La visión de Schopenhauer y la relación Estrategia – Estructura

En este ensayo se hace una breve descripción de la visión del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, quien a través de sus obras de corriente pesimista exhibe el perpetuo sufrimiento de los hombres, esclavos de la voluntad, del deseo.

Por otra parte, partiendo de la permanente e innegable conducta humana del deseo de satisfacer los “deseos” que expuso Schopenhauer a través de su obra, se analiza bajo una perspectiva más práctica y no tan filosófica, la relación entre estrategia y estructura en las organizaciones, las cuales procuran, en el caso de las empresas privadas, su revisión a fin de permanecer en la atracción de los demandantes o las “voluntades” de sus clientes, y en el caso de las organizaciones gubernamentales requieren de mejorar sus prácticas administrativas que deberían estar basadas en una adecuada administración estratégica.

Arthur Schopenhauer. La teoría pesimista y la conducta del sujeto

Tal como lo indican las cartas biográficas dedicadas a este importante personaje del mundo filosófico y literario, Arthur Schopenhauer (Danzig, 1788 – Fráncfort, Alemania, 1860) fue un filósofo alemán de la corriente pesimista. Tuvo una importante influencia de la cultura oriental (budismo) lo cual se refleja constantemente en sus obras más importantes al insistir en temas como el dolor y sufrimiento de este mundo.

De acuerdo con las aportaciones filosóficas de Schopenhauer nuestra existencia está acotada por el dolor, es decir, vivimos deseando cosas, sufrimos por ellas y cuando llegan nos sacian, y volvemos a desear cosas nuevas, el deseo nunca concluye, somos esclavos de nuestra propia voluntad.

La obra de Schopenhauer se concretó en varios escritos: De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813), El mundo como voluntad y representación (1819), Sobre la voluntad en la naturaleza (1836), Los dos problemas fundamentales de la ética (1841), Parerga y Paralipomena (Cosas insignificantes y Cosas que no vienen al caso – 1851).

A través de sus obras, Arthur Schopenhauer insiste que vivimos atrapados en la voluntad, vivimos deseando, saciando los deseos y volviendo a desear, el deseo nunca concluye. Pero es en la razón donde Schopenhauer ve la oportunidad de liberarnos de ese sufrimiento, la razón nos hará reconocer la dolorosa realidad y en consecuencia a renunciar a esa voluntad que tanto sufrimiento nos provoca.

En este tenor de ideas, la obra de Schopenhauer refleja también su enorme gusto por las artes, en ella deja ver su aprecio por la literatura, la música, el teatro, la arquitectura, la pintura, entre otras.

Para Schopenhauer, la admiración de las artes o lo que denominó “contemplación estética” forma parte de las tres opciones para liberarse del sufrimiento del deseo.

Otra opción es la de desarrollar la compasión, es decir experimentar el sufrimiento de los demás buscando lo que llamó “desenamorarse de la vida” y en consecuencia reducir progresivamente la voluntad.

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La tercera opción es la transformación de la conducta guiada por la voluntad a la conducta guiada por la noluntad. En este proceso se lleva a cabo la “liberación espiritual”.

La obra de Arthur Schopenhauer ha trascendido a través de los siglos y aún continúa inspirando a pensadores, desde Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas Mann, Jorge Luis Borges, hasta Gilles Lipovetsky (La era del vacío, 1983), entre otros.

Estrategia y Estructura (Administración Estratégica).

Como se sabe, en tiempos de crisis quienes tienen más posibilidades de sobrevivir no son los más grandes sino los más preparados, y en ese mismo sentido se ha demostrado que las organizaciones que han logrado resistir los efectos de la crisis financiera internacional son quienes han llevado a cabo una administración estratégica adecuada, congruente con las características del mercado globalizado, donde cada instante significa la oportunidad de ganar o perder en la ardua competencia por la permanencia en los mercados.

Derivado de los acontecimientos en el sector financiero internacional en los últimos años, los gobiernos y las empresas se han vistos obligados a revisar sus políticas de actuación y la forma en que realizan sus actividades empresariales, con lo cual aspiran a incursionar a mejores práctica que les generen mejores y duraderos resultados.

Indudablemente que la crisis financiera internacional ha influido en las estrategias empresariales para sus operaciones globales. Los efectos de la “Gran Depresión” actual, ha obligado a algunas empresas multinacionales a realizar variaciones en sus operaciones. Sin embargo, los ajustes también obedecen a los deseos de una mayor penetración a los mercados y mejor posicionamiento de las marcas y productos, lo que refleja una adecuada y confiable administración estratégica.

