Asunción Quispe es una madre soltera con dos hijos en edad escolar, que vive en la casa de sus padres, en una zona marginal de la ciudad. Su única fuente de ingresos lo constituye la venta ambulatoria de golosinas, donde tiene invertido entre caramelos, galletas, chocolates, cigarrillos, gaseosas, etc.; un promedio de S/.400.00 (aproximadamente US$.145).
La rutina diaria de Asunción implica ubicarse, en el día, en las zonas de elevada afluencia de público, como son los centros de recreación (parques, complejos deportivos, clubes), centros de estudios (colegios, escuelas, institutos, universidades), restaurantes, estacionamientos de transporte público (buses, colectivos, taxis), entre otros; y las noches de los fines de semana, en las afueras de las discotecas, pub, centros de diversión, etc.
Asunción tiene intención, desde hace algún tiempo, de hacer unos arreglos en su hogar, pero su única fuente de financiamiento lo constituye un prestamista informal que cobra “10% de interés mensual”, con pagos diarios; que en la práctica significan una tasa efectiva mensual del 20.60%.
Sin embargo, una vecina le ha comentado que las Instituciones de Microfinanzas – IMF también pueden atenderla, a pesar de ser informal; incluso ha ofrecido acompañarla; a lo cual Asunción ha accedido con cierta incredulidad.
En la IMF fueron recibidas por José Arrascue, un Analista de Crédito experimentado; que luego de las consultas de rigor y la visita al domicilio de Asunción, ha ofrecido prestarle S/.1,000.00, a un plazo de 18 meses a una Tasa de Costo Efectivo Mensual – TCEA del 5.00%, considerando que “no tiene antecedentes crediticios y no cuenta con propiedades a su favor”. El único requisito exigido es presentar el Documento Oficial de Identidad y las boletas de compra de mercaderías del último mes.
Joel Herrera, aspirante a Analista de Crédito de la IMF, que estuvo siguiendo el proceso de evaluación del crédito, está algo confundido: No entiende cómo es que Asunción podrá pagar el préstamo si sólo vende golosinas en la vía pública.
La preocupación de Joel es también compartida por muchas personas ajenas al mundo de las microfinanzas, quienes no entienden cómo es que los informales pueden pagar sus préstamos, incluso con tasas de interés muy superiores al promedio del mercado. El presente artículo pretende explicar cómo es que sucede.
Asunción rota su mercadería cada 7 días, en promedio. Es decir, compra S/.400.00 de mercaderías 4.28 veces al mes; que hacen un total de S/.1,714.00 al mes.
El margen de ganancia de Asunción asciende en promedio al 50%; lo que arroja una utilidad del negocio del S/.857 al mes. Por otra parte, sus gastos familiares ascienden a S/.700, lo que implica un excedente mensual de la unidad económico – familiar de S/.157; que versus la cuota mensual del préstamo (ascendente a S/.85.55) significan una cobertura del 184%.
¿Y cómo es que sucede esto?
Sencillamente, por qué la rotación de las mercaderías de los microempresarios es elevada, debido a su versatilidad; lo que les permite obtener rentabilidades sobre el patrimonio (ROE) superiores a las TCEA que pagan. Por ejemplo, en el caso de Asunción, al mes gana 2.14 veces el monto de su inversión. Es decir, obtiene un ROE mensual del 214% Vs una TCEA del 5.00%.
Situación que explica por qué los microempresarios valoran más la velocidad del otorgamiento de los préstamos que solicitan, antes que la tasa de interés que pagan. Sobre todo cuando se trata de oportunidades de negocios, que no pueden esperar.
Sin embargo, cuándo los negocios van creciendo, los márgenes se van reduciendo, debido a que tienen cubrir costos operativos y tributarios; así como soportar rotaciones más lentas de sus mercaderías.
Finalmente, no debemos olvidar que las IMF han permitido que muchos microempresarios tengan acceso al Sistema Financiero y dejen de lado las fuentes informales de financiamiento, mejorando la rentabilidad de sus negocios y su calidad de vida.