Pensamiento económico de Ernesto el Che Guevara

Si no existe organización, las ideas después del primer impulso van perdiendo eficacia, van cayendo en el conformismo y pasarían a ser simplemente un recuerdo. Ernesto “Che” Guevara.

El pensamiento del Che constituye un sistema de ideas coherentes en el que se articulan los componentes políticos sociales, militares, económicos y aún otros en que todos ellos se combinan con singular riqueza, vigor dialéctico, amplitud cultural y un característico e impresionante estilo.

Ese sistema de ideas tiene su núcleo central y su objetivo supremo en la transformación del hombre como agente consciente de los cambios sociales, en la creación y reproducción del hombre nuevo, armado de una conducta y de un código de valores morales, ideas lógicas y éticas. Dichas ideas deberán conducir a la sociedad comunista, en un dinámico y complejo proceso de lucha por la transformación del hombre y de su entorno nacional e internacional.

Las relaciones económicas internacionales fueron examinadas por el Che desde diferentes puntos de vistas. Es necesario destacar que estas no constituyeron el centro de su trabajo práctico en las responsabilidades de gobierno que desempeñó en Cuba. Sin embargo, su labor tuvo éxitos y fue reconocida por prestigiosos economistas en todo el orbe.

Introducción

Qué figura aquella en los primeros días de la Revolución Cubana, sumido en el incesante trabajo inherente a sus altas responsabilidades en la dirección del país y al mismo tiempo profundizando en la teoría revolucionaria y en las experiencias anteriores de la construcción del socialismo. No como un observador solitario, que critica o analiza la obra precedente, sino como el militante que la interpreta, y con su amplia visión de pensador marxista, observa y examina el entorno que rodea la revolución cubana y el momento histórico social a escala mundial.

En su pensamiento, bulle el acontecer del mundo, del cual hace un análisis no estático, marcado por la dinámica y por las contradicciones de la época. Lo principal de la obra económica y filosófica de Marx, Engels y otros pensadores, pasa por su sistemática y escrutadora visión, acompañada por el afán de realizar el sueño trascendente de aquellos grandes pensadores y de todos los revolucionarios honestos del mundo. Se adentra en el análisis del capitalismo contemporáneo en su fase imperialista, penetra en las manifestaciones concretas de los monopolios, incluyendo su relación con la economía cubana.

Estudia todo lo negativo de su contenido y efecto, pero también rasgos positivos en cuanto a las técnicas de dirección que han desarrollado y que pueden ser utilizados por el socialismo, sin riesgo de contaminación ideológico. Él planteó que “el hombre es el autor consciente de la historia, sin esta conciencia, que engloba la de su ser social no puede haber comunismo”. De aquí vale señalar dos elementos esenciales en su pensamiento: el énfasis en la conciencia y el postulado de que son los hombres los que hacen la historia. Sobre esas bases elaboró su concepción acerca del llamado “Sistema Presupuestario de Financiamiento”, cuyo nombre quizás no expresara en toda su dimensión el verdadero contenido y las promisorias expectativas para Cuba y para el socialismo a escala internacional.

La presente investigación tiene como objetivos:

  1.  Explicar elementos fundamentales en el pensamiento económico del Che.
  2.  Demostrar la visión futurista del Che en el campo de las relaciones económicas internacionales.
  3.  Hacer Mención a algunas de las teorías aplicadas en Cuba por el Che.

Capítulo I

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Pensamiento Económico

En cuanto a los cambios ocurridos en la economía mundial en los más de 30 años transcurridos desde la última posibilidad que tuvo el Che de examinar estas cuestiones, lo que asombra a los situados en este siglo vuelven a releer al Che, no es la ausencia de aspectos que hoy actúan, como la trasnacionalización o las políticas monetarias que entonces eran inexistentes o irrelevantes, sino su capacidad para captar fenómenos que apenas se insinuaban en aquellos años y que nadie siquiera planteaba, como la deuda externa en América Latina o la irrupción masiva del FMI en las economías por el subdesarrollo, el desempleo y la inflación.

Para el Che la política y la economía internacional tiene que estar presente en el horizonte de análisis y de acción del constructor del comunismo y del luchador contra el imperialismo. Aseguraba que cada país liberado del yugo imperial significaba una victoria para las relaciones económicas internacionales.

“…Cada vez que se libera un país, es una derrota del sistema imperialista mundial pero debemos convenir en que el desgajamiento no sucede por el mero hecho de proclamarse una independencia o lograrse una victoria por las armas en una revoluciónsucede cuando el dominio económico imperialista cesa de ejercerse sobre un pueblo. Por lo tanto, A los países socialistas les interesa como cosa vital que se produzcan efectivamente esos desgajamientos y es nuestro deber internacional, el deber fijado por la ideología que nos dirige, el contribuir con nuestros esfuerzos a que la liberación se haga lo más rápida y profundamente que sea posible…”.

1.1 El estudio del marxismo hecho por Che

El conocimiento de la teoría económica marxista por el Che se inicia en 1959 a raíz de su nombramiento en cargos con perfiles económicos (Jefe del Departamento de Industrialización del INRA, Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias) y más concretamente con la llegada del hispano-soviético doctor Anastasio Mansilla, profesor de económica política.

Tal idea no se corresponde con los hechos. En plena juventud precisamente entre los 16 y 17 años Ernesto traba conocimiento con escritos de Carlos Marx, Federico Engels y V.I. Lenin; entre otros, con El capital [Marx] y el Manifiesto del Partido Comunista [Marx y Engels]. A esa edad inicia la redacción de un diccionario filosófico. En sus años de estudios universitarios analiza otras obras, como Anti-Dühring [Engels], El imperialismo, fase superior del capitalismo y El estado y la revolución [Lenin].

En sus viajes por América Latina y el Caribe, antes de 1959, no sólo ejercía sus conocimientos médicos e investigaba sobre la alergia, dedicaba tiempo al estudio de la historia y la cultura de los países que visitaba, recorría sus museos, sus ruinas; le apasionaban la arqueología, las culturas indígenas y lo más avanzado del pensamiento social.

El conocimiento de la realidad americana lo llevó a sumergirse cada vez más en el estudio del marxismo-leninismo. En su correspondencia familiar y trabajos escritos entre 1954 y 1956 se aprecia hasta qué punto se entregó de lleno a estudiar sistemáticamente el marxismo-leninismo y en particular la economía política, la estadística y demás disciplina afines.

1.2 Creatividad en el pensamiento económico del Che

Una de las tareas a la que nos ha convocado Nuestro Comandante en Jefe Fidel en el proceso de rectificación es el estudio riguroso de las ideas de Ernesto Che Guevara sobre la construcción del socialismo y el comunismo. Su pensamiento es un rico manantial de ideas y soluciones para la construcción de la nueva sociedad. Este conjunto de ideas aplicadas y comprobadas por él en la práctica, es aún bastante desconocido, pero su importancia abarca todo el mundo.

Cuando nos adentramos en el pensamiento de Che comprobamos la vigencia que tiene, y esto no es de extrañar porque Che, al igual que su maestro Fidel, es un visionario, un hombre capaz de atisbar más allá de lo inmediato: mira el bosque y los árboles. Ambos, como se percibe hoy con meridiana claridad, previeron muchas cosas que el decursar histórico se está confirmando.

Todo país socialista se encuentra ante el doble problema de lograr la eficacia de los sistemas de dirección y gestión económica y administrativa y la formación de nuevos valores humanos, ajenos al individualismo, al egoísmo, es decir, ante la tarea de desarrollar la educación comunista de los trabajadores como factor de creación y crecimiento de la sociedad socialista.

Por otra parte, si bien el entorno internacional ha sufrido cambios a lo largo de estos últimos 20 años, las situaciones, las condiciones históricas concretas, los problemas sociales y económicos de Asia, África, América Latina e incluso de los países desarrollados, en lo esencial son prácticamente los mismos que motivaron y dieron origen al pensamiento y acción del Che.

Con el trascurso de los años las contradicciones y los conflictos se han agudizado más; se han incrementado la miseria, la pobreza, la explotación, el desamparo, la desigualdad. La deuda externa se ha crecido en gran magnitud y sobre todo se ha hecho más explosivo el mundo en que vivimos.

También la conciencia política y la comprensión de los procesos económicos y sociales por parte de millones y millones de latinoamericanos, africanos y asiáticos han crecido mucho en estos 20 años y en los países capitalistas desarrollados, aumenta el número de personas que comprende que no es posible que coexistan en el mundo los logros de la ciencia y la técnica y el bienestar de sociedades con enormes recursos, y una parte mayoritaria de la humanidad sumida en el desvalimiento y opresión.

