Carisma del líder. Irradia amor

El líder en su proceso de evolución en las esferas del: “pensamiento” guiados por los faros de luz de su conciencia, sus valores personales instrumentales intrapersonales  (Responsabilidad, Respeto y Honestidad), estos, además son sus valores personales interpersonales que los asimila, experimenta y vive en  sus “actitudes y comportamientos” en todos los ámbitos de su vida. Fueron puestos inicialmente en su mente (pensamientos: cuerpo terrenal);  y con el tiempo, paciencia, concentración y disciplina se van escribiendo en su corazón: esfera del “sentimiento” (cuerpo espiritual) de donde nacen  sus raíces: los  valores personales terminales intrapersonales de Libertad, Armonía interior y Sabiduría. Desde ese momento irradia amor tiene: carisma.

 INTRODUCCIÓN.

Carisma, significa gracia. Max Weber lo introdujo en la sociología para referirse al líder que por sus dones personales ejerce un influjo sobre sus seguidores, según él significa: “Regalo inspirado en lo divino” Las fuentes de poder que mas compromiso consiguen en los colaboradores son las derivadas de la persona y no del puesto Yukl (1992).  La psicología llamada transpersonal[2], tiene como tema fundamental el estudio del espíritu como lo más valioso y auténticamente humano, incursionando en la investigación psicológica de los estados de conciencia y las experiencias trascendentes. Los valores universales son intangibles y abstractos, a pesar de su vaguedad, son un estímulo importante de efectividad personal.

 Los líderes que se destacan por inspirar a su gente, cautivan sus corazones y mentes han desarrollado cuatro  características específicas de su personalidad Goffe y Jones (2001): Muestran sus debilidades (humildad), de manera selectiva. Al exponer cierto grado de vulnerabilidad, revelan que tienen defectos, como todo el mundo, y eso los vuelve más accesibles; Confían en su intuición (armonía interior) para calibrar la oportunidad y curso de sus acciones. Gran habilidad para reunir e interpretar información tácita, pero crucial para la organización, les permite saber cuándo y cómo actuar;  Conducen a sus empleados con una cualidad que definen como Identificación sin concesiones (empatía-compasión). Manifiestan de un modo apasionado, pero realista, su identificación con la gente, y se interesan por el trabajo que hacen; Revelan las cualidades (honestidad) que los diferencian. Saben capitalizar lo que los hace únicos y excepcionales. Para ser verdaderamente inspiradores los líderes necesitan las cuatro cualidades;  suelen mezclarlas y combinarlas para encontrar el estilo que se adecua a cada situación. Dichos autores revisaron todas las teorías, y llegaron a estas cualidades, como Weber, apuntaron a un líder esencialmente anti burocrático y carismático.

 El liderazgo efectivo es un factor determinante para crear organizaciones que consigan excelentes resultados. Este, asume dos funciones: la carismática, elaboración de visiones, concesión de autonomía, aportación de energía; y arquitectónica, actúa como diseñador organizativo que pone en práctica unas estructuras, sistemas y procesos adecuados Kets de Vries (1998). Los estudios realizados sobre el carisma (…) muestran que el compromiso o identificación de los seguidores hacia sus líderes es de un nivel mayor… Etzioni (1961).

¿Qué le otorga carisma a una persona? Esta cualidad es una consecuencia de sus atributos Conger y Kanungo (1988): Confianza personal: confían por completo en su juicio y capacidad (Fe); Visión: una meta idealizada (Trascendente); Convencimiento en la visión: comprometidos, dispuestos a correr riesgos, incurrir en costos elevados y entregarse totalmente para lograrla (Mansedumbre- Templanza); Comportamiento extraordinario: conducta novedosa, no convencional, contraria a las normas y, cuando triunfa, sorprende y admira a seguidores (Benevolente-Bondadoso-Paciente); Imagen de agente de cambio: radicales (Apertura-Adaptabilidad-Prolijidad).

