Cultura ambiental en el diagnóstico comunitario

La crisis ambiental se torna esencialmente cultural, para rebasar la crisis y volver a un punto de relación armónica entre la naturaleza y la sociedad se requieren nuevas concepciones donde se integran valores, ideologías, tradiciones, conocimientos científicos y empíricos.

Para ello proponemos indicadores a utilizar en el diagnóstico de la cultura ambiental comunitaria, basado en los principios de la investigación-acción participativa.

Introducción

Cuando el hombre apareció en el planeta estaba totalmente sometido a todas las fuerzas del ambiente natural, no solo en su entorno, sino también en si mismo, porque desconocía las leyes que rigen el funcionamiento de la naturaleza.

Empezó entonces el largo camino desde el tiempo en que el hombre tenía que dedicar gran parte de sus energías para conseguir los alimentos necesarios, y escapar de los peligros, hasta el período actual en el cual, para sobrevivir tiene que dedicar parte de sus energías a reducir y corregir los riesgos con los cuales su misma presencia y actividad amenazan tanto al ambiente natural como al que él mismo ha creado.

Nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, ha expresado: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”. (Castro; 1992).

En relación con él deterioro del medio ambiente apuntó: “Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez engendraron el atraso y la pobreza que hoy agotan a la mayoría de la humanidad. Ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer”. (Castro; 1992)
“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aún a costa de la naturaleza”. (Castro; 1992).

Hasta aquí está claro cuáles son los problemas ambientales que afectan el desarrollo de la vida en el planeta y cuáles son sus causas. Es necesario reflexionar sobre ¿cómo crear las condiciones naturales indispensables para una vida plena en la Tierra? La respuesta debe ser urgente, es necesario un nuevo orden económico a nivel mundial, distribuir equitativamente las riquezas y las tecnologías disponibles, la solución no es impedir el progreso de las naciones más pobres localizadas en el mundo menos desarrollado, donde se vive poniendo en riesgo su propia existencia y la del medio circundante en un contexto donde priman el egoísmo, la injusticia social y la más absoluta falta de equidad.

Es necesario destacar que el objetivo principal del proyecto social que se desarrolla en Cuba desde el triunfo de la Revolución, ha sido elevar la calidad de vida del hombre mediante la satisfacción integral de sus necesidades materiales y sociales, con énfasis en la cumbre de su nivel educacional y cultural e incorporando la dimensión ambiental en el desarrollo económico – social del país.

El presente trabajo da respuesta a la necesidad de nuevos criterios encaminados al diagnóstico comunitario y para ello se formula como objetivo: Propuesta de acciones para el diagnóstico de la cultura ambiental comunitaria, basado en los principios de la investigación-acción participativa.

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La IAP lo define la Dra. Rafaela Macías como: “En la que se busca alcanzar un profundo conocimiento de la realidad e impulsa su transformación sociocultural con la participación de todos los actores sociales implicados, propone romper la separación sujeto-objeto, la distancia entre teoría y práctica y entre el saber y el actuar. Coloca al sujeto como productor de conocimientos en la reflexión de sí mismo y de su realidad, para sobre esa base generar cambios en forma dinámica en el individuo y en su contexto sociocultural”. (Macías; 2004).

Desarrollo

Los problemas vinculados al hombre se refractan de la sociedad y son proporcionados en relación directa, encargada de trasladar estas aspiraciones de la sociedad en función de generaciones venideras.

En Cuba se fundamentan en las leyes, categorías y principios de la filosofía dialéctico materialista de conjunto con lo mejor del pensamiento nacional, así se orientan el tratamiento de determinados temas que den respuesta a los intereses sociales, en cuya solución la comunidad juega un importante papel. Estos desbordan por sus características problemas a los que se enfrenta la sociedad producidos fundamentalmente por su propio desarrollo.

Lo anterior incluye además, la problemática ambiental en la rigurosa explicación científica de los hechos, fenómenos, consecuencias y el tratamiento con la comunidad, donde como principio de dicha vinculación del individuo, con la vida, el medio social y el trabajo, en el proceso de su formación cultural.