1.3 Contribuciones del Che

En nuestro país, en ocasiones se suscitan dudas e interpretaciones parciales sobre el pensamiento económico de Che. Entre ellas señalar que algunos sólo le reconocen que fue un buen y gran aplicador del marxismo-leninismo y que el Sistema Presupuestario de Financiamiento creado por él, respondió a las necesidades concretas de la primera etapa de la Revolución. A partir de la aceptación de las dos afirmaciones anteriores sólo es posible utilizar de Che ideas sueltas y que no constituyen el centro de su pensamiento: algunas partes, métodos de trabajo, su exigencia, sus controles – contabilidad, costos, auditoría, su espíritu organizativo; que tuvo el mérito científico de aplicar lo general de la teoría marxista-leninista a lo particular: la construcción del socialismo en Cuba de los primeros años de la Revolución. Sin embargo, los que sostienen este punto de vista generalmente también sostienen que la eficacia del Sistema Presupuestario de Financiamiento no pudo ser verificada en la práctica; que el Sistema Presupuestario de Financiamiento adoleció de una centralización absoluta de las decisiones económicas.

Aún es necesario profundizar más, comprender y asimilar cabalmente el valor del pensamiento de Che para la construcción del socialismo y el comunismo.

Los cubanos todos, debemos ser los primeros en desentrañar, exponer y sistematizar sus aportes a la teoría y a la práctica marxista-leninistas. El proceso de rectificación señala Fidel realizar esta tarea como punto de partida fundamental para la supresión definitiva de nuestros problemas.

Fidel Castro y Che Guevara expresaron desde los primeros años de la década del 60 la necesidad del análisis crítico en la construcción del socialismo y denunciaron los peligros que conduce andar por los caminos trillados del capitalismo; la vida les ha dado la razón. Por todo lo anterior, Che se dio a la profundización en el estudio de la teoría y a hacer de ella un arma para la construcción práctica de la nueva sociedad. Ambos se percataron 25 años atrás del estancamiento, esquematismo y dogmatismo en que había caído una importante corriente del pensamiento revolucionario y por eso se consideran como los precursores de un nuevo enfoque en las ciencias sociales marxistas y en particular en la economía política del socialismo, en la teoría y en la práctica de la construcción del socialismo y el comunismo.

El Comandante en Jefe, en su discurso pronunciado en conmemoración del Día Internacional del Trabajo, el Primero de Mayo de 1966, afirmó:

“Podría decirse que si bien la técnica industrial, la ciencia en general se ha desarrollado de un modo increíble, la ciencia social está todavía bastante subdesarrollada. Y oímos fórmulas, leemos manuales, pero nada enseña tanto como una revolución, que a la vez hay que saber apreciar y valorar en toda su importancia la experiencia de los demás pueblos, cada pueblo ha de esforzarse no en copiar sino en dar aporte a esa ciencia subdesarrollada como son las ciencias políticas y sociales”.

“Nosotros vamos desarrollando nuestras ideas. Entendemos que las ideas marxista-leninistas requieren un incesante desarrollo; entendemos que un cierto estancamiento se ha producido en este campo, y vemos incluso que a veces se aceptan, bastante universalmente, fórmulas que en nuestra opinión se pueden apartar de la esencia del marxismo-leninismo”.

Entre las ideas de Che y de Fidel hay un alto grado de identidad y de coincidencia. Fidel y Che se tenían los mismos principios, los mismos objetivos y la misma creencia en la transformación del hombre. Por sólo citar un ejemplo, el concepto de desarrollo es prácticamente idéntico en los dos. En 1979 Fidel lo resumió y definió de la siguiente manera:

“Desarrollo es, principalmente, la atención al ser humano, que ha de ser el protagonista y el fin de cualquier esfuerzo por el desarrollo”.

El Che no creía que el desarrollo económico fuera un fin en sí mismo: el desarrollo de una sociedad tiene sentido si sirve para transformar al hombre, si le multiplica la capacidad creadora, si lo lanza más allá del egoísmo. El tránsito hacia el reino de la libertad es un viaje del yo al nosotros. Y este viaje no puede realizarlo el socialismo con “las armas melladas que nos legara el capitalismo”, porque no se puede avanzar hacia el comunismo si se organiza la vida socialista como una carrera de lobos al igual que en la sociedad anterior.

El socialismo no es un sistema acabado, perfecto, en el que se conocen todos los detalles y están inscritas todas las respuestas. Nuestro sistema tiene fallas, deficiencias y aspectos por desarrollar. Che Guevara buscó soluciones dentro de los principios socialistas a los problemas concretos de la implantación del régimen socialista en Cuba y a las faltas que encontraba en las elaboraciones teóricas sobre el período de transición.

Por supuesto, no sería lógico aplicar en 1989 en forma mecánica, exactamente igual, cada solución que el Che pensó y puso en práctica años atrás. El propio Che no lo hubiera hecho así, nunca fue su estilo de pensamiento.

La sociedad cubana y el entorno internacional han sufrido cambios a lo largo de este período. Pero es necesario señalar, que el sistema de dirección de la economía que surja —llámese como se llame— como resultado del proceso de rectificación, no pasará por el cálculo económico sino que transitará más bien por el pensamiento de Che y de Fidel.

Los aspectos fundamentales del pensamiento y de la práctica de Che tienen vigencia si los adecuamos, a los cambios que han tenido lugar, pero sin alterar la esencia de su punto de partida crítico de ciertas concepciones en la construcción del socialismo. Partiendo del axioma básico de que “el comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción”, El Che se dio a la tarea de buscar un sistema de dirección que, sustentado en ese enfoque, se apoyara en:

  1.  Las técnicas contables más avanzadas que permitían un mayor control y una eficiente dirección centralizada; los estudios y la aplicación de los métodos de centralización y descentralización que efectuaba el monopolio;
  2.  Las técnicas de computación aplicadas a la economía y a la dirección; los métodos matemáticos aplicados a la economía;
  3.  Las técnicas de programación y control de la producción;
  4.  Las técnicas del presupuesto como instrumento de planificación y control por medio de las finanzas;
  5.  Las técnicas de control económico por métodos administrativos;
  6.  La dirección participativa de la masa, la motivación directa del trabajador, su identificación con el producto final; y
  7.  La experiencia práctica y teórica de los países socialistas.

Subrayar que para Che la construcción del socialismo y del comunismo es un fenómeno de producción, organización y conciencia. No es sólo una tarea administrativo-técnico-económica, sino una tarea ideológico-técnico-político-económica. Che recalcaba la importancia de la integralidad de estos elementos.

El pensamiento económico de Che hay que verlo dentro de su concepción del sistema de dirección de la economía para la construcción socialista, esto es, en el Sistema Presupuestario de Financiamiento; su insistencia en el hecho de considerar como elemento primordial el desarrollo de la conciencia y como objetivo final el hombre nuevo. Todo ello se expresa en que, simultáneamente con la creación de la base material y técnica del socialismo, hay que desarrollar la educación que garantice la creación de una conciencia y, consecuentemente, la formación del hombre y de la mujer.

Con el Sistema Presupuestario de Financiamiento, Che persigue organizar la economía y lograr la máxima eficiencia en la gestión económica; profundizar y desarrollar la conciencia de las masas, y cohesionar y desarrollar el sistema socialista mundial. Él logra teórica y prácticamente desarrollar los aspectos del sistema y unirlos en un todo único de forma armónica y lógica, y llama a su vez al partido y a la juventud [Unión de Jóvenes Comunistas] a desarrollar un fuerte trabajo ideológico como fuerza material activa.

Es poco conocido que el Sistema Presupuestario de Financiamiento funcionó con un alto grado de eficiencia a pesar de las circunstancias que entonces prevalecían nacionalmente y en el Ministerio de Industrias, que poseía en aquel momento el 70 por ciento de la producción industrial del país (las industrias azucarera, ligera, básica, parte de la alimentaria, mecánica, de materiales de la construcción, farmacéutica y otras), alrededor de 260 mil trabajadores, 48 empresas consolidadas y aproximadamente 1500 establecimientos con un valor de 1500 millones en medios básicos, de ellos, 930 millones de origen capitalista.

El Sistema Presupuestario de Financiamiento funcionó a pesar del bloqueo norteamericano; del robo de cerebros y de cuadros con cultura de la administración que emigraron hacia Estados Unidos; de la carencia de técnicas y cuadros de todo tipo (el Ministerio de Industrias y sus dependencias no llegaron a tener más de 473 ingenieros); de las dificultades por la falta de piezas de repuesto, materias primas y materiales; del millón de habitantes recién alfabetizados; de los bajos niveles de calificación de la fuerza de trabajo; de la falta de cultura laboral de los trabajadores; de contar con administradores con segundo grado de la enseñanza primaria.

Se plantea que pueden aprovecharse subsistemas del Sistema Presupuestario de Financiamiento, desgajarlos e injertarlos en el cálculo económico. El Sistema Presupuestario de Financiamiento es un sistema coherente con una estructuración interna basada en premisas teóricas y prácticas debidamente sustentadas. Lo anterior resulta importante para no perder de vista el enfoque sistémico al abordarlo y su característica vital: admite su permanente enriquecimiento e innovación. Che hace el Sistema Presupuestario de Financiamiento porque no comparte el cálculo económico.