Cabe mencionar que las condiciones actuales de la economía mundial reflejan la decadencia de los modelos económicos, financieros, comerciales, entre otros. En ese contexto, es evidente que los gobiernos no están exentos de sus propias demostraciones de ineficacia, ineficiencia y falta de ética en la ejecución de sus “estrategias” que indiscutiblemente y sin excepción deben diseñarse y ejecutarse en beneficio de los gobernados, es decir, para el bien común.

Diariamente se pueden ver declaraciones de intentos por revertir la situación adversa, sin embargo, es claro que para tener certeza de que los esfuerzos que se hagan generarán los beneficios esperados, obligadamente deberá considerarse como actividad fundamental la aplicación de criterio ético a las innumerables actividades económicas y sociales de los seres humanos.

Como sabemos, el modelo económico neoliberal que nos rige es el resultado del rescate de las teorías clásicas y neoclásicas, la cual insiste en promover la tesis de que el mercado es más eficiente sin la intervención del Estado, quedando este último obligado a justificar su existencia con el cuidado de las fronteras del territorio nacional y la seguridad pública, principalmente. El gobierno no debe intervenir en la vida comercial, financiera, económica del país.

El diseño y la ejecución de este modelo económico han demostrado importantes defectos, que en los últimos tres años se han evidenciado y han contribuido a la generación de la mayor crisis financiera internacional desde la denominada “gran depresión” registrada en Estados Unidos y extendida a un gran número de países en 1929.

Los defectos del modelo económico señalados son la defensa de lo que se ha denominado “fundamentalismo de mercado” y que insiste en mantener al Estado al margen de la actividad económica, evitándose así las “distorsiones” en su funcionamiento. Sin embargo, es claro que ha sido precisamente la falta de sistemas regulatorios en las actividades financieras, comerciales, etc., así como el relajamiento de las obligaciones gubernamentales, entre otros aspectos, los principales causales del deterioro de las condiciones económicas y sociales de los pueblos inmersos en un mundo globalizado.

La ausencia de sistemas regulatorios de las actividades económicas han generado prácticas financieras y comerciales de cuestionable calidad ética, que reflejan la existencia de un solo objetivo: ganar a costa de lo que sea.

Es importante señalar que desde hace varios años (antes de la crisis actual) se han exhibido propuestas claras y precisa respecto a las buenas prácticas financieras, sin embrago, ha sido la voluntad política o empresarial la que finalmente no ha permitido comprobar su efectividad.

Como se ha señalado antes, los gobiernos no están exentos de prácticas ineficaces e ineficientes que no benefician a la comunidad pero en cambio constituyen un gasto estéril, es decir, las inversiones públicas que suman cada año grandes cantidades de recursos (miles de millones de pesos), por la falta de adecuados modelos de administración estratégica, además de las innegables prácticas de corrupción, no se logran convertir en genuinos satisfactores de necesidades sociales, que van desde proyectos de infraestructura hasta proyectos productivos y sociales.

En este contexto, donde se cuestiona a la eficiencia y eficacia de la gestión pública, vale la pena hacer una representación (ejemplo) de uno de los muchos casos (evidencias) que demuestran la importancia de la administración estratégica en el sector público y donde se comprueba que la persistencia de las malas prácticas en la administración pública lo único que garantizan es la postergación del desarrollo de la sociedad:

El estado mexicano, por mandato constitucional, está obligado a apoyar e impulsar a las empresas de los sectores social y privado de la economía. Dicha obligación atrae la responsabilidad de diseñar las políticas y estrategias adecuadas para el logro de los beneficios demandados por este amplio sector productivo.

No obstante, la revisión de las múltiples experiencias suscitadas y recogidas día a día por empresarios, emprendedores y público en general con intenciones de incursionar en el ámbito productivo de los negocios, nos demuestra que el quehacer público posee amplias deficiencias que van desde la planeación estratégica y operativa, la programación, presupuestación y ejecución de los recursos, así como el monitoreo o seguimiento de la operación de los diversos fondos y programas que pudieran prevenir posibles desvíos respecto a objetivos y metas y finalmente, en la evaluación de los logros/resultados que debería ser la única condición para la continuidad del programa o de la estructura operativa, que en la mayoría de los casos es en esta última donde recae la mayor responsabilidad.

Hablar de incumplimiento de objetivos y metas es un tema muy serio, dado que todo el esfuerzo gubernamental es posible gracias a la gran cantidad de recursos públicos que se invierten y que sin excepción alguna deben generar beneficios sociales.

