grau Samuel Leonidas. Paradigmas y programas contables [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/paradigmas-programas-contables/> [Citado el ].
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