¿Qué podemos decir del efecto del líder carismático en actitudes y  comportamiento de

sus seguidores? Estudios descubren que: estos seguidores estaban más seguros, tenia

mayor significado su trabajo, mayor respaldo de sus líderes, trabajaban más horas, consideraban a sus líderes más dinámicos y tenían índices mayores de desempeño que los seguidores de líderes no carismáticos pero eficaces (House, Woycke y Fodor (1990); Conger y Kanungo; Waldman; y Bass y Yammarino (1990). Un estudio descubrió que quienes trabajaban para tales líderes eran mucho más productivos y estaban más satisfechos que los que acudían a más tradicionales comportamientos transaccionales de estructura inicial y consideración Howell y Frost (1989).

Objetivo (Hipótesis): el corazón (espíritu) del líder: irradia amor. Tiene carisma, que nace de sus valores personales terminales intrapersonales (modos de idealizar los estados finales de  existencia) de: Libertad, Armonía interior y Sabiduría. Que conllevan a la Autorrealización y Felicidad Fardella (2012).

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MARCO TEÓRICO.

Tomaremos el modelo de Kohlberg (1981), la madurez de los valores. Consiste de tres niveles, y estas etapas son secuenciales:

El primer nivel “pre convencional”, las personas actúan correctamente no por sus valores, sino por el miedo a las consecuencias. Este nivel es básico, pero tiene un problema: si la persona se convence de inexistencia de control, podría dejar de actuar éticamente. El valor moral reside en los factores externos y en las consecuencias, no en las personas o en las relaciones.

El segundo nivel “convencional”. En ocasiones la sociedad acepta como adecuado conductas inmorales, el hecho de que: todos lo hacen, reduce la intensidad moral con que percibimos la situación. El énfasis está en la conformidad con las leyes y normas. El valor moral reside en el deber, en mantener los contratos sociales y en cumplir con los compromisos.

En tercer lugar está el nivel de principios el “pos convencional”, representa el nivel más maduro de razonamiento moral  y el conjunto más maduro de valores instrumentales. Lo bueno y lo malo se juzga en base a los principios internos de la persona. Esto es, los juicios son hechos en base a un conjunto de principios de valores centrales que han sido desarrollados a partir de la experiencia individual. En la etapa más alta de madurez, este conjunto de principios es incluyente (abarca todas las contingencias), consistente (nunca es violado) y universal (no cambia con la situación o circunstancia).

ANÁLISIS y RESULTADOS.

Aristóteles denomina virtud díanoética, a la perfección del alma racional en cuanto tal. Esta, posee dos aspectos, según se dirija a las cosas cambiantes de la vida del hombre o a  realidades inmutables y necesarias, las verdades y los principios supremos. Estas virtudes son: prudencia, consiste en dirigir bien la vida, deliberar con corrección acerca de lo que es el bien o el mal para el hombre. Y sabiduría, es el conocimiento de realidades que están por encima del hombre: la ciencia teórica y, de un modo especial, la metafísica. En el ejercicio de esta virtud, que constituye la perfección de la actividad contemplativa, el hombre alcanza la máxima felicidad y llega a rozar lo divino Reale y Antiseri (1988).

Se considera pasivo a un hombre que está sentado, inmóvil, contemplativo, sin otra finalidad o propósito que experimentarse a sí mismo y su unicidad con el mundo, porque no hace nada. Esa actitud de concentrada meditación es la actividad más elevada, una actividad del alma, y solo es posible bajo la condición de libertad e independencia interiores. Uno de los conceptos de actividad, el moderno, se refiere al uso de energía para el logro de fines exteriores; el otro, al uso de los poderes inherentes al hombre, se produzcan o no cambios externos. Spinoza formuló con claridad el segundo concepto de actividad, distinguiendo entre afectos activos y pasivos, entre acciones y pasiones. En el ejercicio de un afecto activo, el hombre es libre, es el amo de su afecto; en el afecto pasivo, el hombre se ve impulsado, es objeto de motivaciones de las que no se percata. La envidia, celos, ambición, todo tipo de avidez, son pasiones; en cambio el amor es una acción, la práctica de un poder humano, que solo puede realizarse en la libertad y “jamás” como resultado de una compulsión Fromm (2001, pp. 30-31). De no tener impedimentos de verse libre del anhelo de tener cosas y del propio ego, es la condición para amar y ser productivo.