El Sistema Presupuestario de Financiamiento no tiene antecedentes y no debe confundirse por su nombre con sistemas presupuestarios existentes en etapas anteriores en los hermanos países socialistas y posteriores en nuestro país. Por sus principios esenciales y métodos no tiene igual.

1.4 El plan económico y la conciencia política

Analizaremos la relación entre la concepción general del Che sobre la economía política del socialismo, la teoría de la transición y los sistemas de dirección, y quiero hacerlo porque es una de las que más se presta a confusión y a las más diversas interpretaciones. Para algunos compañeros no existe, para otros no es lo esencial; no se capta en su profundidad y creatividad el aporte trascendental de Che.

En el libro El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara, afirmamos que resulta necesario diferenciar entre las formas de conducción de la economía desde el punto de vista técnico (Che era de la opinión de que se tomaran estas técnicas de donde estuvieran más desarrolladas para adaptarlas a la nueva sociedad sin temor al contagio con la ideología burguesa, siempre que esto se limitara a la adopción o asimilación de normas técnicas de dirección y control de la producción) y las formas de conducción en su aspecto ideológico, que para Che no deben perdurar y desarrollarse sobre la base de mecanismos económicos, de incentivación y de criterios de dirección de la economía inherentes al régimen de producción capitalista. Vale decir que , el Guerrillero Heroico acepta la asimilación crítica de los adelantos tecnológicos en la dirección y control económicos, pero rechaza la utilización y desarrollo de las armas melladas que nos legara el capitalismo para lograr la motivación de los productores.

La caracterización del período de transición al socialismo y al comunismo, ni aun en sus primeros momentos, no tiene por qué venir dada por la ley del valor y demás categorías mercantiles que su uso implica. Su presencia en la transición al socialismo se incluye entre las limitaciones heredadas y como tal debe abordarse. Che opinaba que la economía política en la Unión Soviética y en los países de Europa oriental no había captado y desarrollado en toda su dimensión lo nuevo de la sociedad socialista y comunista. Llamaba a pensar más en la ley económica fundamental. A esta ley le recalcaba el orden moral y político. Además estimaba que la planificación debe calificarse como la primera posibilidad humana de regir las fuerzas económicas.

Ernesto profundizó en Marx, Engels y Lenin. y el concepto de plan aparece vinculado a los conceptos de revolución anticapitalista y dictadura del proletariado. Significa la síntesis de un nuevo modo de hacer la historia. Enfatiza que el hecho de que por primera vez en la historia de la humanidad los hombres se arrogan el papel de transformar la sociedad conscientemente.

El plan constituye el único instrumento que admite desarrollar las fuerzas productivas, hacer realidad la formación de nuevas relaciones humanas, la creación de un hombre nuevo y la llegada al estadio de la sociedad comunista, siempre y cuando su elaboración e implementación se realicen bajo determinadas premisas, o sea, que no sea considerado un instrumento mágico para resolver problemas. El plan es creado por el hombre y forma parte de las concepciones generales de él. Para el Che el plan no es tampoco un fetiche ni una camisa de fuerza, sino un instrumento básico para la construcción de la sociedad socialista.

El Che pensaba que reducir este concepto a una noción económica es deformarlo a priori y limitar sus posibilidades. Según este plan, abarca el conjunto de las relaciones materiales (en la acepción que Marx da al término).

Por esa razón, la planificación debe considerar y conjugar dos elementos.

1. La creación de las bases para el desarrollo económico de la nueva sociedad, su regulación y control.

2. La creación de un nuevo tipo de relaciones humanas, del hombre nuevo.

Estos nos plantea un principio del plan y, por tanto, del período de transición imposible de omitir y poner en peligro el proyecto comunista mismo: la eficacia del plan no la podemos enjuiciar solamente por la optimización de la gestión económica y, por ende, de los bienes económicos que posea la sociedad, ni por las ganancias obtenidas en el proceso productivo. Su eficacia estriba en su potencialidad para optimizar la gestión económica en función del objetivo que se persigue: la sociedad comunista; vale decir, en su aptitud para conjugar la racionalidad social con la racionalidad económica, en la medida en que logre que el aparato económico contribuya a crear la base técnico-material de la nueva sociedad y al mismo tiempo coadyuve a la transformación de los hábitos y valores de los hombres que participan en el proceso productivo, y ayude a crear e inculcar los nuevos valores comunistas.

El Che descubre que la casi totalidad de la literatura sobre la economía política del período de transición carece de un instrumental conceptual original, acorde con la materia de que se intenta apropiar. De tal modo se fuerza al propio objeto de estudio desde el punto de vista teórico cuando se le aplican las categorías marxistas pertenecientes al análisis del régimen capitalista. Con ello, la teoría pierde la posibilidad de situarse críticamente frente a la nueva realidad y percibe que siempre ha sido oscuro el significado de las palabras “cálculo económico”; su significación real parece haber sufrido variaciones en el transcurso del tiempo. Hay que tener bien en cuenta que esta forma de gestión administrativa no es una categoría económica definitivamente necesaria y obligada.

El cálculo económico constituye un conjunto de medidas de control, de dirección y operación de empresas socializadas que se da en un periodo histórico con características peculiares en un grupo de países socialistas.

El Che nos alerta que debemos tener aprensión en utilizar la práctica como rasero sin la más mínima abstracción teórica y en hacer uso indiscriminado de la apologética. Desgraciadamente, a los ojos de la mayoría de nuestro pueblo llega la apología de un sistema que el análisis científico de él.

El cálculo económico está indisolublemente ligado para su funcionamiento con las armas melladas que nos legara el capitalismo. No puede funcionar sin los mecanismos y las categorías económicas capitalistas que extrapoló del sistema capitalista de libre concurrencia, asimilándolas no como limitantes del socialismo sino como virtudes añadidas a este.

La posición del Che referida a la ley del valor y a su utilización y demás categorías capitalistas en la gestión económica del periodo de transición y en la creación de la teoría de la construcción de la sociedad comunista, se sintetiza en los aspectos siguientes:

1. Negación de la vigencia rectora de la ley del valor en el periodo de transición al comunismo.

2. Distinción entre admitir la existencia en el periodo de transición de una serie de fuerzas, de relaciones capitalistas que obligadamente han subsistido, de las que la ley del valor —dado su carácter de ley económica, esto es, de expresión de Tendencias – pudiera dar explicación; y afirmar la posibilidad de utilizar de forma consciente y preeminente en la gestión económica la ley del valor y demás categorías que implica su uso.

3. Rechazo a que la caracterización del periodo de transición al comunismo, ni aun en sus primeros momentos, tenga que venir dada por la ley del valor y demás categorías mercantiles que su uso requiere.

4. Rechazo a la concepción que no sólo preconiza la utilización de la ley del valor y de las relaciones monetario-mercantiles en el periodo de transición, sino que además afirma la necesidad de desarrollar dichas relaciones, que logran su mayor desarrollo en el capitalismo, como vehículo para alcanzar la sociedad comunista.

5. Negación de la inevitabilidad del uso “de la categoría mercancía en la relación entre empresas estatales” y consideración de “todos los establecimientos como parte de la única gran empresa que es el estado”.

6. Necesidad de establecer una política económica tendente a extinguir paulatinamente las relaciones antiguas, entre las que se incluyen el mercado, el dinero (en tanto se distorsionan sus funciones) y, por tanto, la palanca del interés material directo o, por mejor decir, las condiciones que provocan la existencia de estas.

Al respecto, Che explicaba:

“Entendemos que durante cierto tiempo se mantengan las categorías del capitalismo y que este término no puede determinarse de antemano, pero las características del periodo de transición son las de una sociedad que liquida sus viejas ataduras para ingresar rápidamente a la nueva etapa. La tendencia debe ser, en nuestro concepto, a liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas entre las que se incluye el mercado, el dinero y, por tanto, la palanca del interés material o, por mejor decir, las condiciones que provocan la existencia de las mismas. Lo contrario haría suponer que la tarea de la construcción del socialismo en una sociedad atrasada, es algo así como un accidente histórico y que sus dirigentes, para subsanar el error, deben dedicarse a la consolidación de todas las categorías inherentes a la sociedad intermedia, quedando sólo la distribución del ingreso de acuerdo al trabajo y la tendencia a liquidar la explotación del hombre por el hombre como fundamentos de la nueva sociedad, lo que luce insuficiente por sí solo como factor del desarrollo del gigantesco cambio de conciencia necesario para poder afrontar el tránsito, cambio que deberá operarse por la acción multifacética de todas las nuevas relaciones, la educación y la moral socialista, con la concepción individualista que el estímulo material directo ejerce sobre la conciencia frenando el desarrollo del hombre como ser social ”.

7. Rechazo a la práctica de utilizar indiscriminadamente las categorías capitalistas. Las categorías capitalistas, tales como “la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera” en la construcción de la nueva sociedad, toman rápidamente existencia, imponiendo a la postre su propia fuerza en las relaciones entre los hombres.