Señalar que las deficiencias en la gestión pública abarcan prácticamente todo el proceso administrativo no es una exageración, basta con ver que existen periodos (meses) durante el año en los cuales no se disponen de los recursos presupuestales o financieros para otorgar los créditos que demandan los ciudadanos, situación que se traduce irremediablemente en la pérdida de oportunidades de negocios, empleos, beneficios, debido a una programación y/o presupuestación obediente a criterios muy alejados de las necesidades de los ciudadanos. Irónicamente, es la demanda social la que ha dado origen a las mismas instituciones/estructuras gubernamentales, aunque éstas no atiendan a la causa.

Por otro lado, la ausencia de mecanismos o reglas de operación más congruentes o compatibles con las características de los escenarios donde se demandan los apoyos conlleva a requerimientos burocráticos que entorpecen, demoran e incluso bloquean las intenciones productivas de ciudadanos que recurren a las instancias públicas con la esperanza de ser respaldados financieramente.

En contraparte, las prácticas deshonestas permiten que los casos (proyectos) en los que debería revisarse con mayores criterios técnicos, no sean catalogados así, conllevando a las cada vez más evidentes inversiones estériles, donde el inadecuado diseño de los proyectos (del que pudo evitarse su financiamiento) trae consigo efectos adversos tales como la pérdida del recurso público e incluso de patrimonios familiares.

Signos provenientes de situaciones como las mencionadas deberían ser detectados oportunamente, para ello el monitoreo o seguimiento juega un papel de suma importancia. Disponer de mecanismos de control genera certeza sobre la manera en que se están llevando a cabo las acciones y los posibles logros, que finalmente, al ser evaluadas en su conjunto, las calificaciones sobre el cumplimiento de objetivos y metas serán objetivas y útiles para la planeación y reinicio del siguiente ciclo administrativo de las empresas o en su caso el ejercicio fiscal que rige a la actividad gubernamental.

Vale la pena recordar la propuesta que hacen Robert S. Kaplan y David P. Norton, Profesor en Harvard Business School y presidente de Balanced Scorecard Collaborative, respectivamente, a través de su artículo “Cómo implementar una nueva estrategia sin perturbar a su organización”, publicado en la Harvard Business Review:

“Un sistema de gestión basado en el modelo de Balanced Scorecard (cuadro de mando integral) es el mejor camino para alinear la estrategia y la estructura. Los ejecutivos en todos los niveles de la corporación, desde gerentes regionales de ventas hasta los CEO de grupo, pueden usar las herramientas del modelo para impulsar el desempeño de sus unidades. Los mapas estratégicos permiten a los ejecutivos definir y comunicar las relaciones de causa y efecto que determinan la propuesta de valor de sus unidades, y el cuadro de mando es una poderosa herramienta para implementar y monitorear su estrategia. Un sistema basado en el Balanced Scorecard, por lo tanto, proporciona un patrón y un lenguaje común para reunir y comunicar información sobre la creación de valor”

En este contexto, vale la pena agregar que los Sistemas de Información (SI) juegan un papel fundamental en la administración estratégica de las organizaciones, hablemos del sector público (gobierno) o privado (empresas), al contribuir en la generación de información para la toma de decisiones. Como se sabe los SI son una colección de tecnologías que toman información del ambiente como entrada, la procesa y producen una salida de información que es de gran utilidad para la organización.

Derivado de los SI se han desarrollado las Tecnologías de Información (TI), las cuales se definen como las herramientas y técnicas útiles para recopilar, transportar, procesar y usar la información que se halla en el entorno. Las TI generan ventajas competitivas en las organizaciones.

Sin embargo, tal como lo indicó Peter Drucker, “Pocos ejecutivos han aprendido a preguntarse: ¿Qué información necesito para hacer mi oficio?, ¿Cuándo la necesito?, ¿En qué forma?, ¿y de quién la debo recibir?”

Como podemos observar, no es la calidad de las estructuras ni la de las estrategias a las que se podría atribuir la única responsabilidad respecto a las condiciones o escenarios de las organizaciones en la actualidad. Las experiencias en las organizaciones, privadas o públicas, demuestran que aún disponiendo de una planeación estratégica aceptablemente realizada no se garantiza el logro de los objetivos.