El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un estar continuado, no un “súbito arranque”. El carácter activo del amor es dar no recibir. ¿Qué es dar? Por muy simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer  que dar significa renunciar a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa a una orientación receptiva, experimenta de esa manera el acto de dar. Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Experiencia de vitalidad y potencia exaltadas me llena de dicha. Me experimento a mí mismo como desbordante, prodigo, vivo, y, por tanto, dichoso. Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad. La esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano Fromm (2001, pp. 31-33). “Mas bienaventurado es dar que recibir” Hch. 20:35.

¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él (alegría, interés, comprensión, conocimiento, humor, tristeza), de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en el. Al dar así  de su vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el suyo propio. No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita. Pero, al dar, no puede dejar de llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se refleja a su vez sobre ella; cuando da verdaderamente, no puede dejar de recibir lo que se le da en cambio. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. Algo nace en el acto de dar, y las dos personas involucradas se sienten agradecidas a la vida que nace para ambas. En lo que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder que produce amor. La capacidad de amar como acto de dar depende del desarrollo caracterológico de la persona. Presupone el logro de una orientación productiva, en que la persona ha superado la dependencia, la omnipotencia narcisista, el deseo de explotar a los demás, o de acumular, y ha adquirido Fe en sus propias capacidades humanas y coraje para confiar en su capacidad para alcanzar el logro de sus fines trascendentes. En la misma medida en que carece de tales cualidades, tiene miedo de darse, y, por tanto, de amar Fromm (2001, pp. 33-34).

Ama a tu prójimo como a ti mismo, implica que el respeto por la propia integridad y unicidad, el amor y comprensión del propio sí mismo, no pueden separarse del respeto, el amor y la comprensión del otro individuo. El amor a sí mismo está inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser Fromm (2001, p.63). El amor es la única respuesta satisfactoria al problema de la existencia humana, entonces toda sociedad que excluya, relativamente, el desarrollo del amor, a la larga perece a causa de su propia contradicción con las necesidades básicas de la naturaleza del hombre Fromm (2001, p. 128).

La voluntad de sentido como motivación última del hombre. Es un ser que busca sentido a la vida. “El hombre es una criatura responsable y que debe aprehender el sentido potencial de su vida… y el verdadero sentido de la vida debe encontrarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique, como si se tratara de un sistema cerrado. Por idéntica razón, la verdadera meta de la existencia humana no puede hallarse en lo que se denomina autorrealización. Esta no puede ser en sí misma una meta, por la simple razón de que cuando más se esfuerce el hombre por conseguirla más se le escapa, solo, en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida, en esa medida se autorrealiza” Frankl (1989).

La “actividad productiva”, se caracteriza por un cambio rítmico de actividad y reposo. El trabajo, el amor y el pensamiento productivo son posibles si la persona puede estar: cuando es necesario, sosegada y sola consigo misma. Ser capaz de prestar atención a uno mismo es un requisito previo para prestar atención a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros Fromm (2000, p. 121). Para prestar atención a los demás se requiere la capacidad de controlar nuestros pensamientos y lograr silencio interior Isaacs (1999). Propone: Respetar, implica entender que todas las personas tienen el mismo derecho que nosotros y merecen ser escuchados. Suspender, implica dejar de lado nuestros juicios, temporalmente, y poder escuchar con detenimiento el mensaje. Lo anterior conlleva a relacionar: que el respeto es un acto de amor y entrega al prójimo; tener conciencia sin pensamientos (no mente), nos permite concentrarnos entrar en sintonía Fardella (2015b) con el otro, esto es  fundamentalmente para poder escuchar. Estar concentrado significa vivir plenamente en el presente, en el aquí y ahora, y no pensar en la tarea siguiente mientras estoy realizando otra.

La Felicidad es una adquisición debida a la productividad interior del hombre. Felicidad y Gozo no son la satisfacción de una necesidad originada por una carencia fisiológica o psicológica; no son el alivio de una tensión, sino el fenómeno que acompaña a toda actividad productiva, en el pensar, sentir y en la acción. La felicidad es la indicadora de que el hombre ha encontrado la respuesta al problema de: existencia humana: la realización productiva de sus potencialidades siendo simultáneamente uno con el mundo (amor) y conservando su propia integridad. Esta (felicidad) es, la prueba del éxito parcial o total obtenido en el arte de vivir, es el mayor triunfo del hombre; es la respuesta de su personalidad total a una orientación productiva hacia sí mismo y hacia el mundo exterior Fromm (2000, pp. 205-207). La Felicidad y Autorrealización son valores personales terminales intrapersonales del líder, que le parecen más valiosos y además intenta vivir de acuerdo con ellos Fardella (2013).