8. Admisión que el libre juego de la ley del valor, en el periodo de transición al comunismo, implica la imposibilidad de reestructurar las relaciones sociales en su esencia, al perpetuarse “el cordón umbilical” que une al hombre enajenado con la sociedad y que conduce, cuando más, a la aparición de un sistema híbrido donde el vuelco trascendental de la naturaleza social del hombre y de la sociedad no llegará a producirse.

9. Afirmación de que: “En nuestra posición el comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción; y que no se puede llegar al comunismo por la simple acumulación mecánica de cantidades de productos, puestos a disposición del pueblo. Ahí se llegará a algo, naturalmente, de alguna forma especial de socialismo. A eso que está definido por Marx como comunismo y lo que se aspira en general como comunismo, a eso no se puede llegar si el hombre no es consciente. Es decir, si no tiene una conciencia nueva frente a la sociedad”.

El Che considera como parcialmente existente la ley del valor en las condiciones de un país que construye el socialismo, debido a los restos que quedan de la sociedad capitalista basados en la producción y cambio mercantiles generalizados.

Por ello, el Sistema Presupuestario de Financiamiento reconoce la ley del valor, las relaciones monetario-mercantiles y la mercancía como tal sólo en función de las relaciones que se establecen entre el estado, las cooperativas y los individuos y, en escala internacional, en el comercio exterior. No acepta las relaciones monetario – mercantiles dentro del sector estatal y niega a su vez la existencia de la mercancía en las relaciones entre empresas estatales.

A medida que van pasando a manos del estado revolucionario los medios de producción, surgen y se establecen nuevas relaciones de producción. A esta etapa debe corresponder una nueva concepción de la producción, de sus móviles y de sus fines; nuevos modos de operar los mecanismos de control, organización, dirección e incentivación.

El Che veía en el análisis del costo el modo fundamental de medir la eficiencia de los establecimientos y de las empresas, un método de control de dirección, y el modo idóneo para optimizar el gasto de trabajo social y poder reducirlo por unidad e incrementar realmente la productividad y la eficiencia del establecimiento, de la empresa, de la rama y de la sociedad.

Lo anterior es fundamental para entender lo nuevo que plantean Che y la revolución cubana en este plano. No se trata que Che quisiera quemar etapas, se impacientara y pretendiera imprimirle un ritmo superior al históricamente posible con un desarrollo acelerado de la conciencia.

No olvidemos que algunos, a casi 36 años del ataque al cuartel Moncada y a 30 años del triunfo revolucionario, no entienden aún la esencia de nuestra revolución porque están presos de los dogmas y de los esquemas. Nuestra revolución es, desde el Moncada, “rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios”.

Che simplemente plantea que hay que ocuparse desde un inicio de la creación de la nueva conciencia, de la nueva moral, simultáneamente con la ocupación de desarrollar la base material y técnica de la nueva sociedad. Él comprendía que la nueva conciencia era el resultado de un proceso progresivo de transformación de las estructuras sociales de las que inevitablemente surge y que, por tanto, las posibilidades de transformar al hombre estaban dadas más que por los llamados a la conciencia por la transformación de las relaciones sociales de producción y la correcta selección de las palancas motivadoras de su acción.

En “El socialismo y el hombre en Cuba” precisa y expone sintética pero brillantemente las causas que motivan la carencia de la teoría revolucionaria y particularmente de la economía política del socialismo, algunas de las cuales hemos expresado:

Si a esto se agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del periodo, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.

La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y del desarrollo de la técnica.

“La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción y su solución”, señaló Che. Ambos desempeñan papeles contradictorios, de sentido contrario:

Podemos, pues, decir que la planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista.

La medición de los gastos de trabajo social es una ley de todo modo de producción. En la sociedad socialista y en la sociedad comunista esta medición es y será:

1. Por un lado, más exacta, más consciente, no espontánea.

2. En esencia, se va alejando cada vez más de la medición mercantil. No toda medición del gasto de trabajo social tiene que estar vinculada al desarrollo de las relaciones monetario-mercantiles.

La diferencia está en que en la sociedad mercantil la producción, la distribución y la reproducción del gasto de trabajo social se establecen a posteriori, mientras en la sociedad socialista su planificación es a priori.

El problema radica en que el peso ideológico del fetichismo mercantil continúa presente en la conciencia de los hombres y estos creen seguir viendo ley del valor, mercancía y relaciones monetario-mercantiles cuando en realidad es su contrario.

1.5 La ganancia contra las necesidades sociales

Pensamos que el cálculo económico crea cierto fetichismo; en la ganancia se oculta y se descuida lo esencial: la producción, producir a tenor con un surtido para satisfacer las necesidades sociales. Es decir, se mide la eficiencia de la producción por la ganancia y la rentabilidad, esto es, por categorías propias del mercado, valores que alcanzan su máximo desarrollo en el capitalismo, en tanto que pueden obviarse los valores de uso consustanciales a la satisfacción de las necesidades, como objetivo central en el socialismo.

Marx explica lo que ocurre en una sociedad mercantil, burguesa, capitalista, donde la propiedad privada determina que la única forma que tienen los productores aislados de relacionarse entre sí es a través del mercado. En este sentido, las diferentes magnitudes de trabajo se regulan entre sí a posteriori, de forma anárquica, espontánea, utilizando como criterio fundamental el propio valor como elemento esencial del proceso de gastos de trabajo.

Marx señaló al respecto:

Todas las mercancías son no-valores-de-uso para sus poseedores, valores de uso para sus no-poseedores. Por eso tienen todas que cambiar de dueño. Pero este cambio de dueños constituye su [proceso de] cambio, y su cambio las relaciona recíprocamente como valores y las realiza en cuanto tales. Las mercancías, pues, tienen primero que realizarse como valores antes que puedan realizarse como valores de uso.

Por otra parte, tienen que acreditarse como valores de uso antes de poder realizarse como valores. Ya que el trabajo humano empleado en ellas sólo cuenta si se lo emplea en una forma útil para otros. Pero que sea útil para otros, que su producto satisfaga necesidades ajenas, es algo que sólo el cambio mismo puede demostrar.

En la sociedad socialista, gracias a la propiedad social sobre los medios de producción, el valor de uso, el carácter pericial de las mercancías, la cantidad y la calidad del producto devienen elementos fundamentales del intercambio y el plan permite a priori la regulación de las distintas actividades que los productores deben mantener entre sí. Por primera vez se da una relación directa entre las necesidades del consumidor y las características del producto.

Anteriormente, esta se daba en forma indirecta, fetichista: las relaciones entre los hombres aparecían como relaciones entre las cosas. El objetivo real de la producción se convertía en un mero momento del mercado y la mercancía, como el objeto inerme, devenía el regulador de la propia actividad de los hombres. Ahora resulta diferente: existe una relación muy directa entre las necesidades del hombre y la forma de satisfacerlas, la cual toma corporeidad antes de comenzar el propio proceso productivo y de manera planificada, consciente. Al hombre no se le antepone la mercancía, el trabajo es directamente social; sin embargo, el que sea útil, práctico, tangible, el carácter cualitativo y cuantitativo del trabajo deviene el principal problema del productor (lo cual también incluye el ahorro de gasto de trabajo), y la relación de valor aparece directamente como relación social de producción, pero establecida conscientemente.

Por propia experiencia reciente en Cuba y en otros países bajo el cálculo económico, sabemos que la producción de valores de uso, que es la esencia, pasa a un segundo plano; es la tendencia bajo el cálculo económico. Y este fetichismo engendra a su vez más relaciones monetario-mercantiles. Los estancamientos, el agotamiento propio del uso del cálculo económico exige como tributo para continuar desarrollándose económicamente nuevas y más profundas relaciones monetario-mercantiles, esto es, nuevos retrocesos.

Históricamente el intercambio real se ha alejado cada vez más de la ley del valor, que sólo se ha expresado de forma pura en las sociedades mercantiles menos desarrollada.

El fetichismo gana terreno en la conciencia de los hombres al no reconocer que, de los tres elementos que fundamentan la existencia y desarrollo de las relaciones mercantiles, dos han desaparecido o su tendencia es a disminuir y desaparecer: la propiedad privada sobre los medios de producción (el fundamental) y el aislamiento económico relativo, cuya tendencia es a ir disminuyendo paulatinamente en la medida que la sociedad se va integrando.

La propiedad social sobre los medios de producción determina gradualmente a priori el carácter directamente social del trabajo. La tendencia es, pues, a ir reduciendo las diferencias socioeconómicas entre los productores y no a profundizarlas.

Somos dueños de los medios de producción y de nuestro destino, pero el fetichismo que crea el cálculo económico no coadyuva al proceso de desalineación del hombre, no lo hace sentir parte de este proceso. Y no sólo no lo desenajena sino que le incrementa la enajenación en la medida que estimula la creación y obtención de valores (dinero) por encima de los valores de uso capaces de satisfacer realmente sus necesidades.