Existen organizaciones que cuentan con una estructura razonable y además con estrategias claras y convincentes, sin embargo los resultados reflejan algo muy diferente, es decir, los resultados demuestran que en la organización existen deficiencias operativas que impiden la generación de resultados positivos e incluso que ponen en riesgo a la organización.

El escenario actual en el mundo de los negocios y que finalmente influye en los aparatos gubernamentales, ha inquietado de manera importante a los empresarios, desde los grandes corporativos hasta los microempresarios y desde luego a la administración pública. Planteamientos como ¿qué debo mejorar, la estructura o la estrategia? ¿cómo puedo protegerme y sobrevivir a la crisis? son escuchados con bastante frecuencia.

Pero creo que antes de llevar a cabo modificaciones en la estructura o estrategias, se debe revisar y asegurar de que la Administración Estratégica de la organización es la adecuada. Es decir, se debe corroborar la visión, misión, objetivos estratégicos, FODA, etc. Se debe asegurar de que todos los que forman parte de la organización conocen esta información estratégica la cual debe impulsar a la dinámica operativa. Con este ejercicio estaremos en condiciones de saber si todos los miembros de la organización saben hacia dónde se pretende ir, qué se pretende alcanzar y cómo se va a lograr.

Adicionalmente, se debe reconocer el alcance de la planeación estratégica en la organización. En los últimos años se ha observado una creciente aversión al riesgo, es decir cada vez menos organizaciones, principalmente microempresas, no proyectan planes más allá de un año. La falta de prospectiva empresarial limitan de manera importante al desarrollo y crecimiento de la organización, además de que de acuerdo al pensamiento estratégico, si no sabes a dónde deseas ir, no llegarás a ningún lado.

El ejercicio de análisis de las situaciones comentadas resulta benéfico para toda organización, sin duda proveerá de información relevante que conlleve a la confirmación o en su caso a la redefinición de la planeación y administración estratégica de la organización, siendo su continuidad, desarrollo y crecimiento la mejor experiencia para todos sus integrantes.

Siempre es importante recordar que la Administración Estratégica actual, basada en una planeación estratégica y operativa exitosas, contribuye a que las empresas, organizaciones o institución de gobierno lleven a cabo las siguientes prácticas:

• Desarrollar mejor información para que la alta dirección tome mejores decisiones.

• Desarrollar un marco de referencia para los presupuestos y planes de operación a corto plazo.

• Analizar oportunidades y amenazas, fortalezas y debilidades para conocer mejor el potencial de la empresa.

• Proveerse de un documento en el que se indique a dónde va la empresa y cómo llegará ahí.

• Establecer objetivos más realistas, urgentes y alcanzables.

• Dar seguridad a los gerentes al proveerlos de un mejor entendimiento de los cambios del medio ambiente y de la habilidad de la empresa para adaptarse.

• Desarrollar una mejor coordinación de actividades dentro de la organización.

• Mejorar o cambiar la dirección que lleva la empresa.

• Acelerar el crecimiento y mejorar la productividad.

• Mejorar la administración y el personal.

• Desarrollar una comunicación óptima.

• Propiciar el flujo de ideas estratégicas para que las tome en consideración la alta dirección.

• Concentrar recursos en casos o asuntos importantes.

• Mejorar el control de las operaciones.

• Ejercicio mental.

• Entrenamiento del personal.

• Diversificar.

• Generar beneficios reales sociales y/o privados.

Fuentes:

– Savater, Fernando. La aventura de pensar. Primera edición: septiembre de 2008. Random House Mondadori, S. A. Barcelona, España.

– www.wikipedia.org

– www.gestiopolis.com

– Drucker, Peter F. Drucker su visión sobre: la administración, la organización basada en la información, la economía, la sociedad. 1996. Grupo Editorial Norma. Bogotá, Colombia.

– Kaplan, Robert S. y David P. Norton. Cómo implementar una nueva estrategia sin perturbar a su organización. Revista Harvard Business Review América Latina. 2006. Harvard Business School Publishing Corporation.

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Gordillo Argüello Julio César. (2011, octubre 24). La visión de Schopenhauer y la relación Estrategia – Estructura. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/vision-schopenhauer-relacion-estrategia-estructura/
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Gordillo Argüello Julio César. "La visión de Schopenhauer y la relación Estrategia – Estructura". gestiopolis. octubre 24, 2011. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/vision-schopenhauer-relacion-estrategia-estructura/.
Gordillo Argüello Julio César. La visión de Schopenhauer y la relación Estrategia – Estructura [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/vision-schopenhauer-relacion-estrategia-estructura/> [Citado el ].
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