Los líderes sindicales, considerados por los gremios como esos seres que combaten por un ideal, por un beneficio en común y que representan con los correctos supuestamente firmes a un sector que no está de acuerdo con las temidas injusticias en los diferentes ámbitos y contextos sociales, esos luchadores sociales de quienes sus agremiados se convencen de que tienen lo que ellos llaman buen corazón, grandes valores, etcétera, a quienes se les deposita la confianza, la veracidad y las esperanzas. Los actos de los últimos años dan pie a que ni son lo que aparentan y ni tienen la fuerza y el valor para contrarrestar los embates del antagonismo del sistema al cual fingen rechazo y utilizan el retroceso y las supuestas estructuras para favorecerse, usan el supuesto humanista para mitigar en su favor. Demasiados líderes sindicales tienen entre sus filas grandes propiedades, son acusados de enriquecimiento ilícito, tratan peor que el propio patrón al trabajador, no permiten ser auditables (al menos en México), se corrompen en demasía con los patrones, mienten y engañan a su gremio, modifican estatutos que rigen su vida interna para conservarse en el trono, hoy podemos decir que ya es un poder el puesto político de un líder sindical, algunos lidere sindicales han durado más de 20 años en el poder y crean generaciones de poder y difícil que les hagan frente en alguna contienda de elecciones internas.
Lo que en un principio se inició como una lucha porque los trabajadores eran oprimidos y no tenían tantos derechos laborales ni beneficios como los que se tienen en la actualidad, hubo mártires, hubo lucha por más de 100 años para conseguir las jornadas laborales de 8 horas, muchas muertes para conseguir mejoras en el trabajo y una gran querella para obtener una mejor vida laboral y formar organizaciones sindicales en pro de la mejora en la vida laboral y los entes que se ayuntaron al poder sindical e iniciaron prácticas para conseguir su acometido, hoy en día han malintencionado ese poder, han traicionado los principios que dieron vida a esos poderes, han tergiversado el destello marxista desde lo más alto.
La crisis política en su credibilidad que se vive en el mundo finalmente ha alcanzado al sindicalismo y los agremiados de los sindicatos, la sociedad en general, etcétera, ya no creen en el sindicalismo, ya no confían en sus líderes sindicales, han comprobado que el puesto de un líder sindical es una excelente oportunidad de poder, de enriquecimiento, de corrupción. Las reformas laborales, las reformas educativas, y las reformas que busquen, no les hacen mella, siempre se las ingenian para en contubernio con los patrones seguir controlando. Ha sido muy poco el poder que les han quitado con las reformas, si se pensaba que con reformas estructurales y demás propuestas se restarían las malas prácticas de los líderes sindicales, pues no ha sido así, por el momento siguen haciendo de las suyas, si, ahora también los líderes sindicales atropellan los derechos del trabajador, ahora también los líderes sindicales amenazan a los trabajadores peor que el patrón, ellos han tomado las riendas y ellos se encargan de muchos procesos, las prácticas de las que se acusaba al patrón de actuar contra el trabajador, ahora los líderes sindicales realizan las mismas prácticas y un poco peor, pero lo interesante de esto es que la sociedad ya identificó este problema social y están en la mira sus modelos de acción sindical, están haciendo muy mal uso de su arte de la guerra.
El sindicalismo está en decadencia y mientras no se reformen, sus malas prácticas seguirán conocidas y cuestionadas hasta alcanzar un límite de tolerancia.
Bibliografía
AA.VV., Sindicalismo del mañana, IgVi 170 (1994); ANTONIA llI S. Repensar el sindicalismo, HOAC, Madrid 1986; DÍAZ-SALAZARR., ¿Todavía la clase obrera?, HOAC, Madrid 1990; GARCÍA MORIYÓN F., Sindicalismo y política, Instituto Emmanuel Mounier, Madrid, Los amos de la mafia sindical, Francisco Cruz Jiménez, Temas de hoy.