El fetichismo del cálculo económico tiene su base en el fetichismo de las relaciones monetario-mercantiles y constituye una extensión y reforzamiento de este.

De lo que se trata es que Che vuelve a unir en un cuerpo teórico vivo y único la producción económica y la producción y reproducción del modo de actividad en que se produce la primera, esto es, las relaciones sociales que los hombres establecen en el proceso de producción y fuera de este. Dicho con otras palabras: no sólo hay que preocuparse de producir más, sino qué y cómo se produce, para qué se produce, para quién se produce y qué objetivos perseguimos con esa producción.

No sólo tenemos que ocuparnos de producir bienes materiales, también, parejamente, simultáneamente, hay que producir al hombre que va a manejar la herramienta, que va a contar, controlar, administrar, supervisar y dirigir el proceso productivo.

Che se percata que si se establecen mecanismos capitalistas, o mercantilistas, o seudo capitalistas, no es posible aspirar, aunque haya mucho trabajo político, a que los hombres que vivan, trabajen y actúen bajo los efectos de estos mecanismos sean un dechado de virtudes, de la nueva moral. Si a usted los mecanismos lo obligan a actuar como administrador capitalista, “mercachiflero”, “timbirichero”, como obrero movido por el interés material directo, a través del dinero, usted no puede pensar ni actuar motivado por intereses de toda la sociedad y ser cada vez mejor y más puro. El ser social determina la conciencia social. O, como dice Raúl, el egoísmo, el objetivo de obtener sólo dinero engendrará más egoísmo, el feroz individualismo engendrará más individualismo.

No importa sólo la cantidad y calidad de bienes materiales elaborados, sino el modo en que se producen y las relaciones sociales que se desprenden de dicha manera de producir y distribuir lo producido.

Sin embargo, el que el Che viera la conciencia como un elemento activo, como una fuerza material, un motor de desarrollo de la base material y técnica, no implica que soñara con quimeras románticas e irrealizables. Conocía al hombre y la naturaleza de éste al salir del cieno burgués: El problema es que las personas no son perfectas ni mucho menos, y hay que perfeccionar los sistemas de control para detectar la primera infracción que se produzca, porque ésta es la que conduce a todas las demás. La gente puede ser muy buena, la primera vez, pero cuando basados en la indisciplina cometen actos de substracciones de tipo personal para reponer a los dos o tres días, después se va enlazando esto y se convierten en ladrones, en traidores y se van sumiendo cada vez más en el delito.

Por ello, diseñó un sistema (Sistema Presupuestario de Financiamiento) que tenía en cuenta las limitaciones existentes, pero que motivaba, impulsaba a crear un nuevo espíritu de trabajo; estaba convencido que conciencia engendra conciencia, que valor y fe engendran valor y fe, que actitud honesta engendra más actitudes honestas, que buenos ejemplos multiplican los buenos ejemplos.

El Che aborda un tema que resultó incomprensible para muchos de sus contemporáneos y que actualmente lo es aún: la relación base-superestructura, ser social-conciencia social en el socialismo entre la modificación de las circunstancias y de la actividad humana, entre la producción de vida y conciencia.

Piensa que los avances, estancamientos o retrocesos operados en el plano ideológico no pueden explicarse de manera simplista a partir del mejor o peor trabajo político y de educación ideológica que se haya realizado. Aquellos se hallan condicionados por ese conjunto de relaciones materiales al que me he referido.

Es diferente querer quemar etapas, imprimir un ritmo superior a la conciencia, que saber y practicar que la nueva sociedad se hace conscientemente. El triunfo revolucionario inicial abre la posibilidad del cambio social, pero no es una garantía por sí mismo.

La vanguardia tiene que promover de modo dirigido y consciente la creación de las estructuras que permitan generar la nueva moral, la actitud comunista en las nuevas generaciones, y no puede abandonar a la espontaneidad este delicado proceso. Ni permitir que funcionen mecanismos, leyes y categorías que llevan a nuevas reformas y nuevos retrocesos que, con su repetición de accidente, van entrañando una definida corriente de retrocesos.

El Che apuntaba que todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con elementos del capitalismo sin cambiarles realmente la significación. Así, se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida, el cual obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir, al retroceso y pensaba que la perpetuación y desarrollo de las leyes y categorías económicas del capitalismo prolonga las relaciones sociales de producción burguesas y con ellas los hábitos de pensamiento y motivaciones de la sociedad capitalista, aunque ahora el fenómeno se ha metamorfoseado bajo formas socialistas de la propiedad de los medios de producción. La vida le ha dado la razón.

Generalmente, cuando se presentan crisis en el funcionamiento de la economía socialista, lo que habitualmente ocurre es que la discusión gira en torno a la eficiencia económica, tiende a concentrarse en los aspectos técnicos y administrativos del problema y a omitir la dimensión socio-político-ideológica de las opciones debatidas. Sólo se cuestiona la superestructura o parte de ella, mientras la base queda al margen de toda sospecha.

El peligro que entraña esta deficiencia consiste en que, de verse afectada negativamente la superestructura por las relaciones económicas existentes, y de no ser, además, analizado dicho elemento en cualquier posterior debate sobre una posible transformación de este, la posibilidad de que se establezca una dinámica de progresivas regresiones en la conciencia social se acrecienta de modo dramático, como ya registra la historia.

A esta relación dialéctica era a la que hacía alusión el Che al recalcar que los mecanismos de la economía de mercado y el uso indiscriminado e irreflexivo del incentivo material directo como propulsor de la producción tendían a adquirir fisonomía propia e imponer su dinámica independiente en el conjunto de las relaciones sociales.

El incentivo material directo, eso que Che llamó “el gran Caballo de Troya del socialismo”, va minando el sistema socialista por dentro y lo lleva a nuevos retrocesos en la conciencia y en las relaciones sociales.

El Che plantea detectar las estructuras que engendran los egoísmos y las ambiciones humanas para barrerlas, suplantándolas por nuevas instituciones y mecanismos sociales capaces de moldear las generaciones venideras en sentido diferente. No es romanticismo, sino la comprensión marxista leninista de que el ser social determina la conciencia social y de que la transformación de ambos sólo puede resolverse en la práctica y en forma coincidente. De ahí que el modelo transicional que realiza el Che no está concebido para adecuarse a esa realidad sino para transformarla.

Pero el análisis del Che no se detuvo aquí, sino que fue más allá y delineó lo que venía sucediendo y lo que iba a ocurrir de seguir por los caminos trillados del capitalismo en la relación ser social-conciencia. Profundizó en ella y estudió la interrelación de la estructura y de la superestructura.

1.6 Che y la nueva política económica

El Che, partiendo de Marx, desarrolla la teoría del valor, reflexionando sobre ella de forma creativa en las circunstancias actuales. Percibe que la Economía Política del socialismo la había asumido críticamente y extrapolado a partir de experiencias limitadas y no se había detenido a reflexionar sobre el periodo de transición con la profundidad que merece. Esta deficiencia es uno de los motivos principales de las inexactitudes, dogmatismo, superficialidades, escolasticismo, pragmatismo inconsistente y esquematismo que caracterizan lo que después de la muerte de Lenin llegó a ser presentado como la Economía Política del Socialismo.

El Che caló profundamente en su naturaleza. Dio una visión totalmente nueva y original que se acerca a los principios y a la especificidad propia de la teoría que resulte del estudio serio, profundo y científico de este periodo.

Junto a Fidel tienen el mérito de haber expuesto años atrás esas deficiencias y el Che, en particular, de indicar la fuente de esos desvaríos y caracterizar, señalar y enumerar los principios y las bases sobre los que la economía política debe desarrollarse.

El Che llevó el análisis a las relaciones económicas y políticas internacionales y en sus escritos y discursos describió y expuso el daño que ya hacía su uso a nivel internacional. Previó que el empleo del cálculo económico en cada país minaba la cohesión del campo socialista por exacerbar el individualismo, el egoísmo y el nacionalismo, haciendo peligrar seriamente la conciencia internacionalista y su práctica efectiva, tanto entre los propios países socialistas como en las relaciones de estos con el mundo subdesarrollado.

La dirección de la Revolución Cubana, a través de él en diversos foros internacionales, planteó por primera vez la injusticia del intercambio desigual y la deuda externa.

A lo que expusimos en nuestro libro, sólo agregar que el comercio entre los países socialistas no se puede regir por la ley del valor. La determinación de un precio justo ha de tener en consideración el verdadero gasto de trabajo social de un país socialista en desarrollo en su intercambio con un país socialista desarrollado. Esto se debe a que la verdadera base del valor se halla en los gastos de energía física y mental que sufre el productor en el proceso productivo, de creación de valor. Los problemas de la productividad y la intensidad del trabajo son elementos derivados que, aunque importantes, son separables del propio proceso del gasto de trabajo social que es, en definitiva, la base de toda creación del valor y de riqueza.