Las normas generales en la comunidad se vinculan con todas las actividades formativas del ser con la vida, con los problemas del medio en que se desarrolla, y por extensión en el medio ambiente local y global.

La demanda del recurso humano capacitado, necesario para introducir elementos cognitivos de la cultura ambiental en las comunidades sigue siendo importante, y constituye una de las prioridades permanentes para la acción del gobierno en el campo de la cultura ambiental. Es por eso que se hace necesario eliminar esas insuficiencias y fortalecer la investigación y experimentación del diagnóstico de la cultura ambiental en relación con el tratamiento pedagógico de los valores ambientales.

El desarrollo de la teoría relacionada con la cultura ambiental está poco acabada y la política en Cuba tiene el propósito de formar un hombre que participe activamente en la edificación de la nueva sociedad, con un alto nivel de responsabilidad, habilidades prácticas, sentimientos humanos y valores estéticos y ético-morales, lo que implica formar un hombre revolucionario y culto. Esto exige el cultivo permanente de todas las posibilidades que conduzcan a que en su labor científico investigativa sea más eficiente en la dirección de la cultura ambiental. Para garantizar que la cultura alcance ese propósito esencial, se requiere formar alto nivel de integralidad, basado esencialmente en aspectos filosóficos sociales y epistémicos necesarios para la formación de los valores que hoy exige nuestra sociedad. En esa dirección integradora es donde la cultura ambiental desempeña un papel principal por su carácter comunitario.

La formación de promotores requiere de la introducción de la dimensión ambiental de forma integral en todo el proceso profesional, lo que implica un tratamiento de la problemática de forma coherente y significativa, que los capacite para reconocer las potencialidades de los comunitarios en cuanto a la cultura ambiental siendo capaz de elaborar nuevos diseños de su actividad, por lo que una tarea de gran importancia en la actualidad.

En la Estrategia Nacional de Educación Ambiental (1997, p.13), se identifican entre los principales problemas. Una insuficiente preparación teórica y práctica desde el punto de vista científico-técnico para acometer la introducción de la dimensión ambiental en los procesos de desarrollo, con una concepción de interdependencia medio ambiente-desarrollo y por consiguiente con un carácter cultural.

El medio ambiente como problema de gran importancia ha sido abordado en el área internacional y nacional por autores como Leff, Novo, Ender Egg, Núñez Jover , Roque Molina, Báez Montes de Oca, Margarita Mc pherson Juan. J León, Joaquina Proenza que abordan diferentes vertientes de la educación ambiental, pero aún no encontramos un posicionamiento científico concreto en cuanto a la cultura ambiental como preferente.

La problemática ambiental se ha convertido en una de las principales preocupaciones para el hombre, pues no es un fenómeno que se torna individual sino colectivo. Existe un desequilibrio entre la relación naturaleza – sociedad, que antes era apenas imperceptible pero hoy estas formas de relación adquieren una dimensión que repercute desde lo local hasta lo global.

El Medio Ambiente se considera como un sistema complejo y dinámico de interrelaciones naturales, sociales, económicas y culturales. El Dr. Antonio Núñez Jiménez insistía que la cultura de la naturaleza debería exigirse en componente básico de la cultura general del individuo. En la actualidad esta concepción se le confiere gran importancia pues constituye la cultura un elemento fundamental en la formación personológica de cada actor social.

La crisis ambiental se torna esencialmente cultural, para rebasar la crisis y volver a un punto de relación armónica entre la naturaleza y la sociedad se requieren nuevas concepciones donde se integran valores, concepciones del mundo, ideologías, tradiciones, conocimientos científicos y empíricos.

Milton Santos define la cultura ambiental como “formas de comunicación del hombre y del grupo social con el universo, viéndola como una herencia, y como un reaprendizaje de las profundas relaciones entre el hombre y su medio” (Rodríguez. Mateo.José, 2001).

La cultura ambiental se relaciona necesariamente con la educación ambiental al lograr la adquisición de habilidades, hábitos y actitudes necesarias para una nueva forma de adaptación cultural a los sistemas ambientales, para lograr un nuevo estilo de vida capaz de solucionar cualquier problema de esta índole basada en un marco axiológico ético ambientalista.

