Del miedo a la confianza

1.- El Miedo

Estamos hablando del miedo que una persona normal puede experimentar al trabajar en una organización. No el miedo que uno puede tener frente a un toro, en una trinchera de guerra o en un atraco.

Pero lo que estimula a un hombre audaz puede bloquear a un tímido, pues es también un sentimiento subjetivo y relativo. Aquí consideramos el miedo que puede experimentar un empleado normal ; no una persona muy cobarde o inestable.

En toda situación de miedo o de conciencia de peligro se oscurece la razón. Se ve alterada la inteligencia que agranda los obstáculos y los riesgos. La voluntad no delibera con serenidad y equilibrio; el compromiso personal mengua ; uno se bloquea y tiende a no actuar.

Este empobrecimiento de la visión, en una organización lleva a reducir la creatividad, la innovación, la calidad, la productividad y la satisfacción por el trabajo bien hecho.

Corta la comunicación, reduce la capacidad de trabajar en equipo y minimiza la cooperación. Fomenta la auto desconfianza y los Reinos de Taifa.

Son frecuentes las justificaciones que ponen de manifiesto las propias limitaciones.

Se origina desinterés por los objetivos. Es un motivador destructivo que fomenta las ganas de echar en cara, con razón, a los jefes la forma de llevar la organización.

El miedo modifica y falsea los datos que se utilizan para tomar decisiones, datos de mercado, balances, cuentas de resultados y cash-flow. Los costos más importantes de una organización están siempre ocultos y no los reflejan los estados contables (por ejemplo los costos de una determinada estrategia u organización, o estilo de gestión); pero en un ambiente de miedo estos costos ocultos se disparan.

Expresado más claramente: en un ambiente de miedo se engendra mucho más fácilmente la mentira, la manipulación y la picardía de la peor especie. Son innumerables los ejemplos de falseamientos de todo tipo para evitar responsabilidades. En una situación de miedo uno busca urgentemente escapar del peligro, aunque las acciones que se realicen sean absurdas y supongan literalmente un cáncer autodestructivo para todo el tejido organizativo. Por eso, antes de horizontalizar la organización, de intentar potenciar la atención al Cliente, de hacer un rediseño de procesos, o de implantar un sistema de Calidad Total, se debe proceder a suprimir el ambiente de miedo.

La verdad es que muchos jefes piensan que a través del miedo se mantiene a la gente a raya. Esto es un sistema de debilidad de carácter y lo que sobre todo se pone de manifiesto es el propio miedo del jefe y la falta de confianza en sí mismo.

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Sembrar la semilla del miedo no reafirma la autoridad de nadie, sino su autoritarismo; su incompetencia. Precisamente el autoritario cree que los demás son débiles y que van a obrar mal; les quiere proteger de sí mismos para que obren bien.

Por definición un individuo competente no genera miedo sino confianza, que es lo que de verdad refuerza su autoridad.

Quizá muchos directivos no busquen el miedo conscientemente; pero lo generan por su forma de actuar. Siempre que uno hace presión, genera miedo. Estamos en un mundo en el que hay que hablar con claridad y en el que usted tiene que hacer una buena contribución. No le cuente mentiras a su jefe ni permita que él se las cuente a usted

Si usted no puede entrar en el despacho de su jefe y decirle tranquilamente: “Esto está mal hecho y es preciso enfocarlo de otra forma”, lárguese a otro sitio. Aunque le estén pagando bien, está hipotecando su futuro.

2.- Naturaleza de la confianza

“¿Sobre la confianza? Lo siento señor, aquí sólo se estudian temas prácticos” (Oído en una escuela de negocios).

Confianza es la capacidad para hacerse deliberadamente dependiente de otra persona por creer que quiere cumplir lo que dice y ser capaz de mantenerlo. Significa:

  • Que yo me pongo en las manos del otro porque pienso y lo estimo bueno para él y para mí.
  • Que acepto un compromiso de naturaleza interpersonal.
  • Que le doy libertad al otro para que responda de sí mismo.
  • Que el otro se autocontrola sin necesidad de control externo porque se autocompromete para moverse en la dirección que ha testimoniado.
  • Que el otro dice la verdad; es veraz; quiere decir realmente lo que dice.
  • Que yo elijo al otro; le selecciono; le reconozco; le aprecio; le doy crédito; le responsabilizo; le doy la oportunidad; le desarrollo.

Porque lo considero competente, capaz e inteligente.

3.- Problemática de la confianza

Evidentemente, dar confianza es arriesgado y siempre origina tensión. Por mi parte no sé si el otro será capaz de asumir la responsabilidad; pero por otra parte, si no le otorgo confianza no asumiré nada. Este último riesgo es mucho mayor y, en todo caso, estamos condenados a tener que vivir la vida peligrosamente.

Para confiar en otro primero uno tiene que tener confianza en sí mismo. Es algo que uno siempre proyecta en los demás.

Quien es desconfiado, desconfía de sí mismo. La confianza es una actitud y un hábito.

Está en el campo de la mentalidad; del corazón. No en el de los conocimientos, las técnicas, las habilidades o trucos. Exige una cierta identificación con el otro.

Es el cimiento de toda organización y de toda sociedad. Sin confianza no existiría ni el gobierno, ni el hospital, ni la universidad, ni la empresa, ni el mercado.

Todo producto o servicio es una visión en la que el otro precisamente confía. La confianza exige un proceso de diálogo y comunicación que desemboca en el encuentro de voluntades.

Confianza no es un intercambio ni cosa de interés personal; porque entonces se defraudaría cuando las circunstancias se volvieran favorables y me permitieran aprovecharme. Es correspondencia en lo que cada uno actúa desde su libertad (co – respondencia).

4.- Consideraciones

Confiar en el otro es la única forma real de conocerle, comunicarse con él y desarrollarle.

Confiar no es otorgar el beneficio de la duda.

Si no confías, los controles no lo sustituyen. Es imposible ponerlo todo por escrito.

Uno confía en el otro, no por su apariencia, ni por su origen, ni por lo que tiene; sino por lo que es.

La ingenuidad y candidez no es confianza; puede ser idiotez.

La confianza no es cuestión de grado; de más o menos; es una cuestión de sí o no. O confías o no confías.

La desconfianza no es lo opuesto a la confianza, sino un fracaso estrepitoso.

5.- Del miedo a la confianza

Este es el gran cambio a dar en la inmensa mayoría de empresas. No es un asunto de tecnologías, ni de gestión del conocimiento, ni de reducción del número de niveles… sino que es un cambio cultural ante todo, un cambio de mentalidad y de comportamiento en la organización. Y estamos todos implicados en él para llevar a la empresa a su óptimo rendimiento.

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Cardona Patau Sergio. (2006, marzo 18). Del miedo a la confianza. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/del-miedo-a-la-confianza/
Cardona Patau Sergio. "Del miedo a la confianza". gestiopolis. 18 marzo 2006. Web. <https://www.gestiopolis.com/del-miedo-a-la-confianza/>.
Cardona Patau Sergio. "Del miedo a la confianza". gestiopolis. marzo 18, 2006. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/del-miedo-a-la-confianza/.
Cardona Patau Sergio. Del miedo a la confianza [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/del-miedo-a-la-confianza/> [Citado el ].
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