Serotonina es un neuro transmisor del cerebro. Su presencia en cantidades elevadas indica un nivel de calma. Cuanto mayor es el nivel de serotonina, mayor es la paz de uno. Señala Valerie Hunt, al escribir sobre iluminación espiritual en su libro Infinite Mind: En mi laboratorio descubrimos que cuando el campo de energía de una persona alcanzaba las vibraciones más elevadas, más complejas, mediante la imaginación o la meditación, esa persona tenía experiencias espirituales independientemente de su creencias (p. 285). Es científica e investigadora psicológica de los campos de energía humana. Piensa: cuando estás en paz y envías esta silenciosa serenidad, influyes en todos los que se encuentran a tu alrededor. Las partículas de energía invisibles se llaman  feromonas que se emiten en momentos de miedo y de su contrario: el amor. En los lugares donde se practica la conciencia espiritual y el amor incondicional se emiten feromonas de belleza y ternura que permanecen en el ambiente Dyer (2001).

Alegríaserenidad y amor, amplían nuestra capacidad de pensamiento, de acción, de análisis holístico y de observar interrelaciones: ver el todo. Nos permiten estrechar vínculos interpersonales y ayudan a ser más creativos Fredrickson (2003). Las conclusiones de la investigación son que el afecto positivo nos permite elaborar mejor  ideas, tener más capacidad de memoria, de resolución de problemas y de aprendizaje. Las personas más felices son: más longevas, sanas y obtienen mejores resultados Seligman (2002).

Inteligencia emocional es capacidad de tomar conciencia, entender y manejar nuestras emociones y las ajenas. Sin embargo, no garantiza la felicidad. El termino inteligencia espiritual empieza a ser tomado en cuenta en el mundo de los negocios. Este sentimiento se desarrolla en un plano más profundo, precisa que seamos conscientes tanto de nuestras emociones así como de nuestro espíritu Goleman (1995). La necesidad de un sistema de “orientación y devoción” forma parte intrínseca de la existencia humana, podemos comprender la intensidad de esa necesidad. Ciertamente, no existe en el hombre otra fuente de energía más poderosa. El hombre no es libre de elegir entre tener o no tener “ideales”, pero lo es para elegir entre diferentes clases de ideales,  consagrarse al culto del poder y la destrucción o al de la razón y el amor. Todos los hombres son idealistas y luchan por algo que está más allá de la obtención de satisfacciones físicas. Difieren en cuanto a la clase de ideales en que creen. Tanto las manifestaciones más nobles de la mente del hombre como las más satánicas, no son expresiones de su carne, sino de este idealismo de su: espíritu Fromm (2000, p. 63).

En este mundo estamos acostumbrados a fragmentarlo todo, como parte del enfoque de las ciencias en general Bohm (2004). Dividimos el mundo en países, religiones, ciudades y sistemas políticos que luego entran en guerras y violencias. Asegura que la realidad, aunque la percibamos así, no es la fragmentación, sino el todo. Los seres humanos somos parte: del flujo universal que da origen a todo lo que vemos aparentemente fragmentado. La contemplación analítica y fragmentada de la realidad con la que hemos convivido tanto tiempo es, a juicio de Capra (1975), «inadecuada para tratar con nuestro mundo superpoblado e interconectado», estamos experimentando una «crisis de percepción». La teoría del caos sugiere una percepción y concepción asociada de un mundo de una pieza, orgánico, sin costuras, fluido e interconectado: el todo. Newberg y Aquilli (1999), descubrieron  los efectos de las prácticas espirituales en nuestro cerebro. A través de un estudio realizado con tomografías cerebrales a personas que practicaban meditación comprobaron: las zonas del cerebro que dan la sensación de individualidad se desactivan. Esta desconexión permite sentirnos identificados con un todo unificado y trascendente. A través de la “oración”  o del “silencio” de la meditación uno percibe una conexión con el todo, un sentimiento de trascender nuestra individualidad.

