Mozart era un genio, pero increíblemente desorganizado. Parece que para ser un genio haya que ser un desastre, pero no. Puedes llegar infinitamente más lejos si además, de ser talentoso, te organizas.
Mozart, además, murió muy pronto, era una persona difícil y demasiado excéntrica para tener orden. Perdía tiempo precioso reescribiendo las obras que perdía. La carrera más brillante del mundo truncada con demasiada antelación.
¿Y tú? ¿Te olvidas de cosas? ¿Tienes un sitio aceptable para trabajar? ¿Tu mesa tiene un aspecto ‘descuidado’? ¿Te tropiezas con todo lo que anda por el suelo? ¿Amontonas todo según viene? ¿Pierdes las llaves? ¿Has tenido más que palabras por tu desorden? ¿Te sientes asfixiado?
Haz esta prueba para ver si eres organizado. ¿Podrías encontrar todo esto en los próximos diez minutos?:
El paraguas, la segunda contraseña de seguridad de tu teléfono móvil, la mochila, el listín telefónico, las escrituras de tu casa, un bolígrafo de tinta verde, una bombilla, la garantía de tu radio y las instrucciones del horno microondas.
¿Necesitas más de diez minutos? Pues toca organizarse.
Dejarlo todo por ahí es un placer… momentáneo. Es cómo no planificar, es más cómodo, pero el problema lo dejas para más tarde y luego es peor.
No se trata de que ordenar se coma tu tiempo libre, sino de sacrificarte un momento para tener una ganancia mayor a largo plazo. Es mejor así, créeme.
Todo a tu alcance en tu mesa
Tienes que diseñar tu sito de trabajo de manera que sea lo más cómodo, todo a mano y en un ambiente tranquilo. Compra todo el material de oficina que necesites sin dudarlo, aunque compres de más. Un viaje de vuelta a la tienda saldrá más caro.
Cuando estés armado con todo, decide un solo sitio para cada cosa. Las llaves en esa mesilla de la entrada, los folios y repuestos en el cajón de siempre, lo pendiente en esa bandeja… tu mismo. Pero pregúntate siempre ¿debería estar esto aquí?
Es importante que lo que más utilices esté cerca. La agenda que tanto consultas a un giro del brazo, igual que el bolígrafo, el teléfono, la grapadora y la carpeta con documentos. Como mucho deberían estar a una vuelta de silla, sin levantarte. Eso es lo que disparará tu concentración. Saber que no tendrás que moverte a por nada. ¿Has pensado en una mesa en L? Puede ser tu solución si tienes varias cosas a la vez. Una para dejar lo que necesitas y la otra parte despejada sólo con lo que hagas en ese momento.
En otras ocasiones el problema puede ser la cantidad de personas que pasan por tu mesa y te distraen. Una mesa alejada del resto puede doblar tu concentración. Ese departamento donde la gente va y viene y las voces lo atraviesan de punta a punta no es lo mejor para completar un trabajo importante.
¿Por qué no pruebas a pactar con tu jefe una jornada por semana desde tu casa para terminar ese proyecto? Yo lo hice en su día argumentando los beneficios de poder acelerar así los proyectos importantes. Y funcionó.
Al exilio, ahí es donde rendirás.
