Concepciones feministas de Adela Azcuy

En las guerras llevadas a cabo por el pueblo cubano para conquistar su independencia, se destacaron muchas personalidades femeninas que lucharon al lado de los hombres, con el noble propósito de eliminar el dominio colonial existente por aquellos tiempos en la isla caribeña.

Tanto en la guerra de los Diez Años, como en la dirigida por Nuestro Apóstol José Martí, iniciada en el año 1895, se destacaron mujeres que fueron capaces de enfrentar con valentía y honor de revolucionaria al enemigo y cooperaron tanto fuera como en casi todas las regiones del país para liberar a su Patria del yugo colonial al que estaba sometido.

Entre estas patriotas que constituyeron y constituyen ejemplos para las generaciones que le sucedieron sobresale la figura de la insigne patriota Gabriela de la Caridad Azcuy Labrador (Adela Azcuy Labrador), quien fuera pionera en Cuba del movimiento feminista.

Adela Azcuy nació en un lugar conocido como en Ojo de Agua, en San Cayetano, perteneciente al municipio de Viñales en la provincia de Pinar del Río, la región más occidental del país, el 18 de Abril de 1861.

De el lugar donde nació se trasladó posteriormente a la hacienda que era propiedad de su madre, Baños de San Vicente, por lo que se puede apreciar que provenía de una familia con determinada solvencia económica, aprendió sola y se adiestró en el manejo de las armas de fuego, estos conocimientos le sirvieron de mucho para que las utilizara posteriormente durante la guerra con verdadera destreza y habilidad, además desde su infancia practicó la equitación y la caza todo esto fue muy útil para ella a favor de la libertad de Cuba.

Contrajo sus primeras nupcias con el Licenciado en farmacia, Jorge Monzón, joven camagüeyano, proveniente de una “familia distinguida y de rancio Abolengo criollo”.

Abrieron una botica en el pueblo de Viñales donde se establecieron y que era atendida por ellos mismos, ella fue el propio ejemplo de lo que defendió: que las mujeres debían dedicarse a estas actividades.

El matrimonio vivió una etapa de felicidad ininterrumpida hasta que fallece Monzón. Ambos amaban la libertad de la Patria, estaban identificados totalmente con los ideales patrios, por lo que colaboraron en las tareas de conspiración emprendidas por Isabel Rubio y otros patriotas, incansables luchadores por la independencia de la Patria, sin embargo, a pesar de ello Adela, sentía mucho más que su esposo las ansias de independencia, además furiosamente hostilidad al gobierno español y a todos los elementos retrógrado e intransigente que se sumaron en defensa de él.

Casi al mes de haberse iniciado la campaña de Vuelta Abajo el 8 de enero de 1896, la más activa de la Guerra de Independencia, se incorpora Adela a las guerrillas de Miguel Lores para combatir en defensa de su país, rompiendo así con las costumbres y tradiciones de la época y con el mito o la creencia de que la mujer debía permanecer en el hogar, para desempeñar las labores que a ella se la habían asignado, por ser el “sexo débil”, esto lógicamente estaba dado por la cultura patriarcal existente en la época y por la educación diferenciada por sexos con límites rígidos, lo que a nuestro modo de ver esto constituye una verdadera violación a la personalidad del individuo. A las niñas se le preparaba desde la infancia para que asumiera su papel de madre y de ama de casa, por eso con esta actitud de Adela, surgió aquí el primer problema que tuvo que resolver por la sencilla razón de ser de mujer.

El coronel Antonio Varona, Jefe de la jurisdicción la citó para comunicarle que, según las leyes de la Revolución no era posible admitirla como combatiente, es decir, con las armas en la mano como ella quería, por la simple y sencilla razón de que no se había registrado hasta el momento ningún caso de alistamiento femenino, lógico esto estaba dado por la propia cultura que imperaba en la época, lo que pudiera catalogarse a nuestro modo de ver como algo que va en contra de la moral y los principios establecidos.

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Pero sin embargo, Adela no se mantuvo pasiva y defendió sus derechos de poder participar, junto a los hombres manejando las armas para defender a su país de la opresión a que se encontraba sometido, porque la diferencia de sexos no nos hace ser diferentes, y defendiéndose con todos los argumentos posibles y gracias a su espíritu de lucha y su convicción separatista lo logró convencer, hasta tal punto que el coronel se dejó influir, aceptando que permaneciera en la tropa, aunque con el propósito de utilizarla en el Servicio Sanitario Militar.

De esta manera Adela Azcuy Pasó a formar parte integrante del glorioso Ejército Libertador, como insurrecta activa, algo que no era común para esos tiempos.

El 7 de Marzo de ese mismo año quedó incorporada a las tropas del Comandante Pablo Oliva, adscripta a la Sanidad Militar , ostentando el grado de sub-teniente. Pensamos que esto sí pudiese haber sido considerado en pleno siglo por muchos, como un verdadero escándalo, porque nunca antes se había conocido que mujer alguna recibiera ese honor, esto sólo era privativo de los hombres.