 Varias investigaciones neurocientíficas elaboradas por el doctor Davidson a un monje tibetano Goleman (2003). A éste se le pidió que meditara mientras el médico hacía mediciones con un equipo de resonancia magnética. Descubrió que cuando el monje ponía su mente en blanco aumentaba la actividad en el lóbulo frontal izquierdo. Encontró en investigaciones anteriores que esa misma zona del cerebro se activa cuando se siente: felicidad, entusiasmo y alegría. Comprobó que la meditación trae  bienestar y felicidad. El efecto de relajamiento, rompe el ciclo vicioso del estrés Benson y Klipper (2000).

Lo anterior revela el potencial del valor armonía interior que encarna el líder, y conlleva a un desarrollo espiritual superior al normal. Se identifica con la última fase del desarrollo adulto de Dyer (1997): el espiritual. En esta fase de la vida  reconoce la verdadera esencia, el “yo superior”. Al conocerlo, se encuentra camino de convertirse en el cocreador de todo su mundo, de aprender a controlar las circunstancias de su vida y a participar con Fe en el acto de creación. La fase espiritual de su vida se caracteriza por una conciencia de que éste lugar llamado tierra no es su hogar. Sabe y siente que es una energía infinita, ilimitada, inmortal, universal y eterna (espíritu) que reside temporalmente en un cuerpo. Se siente atraído hacia su mundo interior, deja atrás los temores y empieza a experimentar una especie de distanciamiento con respecto a este plano físico. Se convierte en observador (no juzga, no analiza no interpreta) de su mundo y pasa a otras  dimensiones de: la conciencia Fardella (2015a, p.137). El management (líder) está profundamente comprometido con asuntos espirituales: la naturaleza del hombre, el bien y el mal Drucker (1989, p.231).

Solamente conocemos una pequeña parte de la capacidad de nuestro cerebro, como si se tratara de un iceberg, del que solo podemos ver lo que está en la superficie Ribeiro (2000). La conciencia abarca apenas el 1% de lo que existe en nuestro cerebro, el 99% restante de nuestro potencial reside en el inconsciente. El cerebro tiene dos zonas diferenciadas: hemisferio izquierdo, actúa sobre el razonamiento lógico (pensamientos), y hemisferio derecho, que está más abierto a la intuición y emociones, permite “acceder” al inconsciente (sentimientos). Si desarrolláramos la parte derecha, seríamos capaces de entrar en contacto con nuestro inconsciente. A su vez, el inconsciente individual está relacionado con el inconsciente colectivo, y el acceso a él nos conferiría un poder que ahora nos parece imposible.

Tras nacer en estado físico, nuestra principal fuente de aprendizaje es la relación con los demás. A través de la alegría (Gozo) y el dolor (Tribulación) de relaciones  con otras personas, progresamos en nuestra senda espiritual para “aprender sobre el amor” desde todas partes. Relacionado con las tribulaciones, Bennis y Thomas (2003) señalan, ésta capacidad de reinvención se parece a la juventud eterna; una especie de vigor y  franqueza, y una permanente capacidad de asombro que es la antítesis del estereotipo de la vejez. Tomamos de la biología un término: neotenia, significa conservación de características juveniles en los adultos de una especie para describir esta cualidad, este deleite por el aprendizaje constante que mostraban los líderes que entrevistamos, con independencia de su edad. Estaban llenos de energía, curiosidad y seguridad (Fe) de que el mundo es un lugar de sorpresas que se extiende ante ellos como un festín inacabable. No solo es afinidad por la “actividad física” lo que caracteriza a la neotenia, sino también el apetito por el “aprendizaje” y “desarrollo personal”, la curiosidad y pasión por la vida. Creen que los grandes líderes poseen cuatro cualidades esenciales, y les sorprendió descubrir que estas son las mismas que hacen a una persona  capaz de encontrar sentido a una experiencia que podría ser negativa:

Primero, la capacidad de conseguir la “participación de los demás y “atraerlos” a un sentimiento común (fines trascendentes). Segundo, el tener una “voz diferenciada y elocuente. Tercero, la sensación de “integridad” su raíz: la humildad. Finalmente, la capacidad de “adaptación(Mansedumbre); se trata, en esencia, de creatividad aplicada, una capacidad prácticamente mágica para superar la adversidad, con toda la tensión que genera, y para salir de los problemas más fuerte que al principio. Se compone de: “capacidad de captar el contexto” (Armonía interior-Paciencia) la habilidad de ponderar una serie de factores que van desde la forma en la que diferentes grupos de personas van a interpretar un gesto hasta la habilidad de poner una situación en perspectiva. Sin esta, está absolutamente perdido porque no puede establecer contacto con sus seguidores (sintonía) Fardella (2015b); y “capacidad de aguante” (Templanza) la perseverancia y resistencia que hace posible que las personas emerjan de unas circunstancias devastadoras sin perder la esperanza: Fe. La combinación de estas capacidades es la que, sobre las demás cosas, hace posible que la persona no sólo sobreviva a unas ordalías, sino que también aprenda de ella y acabe siendo más fuerte, comprometida y determinada que en el pasado. “…nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;…”  Ro. 5:3-4: Fe. La principal fuente de “cambio personal” en el líder es la: tribulación. Si no se vive, rara vez hay humildad para cambiar. Se constatan los frutos: Paz, Mansedumbre, Templanza, Paciencia, Fe, que son atributos del amor.

Existen las siguientes relaciones de los valores personales del líder: la responsabilidad, que implica autonomía y autodominio conllevan a la: Libertad; la honestidad, implica veracidad y coherencia y ésta a una: Armonía interior; el respeto, a ser benevolente, bondadoso y objetivo, conllevaría a la: Prudencia, y esta a la: Sabiduría Fardella (2011). La libertad (Autonomía-Autodominio), armonía interior (Paz interna) y  sabiduría (razonamiento práctico), conllevan al  sentido de vida, esto, a la Realización Personal y Felicidad Fardella (2012).

La conciencia juzga nuestro funcionamiento como seres humanos, es: conocimiento de uno mismo, y de nuestro éxito o fracaso en el: arte de vivir.  Aunque la conciencia es conocimiento, es algo más en el campo del pensamiento abstracto. Tiene una cualidad afectiva por cuanto es la reacción de nuestra personalidad total y no únicamente de nuestra mente. No necesitamos percatarnos ser conscientes de lo que dice para ser influenciados por ella. Las acciones, pensamientos y sentimientos Fromm (2000, p.173):

  1. Que conducen al funcionamiento “correcto” y al despliegue de nuestra personalidad total producen un sentimiento de aprobación interior, de “rectitud”, característico de la buena conciencia. Conciencia limpia: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”5:8. “Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mi” Sal 51:10.
  2. “Nocivos” a nuestra personalidad total producen un sentimiento de incomodidad y desconsuelo, característico de la conciencia culpable. Disonancia-conflicto Fardella (2015).

Escribas y Fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿Qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: “El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” Jn. 8:7. E  Inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio…

La gente tiene a menudo la ilusión de que su conciencia le hablará con voz fuerte y que su mensaje será claro y preciso; esperando tal voz no oyen nada. Pero cuando la voz de la conciencia es débil, es indistinta; y uno tiene que aprender como prestarle atención y comprender sus mensajes a fin de obrar de acuerdo con ella. Sin embargo, aprender a comprender los mensajes de la conciencia es sumamente difícil, principalmente por dos razones. Para percibir la voz de nuestra conciencia debemos ser capaces de escucharnos a nosotros mismos, y es esto precisamente lo que mas difícil le resulta a la mayoría de la gente en nuestra cultura. Prestamos atención a cualquier voz y a cualquier persona, pero no a nosotros mismos. Constantemente nos hallamos expuestos a las opiniones e ideas que martillean sobre nosotros desde todas partes; las películas cinematográficas, los periódicos, la radio, la charla. Si hubiésemos planeado intencionalmente impedirnos el prestar atención a nosotros mismos no lo podríamos haber hecho mejor. Escucharse a uno mismo es tan difícil porque este arte requiere otra facultad, rara en el hombre moderno; la de estar solo con uno mismo. En efecto, hemos desarrollado una fobia de estar solos; preferimos la más trivial y hasta perniciosa compañía, las actividades más insignificantes y carentes de sentido a estar solos con nosotros mismos; parece asustarnos la perspectiva de enfrentarnos con nosotros. ¿Sera porque sentimos que seriamos una compañía desagradable? Es mi opinión que el temor de estar solos con nosotros mismos es más bien un sentimiento embarazoso, rayano algunas veces en el terror, de ver a una persona al mismo tiempo tan conocida y tan extraña; nos invade el miedo y huimos. De este modo perdemos la oportunidad de escucharnos a nosotros mismos y continuamos ignorando nuestra conciencia Fromm (2000, pp. 175-176).

