Frecuentemente creemos que nuestras palabras son vacías en el sentido en que son solo palabras y pensamos que ella no encierran sentimientos ni emociones, pero la realidad es que es exactamente lo contrario. A través de ellas es que expresamos como nos sentimos que es lo que pensamos acerca de nosotros mismos, nuestras ideas o aquello que creemos acerca de las cosas que nos rodean.
Si hay una palabra que está carga de de sentimientos y que tiene un gran peso emocional es el dinero.
Son nuestras creencias y las ideas que tenemos acerca de él, lo que nos permite acercarlo o alejarlo.
La palabra dinero, está cargada de esperanzas o de tristezas, está asociada con la abundancia o con la escasez que creo que me merezco, con patrones que vi en mi casa, y como mis padres se relacionaban con él.
Es paradójico, por que creemos que somos muy racionales y que nuestra vida de negocios poco o nada tiene que ver con nuestra parte emocional, pero esto es completamente incorrecto, son nuestros deseos, nuestros anhelos y nuestras emociones las que nos facilitan o nos inhiben nuestro éxito económico.
Cuando nuestros pensamientos son «no puedo», «no lo voy a lograr», «jamás lo haré», «jamás podré» en realidad lo que pasará es que no lo lograremos.
Muchas veces esto solo tiene que ver con las grandes verdades de mi vida, que ha asumido como propias y que no me dejan progresar, que terminan siendo como una especie de autosaboteo, y me encuentro entonces repitiendo una y otra vez la misma historia sin poder lograr aquellos objetivos que me propongo.
Nuestros logros económicos están relacionados tanto con nuestra parte racional como con nuestra parte emocional, por eso es importante que puedas limpiarte de todas esas emociones y sentimientos negativos que tienes acerca del dinero y de tu situación económica, para que puedas dedicarte 100% a lograr tus metas y objetivos.
Tener la visión para encontrar una oportunidad para alcanzar mi progreso económico y estar emocionalmente preparado para ello, son las claves que me aseguran el éxito.