El 12 de Junio se le entregó por el general Pedro Díaz el grado de capitana del Ejército Libertador, el que fue bien ganado con todos los honores.

El día 4 de Octubre del propio año, participó bajo las órdenes del General Antonio Maceo en el combate de Loma Blanca, peleando y curando al mismo tiempo, este combate duró 13 horas, donde la patriota pinareña permaneció con valentía y coraje sin abandonar el campo de batalla.

Cuando Adela se licenció el 1ro de diciembre de 1898, la Comisión Liquidadora del Ejército Libertador le negó el pago alegando que: “La promoverte no ha podido por razón de su sexo prestar servicios en el ejército. Por tanto, se desestima la presentación de solicitud”. Esto demuestra una vez más el machismo de la época.

El General Máximo Gómez mantuvo el mismo criterio de la Comisión cuando La capitana fue a visitarlo, al verla vestida como mambí en plena guerra, parada frente a él, preguntó:
– ¿Quién es esa mujer con tantas estrellas?.

Y el general Antonio Varona le responde explicándole y defendiendo a la heroína haciendo el elogio y recuento de sus servicios y valor demostrado durante la contienda. El general Gómez no admitió la legalidad del grado efectivo.

Sin embargo, a pesar de ello, en el Acta de la Asamblea del Cerro del 30 de Junio de 1899 aparece el reconocimiento de su grado teniente de capitana.

Adela a quien se le negó inicialmente ingresar en las fuerzas del capitán Lores, por su condición de mujer, terminó la contienda con la participación en 49 combates, mérito que ni un hombre poseía.

Estos son hechos que demuestran el androcentrismo y la situación de discriminación que en este sentido estaba sometida la mujer, por lo que se le excluía de su participación en la guerra por cuanto se le concebía como la mayor responsable de los quehaceres hogareños, así como en la atención y cuidado de los hijos y ancianos, se les consideraba como objetos y no como sujetos activos en la sociedad.

En el año 1902 se traslada a San Cristóbal a explotar unos cafetales, donde permaneció hasta 1906.

Considerando que el feminismo debe entenderse como la lucha de las mujeres por su emancipación es que podemos decir que a Adela por sus inquietudes de mujer, provocada por las experiencias que acumuló durante la guerra la podemos calificar como pionera del feminismo en Cuba, que tiene sus antecedentes en 1860.

Esta patriota la podemos calificar como feminista porque fue fiel defensora de sus derechos al considerar que la mujer la mujer debía obtener el derecho al sufragio y hacer política algo que practicó ella misma porque al concluir la guerra se dedicó a la política del país ocupando durante algún tiempo el cargo de Secretaria de la Junta de Educación en el territorio de Viñales, cargo que desempeñó con eficiencia y calidad, demostrando poseer talento y habilidad para dirigir como cualquier hombre, con esto puso en evidencia que las mujeres somos tan capaces como los hombres para desempeñarnos en cargos de dirección y que no somos inferiores, además defendió la idea y luchó porque las mujeres se dedicaran a los empleos públicos, incitándolas a entraran el mundo de los negocios y de las actividades porque tenemos talento para hacerlo, también ese feminismo lo podemos ver en el hecho de que ella atendía establecimientos de víveres, ropas que le pertenecían, además participó en la explotación de minas y desarrolló investigaciones espeleológicas.

Todos estos derechos por los que abogaba la patriota que tanto admiró el general Antonio Maceo, hasta entonces eran privativas del hombre, y que por tanto las mujeres eran discriminadas.

Por la valentía, el coraje, ejemplo y la abnegación pudo esta pinareña vencer en aquellas difíciles condiciones de la guerra los prejuicios de los hombres de la época.

Banegas escribió: “Yo no podía imaginarme una mujer tan valiente”. En estas palabras encontramos la subestimación, la discriminación que sufría la mujer de aquellos tiempos y que hoy encontramos todavía presente en muchos hombres que ignoran el valor de la mujer y de lo que ella es capaz de hacer.

En el año 1913 se traslada enferma a la Habana, falleciendo el 15 de marzo de 1914, víctima de serias dolencias cardíacas y hepáticas a la edad de 53 años.

Con ella desapareció uno de los más fieles ejemplos de cubana revolucionaria de los siglos pasados, quien estuvo inconforme con la limitada aplicación de deberes y derechos respecto al sexo, por los que fue fiel luchadora, al igual que luchó por la libertad de la Patria.

Bibliografía

Caballero, Armando O: La mujer en el 95. La Habana: Editorial Gente Nueva, 1982.

Fondo: Personalidades Femeninas. Exp. Adela Azcuy Labrador. Archivo CDIM. FMC

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Reinoso Castillo Isabel. "Concepciones feministas de Adela Azcuy". gestiopolis. mayo 4, 2009. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/concepciones-feministas-de-adela-azcuy/.
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