El hombre es la única criatura dotada de conciencia moral. Su conciencia es la voz que lo llama a volver consigo mismo; ella le permite saber lo que debe hacer a fin de llegar a ser el mismo, le ayuda a permanecer consciente de los fines de su vida y de las normas necesarias para el logro de esos fines. No somos, por consiguiente, las desamparadas víctimas de las circunstancias; en verdad, somos capaces de modificar las fuerzas internas y externas y de influir en ellas (Auto gestionarse) Fardella (2014), así como de controlar-al menos hasta cierto punto-las condiciones que nos rodean. Pero si bien poseemos razón y conciencia moral, que nos permiten ser participantes activos de nuestra vida, la razón y la “conciencia misma están ligadas inseparablemente a nuestro: carácter Fromm (2000, p. 251).

Es la voz de nuestro verdadero yo que nos vuelve a reconciliar con nosotros mismos, para vivir productivamente, evolucionar con plenitud y armonía, para que lleguemos a ser lo que somos potencialmente. Es guardián de nuestra integridad, la “aptitud para garantizar el yo de uno con todo, el orgullo debido y, al mismo tiempo, también para decir sí al propio yo”. Si puede definirse al amor como la afirmación de las potencialidades y el cuidado por, el respeto de individualidad por la persona amada, luego consciencia puede llamarse la voz de nuestro amoroso cuidado de sí mismos Fromm (2000, pp. 173-174).

En ella, el líder conserva el conocimiento de su fin en la vida y de los principios por medio de los cuales lo logra; aquellos principios que ha descubierto, como los que  aprende de su prójimo y comprueba que son verdaderos. Llega finalmente al tercer nivel del modelo de Kohlberg (1981) el “pos convencional”, Lo bueno y malo lo juzga en base a sus principios internos. Esto es, los juicios son hechos en base a un conjunto de principios de valores centrales: sus valores instrumentales intrapersonales e interpersonales que ha desarrollado a partir de su experiencia a lo largo de su vida. En la etapa más alta de madurez, este conjunto de principios es incluyente (abarca todas las contingencias), consistente (nunca es violado) y universal (no cambia con la situación o circunstancia). Estos principios internos del líder superan las reglas y leyes humanas.

Finalmente llegando a encarnarlos, es decir, escribir en su corazón los valores terminales intrapersonales de: la libertad raíz de la responsabilidad, la armonía interior raíz de la honestidad y la sabiduría raíz del respeto. En el ejercicio de esta virtud (sabiduría), que es la perfección de la actividad contemplativa, el líder alcanza su máxima felicidad y su espíritu irradia amor: tiene carisma. El amor es la penetración activa en la otra persona, en que la unión satisface mi deseo de conocer. En el “acto de fusión”, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos- y no “conozco” nada-. Conozco de la única manera en que el conocimiento de lo que está vivo le es posible al hombre- por la experiencia de la unión- no mediante algún conocimiento proporcionado por nuestro pensamiento. El amor y comprensión de sí mismo no pueden ser separados del respeto, amor y comprensión de otro. El amor por mi propio ser, está inseparablemente vinculado con el amor por cualquier otro semejante. Honestidad, respeto y responsabilidad implica amor a los demás, pero sobre todo amor así mismo, en términos de tranquilidad, libertad y paz interior.

Dios ha dado a los hombres medios de conocer su ley. Todos pueden conocerla; pero no todos la comprenden. La ley está escrita en la conciencia, y ha dado a ciertos hombres la misión de revelar su ley. Y en todos los tiempos ha habido encargados de esa misión, son espíritus superiores (reúnen la ciencia, la prudencia y la bondad) encarnados al objeto de hacer progresar a la humanidad.

