Consejos para solucionar los problemas: Si no hay solución, ¡no hay problema!

En la vida todos los problemas tienen solución. Estamos llamados únicamente a trabajar sobre la calidad de las soluciones y a entender que los estados irresolutos se inscriben mayormente en el imaginario de la gente. La solución de los problemas tiene siempre un origen racional. Ninguna persona “preocupada” tiene el record de problemas resueltos.

Una de las causas más importantes de la angustia que mucha gente siente es la impotencia para resolver algún Problema. Esta es una situación muy frustrante, desestabiliza completamente el equilibrio emocional y progresivamente “secuestra” a la persona y la convierte en un rehén.

Los problemas no resueltos impiden cualquier de tipo de concentración en las tareas habituales, roban tiempo precioso e irrecuperable. El enfoque desaparece y el desenvolvimiento general se debilita. Esta situación nos convierte en personas muy vulnerables, especialmente ante los sucesivos contratiempos que se presentarán. Porque no debemos olvidar nunca que los problemas tienen una rutina incansable: jamás dejan de ser y jamás dejan de aparecer. Problemas no resueltos constituyen puertas abiertas para más problemas.

Sin embargo la buena noticia ya la conocemos: en la vida todos los problemas tienen solución. Y anotemos bien esto, porque no se afirma que todos los problemas tienen UNA solución, se afirma que todos TIENEN solución. La eficiencia en la resolución del Problema es, en este caso, más valiosa que la efectividad. Algunas soluciones pueden tener mejores o peores resultados que otras pero no existe un estado irresoluto. La Calidad de la solución es otra cosa.

Se puede afirmar que hay soluciones que solo complican la problemática (los remedios que resultan peores que la enfermedad), pero aún en estos casos se demuestra que existen soluciones para cada Problema. Cualitativamente tiene mucha diferencia entender que todos los problemas tienen solución (buena o mala) a pensar que existen problemas irresolubles. La primera situación demanda mayor capacidad, la segunda solo genera impotencia y frustración. Hay diferencia entre actuar mal y estar paralizado.

Los únicos problemas irresolubles generalmente se inscriben en el imaginario de la gente. El hombre tiene esa poderosa capacidad de visualizar el futuro, de imaginarlo; anticipa estados, calcula probabilidades, mide hipotéticas consecuencias. Y en un momento dado se encuentra viviendo efectivamente situaciones imaginarias, incluso con un grado de realismo superior a lo factual. Este fenómeno es un manantial fantástico del interrogante “y que pasaría si….?” (los americanos lo llaman “what if…?”), el mismo que probablemente sea el mayor enemigo que tiene la paz mental.

Visualizar hipotéticas situaciones hasta el punto de vivirlas por anticipado obviamente anticipa también la presencia de problemas. Y claro está, estos no tienen solución alguna porque efectivamente no existen.

Ahora bien, anticiparse a los problemas es correcto porque forma parte del trabajo que debe hacerse en la relación causal que estos tienen, pero “anticipar” el Problema es algo completamente diferente. Un Problema no puede anticiparse: un Problema es o no es.

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Cualquier confusión aquí puede resultar muy cara. El hombre previsor es el que se anticipa a los problemas, no es el que anticipa la presencia de ellos.

La gente que vive en el mundo del “what if…?” efectúa un ingreso voluntario al purgatorio: el universo del “puede que sí, puede que no”. Es tan grande el grupo de gente que vive así que obliga a la construcción de esta categoría. En ella si hay problemas que no tienen solución, en ella hay también gente paralizada.

La manera más eficaz de evitar este fenómeno destructivo es imaginar el futuro siempre en términos positivos. ¡Esto no cuesta NADA! Es preferible pecar de optimistas y no encontrar los resultados que se desean, que hacer carne de imaginarios problemas que puede deparar el porvenir. La visualización en positivo del futuro produce, además, energías positivas en el presente, altera favorablemente los estados de ánimo vigentes: los fortalece.

Otra manera de no anticipar innecesariamente los problemas es adoptando la actitud de “vivir cada día con su propia afán”. Es sólo el momento específico el que nos está permitido vivir, solo en él tenemos efectivamente dominio sobre nuestros actos e influencia directa sobre nuestras circunstancias, por ello es recomendable “abrir y cerrar” el día que vivimos de la misma forma en que la claridad lo inaugura por las mañanas y la penumbra lo clausura por las noches: démosle a cada día su propio afán, nada menos, pero sobretodo nada más. La función termina al final del día, el telón DEBE caer porque, a la vez, el “show” DEBE continuar el día que sigue.

Algo más: el sueño es un poderoso consejero. La solución a muchos problemas toma forma mientras dormimos. Por ello resulta absurdo que uno mismo se prive de tamaña bendición porque sostenga “problemas que le quitan el sueño…”. La relación es inversa: no deben ser los problemas los que quiten el sueño, es más bien el buen sueño el que ayuda a resolver problemas. Por eso es necesario “abrir y cerrar” apropiadamente cada día; mientras el día está activo invertir lo máximo en cada uno de nuestros actos, extrayendo el “zumo” de la vida, y luego llegado el momento, desactivar todo.