Sería oportuno y sano para el sistema analizar cómo funciona y se da en la práctica este intercambio en los momentos actuales y su correspondencia con los principios marxista-leninistas.

1.6 El Che entre nosotros

La minimización de las diferencias entre el Sistema Presupuestario de Financiamiento y el cálculo económico parecería lógica a partir de un estudio no lo suficientemente profundo; pero si se analizan con detenimiento las contradicciones entre la lógica interna de uno y otro, salta a la vista la inviabilidad de la aspiración a resolver los problemas de fondo mediante una suerte de injerto indiscriminado de elementos de un sistema en otro.

No hay que olvidar que el Sistema Presupuestario de Financiamiento creado por el Che “es parte de una concepción general del desarrollo de la construcción del socialismo y debe ser estudiado entonces en su conjunto”.

Cuando en una ocasión el Che comentó, por ejemplo, la capacidad del sistema presupuestario y del cálculo económico para hacer uso prioritario de la estimulación material o moral, reflexionó que el Sistema Presupuestario de Financiamiento puede avanzar con el reconocimiento parcial del estímulo material si se desea, “porque el estímulo moral con la autogestión financiera sí que no camina ni dos pasos, se enreda en sus propias patas y se cae de cabeza pero seguro, es imposible”.

Al Che no se le puede asumir parcialmente, acomodarlo a ideas y sistemas que son ajenos a su forma de pensar y actuar.

El estudio del pensamiento y la acción del Che no responde a una coyuntura, ni a la celebración y/o conmemoración de un aniversario más. La hora de la rectificación es también la hora del Che.

El Che no es pasado: su pensamiento y acción no sólo respondió a las condiciones concretas de los primeros años de la revolución. Che tampoco es sólo futuro: un sistema de ideas que se acerca a la perfección, a una sociedad más perfecta, más cercana al comunismo.

Humildemente pensamos que el Che es del presente, de nuestro presente. Porque si queremos que los hombres de hoy comiencen a ser como el Che, si queremos hacer de nuestros niños los hombres nuevos del siglo veintiuno, debemos comenzar por comprender que el Che es, en primer lugar, un hombre de este siglo, del siglo veinte, y que sus ideas fueron creadas por él para este siglo, para desde hoy hacer el hombre del mañana.

Fidel, en su intervención del 8 octubre de 1987, demostró con una lógica impecable toda la razón que asiste al Che en su pensar y actuar y apeló a nuestros militantes, a nuestros jóvenes, a nuestros economistas, a nuestros estudiantes, a nuestros cuadros del partido y el estado, a todo nuestro pueblo, para que estudiemos y conozcamos el pensamiento político y el pensamiento económico de Che como una necesidad insoslayable para el desarrollo de nuestra cultura política y para combatir la desorientación, el seguidismo, la intoxicación de un solo tipo de ideas; para estar más alertas, ser revolucionarios más consecuentes, encontrar soluciones nuevas a tantos problemas viejos y nuevos. “Quiero – dijo Fidel – que nuestro pueblo sea un pueblo de ideas, de nociones, de conceptos; que analice esas ideas, las medite, si quiere, las discuta”.

Debemos tener siempre presente estas palabras del Che en su carta a Carlos Quijano: “El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarios para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó”.

Capítulo II

Relaciones Económicas Internacionales

2.1 Acción en el campo internacional

La economía internacional de entonces no era esencialmente diferente a la actual, aunque algunos fenómenos y procesos no tenían el significado de hoy otros simplemente no existían. La influencia de los países socialistas era relativamente pequeña en cuanto a comercio y finanzas internacionales se refiere, incluida sus relaciones con los países subdesarrollados. Aquellos años no era de crisis económicas capitalistas como lo han sido los de la actual década, sino que aún el sistema capitalista se encontraba en proceso evolutivo sin grandes crisis que se extenderá desde la postguerra hasta 1974.

La magnitud de la deuda externa de América Latina y el tercer mundo en general era insignificante respecto a las fabulosas cifras de hoy. No sería exagerado que nadie prestaba atención a lo que parecía ser un hecho irrelevante que apenas era mencionado en los foros internacionales y, mucho menos, en los textos y cursos universitarios sobre economía internacional. En 1965 la deuda externa total de América Latina era de 9324 millones de dólares, en comparación con 410 000 millones de dólares al finalizar 1987. Un ejemplo de la victoriosa revolución cubana era el principal determinante de la política norteamericana hacia América Latina con el fin de subdesarrollarla aún más. Aislar a Cuba, evitar que la Revolución se propagara fue el objetivo ante el bloqueo económico, las expulsiones y las sanciones entre otros. La Alianza contra el Progreso fue unos de los programas lanzados por el imperialismo que mediante un flujo de capital de 20 millones de dólares en 10 años y algunas reformas pretendían modernizar las economías latinoamericanas y adaptarlas mejor a la penetración del capital monopólico, pretendían lograr crecimiento económico para contener el proceso revolucionario.

A ese orden económico internacional profundamente injusto y productor del subdesarrollo y la explotación se enfrentó el Che con una aguda visión crítica y clara conciencia de la necesidad de su transformación.

Para el Che la necesidad del cambio de las relaciones económicas internacionales se vinculaban a las profundas transformaciones revolucionarias que debía experimentar el mundo contemporáneo. En este sentido la total supresión de la explotación de los países dependientes por los países capitalistas desarrollados fue claramente definida como la única solución correcta a los problemas de la humanidad expresó “No puede existir socialismo sin las conciencias no se capta un cambio que provoca una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto del índole individual en la sociedad en que se construye o esta construido el socialismo, como de índole mundial en relación con todos los pueblos que sufren la opresión imperialista».

Fueron grandes batallas frente a enemigos como el FMI, el Banco mundial, el GATT, las ALALC y el mercado común centroamericano de los que Cuba quedaba excluida como parte de la política anticubana. De tales batallas libro una grande frente a la Alianza para el Progreso, que con dicha Alianza trataba el imperialismo de evadir las transformaciones que realmente requieren los piases pobres.

¿Qué es el subdesarrollo? Se preguntaba el Che y se responde. ” Un enano de cabeza enorme y tórax hinchado es “subdesarrollo” en cuanto sus débiles piernas o sus cortos brazos no articulan con el rostro de su anatomía; es el producto de un fenómeno tecnológico que ha distorsionado su desarrollo. Es lo que en realidad somos nosotros, los suavemente llamados “subdesarrollados” en realidad países coloniales, semicoloniales o dependientes. Somos países de economía distorsionada por la acción imperial que ha desarrollado anormalmente las ramas industriales o agrícolas necesarias para completar su compleja economía…”.

Che hace un llamado a la acción unida de loa países subdesarrollos para imponer un nuevo tipo de relaciones que son concebidas como la resultante de una firme y unida acción frente al imperialismo y la decidida colaboración de los países socialistas. Era ya en aquella fecha, el primer llamado hecho por Cuba a los países de todo el mundo subdesarrollado para quebrar el injusto orden económico internacional y establecer ese nuevo tipo de relaciones al que el Comandante en Jefe Fidel Castro se ha referido en respectivas ocasiones posteriores.

En unos de sus pronunciamientos a favor de los países desposeídos expresó en Ginebra el 25 de Marzo de 1964 en la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo “Si todos losa pueblos que viven en condiciones económicas precarias, dependientes de potencias extranjeras en algunas fases vitales de su economía y de estructura política y social, son capaces de resistir las tentaciones y ofrecimientos hechos fríamente, pero al calor de las circunstancias, e imponer aquí un nuevo tipo de relaciones, la humanidad habrá dado un paso adelante”.

El Che en 1964 había hecho postulados para el Nuevo Orden Económico Internacional que aunque no fue hasta 1974 que fueron proclamadas la Declaración y el Programa de Acción, nuestro comandante compartía las corrientes que impulsaron la proclamación del NOEI. En fin, se trataba de la impugnación global del viejo orden económico internacional dominado por los países imperialistas y estructurados de forma tal que condena a los países subdesarrollados a la explotación. El Che concibe un nuevo tipo de relaciones que, al ser analizadas con sus características concretas presentan coincidencias con planteos del comandante en jefe que rebelan esencial identificación entre uno y otro.

El Che era de la heterogeneidad del tercer mundo y el dominio neocolonial que sobre muchos países se ejerce se hace difícil la acción unida de los explotados; pero no por eso perdió la confianza de que el nuevo tipo de relaciones seria establecida.

2.2 Polémicas con importantes teóricos y economistas.

Sobre la planificación socialista y su contenido se venían desarrollando diversas polémicas en los distintos países socialistas y también por partes de académicos y toda clase de economistas en el mundo capitalista, entre ellos algunos que asumían el análisis del tema desde posiciones marxistas. Entre estos últimos se encontraba el francés Charles Bettelheim, quien como es conocido, fue uno de los más connotados opositores al Che desde el punto de vista teórico en el campo del pensamiento económico. Bettelheim defendía consciente el modelo de dirección económica implantado en la Unión Soviética y, con ligeras diferencias de matices, en los demás países socialistas. Dicho modelo daba vigencia a un conjunto de categorías propias del sistema capitalista de producción, tales como la mercancía, el dinero, el crédito, bajo el supuesto de que tales categorías cambiaban su contenido en las condiciones del sistema socialista.

