¿Qué es tecnoestructura?

Tecnoestructura es un concepto que introdujo al lenguaje organizacional John Kenneth Galbraith, en su libro El Nuevo Estado Industrial, para denominar al grupo de técnicos, analistas y/o asesores que aportan conocimiento especializado, talento o experiencia a la elaboración de decisiones empresariales.

Sobre tecnoestructura señaló Galbraith (pp.87, 88):

La jefatura de la organización mercantil se identificó en el pasado con el empresario, el individuo que unía la propiedad o el control del capital con la capacidad de organizar los demás factores de la producción y, en la mayoría de los casos, con la capacidad también de innovar. Al formarse la compañía moderna y al constituirse la organización requerida por la tecnología y la planificación modernas, con la separación del propietario del capital y el control de la empresa, el empresario ha dejado de existir como persona individual en la empresa industrial madura.

Todo el mundo reconoce eso, excepto los manuales de economía. Fuera de ellos, el empresario como fuerza directora de la empresa queda sustituido por la gerencia, el management. Es ésta una entidad colectiva imperfectamente determinada; en la gran compañía comprende el presidente de la sociedad y de la junta, los vicepresidentes que responden de un equipo importante o de un departamento, los que ocupan otras posiciones importantes en los equipos y, en algunos casos, los jefes de división y de departamento que no hayan quedado incluidos en la anterior enumeración. El grupo incluye por tanto una parte muy reducida de las personas que participan como informadores en los grupos elaboradores de decisiones.

El grupo general decisorio es, en cambio, muy grande; abarca desde los funcionarios más importantes de la compañía hasta el perímetro más extenso, hasta los empleados y obreros cuya función es atenerse más o menos fuera del grupo, el cual abarca, pues, a todos los que aportan conocimiento especializado, talento o experiencia a la elaboración de decisiones por el grupo.

Este grupo es la inteligencia que guía la empresa, el cerebro de la empresa; no lo es el management. No existe un nombre para designar ese grupo de todos los que participan en la elaboración de decisiones, ni para indicar la organización que forman. Propongo llamar esa organización tecnoestructura.

También Mintzberg (p.56) se refirió al concepto así:

Encontramos en la tecnoestructura a los analistas (así como a su per­sonal administrativo) que sirven a la organización afectando el trabajo ajeno. Estos analistas pueden eliminarse del flujo de trabajo de operaciones: puede que lo diseñen, que lo planifiquen, que lo cambien o que preparen a las personas que lo realizan, pero no participan en él. Así pues, la tecnoestructura sólo resulta efectiva cuando puede recurrir a técnicas analíticas para hacer más efectivo el trabajo ajeno.

¿En qué consiste la tecnoestructura? Se compone de los analistas que estudian la adaptación, el cambio de la organización en función de la evolución del entorno, y de los que estudian el control, la estabilización y la normalización de las pautas de actividad en la organización. En esta obra prestamos mayor atención a los ana­listas de control, los que centran directamente sus esfuerzos en el diseño y el funcionamiento de la estructura. Los analistas de control de la tecnoestructura sirven para afianzar la normalización en la organización. Con ello no quisiera insinuar que los operarios no son capaces de norma­lizar su propio trabajo, del mismo modo que cada uno establece su propio sistema para vestirse por las mañanas; ni que no puedan hacerlo en su lugar los directivos, pero, por regla general, cuanto más recurre la organización a la normalización, más confía en su tecnoestructura. Dicha normalización reduce la necesidad de supervisión directa, capacitando al personal administrativo para ocuparse de lo que antes hacía el directivo.

Podemos distinguir tres tipos de analistas de control correspondientes a tres tipos de normalización: los analistas de estudios de trabajo (como puedan ser los ingenieros industriales), que normalizan los procesos de trabajo; los analistas de planificación y control (como puedan ser los planificadores a largo plazo, los analistas de presupuestos y los contables), que normalizan los outputs, y los analistas de personal (incluidos los preparadores y responsables de contratación), que normalizan las habilidades.

En una organización plenamente desarrollada, la tecnoestructura puede funcionar en toda la escala jerárquica. En los niveles inferiores de la empresa de fabricación, los analistas normalizan el flujo de trabajo de operaciones programando la producción, llevando a cabo estudios de métodos y tiempos sobre el trabajo de los operarios, e instaurando sistemas de control de calidad. En los niveles intermedios, intentan normalizar el trabajo intelectual de la organización (preparando a los directivos me­ dios, por ejemplo) y realizar estudios de investigación de operaciones sobre las tareas informativas. Actuando de acuerdo con el ápice estratégico, diseñan sistemas de planificación estratégica y desarrollan sistemas financieros para controlar los objetivos de las unidades principales.

Mientras que los analistas existen para normalizar el trabajo ajeno, su propio trabajo parecería estar coordinado con el de los demás, ante todo mediante la adaptación mutua (aunque la normalización de habilidades juega también un papel en esta coordinación, porque los analistas suelen ser especialistas con una preparación de alto nivel). Así pues, los analistas dedican mucho tiempo a la comunicación informal. Guetzkow, por ejemplo, indica que los miembros del staff suelen tener contactos de comunicación más amplios que los que pertenecen a la estructura lineal, y mi resumen de la literatura sobre el trabajo directivo presentaba indicios de que los directivos de staff prestaban más atención a los roles de tratamiento de información (monitor, difusor, portavoz) que los directivos de línea.

Vidal (p.72) pone la tecnoestructura en los siguientes téminos:

Los accionistas son los propietarios. Son ellos los propietarios, son ellos los que realmente son los dueños de la empresa. Pero como tales, uno a uno, no pueden decidir sobre el destino de la empresa. La cristalización institucional de la empresa está en el Consejo de Administración como representación del consejo de empresa y en el gerente como el encargado. O el empleado, del consejo de administración para dirigir la empresa. Por tanto surge un sector, que es este sector vago de los gerentes y los jefes, que es el sector ejecutivo. De ahí el nombre que se usa cotidianamente de los «ejecutivos». Son quienes toman las decisiones. Toman las decisiones sobre qué invertir, cuánto invertir, dónde invertir, a quién contratar, abrir una sucursal, cerrar una sucursal, cambiar de producto. Todas las decisiones. Entre otras, si se reparten o no se reparten beneficios. O sea que tienen un enorme poder. Pues bien a este sector Galbraith lo ha bautizado como la «tecnoestructura».

Bibliografía

  • Galbraith, John Kenneth. The New Industrial State, Princeton University Press, 2007
  • Mintzberg, Henry. La estructuración de las organizaciones, Editorial Ariel, 2012.
  • Vidal Villa, José María. Lecciones sobre capitalismo y desarrollo, Edicions Universitat Barcelona, 2004

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