La Dra. Rosa Elena Simeón señaló “uno de los principales problemas ambientales en Cuba es que no hemos sido capaces de preparar a los ciudadanos para mantener conductas cotidianas de preservación del entorno donde viven. Reforzar la cultura ambientalista, por sí sola, debe conllevar a reducir los problemas” (Tomado de entrevista televisiva. 1998).

Partiendo de una sistematización de las diferentes teorías de cultura comunidad y medio ambiente se formulan herramientas teórico metodológico que servirán de material de estudio para futuras investigaciones. La cultura ambiental facilita diversos espacios de confrontación de estas en las comunidades donde se integra el actor social con su medio.

Teniendo en cuenta que la cultura ambiental para la conservación del medio se convierte en parte indispensable de lo cognoscitivo de un ser social integrado a una comunidad, conciente del rol que como individuo deberá actuar en el tratamiento de los principales problemas ambientales en dicho marco lo que dota a esta investigación de gran importancia y actualidad.

Se fundamenta la investigación en la teoría de las representaciones sociales, expresión del pensamiento no finalizado; se centran en objetos sociales, son elaboradas por un grupo, evalúan los objetos sociales a partir del discurso y sus creencias.

El abordaje del tema se realiza desde la antropología cultural. Ella aporta un punto de partida, equilibrado y objetivo, una plataforma científica que posibilita acercarse más a una comprensión cabal de los modos de ser y vivir; y la sociología de la cultura presenta una de las perspectivas más dinámicas de las Ciencias Sociales y Humanísticas en la que se han desarrollado las ideas acerca de la cultura.

El proceso científico demanda una base filosófica dialéctico materialista, en tanto tiene la finalidad de lograr un conocimiento objetivo sobre el diagnóstico de la cultura ambiental comunitaria, el cual permite una adecuada interpretación del fenómeno y proporciona el instrumental científico necesario para el estudio de la cultura ambiental comunitaria en el tratamiento de los principales problemas medio ambientales y su modificación, puesto que desde la dialéctica materialista se examina el pensamiento y la cognición en su desarrollo, tratados desde una óptica científica, propiciando una mejor visión de lo abordado.

Como complemento a este enfoque se parte también del culturológico el cual visiona el trabajo comunitario desde la cultura, dimensiona el desarrollo de esta y toma como variable sustancial la identidad cultural, situando al hombre en sus raíces, tradiciones, costumbres, hábitos y creencias como centro de atención.

La utilización del paradigma interpretativo es el que caracteriza este trabajo, lo que posibilita penetrar en la vida social de la comunidad. Permite entender lo que sucede en el marco como ser social e individual de los comunitarios.

Se emplearon los métodos de la investigación cualitativa:

La IAP se aplica en el proceso general del diagnóstico, en especial es el método para los estudios de comunidades, pues tiene como intención la participación de todos lo cuales intervienen y transforman a las comunidades.

El fenomenológico, mediante el cual se pudo obtener información sobre el surgimiento y desarrollo alcanzado por las comunidades en el tratamiento de los problemas ambientales tomando como punto de partida los estilo de vida predominantes, el criterio de varias personas, auxiliándose de descripciones, comprensiones e interpretaciones de diferentes seres que aportan datos de gran validez e importancia que contribuye a un mejor resultado investigativo.

Para la recogida de la información se aplicaron encuestas por cuestionarios a comunitarios y entrevistas estructuradas a especialistas que poseen un conocimiento ampliado sobre elementos relacionados con el tratamiento al medio ambiente.

El proceso científico parte de los siguientes presupuestos teóricos metodológicos:

  • El desarrollo cultural de un pueblo implica el respeto de cada ciudadano a la preservación, del medio natural, para lograr el deseado equilibrio entre desarrollo y medio ambiente.

En las condiciones actuales a las comunidades les corresponde elevar la cultura ambiental de los individuos hacia el medio ambiente y un tratamiento concreto a ejercer sobre la problemática ambiental en lo local hasta lo global.