Según el Che no existía ninguna demostración científica que justificara esa afirmación, todo lo contrario, al corresponder dichas categorías a otro sistema radicalmente distinto al sistema socialista de producción, su existencia dentro de este sólo provocaría un efecto hibridizante, actuando como cuerpos extraños dentro del nuevo sistema y creando un conjunto de nuevas contradicciones. Esa forma de pensar dio pie a las primeras discrepancias del Che con Bettelheim, precisamente en cuanto a la interpretación de que debía existir, en condiciones del socialismo, una necesaria correlación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El Che cuestiona aquellos momentos en que las relaciones de producción no tienen que ser necesariamente fiel reflejo del desarrollo de las fuerzas productivas para afirmar que ello puede suceder cuando al surgir un nuevo tipo de sociedad, esta avanza sobre lo anterior para destruir lo viejo que retarda e impide el desarrollo histórico progresivo en todas sus manifestaciones.

Apoyándose en Lenin, el Che analiza el caso extremo de aquellos países donde el atraso es muy grande y donde la gran tarea de las fuerzas revolucionarias es atemperar el espíritu de la nueva época con vistas a la supresión de la explotación del hombre por el hombre en las condiciones concretas de cada país.

Si en el extranjero fue Charles Bettelheim el pensador más representativo de los que participaron en la polémica con el Che, dentro de Cuba lo fue el compañero Carlos Rafael Rodríguez, quien además de ocupar desde los primeros años importantes cargos en el gobierno, también formaba parte de la edición del partido junto con el Che. Ambos fueron con Fidel fieles artífices de la unidad revolucionaria y precisamente le dieron fortaleza a esa unidad mediante la discusión fraternal y la aportación sistemática de distintos puntos de vista con el solo interés de colaborar constructivamente al desarrollo exitoso del proyecto revolucionario.

Carlos Rafael Rodríguez aceptaba que, en general, el Sistema Presupuestario de Financiamiento podría ser un modelo más progresista que el cálculo económico, pero exigía condiciones y premisas que no se podían lograr a corto plazo, por lo que dicho sistema más bien podría resultar efectivo en un futuro lejano, más cercano al comunismo. También le imputaba un alto grado de centralización, lo que, según él, implicaba disminuir la independencia de las empresas y por lo tanto desetimular la eficiencia en su gestión.

Al cumplirse 20 años de la muerte del Che, Carlos Rafael Rodríguez fue invitado a dictar una conferencia en su memoria en el Ministerio de la Industria Básica, cuyo tema principal era el pensamiento económico. Después de hacer un recuento sobre la histórica polémica, en una parte de su conferencia expresó:

“Se ha escrito mucho en el extranjero, y hay hasta libros de las contradicciones del Che con algunos compañeros y particularmente se me señala a mí. Yo tengo como orgullo el poder decir que, aunque algunas contradicciones existieron, en lo fundamental, en lo esencial al abordar el problema económico, estuvimos siempre profundamente identificados y trabajamos juntos, con otros compañeros, para imponer un poco de orden en la economía cubana, por lograr la máxima eficiencia de la economía y por establecer aquello que para nosotros es esencial: el control económico cualquiera que sea el punto de partida.”

2.3 El Che en la Unión Soviética

La colaboración del campo socialista resultó vital en los dos primeros años de la revolución, tanto en la industria del níquel como en otras ramas productivas, y fue lo que determinó que no se paralizara la economía cubana en aquella etapa definitoria del proceso revolucionario cubano. En enero de 1961 el Che comparecía ante la televisión para informar acerca de los resultados de un largo viaje por esos países y resumía los principales acuerdos firmados con los respectivos gobiernos socialistas. Cinco meses antes se había producido la primera visita de un a delegación cubana a la Unión Soviética y otros países del área precedida por el capitán Antonio Núñez Jiménez, director ejecutivo del instituto nacional de reforma agraria. Muy recientemente, historiadores occidentales han corroborado con datos más preciso el extraordinario salto económico realizado por la unión Soviética en los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial y el asombroso saldo que presentaba, en tal sentido, en los primeros años de la década del 60, precisamente la época en que fue visitada por los cubanos.

El decisivo apoyo de la Unión Soviética a Cuba desde el primer año de la revolución, junto al conocimiento gradual que fueron alcanzando los líderes revolucionarios cubanos sobre aquel inmensos país tuvieron mucho que ver con la trayectoria posterior del proceso cubano. Resulta obvio que todo ese apoyo significó la movilización de cuantiosos recursos, que sólo podían ponerse a disposición de un lejano país por una economía poderosa y de grandes reservas como lo era en aquel entonces la Unión Soviética, aún cuando no tuviera satisfecha todas sus necesidades ni pudiera con el derroche de las conocidas sociedades de consumo capitalistas que ya eran inicialmente perceptibles en aquellos tiempos. A mediados de 1961 la integración económica con los países socialista era prácticamente total, aún cuando existían varias esferas donde no había llegado a la más efectiva complementación, sobre todo en términos de la colaboración multilateral. No puede desdeñarse tampoco el gran esfuerzo organizativo llevado a cabo por Cuba para poder materializar esa integración al campo socialista, y de la cual el Che fue uno de sus más laboriosos exponentes:

…Les he dado un panorama muy somero de todas nuestras relaciones con el mundo socialista, de lo que significó para nosotros esta ayuda dada en una forma tan rápida, tan efectiva, tan fraternal y lo que va a significar para el desarrollo nacional. Todo eso se hace primero, por la voluntad del pueblo, por la acertada dirección que se le ha impreso a la revolución t además por la ayuda fraterna de todos esos países. Creo que lo hemos hecho medianamente bien, no se podía esperar de nosotros que lo hiciéramos perfecto este primer año, pero tenemos que mejorar todos no es una tarea de un hombre, del gobierno; es una tarea de pueblo; la tarea de planificar es una tarea de pueblo donde todos tienen que participar.

2.4 El Che y la estrategia para salvar el níquel cubano

Ernesto asumió el cargo de jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) el 7 de octubre de 1959, y presidente del Banco Nacional de Cuba siete semanas después, el 26 de noviembre de 1959. El 23 de febrero de 1961, se estableció el Ministerio de Industrias con Guevara a su cargo.

Al hablarles a los obreros del níquel en aquella ocasión, resaltaba la importancia económica y estratégica de esa industria para Cuba. Precisamente por aquellos mismos días había llegado a manos del misterio de industrias un informe elaborado en Estados Unidos del entonces presidente Kennedy sobre el futuro desarrollo de la industria del níquel en Cuba. En dicho informe se hacían los cálculos sobre las reservas cubana de este mineral y se daba por segura su utilización a los fines del desarrollo de la industria militar dirigida por el gobierno norteamericano, incluyendo sus proyectos espaciales.

En el estrecho oriental existían dos plantas de níquel: la de Nicaro y la ubicada en la bahía de Moa. Ambas industrias habían sido diseñadas de acuerdo con los intereses estratégicos del gobierno norteamericano. La primera contaba con el proceso que permitía obtener sinter de níquel lo que significaba que la obtención del producto final, níquel metálico se culminaba determinar en plantas instaladas en territorio norteamericano. La planta de Moa había sido diseñada para obtener el 70% del producto final “sulfuro de níquel “el otro 30% para obtener el níquel metálico se obtenía en la planta en Lousiana, de la más alta tecnología y que recién se había terminado en ese país. De los Estados Unidos se importaban, además, todos los materiales necesarios para la producción obtenida en Cuba.

De esta forma la dependencia tecnológica de la industria del níquel era total. Tal como expresaba el Che”: El país estaba preso en una red imposible de cortar en otros tiempos que no fuera en los tiempos revolucionarios “Por eso puede afirmarse que uno de los golpes más grandes, contundentes que la revolución le propino al imperialismo fue la nacionalización de las plantas de níquel y muy especialmente, la de Moa.

El gobierno revolucionario prefirió en un inicio paralizar esta última planta antes de tener que soportar las presiones y los chantajes del gobierno yanqui. Dentro de las grandes responsabilidades del comandante guerrillero, el caso de la puesta en marchas de la planta de Moa se convirtió en una de sus tareas mas priorizadas y de atención personal. El reto tecnológico, además de importante para el país, resultaba apasionante aunque estaba consciente de las complejas dificultades que tendría que vencer. Eran los tiempos en que cierta dosis de disciplina impuestas por los mas destacados líderes de la revolución no se tomaba como tal imposición sino como rasgo de dirección recién heredados de la epopeya revolucionaria que aquellos mismos líderes habían encabezados, por eso no era extraño escuchar que a uno u otro compañero revolucionario que con cierta postura orgullosa se vanagloriaba de que los principales lideres de la revolución le hubiesen dado una orden tajante o encargado una misión difícil sin explicaciones muy detalladas. No podía calificarse de una reacción masoquista por parte de aquellos compañeros, sino el extraordinario prestigio y autoridad de los líderes de la revolución. Ejemplos de ellos fue la actitud inmediata posterior de todos los técnicos que regresaron a Moa, destacándose el hecho de que partes de los que más se consagraron con mayor entusiasmo a la tarea encomendada, y una vez cumplida se quedaron trabajando en la planta a solicitud propia. El Che frecuentaba la planta de Moa y llego a establecer una sólida amistad con casi todos aquellos técnicos.

