¿Cómo utilizar tu conocimiento y tu tiempo para ser efectivo?

La optimización del Tiempo siempre depende del conocimiento que utilizamos para hacer las cosas.

Ya reconocemos la importancia que tenemos los seres humanos y nuestro tiempo para poder alcanzar las metas definidas por los diferentes grupos, equipos y organizaciones.

Hoy quiero compartir de forma breve algo que he experimentado sobre el impacto que tiene lo que aprendemos día tras día, es decir el conocimiento que vamos construyendo desde la experiencia que vivimos sobre la efectividad de lo que emprendemos.

Se trata de optimizar el tiempo, haciendo las cosas muy bien hechas, permitiéndonos dejar un aporte valioso a la sociedad y generando oportunidades de crecimiento a quienes nos rodean en los diferentes ámbitos en los que nos desenvolvemos, sean de orden personal, familiar, social o laboral.

Todo el tiempo estamos aprendiendo cosas nuevas, sin referirme a los conceptos y teorías que nos comparten en la academia, por donde casi todos hemos pasado algún día; este aprendizaje del que quiero hablar es completamente diferente, es lo que los abuelos llamarían la escuela o la universidad de la vida, en donde podemos construir lo que somos y lo que perciben de nosotros las personas con las que compartimos algún espacio.

Desde niños estamos aprendiendo y solo dejamos de hacerlo cuando dejamos de vivir, es parte de la existencia del ser humano. Los bebés aprenden imitando lo que hacen las personas que se encuentran a su alrededor, aprenden a comunicarse, a hacer gestos, luego aprenden a hablar y a caminar por contar solamente los conocimientos más representativos que podemos observar.

Nadie ha nacido con los conocimientos que he mencionado y tampoco es frecuente encontrar a un bebé en una clase de imitación o asistiendo a una materia teórica sobre cómo debe ser la postura adecuada para dar los primeros pasos, estas son cosas que se aprenden por la experiencia como muchas otras que van ocurriendo en la vida de las Personas.

En la medida que practicamos lo que sabemos hacer, nuestras habilidades se van perfeccionando, llegando a ser tan eficientes como necesitemos de acuerdo a los entornos en los que nos desenvolvemos.

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Por otro lado, si nunca ejercitamos los conocimientos que adquirimos, el resultado será el contrario, es decir, tales habilidades nunca llegarán a desarrollarse y serán olvidadas por nuestro cerebro.

En la medida en que vamos creciendo, nos volvemos más exigentes a la hora de recibir nuevos conocimientos, de manera consciente empezamos a construir justificaciones para aprender o no hacerlo.

Ahora imaginemos una persona que se dispone a aprender a conducir un vehículo, pasa por varias etapas que son diferentes a cuando somos muy jóvenes, primero identificamos una necesidad, que puede ser la de movilizarnos o se genera al observar que es un requisito social o simplemente por el ejemplo de otras personas que nos rodean, es nuestra justificación para aprender a conducir.

Luego vemos la necesidad de que alguien nos cuente los conceptos y teorías, como qué componentes encontramos en el vehículo, para que sirve cada pedal, botón y palanca que tenemos a nuestra disposición.

La siguiente parte es la práctica, poner a andar el vehículo en algún lugar poco transitado para adquirir “experiencia” e ir corrigiendo los errores, para finalmente salir a las calles y poder entonces construir la forma de conducción adaptándose a los comportamientos y hábitos de los demás participantes, como son otros conductores, transporte público, las señales de tránsito, estado de las vías, peatones, entre otros.

Encontramos comportamientos similares cuando nos disponemos a aprender algún deporte, alguna competencia que necesitamos para el trabajo, algún hábito que ayude a mejorar nuestra situación financiera o nuestra comunicación familiar.

Bueno, ya sabemos de manera muy general cómo se construyen algunos conocimientos de las personas y cómo para mantener las habilidades en buena forma es preciso practicar y practicar.

Luego, cuando ya sabemos algo o cuando ya tenemos una habilidad, tenemos varias opciones, entre ellas nos centraremos en dos:

La primera, que tal vez parece la más fácil, consiste en seguir haciendo las cosas como siempre las hemos hecho, mantener una habilidad como la hemos aprendido desde el principio, manteniéndonos en nuestra zona de confort, percibiendo una seguridad y adaptación frente a lo que la sociedad exige de nosotros, generando de esta manera el menor riesgo, aunque sepamos que estamos cometiendo ciertos errores o repitiendo algunas actividades de forma innecesaria.