Y si alguien por ahí dice que esto es pecar de facilismo, de inocencia o de ingenuidad, que nos demuestre ¿qué se gana haciendo las cosas de otra manera?, ¿dónde están y quienes conforman esa galería de notables que resolvió más problemas en su vida en tanto que menos durmió?, ¿quién entre los preocupados tiene el record de problemas resueltos?, ¿nos pueden enviar fotografías de estas Ilustres personas, certificados médicos y cartas manuscritas de los miembros de su familia?

El consejo bíblico establece imperativamente: “Que no se ponga el sol sobre vuestro enojo”, y nosotros humildemente nos permitimos el paralelo para pedir “Que no se ponga el sol sobre tus problemas”. Si el día estuvo intensamente activo y el Problema no fue resuelto, mañana se resolverá. La indispensable Pausa no es herramienta de irresponsables o indiferentes, es arma poderosa en mano de los inteligentes. Las personas “oficiosas”, aquellas que a título de responsabilidad viven al ritmo que les dictan sus problemas, son aquellas que hubieran querido construir el canal de Panamá con un pico y una pala en la mano: hasta el día de hoy seguirían trabajando. Las personas inteligentes trabajan resolviendo sus problemas y conquistando sus metas sobre caminos asfaltados, en esta tarea no hay “atajos” efectivos.

Algunos apuntes sobre las personas “preocupadas”: El diccionario dice que Preocupación es: “intranquilidad, inquietud o temor que provoca alguna cosa”.
Y sus sinónimos son: “desasosiego, intranquilidad, ansiedad, nerviosismo, inquietud, pesadumbre, malestar desazón, recelo, insomnio, angustia, manía, neurosis…”

Imaginemos una persona “preocupada” tratando de resolver sus problemas en medio de inquietud, temor, malestar, desazón, angustia, etc. Esto resulta casi absurdo. Sin embargo el entendimiento tradicional da a entender que una persona “preocupada” es justamente aquella que le está prestando más atención a sus problemas: está “pre-ocupada” en su tratamiento.

La preocupación en realidad no es una antesala al proceso de resolución de problemas, la preocupación es una consecuencia de problemas mal resueltos. Nada se gana con preocupación, es más, cuando se llega a ése estado la batalla ya está prácticamente perdida.

Y es que con los problemas en los hechos se libra una batalla, y si bien no siempre se gana, esta no es una batalla que se emprende para perder. El hombre curtido en la batalla extrae beneficios tanto de la victoria como de la derrota pero juega a ganar. El hombre preocupado ya ha sido derrotado antes de pelear, porque aún cuando excepcionalmente llegue a resolver bien sus problemas ha perdido sosiego, tranquilidad y paz. Esto debilita el espíritu para las siguientes confrontaciones y pone en riesgo el triunfo definitivo en la vida.

Tampoco faltarán las personas que afirmen que pedir que se evite la existencia de problemas imaginarios y preocupaciones raya en una ingenuidad ridícula. Al fin y al cabo la vida no es una taza de leche para nadie y estas personas clamarán porque tomemos conciencia de la “cruda” realidad y coloquemos los pies en la tierra.

¿Y que se les puede decir? También raya en lo ridículo que desde aquí se propugne la existencia de problemas imaginarios o se llame a la gente a estar preocupada. Esto no es nada razonable, porque por último es entendible que se tengan los pies en la tierra pero nada obliga a tener la cabeza a la altura de los pies.

Todo se trata de Calidad de Vida. Este tiene que ser el paradigma y algunos tenemos que dar como bueno todo lo que allí conduzca. Entender en este sentido que todos los problemas tienen solución ayuda muchísimo, racionalizarlo contribuye incomparablemente al crecimiento personal.

No hay margen de error ni riesgo alguno al afirmar: SI NO HAY SOLUCIÓN, ¡NO HAY PROBLEMA!

Recordemos esto cada día porque aumentará de manera maravillosa nuestra Fe en la victoria. Y bien nos ha sido dicho por una Sabiduría superior que la Fe mueve montañas….

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Nava Condarco Carlos Eduardo. (2010, septiembre 8). Consejos para solucionar los problemas: Si no hay solución, ¡no hay problema!. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/consejos-enfrentar-problemas-solucion/
Nava Condarco Carlos Eduardo. "Consejos para solucionar los problemas: Si no hay solución, ¡no hay problema!". gestiopolis. 8 septiembre 2010. Web. <https://www.gestiopolis.com/consejos-enfrentar-problemas-solucion/>.
Nava Condarco Carlos Eduardo. "Consejos para solucionar los problemas: Si no hay solución, ¡no hay problema!". gestiopolis. septiembre 8, 2010. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/consejos-enfrentar-problemas-solucion/.
Nava Condarco Carlos Eduardo. Consejos para solucionar los problemas: Si no hay solución, ¡no hay problema! [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/consejos-enfrentar-problemas-solucion/> [Citado el ].
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