La cultura ambiental para el desarrollo sostenible en los espacios denominados comunidades, se enfrenta la presencia en la literatura de varias conceptulizaciones sobre la misma, en el Diccionario Ilustrado Aristos de la Lengua Española. Editorial Científico -Técnico, La Habana 1977 se define como: Calidad de común, o de lo que pertenece a varios. Junta o congregación de personas que viven unidas bajo ciertas reglas.

Así el concepto de comunidad también sufre cambios por la necesidad de representar en cada momento estas nuevas cualidades.

La composición de la sociedad no solo dentro de los límites biológicos sino también dentro de los límites de otras esferas como política, económica, social, cultural sociológica, cognitiva, volitiva hace que las definiciones anteriores sobre comunidad ya no respondan a los requerimientos metodológicos y gnoseológicos que la misma demanda.

Esta definición debe abarcar los nuevos universos de acción humana, atendiendo a las variables e indicadores que inciden en la misma. En el Programa del Consejo Nacional de Trabajo Comunitario (Centro Nacional de Cultura Comunitaria, 1988) se define comunidad como: Espacio de interdependencia y desarrollo de las relaciones interpersonales socializadas del hombre y su entorno que no puede asociarse a un determinado espacio geográfico.

Aunque en el concepto se explícita que no debe asociarse con un determinado espacio geográfico, deja implícito que no es el grupo humano, en sí mismo, el objeto de este concepto, sino el entorno social sea cual fuera su naturaleza y composición donde se objetivan las relaciones humanas. Este juicio es limitado e insuficiente pues expone el espacio de interdependencia como lo principal, cuando no el único elemento que condiciona el posterior desarrollo de la misma.

En el Proyecto de Trabajo Comunitario Integrado (Centro Nacional de Cultura Comunitaria, 1988), define la comunidad como: Conformación objetiva del espacio físico – ambiental, geográficamente delimitado donde tienen lugar un sistema de interacciones sociopolíticas y económicas que producen un conjunto de relaciones interpersonales sobre la base de las necesidades.

Este sistema resulta portador de tradiciones, historia e identidad propias que se expresan en identificación de intereses y sentido de pertenencia que diferencian al grupo que integra dicho espacio ambiental de los restantes. Elemento imprescindible de la vida económica y como parte esencial de la vida de la comunidad están las necesidades sociales tales como la educación, deporte, recreación. Todas ellas integran una unidad y demandan un esfuerzo de cooperación.

Llama la atención en esta definición la exposición de varias consideraciones que hacen restarle valor a la misma según son los intereses para este estudio, Se hace alusión primeramente que la comunidad es en si misma el espacio físico ambiental geográficamente delimitado, se mencionan las reacciones que se establecen en el mismo, pero no aparece reflejado quienes actúan en ellas y el carácter de las relaciones a las que se hace alusión.

¿Quiénes son los protagonistas de la transmisión de la herencia cultural a la que se hace referencia?

Esta son limitaciones que impiden a la autora adscribirse a esta definición, aunque se reconocen las aportaciones que por su contenido, hace a las ya estudiadas y que las complementa.

Finalmente la autora del presente estudio se adscribe al concepto de comunidad expuesto por el investigador Ezequiel Ander Egg (Egg, 1993), el cual plantea una definición de comunidad que reúne en sí los elementos distintivos de las analizadas anteriormente, lo cual la hacen orgánica para el objetivo de la investigación. Partiendo del estudio realizado de las funciones, relaciones e indicadores necesarios que se establecen en una comunidad él la define como:

Agrupación organizada de personas que se perciben como unidad social, cuyos miembros participan de algún rasgo de interés, elemento objetivo o función común, con conciencia de pertenencia, situados en una determinada área geográfica en la cual la pluralidad de personas interaccionan más intensamente que en otro contexto.

La definición del término cultura es indispensable si se trata de realizar un estudio sobre la expresión de las relaciones entre la comunidad y el medio ambiente. Desde las primeras manifestaciones de la acción transformadora de los hombres al entorno, cultura fue la expresión con la que se definieron estas acciones, Por ejemplo, la agricultura representó una de las primeras acciones más complejas que ejecutaron los hombres en la naturaleza para la satisfacción de sus necesidades.

De ahí a la actualidad, según se han ido complejizando las acciones de desarrollo humano, la cultura ha tenido variadas y complejas formas de expresión, representación y significados.