La segunda opción, que desde mi punto de vista es la que nos permitirá llegar al siguiente nivel, mejorar nuestro nivel de calidad de vida, acercarnos más rápido a nuestros objetivos y se trata de desarrollar el hábito de aprender de forma permanente, construir y utilizar en la práctica lo que sabemos, los conocimientos que tenemos, incluso cuando ese aprendizaje implique destruir lo que hemos aprendido antes o desaprender especialmente cuando vivimos en una gran comunidad de tamaño global.

Es en la segunda opción en la que me he querido enfocar, en el aprendizaje permanente, pues encuentro que no hay otra forma de aumentar la efectividad en lo que hacemos y de nuevo debemos hablar del tiempo que tenemos disponible para actuar como seres humanos integrales.

Es únicamente a partir del conocimiento que podemos construir nuevas soluciones, innovar en beneficio de las personas y organizaciones que están a nuestro alrededor, ya que es este conocimiento el que nos da la habilidad para actuar de cierta manera y modificar nuestros hábitos.

Veamos un pequeño ejemplo, si después de haber aprendido a conducir en una ciudad con un enorme tráfico, con grandes congestiones vehiculares, en donde existen altos niveles de agresividad en las vías, los cuales me han enseñado el comportamiento que tengo, me traslado de ciudad a una más organizada, con menos congestión y con hábitos de amabilidad en sus conductores, es probable que se genere la necesidad de modificar los comportamientos que había adquirido en la ciudad en la que aprendí a conducir. Ahora vemos que tenemos una oportunidad para mejorar el ambiente en las calles, por lo tanto ya sabemos que podemos conducir más relajados, generando menos estrés para quienes están a nuestro alrededor, incluso llevando este comportamiento a la ciudad de la que provenimos.

En nuestro trabajo ocurre lo mismo, cuando nos vinculamos a la organización, nos entregaron los manuales del cargo, nos ofrecieron una inducción diciéndonos la importancia que tenemos para los objetivos colectivos. Tenemos las mismas dos opciones, por un lado, entender la importancia de lo que debemos hacer, adaptarnos y hacer lo mismo hasta que por alguna razón se termine la relación de trabajo.

O podemos utilizar los conocimientos que aprendimos, lo que nos enseñaron, lo que observamos a nuestro alrededor y lo que experimentamos para aprovechar las nuevas oportunidades de hacer mejor las cosas. Tal vez un nuevo método que me permita disminuir el tiempo de una unidad de producción, o una nueva herramienta en Excel que me ayude a optimizar el tiempo que invierto en la preparación del informe para entregarlo un día antes de la fecha límite, o puede ser observar el comportamiento de los clientes frente a los productos para proponer una nueva funcionalidad que hasta el momento nadie tiene disponible para hacerles la vida más fácil, entre muchas otras opciones que se ajustarán a la generación de valor de la que somos responsables en nuestro quehacer diario.

Como vemos, con cualquiera de las formas que tenemos de aprovechar el tiempo utilizando el conocimiento para hacer las cosas más rápido (eficiente) y mejor (eficaz), es decir generando soluciones innovadoras, el resultado será tangible con indicadores que nos demostrarán que se está incrementando la capacidad de crear valor.

Si quieres gastar tu tiempo haciendo lo mismo cada día o si prefieres invertirlo aprendiendo y utilizando lo que sabes para mejorar incansablemente lo que haces… ¡LA DECISIÓN ES TUYA!

Cita esta página

Soto Jáuregui Cristian. (2015, julio 29). ¿Cómo utilizar tu conocimiento y tu tiempo para ser efectivo?. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/como-utilizar-tu-conocimiento-y-tu-tiempo-para-ser-efectivo/
Soto Jáuregui Cristian. "¿Cómo utilizar tu conocimiento y tu tiempo para ser efectivo?". gestiopolis. 29 julio 2015. Web. <https://www.gestiopolis.com/como-utilizar-tu-conocimiento-y-tu-tiempo-para-ser-efectivo/>.
Soto Jáuregui Cristian. "¿Cómo utilizar tu conocimiento y tu tiempo para ser efectivo?". gestiopolis. julio 29, 2015. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/como-utilizar-tu-conocimiento-y-tu-tiempo-para-ser-efectivo/.
Soto Jáuregui Cristian. ¿Cómo utilizar tu conocimiento y tu tiempo para ser efectivo? [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/como-utilizar-tu-conocimiento-y-tu-tiempo-para-ser-efectivo/> [Citado el ].
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