Tendencias de la industria mundial y repercusiones en los países latinoamericanos

El incremento de la productividad de un país es el único camino que conduce a un mayor nivel de vida de la población en el largo plazo» (Krugman 1992.)[1]

En los últimos años se han producido grandes transformaciones en los países industrializados, en los países en desarrollo y en el conjunto de la economía mundial, donde se destacan cuatro elementos fundamentales: En primer lugar, se ha acentuado la dinámica de la revolución tecnológica, con aumentos en los niveles de producción y menores costos, se han fortalecido los sistemas de información, donde la informática y las telecomunicaciones representan los sectores con mayor dinamismo en las últimas décadas[1].

Las nuevas condiciones de producción conllevan, a cambios en la división del trabajo, tanto en su organización al interior de las unidades de producción, como en lo que atañe a su distribución entre trabajo directo e indirecto y los niveles de calificación requeridos para manipular las nuevas tecnologías implicando una reducción de la cantidad de trabajo requerido por unidad de producto, consecuencia del incremento de la productividad por el uso de nuevas tecnologías.

En segundo lugar, se ha modificado el marco institucional de las empresas en el mundo, donde los procesos de apertura, liberalización y desregulación, juegan un rol fundamental.

En tercer lugar, los polos de desarrollo más dinámicos se encuentran en los países en desarrollo (especialmente en Asia) y por consiguiente se presenta un aumento de la competencia, forzando el desarrollo e incorporación de innovaciones tecnológicas que cambian la posición relativa de sectores y empresas en el mercado mundial cambiando y volviendo más dinámicas a las empresas.

Para terminar, se modificaron las interconexiones entre las economías nacionales, y vivimos procesos de globalización, y al mismo tiempo unión regional, en formas de bloques, organizaciones o tratados bilaterales.

El desarrollo industrial de las dos últimas décadas se ha conformado teniendo como epicentro un nuevo sistema técnico, que gira en torno a la información; cuatro pilares sostienen dicho sistema: la electrónica, la informática, las telecomunicaciones y la robótica. La introducción de dichos factores, hizo que se llegara al fin de la era de las ventajas adquiridas y se inició una nueva era: el de las ventajas construidas; en esta nueva fase el eje se desplaza de la «existencia de abundantes recursos naturales y mano de obra hacia la posesión del dominio científico y tecnológico y la capacidad de innovación[2].

Las nuevas condiciones de producción conllevan, a cambios en la división del trabajo, tanto en su organización al interior de las unidades de producción, como en lo que atañe a su distribución entre trabajo directo e indirecto y los niveles de calificación requeridos para manipular las nuevas tecnologías implicando una reducción de la cantidad de trabajo requerido por unidad de producto, consecuencia del incremento de la productividad por el uso de nuevas tecnologías.

Para las empresas, hoy cuentan más los niveles de calificación de la fuerza de trabajo que de disponer de mano de obra barata; la disponibilidad de mano de obra calificada se convierte en un objetivo estratégico. En esta situación, el progreso tecnológico principalmente de índole informático exige nuevas formas de calificación del recurso humano y replanteamientos en la organización social del trabajo, creando una dinámica hacia una nueva división internacional del trabajo, y constituyéndose además en fuente adicional de presión sobre los procesos de reformas en los países en desarrollo[3].

Respecto a lo institucional, el modelo preponderante en la etapa actual del proceso de globalización en la esfera económica es de corte neoliberal, basado en un mercado en competencia abierta mediante la liberación de la movilidad de bienes, capitales y servicios. En la globalización llegan al mercado mundial nuevas culturas de empresas y nuevos modelos organizacionales. Y en general, la globalización nos impone reglas hacia el desarrollo de condiciones básicas para el desarrollo de algún tipo de política industrial. Además, en la época de la globalización, es seguro que hay pérdidas de soberanía parciales de los estados nacionales. Pero la globalización no significa el fin de la acción del estado: significa un cambio en los puntos de aplicación y de sus ámbitos. En los países industrializados se lo sabe perfectamente.[4].»