Resultados: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Ga. 5:22. “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales…” 1Co. 14:1.

CONCLUSION.

De la humildad aflora la competencia integridad personal, que implica credibilidad y confiabilidad: Justo. Esta, no ocurre aislada de la capacidad de influir, que implica comprometer y persuadir hacia un fin trascendente. Los trascendentales, son aquellos sujetos que han alcanzado el nivel de necesidades más elevado, la de hacer algo por los demás, por una causa que tenga significado Maslow (1973).

Sus valores personales instrumentales intra e interpersonales de: responsabilidad, respeto y honestidad, que fue asimilando, experimentando y viviendo en el proceso de su vida, se fueron transformando en principios. Los que finalmente se escribieron en su corazón, los valores personales terminales intrapersonales de: libertad raíz de la responsabilidad (autonomía-autodominio), armonía interior raíz de la honestidad (verdad) y sabiduría raíz del respeto (prudencia). En este camino de la perfección, en que las tribulaciones van desarrollando su espíritu (un corazón limpio), su vida tiene una orientación productiva en las esferas:

  1. del pensamiento, su actividad productiva se refleja en la razón y la verdad, con el mundo de las formas. A través de sus cinco sentidos con su proceso de Reflexión. El pensamiento no puede existir sin la conciencia pero, la conciencia no necesita al pensamiento. La mente es pensamientos y emociones, las cuales producen cambios en la bioquímica del cuerpo, y estos cambios representan el aspecto físico o material de la emoción: es la reacción del cuerpo a su mente.
  2. de su conciencia (sin pensamientos) su actividad productiva se refleja en la Meditación, puerta de acceso a su inconsciente. Al mundo no manifestado.
  3. del sentimiento su actividad productiva se refleja en el amor, la unión con su prójimo y la naturaleza, en el ejercicio de la Sabiduría, que es la perfección de la actividad Contemplativa (consciente de su inconsciente), el líder alcanza su máxima Felicidad y llega a rozar lo Divino… mundo no manifestado, limitado a nuestros cinco sentidos y conoce: el amor. Dios es amor 1Jn. 4:8… y Dios es espíritu Jn. 4:24…luego el amor es: espiritual.
  4. de sus actitudes y comportamientos, reflejan el trabajo productivo (objetivos y metas trascendentes). Con su presencia, irradia amor… que nace de las raíces de su corazón, sus valores personales terminales intrapersonales de: libertad, armonía interior y sabiduría. De estos, el espíritu del líder emite: carisma, y su contenido es: Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fe, Mansedumbre y Templanza. Su boca habla Sabiduría, y el pensamiento de su corazón Inteligencia.

Es un espíritu bueno. Predominio del espíritu sobre la materia y deseo de hacer el bien.

Ha alcanzado la Libertad, logra aceptar de corazón todas las contradicciones que le ofrece la vida, logrando en  Armonía Interior (Paz) experimentar la Alegría (Gozo) y la Tribulación (sufrimiento), sin detenerse en ninguno…    

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[1]Científico y Coach en: Auto liderazgo, Liderazgo, Trabajo en Equipo y Dirección Estratégica. Ingeniero, MBA. Experiencias como: Oficial de Ejercito, Director Escuela Ingeniería Comercial, Gerente, Académico, Jefe de Equipos Profesionales, Relator, Asesor, Director Área Finanzas y autor libros: Raíces y Faros de Luz del Líder; Dirigir es: Ciencia y Arte y Enfoque antropológico del líder. Editorial Académica Española. Alemania. Investigador grupo: SEJ: 301: Las Pymes Andaluzas. U. de Sevilla. Colaborador Mundo Coaching Magazine.

[2] Posteriormente a la psicología humanista representada principalmente por Carl Rogers, A. Maslow, All Port y Rollo May, aparece esta nueva escuela, vigente hoy y con gran horizonte para el futuro de la humanidad, llamada psicología transpersonal. A. Maslow y Stanislav Grof en el nuevo modelo de la psicología transpersonal que estudia los fenómenos místicos y espirituales  trascendentes.

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