Cuando las Normas ISO pasan de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo para competir

Hace varios años atrás, contar con un Sistema de Gestión ISO 9001, 14001, 15189, etc. certificado o acreditado (según sea el caso) era una ventaja competitiva para las pocas empresas que contaban con ese reconocimiento, pues en ese momento eran las únicas en tenerlo.

Cuando sale una normativa por primera vez es normal que ocurra que las implementaciones y certificaciones se concentren en unas pocas empresas que por lo general ya son líderes en su industria. Esto tiene varias razones. Algunas de ellas son las siguientes:

  • El costo de la implementación, así como de la certificación, es muy alto ya que las personas competentes en el tema son muy pocas. A medida que otras personas se van formando empiezan a ofrecer servicios de asesoría y auditoría por lo que empiezan a bajar los costos y se hace más asequible para las empresas contratar esos servicios.
  • No saben que beneficios podría traerles la implementación del sistema. También, algunas podrían no necesitarlo en el momento ya que no existe presión por parte de sus clientes ni del mercado. En pocas palabras, tienen una visión a corto plazo. Tan pronto el mercado empieza a exigir la adopción de normas ISO estas empresas empiezan a correr para obtener su certificación de la noche a la mañana.
  • También podría ser una combinación de ambas. Por ejemplo, la organización puede haber evaluado que el beneficio vs el esfuerzo de implementar el sistema no sea suficiente para justificar la inversión en el presente, sin embargo lo establecen dentro de su plan estratégico para los próximos años, ya que en esa misma evaluación se dieron cuenta que en un futuro podría ser un requisito indispensable para poder entrar a otros mercados o permanecer en los que ya están.

Para estas empresas que logran implementar y certificar (o acreditar) un sistema ISO tienen una ventaja competitiva respecto a las demás. Pues pueden demostrar ante sus clientes que sus procesos operan de una manera que permite el logro del resultado que se busca (desempeño ambiental, calidad, etc.) y en el caso de las acreditaciones demuestran que son competentes en las tareas que realizan.

Pero esta ventaja es por tiempo limitado. A medida que las demás organizaciones van adoptando las normativas pues esa ventaja con la que gozaban las empresas desaparece. Al final, la implementación de un sistema de gestión (ya sea calidad, ambiente, entre otros) se convierte en un requisito mínimo para poder competir.

Un ejemplo de esto es la medida que tomó el gobierno francés en el 2010 que obliga a que todos los laboratorios clínicos (privados, públicos, universitarios, etc.) se acrediten en la norma ISO 15189 para el año 2016 (AFNOR, 2013), y para noviembre de este año, 2013, estos laboratorios deben presentar evidencia de que han iniciado con el proceso de acreditación (European Federation of Clinical Chemistry and Laboratory Medicine, 2013). Con esta medida, el gobierno se asegura que todos los laboratorios del país provean resultados confiables con la menor cantidad de variación entre un laboratorio y otro. De esta forma, ISO 15189 ya es lo mínimo a cumplir por un laboratorio francés y no una ventaja competitiva.

Con ISO 9001 es el mismo caso. A nivel mundial existen miles de organizaciones certificadas bajo este estándar y otras operan siguiendo sus requisitos, aunque no estén certificadas. Hay mercados que exigen tener la ISO 9001 para poder exportar, o bien, una norma específica del sector como lo es la ISO 22000 en la industria de manufactura de alimentos.

En conclusión, al adoptar un sistema de gestión es importante que las empresas entiendan que hoy día ya no significa una ventaja competitiva, por lo que no pueden esperar que una certificación sea la respuesta para lograr  los objetivos del negocio, más bien, si no cuentan con un sistema simplemente no podrán competir. Ahora bien, esto no quiere decir que en todas las industrias los sistemas de gestión no signifiquen una ventaja sobre los competidores, pero algo es seguro, y es que esta ventaja irá desapareciendo con el tiempo.

Fuentes

Cita esta página

Mateo Rafael José. (2013, mayo 15). Cuando las Normas ISO pasan de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo para competir. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/normas-iso-de-ser-una-ventaja-competitiva-a-un-requisito-minimo-para-competir/
Mateo Rafael José. "Cuando las Normas ISO pasan de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo para competir". gestiopolis. 15 mayo 2013. Web. <https://www.gestiopolis.com/normas-iso-de-ser-una-ventaja-competitiva-a-un-requisito-minimo-para-competir/>.
Mateo Rafael José. "Cuando las Normas ISO pasan de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo para competir". gestiopolis. mayo 15, 2013. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/normas-iso-de-ser-una-ventaja-competitiva-a-un-requisito-minimo-para-competir/.
Mateo Rafael José. Cuando las Normas ISO pasan de ser una ventaja competitiva a un requisito mínimo para competir [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/normas-iso-de-ser-una-ventaja-competitiva-a-un-requisito-minimo-para-competir/> [Citado el ].
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