Al igual que en el caso de Nicaro, también en Moa se contó con la asistencia técnica soviética, aunque toda los ingenieros llegados de ese país desconocían la tecnología utilizada en aquella planta. Es justo reconocer para la historia el papel desempeñado en la puesta en marcha de Moa por el ingeniero cubano Demetrio Presillas, uno de los jefes de la planta de Nicaro bajo la administración norteamericana, quien desoyendo todos los reclamos y ofrecimientos de sus patrones capitalistas se consagró con la mayor disposición a colaborar con el Che en el difícil empeño de hacer producir la planta de Moa. Muchas fueron las discusiones entre el Che y Presillas. Llegando un momento y sobrepasando la gran confianza depositada en Presillas, el Che realizó toda una pesquisa para conocer quienes habían trabajado en diseño de la planta de Moa.

Era una nueva pieza que el Che se había decidido “mover” dentro del complicado “tablero” del caso de Moa. De conocerse algunos de esos técnicos cabia la posibilidad de compactarlos en cualquier parte del mundo y solicito su colaboración para conocer mas acerca del famoso proceso amoniacal de la planta de Moa, lo que podía significar una ayuda decisiva para ahorrar tiempo y recursos en la ansiosa puesta en marcha de la planta.

Comenzaron las averiguaciones con los trabajadores y técnicos cubanos junto a otras gestiones eternas para encontrar al técnico de marras, hasta que un día el Che pudo conocer que existía un ingeniero hindú que había trabajo en el sofisticado diseño de Moa, cuyo nombre era el doctor P. K. Roy. A partir de ese momento comenzaron los plazos para la invitación con todas las restricciones lógicas el asunto, así como los cuidadosos tramites migratorios para en caso de que fuera aceptada no demorara un segundo en facilitar la llagada a Cuba del cotizado doctor Roy. Estos trámites había que hacerlos con tal cuidado y profesionalidad para que no se fuera a extremar la mínima indiscreción y pudiera llegar a ser conocimiento de los norteamericanos, en cuyo caso era evidente que pondrían todos los obstáculos a su alcance para evitar la visita del visitante a la perdida posición yanqui de la bahía de Moa.

Felizmente la invitación fue aceptada bajo condiciones favorables para ambas partes y con las más estrictas discreciones para no afectar bajo ningún concepto los intereses profesionales del renombrado doctor Roy. La visita se llevo a cabo en espacio de una semana arribando a la habana y trasladándose posteriormente a Nicaro y luego a Moa, donde examino la situación de la planta y dictamino acerca de los trabajos que habían realizados los técnicos cubanos junto a los asesores soviéticos las consideraciones del señor Roy confirmaron, en su mayor parte, lo acertado de los esfuerzos realizados y no dieron lugar a cambios sustantivos para la terminación del proceso de puesta en marcha como estaba previsto. A su regreso a la habana el doctor Roy se reunió con el equipo de dirección del ministerio de industria, esta vez en un ambiente mas distendido, donde recibió las muestras mas sinceras de reconocimientos por su colaboración. Se acordó en principio que dentro de sus posibilidades regresaba a Cuba para presenciar la arrancada de Moa, cosa que finalmente no se llevo a cabo como se había previsto. El Che había sellado la partida. La ultima “jugada” había salida perfecta, ahora sentía una confianza mayor en el éxito del proyecto y solo esperaba en toda serenidad la puesta en marcha de la planta, lo que de hecho significaba el último movimiento para el tan esperado “jaque mate”, que a nombre de la revolución cubana había decidido darle al gobierno yanqui en el terreno tecnológico, demostrando así que también en ese campo la osadía revolucionaria podía salir triunfante cuando se trabaja con inteligencia y decisión frente al más poderoso adversario.

Ganada esta batalla tecnológica y aun cuando Cuba no llegó a obtener la producción proyectada de níquel metálico, se alcanzó la estabilidad de producción en ambas plantas ante el asombro de los gobernantes de los Estados Unidos que siempre habían subestimado a los cubanos creyéndolos incapaces de tal proeza. Si importante fue la continuidad eficiente de la producción del níquel de igual forma fue el esfuerzo logrado en Nicaro y Moa para la fabricación en sus propios talleres de la casi totalidad de piezas de repuesto para las dos industrias. Solo la inteligencia, la dedicación y el sacrificio de sus ingenieros, técnicos y trabajadores, hicieron posibles alcanzar el éxito en tan importante tarea.

Conclusiones

  •  A cuarenta y dos años de la muerte del Guerrillero Heroico, los cubanos situamos en un lugar de privilegio sus ideas económicas y sociales, el legado histórico, su creatividad y la profundidad de su pensamiento constituyendo baluartes excepcionales en la lucha por mantener la Revolución Cubana y con ella la independencia nacional.
  •  Del Che aprendimos mucho y seguimos su razonamiento de mantener un adecuado equilibrio entre los estímulos materiales y morales, reconociendo el papel en la formación de las nuevas generaciones que tienen la educación y el trabajo ideológico acorde a nuestras características y circunstancias y en la correspondencia con la realidad del mundo actual.
  •  Enfatizamos con el Che en la reducción de los costos de producción para poder enfrentarnos ventajosamente al ferozmente competitivo mercado contemporáneo.
  •  Aún con las carencias actuales seguimos introduciendo en la gestión económica las más modernas técnicas de dirección con el uso intensivo de la computadora electrónica; sobre las cuales abogó el Che con su proyección revolucionaria.
  •  El pensamiento y accionar revolucionario del Che se encuentran entre nosotros. Su más auténtico modelo: honestidad a toda prueba, inteligencia, capacidad de sacrificio, lealtad, liderazgo y espíritu investigativo, creatividad, modestia, espíritu de superación y lucha por la perfección humana. Atributos todos esos de un hombre que fue capaz de “forjarse una voluntad con deleitación de artista”, como el mismo escribiera en una de sus cartas más conmovedoras.
  •  El Che desconfiaba de las verdades perfectas, en una de sus frases expresaba: “No queremos personal domesticado en nuestras empresas. Queremos que piensen, discutan, discrepen, aporten, generen ideas, y solo después de esto cumplan con lo que está orientado”.
  •  La humanidad necesita de ideas frescas, de puntos de vista nuevos. Del pensamiento de Che Guevara la humanidad puede nutrirse, porque él caló profundamente en la naturaleza de sus problemas.
  •  Al referirse a este hombre el Comandante en Jefe Fidel Castro expresaba, “ Tuvimos un adivino entre nosotros (…) No era un hombre al que le faltara la fe, posiblemente el que más fe tenía; no era un hombre al que le pareciera demasiado alcanzar las metas extraordinarias que nos proponíamos, pero sí insistía mucho, mucho en la formación de la conciencia, en el reforzamiento de la ideología, en el papel del ejemplo y en la forma de concebir la conducta generosa, altruista, fraternal del ser humano; y este adivino fue el Che”.

Anexos

El Che en un trabajo voluntario. Entregando certificados por trabajos voluntariosChe y la economía

Bibliografía

1. Castro Ruz, Fidel: Discurso pronunciado en el Acto de Conmemoración del Día Internacional del Trabajo, La Habana, 1 de mayo de 1966 (Granma, 2 de mayo de 1966 y La Habana: Ediciones OR, 1977, pág. 12).

2. Guevara de la Serna, Ernesto y Castro Ruz, Fidel: El socialismo y el hombre en Cuba (Nueva York: Pathfinder, 1992), pág. 55.

3. Guevara de la Serna, Ernesto, “Consejos de dirección: Informe de la Empresa Consolidada de Equipos Eléctricos”, 11 de mayo de 1964, El Che en la Revolución Cubana, tomo 6, págs. 106–7. Citado en Tablada, pág. 158.

4. Tablada y Guevara, “Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento”, “El socialismo y el hombre en Cuba” e, incluido en este número, “La planificación socialista, su significado”. págs. 56–66.

5. Borrego Díaz, Orlando, “Che, el camino del fuego”. Ediciones IMAGEN CONTEMPORÁNEA, 2001

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Estrada Vega Leonardo Yordan. "Pensamiento económico de Ernesto el Che Guevara". gestiopolis. agosto 28, 2009. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/pensamiento-economico-de-ernesto-el-che-guevara/.
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