Las incursiones teóricas sobre la influencia positiva de la investigación en ciencia y tecnología reafirman la importancia del factor. Asimismo señalan cuatro tipos de innovación

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Frente a estas nuevas estructuras el sector industrial latinoamericano (Con contadas excepciones) ha tenido que sufrir el desencanto de ver caer sus expectativas de crecimiento al nivel de esperanzas de subsistencia y ante estos problemas, renace el tema del desarrollo industrial, como salida a los problemas que afrontamos.

La globalización, y el desarrollo industrial en el mundo son factores íntimamente ligados: sobre todo en términos de producción, mercados y competitividad. Si entendemos el proceso de globalización como una nueva fase en la internacionalización de los mercados, encontraremos que la globalización también implica la multinacionalización de las empresas y la necesidad de buscar nuevos mercados, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que los inmensos avances en la productividad de los países desarrollados, convierte a cualquier ser humano en un posible comprador de productos, y el límite de los mercados ya no se centra en la capacidad de producción sino en el tamaño de nuestro mundo.

En este sentido, sería pertinente entender que la globalización impone nuevas normas de juego a las empresas y sobre todo a las naciones. Cuando pensamos en la apertura económica y en los discursos de libre comercio, donde vemos elementos como la libertad financiera, la neutralidad de Estado o el libre movimiento de mercancías podríamos pensar que las reformas estructurales aplicadas en la década pasada, simplemente abonaron el camino hacia el crecimiento de las empresas multinacionales, que tenían como único límite de producción las restricciones políticas y económicas de las economías reguladas.

En la actualidad, resulta paradójico que las economías más fuertes simplemente se regulan hacia adentro y se liberalizan hacia fuera, siempre caminando de la mano con su sector privado. Resulta muy triste y desalentador el hecho de que mientras los latinoamericanos rogamos por ampliar preferencias arancelarias, las economías grandes y fuertes piden seguridad para sus inversiones, e incluso obligan a los países a jugar para ellos privilegiando el control de metas macroeconómicas como el control de la inflación sobre consideraciones sociales, bajo discursos que nos dicen que la mejor manera de llegar a la prosperidad es cumplir con metas que solo privilegian a los inversionistas internacionales.

Para terminar, y a manera de conclusión, los países de América Latina son dependientes, tanto económica como institucionalmente de los países desarrollados, y en este sentido, somos nosotros, los que debemos acomodarnos a las reglas de Política Industrial que se imponen, sin importar, el perjuicio que esto implique a las sociedades más pobres. Ante estas tendencias de desarrollo industrial, debemos acomodarnos eficientemente y mejorar nuestros indicadores macro y nuestra producción.

Bibliografía

[1] PERES Wilson (compilador) «Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos». Siglo veintiuno. Primera edición 1998. P. 23.

[2] MISAS, Gabriel. “ Algunos elementos para la construcción de una estrategia de desarrollo industrial ”en Estrategia industrial e inserción internacional. L.J. Garay (Ed.), Fescol, Bogotá, Diciembre de 1992.

[3] GARAY Luis Jorge «La Industria en América Latina ante la Globalización». Colciencias, DNP. Tomado en www.dnp.gov.co

[4] CORIAT Benjamín. «Política Industrial, Modelos de organización empresarial y Competitividad. Seminario Intensivo de Investigación, organizado por PIETTE (Programa de Investigaciones Económicas sobre Economía y Empleo. Universidad de los Trabajadores de América Latina.

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Jáuregui Alejandro. (2000, diciembre 20). Tendencias de la industria mundial y repercusiones en los países latinoamericanos. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/tendencias-industria-mundial-repercusiones-paises-latinoamericanos/
Jáuregui Alejandro. "Tendencias de la industria mundial y repercusiones en los países latinoamericanos". gestiopolis. 20 diciembre 2000. Web. <https://www.gestiopolis.com/tendencias-industria-mundial-repercusiones-paises-latinoamericanos/>.
Jáuregui Alejandro. "Tendencias de la industria mundial y repercusiones en los países latinoamericanos". gestiopolis. diciembre 20, 2000. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/tendencias-industria-mundial-repercusiones-paises-latinoamericanos/.
Jáuregui Alejandro. Tendencias de la industria mundial y repercusiones en los países latinoamericanos [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/tendencias-industria-mundial-repercusiones-paises-latinoamericanos/> [Citado el ].
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