Franz Boas, representó una reacción contra la corriente del evolucionismo, o “evolución lineal” por la que todas las culturas tenían que pasar de manera idéntica por las mismas etapas, diferencia entre la herencia biológica de la herencia social.

Para F. Boas toda cultura debe ser investigada y descrita en su contexto histórico con sus rasgos que le son característicos y que constituyen su individualidad y debe evitarse la comparación en paralelo con otras culturas. A esta escuela crítica de la “evolución lineal” pertenecen también R. H. Lowie y A. L. Kroeber, entre otros Bronislav Malinowski y A. R. Radcliffe-Brown, fueron integrantes de la escuela del funcionalismo y señalaban la existencia de una relación mutua entre rasgos culturales, pero creían que la simple enumeración de estos y sus características culturales no explicaba el funcionamiento coordinado como sistema dinámico de las sociedades.

La cultura ha sido objeto de tratamiento desde perspectivas metodológicas y teóricas diversas y se le ha conceptualizado por cada desarrollo a que ha arribado la ciencia.

A la escuela culturalista pertenecen Ruth Benedict, Margaret Mead, Ralph Linton, Melville J. Herskovits, entre otros, quienes trabajaron las nociones de “…modelo social y norma social…” explican a la cultura como algo que ya está estructurado, jerarquizado, seleccionado, pero debajo de estas conceptualizaciones están los comportamientos que se podían observar y los sistemas de valores compartidos por el grupo social estudiado.

Esta escuela llevó después a la tendencia de cultura y personalidad a algunos de sus miembros como Ruth Benedict, quien afirmaba que los rasgos culturales no sólo se relacionaban recíprocamente, como sostenían los funcionalistas, sino que se organizaban de acuerdo con ciertas características dominantes que constituían la cultura de la sociedad.

Influido por el darwinismo social E. Adamson Hoebel, trata a la cultura como un sistema integrado de (patrones) de conducta aprendidos como resultado de la herencia biológica.

Esta influencia está claramente definida por el desarrollo que las ciencias de la naturaleza tenían en ese momento.

La escuela estructuralista que como antecedente fue la idea de que la cultura es también un sistema de reglas, ideas que provienen de Emile Durkheim y de Marcel Mauss, Luego, Claude Lévi-Strauss como máximo exponente profundizó en la búsqueda de una explicación, tomando como contexto a la naturaleza donde el hombre vive y tiene un producto de esa interacción, destacó que la cultura era, la ausencia o presencia de reglas por lo que se distingue; por eso la cultura es: “…todo lo que en el hombre es universal pertenece al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad; mientras que todo lo que se halla sujeto a una regla pertenece al orden de la cultura y presenta los atributos de lo relativo y particular”. (Bohannan:2003,72) Sin embargo, no hay comparación posible entre las “reglas” de los estructuralistas con “las normas” o “pautas” de la escuela culturalista.

Abel Prieto, Ministro de Cultura al respecto lo concreta en los conocimientos transmitidos de una generación a otra, la memoria colectiva, la herencia social que hace posible la integración de los miembros de la comunidad, impregnándoles sus normas de comportamiento, valores, sabidurías y habilidades; la síntesis de los valores materiales y espirituales de una sociedad determinada, la personalidad de cada pueblo es en sí, su cultura”. (1996:28).

La Dra. Rafaela Macías Reyes en su libro metodología sociocultural la enmarca como “La cultura se revela en la acumulación de hábitos, habilidades, costumbres y conocimientos, que tienen su expresión en las actuaciones cotidianas de hombres y mujeres en todas las esferas de la vida, de su conducta regular, coherente, repetible, estable y recurrente (…) se nos presenta como autoconciencia de una comunidad históricamente condicionada, indicando los niveles micro y macro, el grado de desarrollo que ha alcanzado el hombre como género.”(Macías2004).

Es importante el aporte que desde el punto de vista metodológico tiene esta definición, al poder asumir la cultura, en esta investigación como la expresión de las relaciones que han existido entre los hombres y su medio, en el proceso de conformación de cada grupo social, donde cada uno asume en sus propias vivencias la herencia ambiental que le ha precedido y la incorpora a su construcción social actual donde la forma de manifestación es indudablemente la cultura.

