La autonomía: decidir por mí

Es usual que los humanos busquemos aprobación y apoyo en otros, por necesidad real o aprendizaje sociocultural. Lo que debe evitarse es el apego, la dependencia, que limita el desarrollo de una personalidad sana y madura, donde lo normal es la autonomía, es decir, pensar, elegir y decidir por uno mismo. Siga leyendo.

Desde el momento mismo de la concepción, la criatura que se forma en el vientre materno, ya es dependiente. Requiere, para nacer sano, numerosos cuidados de la madre y especialistas que faciliten su ingreso al mundo como persona con vida propia.

Ya nacido, el niño demanda compañía, estimulación y atenciones que no podría proveerse por sí mismo. Así crece, y atraviesa niñez, pubertad y adolescencia hasta llegar a ser adulto. En esta etapa es adecuado esperar que desarrolle un estilo de ser propio y cierta autonomía.

Sin embargo, por genética, arquetipos, aprendizaje o voluntad, puede verse que muchas personas luego de cruzar la barrera de los 30 años, muestran dificultad en independizarse mental, emocional y materialmente. Continúan viviendo con sus padres u otros parientes, o ya lejos de ellos, buscan su opinión y apoyo para tomar decisiones a veces simples e intrascendentes.

Si esta conducta es reforzada en el hogar materno, las consecuencias en el desarrollo emocional pueden ser inseguridad baja autonomía e incapacidad de decisión adulta.

¿Qué es la autonomía? Para mí, es la capacidad y disposición a pensar, elegir y actuar de manera independiente, sin experimentar ansiedad o culpa. La autonomía se expresa en conductas concretas como realizar actividades de autoatención, visitar lugares sin requerir compulsivamente la presencia de otros, comprar productos o servicios sin esperar aprobación de otros, manejar la soledad adecuadamente si fuese necesario o rechazar una invitación grata pero prescindible.

La autonomía es una forma de libertad, que revela alta autoestima, pues revela confianza en uno mismo, sentido de control de la propia vida y madurez psicológica. Puede asociarse con la autenticidad en el sentido de que la persona con autonomía ejerce su libre albedrío sin la urgencia de caer bien o complacer a otros, en detrimento de sus deseos y necesidades reales.

La autonomía nos lleva a vivir por leyes personales, por una ética que dicta lo correcto, lo sano, lo adecuado, lo necesario. Nos dota de congruencia, nos aleja de tener que asumir deberes indeseados e innecesarios, y de quedar comprometidos por los favores que nos han hecho. La autonomía es maravillosamente liberadora.

Sabemos que no estamos actuando de manera autónoma cuando orientamos la conducta a complacer a otros y nos sentimos culpables por ello; cuando llenamos la agenda con actividades que odiamos realizar pero que creemos socialmente necesarias, aunque después, en la sinceridad de la soledad, experimentemos vació y frustración.

No se trata de convertirnos en egoístas o desadaptados sociales, sino de saber cuando es realmente indispensable intervenir a favor de otros, qué es lo más justo para nuestros objetivos y bienestar emocional. La solidaridad se le brinda a los débiles, no a los cómodos.

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La autonomía tiene muchas ventajas, pues aumenta nuestra seguridad personal, reduce la ansiedad de la soledad, y marca distancia a los abusadores, controladores y entrometidos.

Para desarrollar autonomía, puede serle útil seguir las siguientes sugerencias:

  • No se comprometa por adelantado. Si lo invitan a una actividad dentro de dos semanas, posponga la decisión y diga que es posible, pero no seguro y que responderá unos días después. Deje la duda, cortésmente, pero evite que otros le hagan su agenda.
  • Cuando realice visitas, planifique la hora de llegada y de despedida con anticipación.
  • No responda a odas las llamadas de manera inmediata. Si no la tiene, active una grabadora telefónica y permita que le dejen el mensaje. Así contestará cuando usted lo requiera.
  • Vea la soledad voluntaria, como una oportunidad positiva que le da libertad y tiempo de reflexión personal.
  • Haga una lista de lo que puede hacer sin otros, para ir aprendiendo a romper la dependencia.
  • Escriba lo que es importante para usted y dele prioridad. Atiéndase igual o mejor que como lo hace con otros.
  • No cuente sus planes o problemas a otros si no es realmente necesario, pues les da entrada para que opinen y decidan por usted. Si hace falta, busque un consejero especializado.
  • No establezca relaciones obligatorias con vecinos, jefes o compañeros de trabajo. Sea cordial y comparta, pero manténgase libre de anclas que le impidan zarpar.

Los padres que deseen ayudar a sus hijos, deberán dejarlos que aprendan decidir por ellos y resolver sus problemas sin intromisión, aunque con apoyo ofrecido sin presión, o brindado cuando sea solicitado. Los padres exitosos son los que logran que sus hijos no dependan de ellos.

Tenga claro que no debe usted pedir permiso para vivir a su manera. Es un individuo único, con vida propia, y aunque seguramente tiene mucho por agradecer a quienes lo han apoyado, o vive con su familia, no está obligado a aceptar presiones ni chantajes. Nada, excepto su propia elección, puede llevarlo a ser, hacer o tener algo diferente a lo que ha decidido ser, hacer y tener. Toque su propia música y báilela como usted desee, aunque asegúrese de no lastimar deliberadamente a las personas que le rodean.

Si en algunas situaciones difíciles, le hace falta escuchar opiniones de otros, informarse y consultar para tomar una menor decisión, hágalo, con la claridad de que la decisión es suya, y que usted tendrá que asumir también las consecuencias de sus omisiones y actos. En realidad, siempre, la libertad es un derecho que viene con deberes. La autorrealización es un camino pedregoso y exigente.

Aprenda a librarse de los manipuladores que acusan, amenazan, culpan, ignoran o seducen para dominarlo y llevarlo al terreno que a ellos les conviene. Alejarse, esquivar con humor, posponer una decisión o decir asertivamente un simple, “no”, evitará que sufra incontables disgustos y malentendidos. Comience su entrenamiento hacia al autonomía y verá las recompensas muy pronto. Gracias por leerme. www.laexcelencia.com

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Yagosesky Renny. (2006, octubre 4). La autonomía: decidir por mí. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/la-autonomia-decidir-por-mi/
Yagosesky Renny. "La autonomía: decidir por mí". gestiopolis. 4 octubre 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/la-autonomia-decidir-por-mi/>.
Yagosesky Renny. "La autonomía: decidir por mí". gestiopolis. octubre 4, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/la-autonomia-decidir-por-mi/.
Yagosesky Renny. La autonomía: decidir por mí [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/la-autonomia-decidir-por-mi/> [Citado el ].
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