Pobreza versus educación

Al hablar de la pobreza es necesario aclarar que dicho concepto es muy variable y  se le conocen diversas definiciones la cual va a depender de la circunstancia histórica,  de la sociedad e incluso del ente o entidad que se propone hacer algunos comentarios o análisis al respecto. No obstante tomando en cuenta su definición más generalizada se considera que la pobreza es en sí misma una situación que vulnera los derechos básicos y elementales observándose una carencia de recursos materiales, de bienes y de servicios concretos que consideramos importantes, necesarios e indispensables para la vida, esta noción negativa nos lleva a presumir que la otra cara de la moneda en su aspecto más positivo sea la riqueza, y la educación como estrategia vendría a influenciarla intentando modificarla aportando el sentido de progreso, desarrollo, trabajo, avance y conocimientos para poder disfrutar de tales o cuales bienes y servicios.

En este sentido, la educación como punto de partida de un crecimiento en espiral siempre ascendente minaría todos los campos de la actividad humana abarcando los principios de la ética y los valores como pilares rectores de la conducta para el logro de un nivel de vida más saludable y confortable. No obstante al considerar ciertos indicadores vividos diariamente en nuestra sociedad como la alta tasa de criminalidad, el desprecio por la vida observado en los continuos asesinatos, etc., aunque en apariencia todo este holocausto se justifique a sí mismo para la obtención de un bien, el problema pereciera ir un poco más allá haciendo presumir que el fin último de la educación  para la realización de una  vida “humanamente digna”  se encuentre en los actuales momentos en tela de juicio topándonos como educadores con una realidad aún más cruel como lo es  la desesperanza criminal que se “transmite de generación en generación como un modo de vida asumida y aceptada como inalterable” Revista Ciencias de la Educación v.17 n.29 Valencia jun. 2007.

Partiendo de la anterior  premisa y sobre la base de que jamás bien material  alguno podrá estar por encima de los valores de la dignidad y del  respeto por lo humano conviene desestructurar esta  desesperanza  transmitida de la cultura de la pobreza  “educando en la fuerza de la voluntad”; sin ella la estrategia educativa para el progreso y desarrollo carecería de sentido. Una  de las carencias de la juventud de hoy es por ende la  deficiencia interior para afrontar las dificultades y asumir los retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente.

Como transformadores sociales y transmisores de cultura,  debemos desarrollar la capacidad de autodominio, de modo que el estudiante sea capaz de esforzarse para conseguir lo bueno, aunque cueste y la recompensa no se alcance de manera inmediata,  en este sentido, se hace necesario dirigir al estudiante hacia la autoconsciencia (entender qué y por qué se hace) y voluntariedad (querer hacerlo). Por eso es tan importante que el docente  ayude  a entender el esfuerzo que van a realizar como algo necesario y conveniente, motivando y estimulando sus deseos de esforzarse. Educar la fuerza de voluntad requiere paciencia y fortaleza y se hace indispensable para lograrlo un profundo examen de conciencia que como modelos somos capaces de transmitir a nuestros estudiantes; un docente quejumbroso de su propia situación social y económica contribuye a crear un ambiente contrario a la fortaleza.

Sintetizando lo anterior y argumentada en palabras de la psicóloga Marina Martín-Artajo, para quien la voluntad es “la fuerza del querer, del desear que algo ocurra, algo bueno que te ayude a crecer y evolucionar”. En un ambiente social como el nuestro, donde se conceptualiza la pobreza como instrumento de dominación y manipulación catalogando a la persona humana como un ser visceral y voraz a la búsqueda arrebatada de bienes materiales,  el único modo para allanar su vulnerabilidad es activando el motor interno que sólo se puede poner en marcha desde adentro hacia afuera. Se trata en definitiva de asumir que la vida es un continuo esforzarse y para  disfrutarla y vivirla “satisfactoriamente”, se requiere de voluntad, esfuerzo, madurez, responsabilidad y fortaleza transitar por otro camino sería totalmente equivocado.

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Larez Leal Livia Josefina. (2014, abril 9). Pobreza versus educación. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/pobreza-versus-educacion/
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