La autora del presente estudio asume que la cultura se define como: toda construcción social, adquirida o heredada, que expresa una determinada calidad en las relaciones socializadas, en el entorno en el que se ejecutan.

En este concepto posibilita entender que a través de la cultura las relaciones hombre – naturaleza encuentra su máxima expresión y carácter objetivo, en el marco de la misma se concretan las condiciones históricas en cada contexto época marcando el desarrollo de la humanidad, y por ello, entre otros indicadores es que se le confiere a la cultura un carácter eminentemente clasista.

En la actualidad toda valoración acerca de la cultura no debe excluir la dimensión ambiental, la cual como parte de los saberes humanos ha recorrido un largo camino. Así diversos paradigmas, múltiples epistemologías, variados enfoques son parte del universo en la construcción del pensamiento ambientalista que han tenido marcada influencia en la cosmovisión de gran parte de la humanidad.

Científicos, filósofos, artistas, la comunidad en general a través del proceso de desarrollo humano han expresado su preocupación sobre las acciones humanas en la naturaleza y se han pronunciado por protegerla.

En la antigüedad las culturas legaron al presente reflexiones críticas de gran sensibilidad con respecto a las relaciones hombre – naturaleza, que si bien las mismas no han sido asimiladas totalmente por los contemporáneos, cierto nivel de su influencia se observa en algunos autores.

George P. Marsh en su libro “El hombre y la Naturaleza” 1864 presentaba un análisis detallado de la acción del hombre sobre los recursos naturales, aunque en esta época todavía no se había enunciado el concepto de Medio Ambiente. En estos textos aparecen apuntes sobre la evolución de la acción antrópica sobre la naturaleza, las tendencias de la situación ambiental y el recrudecimiento de las contradicciones políticas y económicas entre los estados y dentro de ellos que exacerbaban la situación de degradación ambiental.

Llamaba la atención sobre las causas que conllevaron a las civilizaciones antiguas a erosionar los ecosistemas proyectando como se mantendría la relación del hombre con su entorno en las civilizaciones modernas, condicionando la destrucción de los habitas y con ello la de todas las formas de existencia de la materia viva en el planeta de seguir la humanidad transitando por el mismo camino de autodestrucción en el proceso de creación material.

Más tarde, Aldo Leopold (1887- 1948) mantiene similar línea de pensamiento en cuanto a la acusación al cristianismo pragmático, explicando que éste no logra apreciar los valores inherentes a la naturaleza (Leopold, 1941).

Tuvo este investigador el mérito de adelantarse al pensamiento científico de su época en las cuestiones asociadas a la necesidad de una racionalidad humana en cuanto al uso de los recursos de la naturaleza, sin embargo a pesar de lo importante de sus apreciaciones respecto a la agresividad desmedida que estaba caracterizando las relaciones humanas frente a su entorno, su obra no fue totalmente asumida y sus concepciones y análisis casi obviados.

En sus artículos para el periódico “ San County Alamanac” (Leopold,1948) llamaba de manera insistentemente la atención sobre la necesidad de una ética para enfrentar adecuadamente el uso de los recursos de la Tierra, en sus criterios se encuentra una fundamentación teórica y metodológica que en décadas posteriores aparecía enunciada como los primeros postulados sobre Educación Ambiental.

La definición de identidad se encuentra implícita de manera permanente en la investigación, al constituir esta – la identidad – un elemento determinante que expresa valores, aptitudes, historia, percepción y ellos son eslabones necesarios a tener en cuenta al promover estrategias, programas o proyectos dirigidos a la adopción y desarrollo de la cultura ambiental en las comunidades.

La eminente investigadora cubana Marta Arjona, especialista en investigaciones relacionadas con la conservación del patrimonio y la memoria histórica, ha definido la identidad como: Producción y consecuencia del patrimonio cultural, la identidad se expresa como valor implícito del fenómeno cultural, la misma no se expresa como un objeto en sí, la identidad refleja el grado de conciencia que tiene cada grupo social de sí mismo, este reconocimiento, tamizado a través de condiciones históricas y sociales se convierte en identidad.

Esta definición tiene la importancia de acercarnos a la identidad como un indicador certero sobre el reconocimiento que tiene la comunidad del entorno natural al que pertenece, si lo asume o no como parte de sus valores y lo han incorporado como elemento definitorio de la construcción de su memoria histórica y su realidad cotidiana.

Con los elementos anteriores como referentes teóricos y prácticos, se puede asumir la realización del estudio de la cultura ambiental de la población que compone la comunidad. La aplicación del mismo debe contribuir a:

  • Facilitar condiciones individuales y colectivas para que afloren con mayor claridad los conflictos y las contradicciones entre los elementos que han constituido sus prácticas.
  • Potenciar la actividad creadora de los diferentes actores comunitarios ante los problemas ambientales y que los mismos estén en armonía con las necesidades de la población y se integren de manera precisa a sus proyectos de vida.
  • Evaluar las posibilidades de auto transformación y auto responsabilidad tanto individual frente a la situación ambiental.

Indicadores a utilizar en el diagnóstico de la cultura ambiental:

  • Elaboración del concepto medioambiente.
  • Identificación de los problemas ambientales en comunidad.
  • Capacidad de auto reconocimiento y auto transformación de los comunitarios frente a la situación ambiental.

Consideraciones finales sobre los resultados obtenidos en el diagnóstico de la cultura ambiental comunitaria.

  • Existe una importante reserva de conocimientos y prácticas culturales que han marcado el desarrollo de la comunidad, las que han sido “desechadas “en las últimas décadas de las agendas de los proyectos de vida tanto individuales como colectivas en la comunidad.
  • Aunque en los últimos tiempos se aprecia una mayor orientación a la incorporación de la comunidad en la toma de decisiones y ejecución de las acciones, el proceso se encuentra lastrado por criterios estrechos y limitadas conceptualizaciones metodológicas en la aplicación del importante principio de la acción – participación para el desarrollo comunitario.
  • Los procesos de cambios culturales en la comunidad, deben gestarse de manera endógena, donde las acciones planificadas deben tener en cuenta como elemento principal la conservación de la memoria histórica y no propicien procesos que violenten la identidad de los grupos comunitarios.
  • Los análisis de los indicadores tributarán al perfeccionamiento de la gestión ambiental a escala local, lo cual reclama de la incorporación de los individuos a un proceso de formación satisfactoria la cultura ambiental en correspondencia a los cambios culturales con incidencia en la calidad ambiental y de vida en las comunidades.

Conclusiones

El instrumental metodológico utilizado durante el proceso investigativo sirvió de guía para la recogida de la información, facilitando el camino para llegar a los resultados buscados.

Después de realizar el análisis de la bibliografía consultada se puede decir que la cultura tiene varias facetas observándolo se en el desarrollo de las diversas formas en que el hombre se relaciona con el medio formando parte de su cultura.

Por lo que la relación directa naturaleza – sociedad para su armonía debe tener en cuenta que la cultura ambiental en la conservación del medio se convierte en parte indispensable de lo cognoscitivo de un ser social integrado a una comunidad, conciente del rol que como individuo deberá actuar en el tratamiento de los principales problemas ambientales por lo que en el marco comunitario se pueden crear estrategias seguidas de la implementación de los indicadores antes mencionado para el diagnóstico de la cultura ambiental.

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Castillo León Yarima. (2009, junio 18). Cultura ambiental en el diagnóstico comunitario. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/cultura-ambiental-diagnostico-comunitario/
Castillo León Yarima. "Cultura ambiental en el diagnóstico comunitario". gestiopolis. 18 junio 2009. Web. <https://www.gestiopolis.com/cultura-ambiental-diagnostico-comunitario/>.
Castillo León Yarima. "Cultura ambiental en el diagnóstico comunitario". gestiopolis. junio 18, 2009. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/cultura-ambiental-diagnostico-comunitario/.
Castillo León Yarima. Cultura ambiental en el diagnóstico comunitario [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/cultura-ambiental-diagnostico-comunitario/> [Citado el ].
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