El fraude del cambio climático

La mayoría de expertos en climatología y adoradores del medio ambiente afirman que la temperatura del planeta ha aumentado al menos un grado en el último siglo.

Hace algún tiempo, un conocido canal de televisión británico, emitió el documental «El gran engaño del calentamiento global», en el que se desentrañan las bases del movimiento ambientalista. Allí se llevan a cabo entrevistas a importantes científicos del MIT y de otras universidades de prestigio que exponen diversas evidencias científicas que chocan con la propaganda verde.

Un elemento importante, que se recoge en el mencionado documental, es que las emisiones de Co2 causadas por los humanos representan el 5% frente al resto, entendiendo el resto como los volcanes, la descomposición de cadáveres de animales y por las plantas. Esto quiere decir que los volcanes producen más Co2 que todas las actividades humanas juntas.

Otro dato importante es que la mayoría de gases invernadero tienen su origen en los océanos.

El fundamento radica, por tanto, en la gran mentira asumida por los ecologistas.

Es una realidad que a lo largo de miles de millones de años se han producido cientos de períodos de calentamiento y enfriamiento del planeta. En el siglo X, por ejemplo, el clima era considerablemente más templado que en la actualidad, y claro está que no existían ni aviones, ni automóviles que pudieran alterar este dato.

El pico de calentamiento del siglo pasado ocurrió antes de 1940, mientras que, a lo largo de las décadas posteriores a la II Guerra Mundial (periodo en el que se produce la masiva industrialización del mundo), el clima de la Tierra sufrió un enfriamiento.

Dentro de esta gran mentira, como es la amenaza del cambio climático, hay intereses muy variados y, si de una gran película de tramas conspiratorias se tratara, muy diversas entidades involucradas.

Especial importancia quiero darle al invento del IPCC, que es el el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que fue creado en el año 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).

El 3 de Febrero de 2010, el periódico la Vanguardia publicaba el siguiente titular: “Un grupo de científicos ocultó fallos en otro estudio sobre el cambio climático” Una investigación destapa datos poco rigurosos en las estaciones de China.

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A continuación extraigo la esencia de los estudios cuestionados que sirvieron de base al IPCC.

Respecto a los Glaciares del Himalaya, el IPCC se equivocó en sus proyecciones sobre su deshielo. Pronosticó que desaparecerían el año 2035; pero tuvo que rectificar el pasado 20 de Enero. El error se promulgó en 1999, a partir de una entrevista al experto en glaciares indio, Syed Hasnain, publicada en NEW SCIENTIST. La información fue asumida en un informe de WWF, citado luego por el IPCC. El científico Georg Kaser lo advirtió a tiempo, pero los revisores del capítulo no filtraron dicho error.

Más respecto a los DESHIELOS. El IPCC facilitó estudios muy pobres para explicar los deshielos en las montañas. Se basó, como fuente ridícula y de muy poca credibilidad, en un artículo publicado en una revista especializada de escalada, donde eran los escaladores los que daban esta opinión. También tomó como base el trabajo universitario de un estudiante de geografía de la Universidad de Berna, que entrevistó a 80 guías de montaña de los Alpes.

En cuanto a La Amazonía: El IPCC apuntó que más del 40% del bosque amazónico podría desaparecer y convertirse en sabana tropical con solo un pequeño cambio en las precipitaciones. Esta conclusión es ridícula ya que, investigando en los fundamentos, descubrimos que tal afirmación fue un mal resumen de un informe de la WWF, en el que se decía que el 40% del bosque brasileño era sensible a una pequeña reducción de precipitaciones, pero dejando claro que unos bosques más secos eran más proclives a incendiarse.

A la vista de estos datos, contrastados, investigados y considerados como ciertos, podemos afirmar que el IPCC es un absoluto ridículo, objetivamente. No está tratando los datos ciertos y está cayendo en contínuos errores. El daño lo hacen los investigadores que lo toman como apoyo en sus estudios o carreras y los gobiernos que adoptan medidas ambientales y climáticas basándose en un error oficial. Una consecuencia que, evidentemente, pagamos todos los ciudadanos, en forma de impuestos, en muchos países incluso con un impuesto especial para ello: el impuesto verde, ecotasa, etc.

Quiero destacar una entrevista que se realizó a Andrés Serrano Paradinas, un ingeniero de caminos, con máster en gestión medioambiental y técnico especialista en gestión energética.

En la comentada entrevista, el ingeniero se cuestionaba que el cambio climático fuera un asunto tan importante como para gastarse 150.000 millones al año.

Andrés Serrano nos indica que el cambio climático, a lo largo de la historia, es constante.

El ingeniero destaca que desde hace un millón de años ha habido cuatro glaciaciones, acabando la última hace 22.000 años, momento en el que empieza a subir la temperatura. Entonces había diez grados menos de media en la tierra y había glaciares de tres mil metros de grosor en puntos donde ahora están Londres o Nueva York, como muestran las rocas de Central Park. El nivel del mar podía variar doce milímetros al año (hoy lo está haciendo entre 2 y 3 milímetros). Evidentemente en esos cambios no influyó el hombre, que estaba en la Edad de Piedra, pintando las cuevas de Altamira.

Es curioso el dato histórico del año 750. En ese año los vikingos llegan a Groenlandia, y deciden llamarla “tierra verde”. ¿Por qué ese nombre? ¡Porque no estaba helada! En Islandia los propios vikingos plantaban cereales, cosa que hoy es imposible.

Entre el año 750 al 1150 se produce un buen clima, lo que provoca un gran desarrollo económico en toda Europa. A partir de entonces comienzan a bajar las temperaturas y vuelve lo que llamamos la pequeña edad del hielo (entre 1350 y 1700). El último obispo de Islandia fallece en 1376. Es la última fecha en la que se datan obispos; no vuelve a haber más porque era imposible vivir allí, en ya la “tierra de hielo”.

Buceando en la hemeroteca, y ahora más recientemente, en la década de los ’70, nos damos cuenta de que hay publicaciones en todos los periódicos del mundo que dicen que vamos hacia la glaciación. Desde 1980 cambia la tendencia y la temperatura empieza a subir. Misterioso cambio, ¿verdad?

La idea es clara; no controlamos la climatología ni la meteorología porque desconocemos el fenómeno caótico de las nubes y su vapor de agua. Este es el que produce el calentamiento global y el 95% del efecto invernadero. Precisamente, de no se por eso, estaríamos a 15 grados negativos de temperatura global, cuando estamos a más 15.

El aumento de la temperatura global a largo plazo se produce por fenómenos astronómicos, por movimientos orbitales y otros factores, los ciclos de Milanchovitch.

El asunto es mucho más complejo que una simple incongruencia y en este documento intentaré destacar.

No puedo explicarme el motivo de por qué, los medios de comunicación, se empeñan en anunciar que el hombre es el causante del cambio climático. Es obvio que el ser humano produce CO2 y la concentración del gas está aumentando mucho, de 280 a 380 partes por millón en cien años, tomando como partida la época preindustrial. Pero quiero afirmar de forma rotunda que la concentración de CO2 no tiene nada que ver con el cambio climático, porque lo importante en el efecto invernadero es el vapor de agua y especialmente las nubes. El hombre poco puede hacer sobre el calentamiento o enfriamiento global, y de hecho éste último sería más preocupante.

En estos medios de comunicación raro es el mes en el que no nos aparece una noticia referida a fenómenos climáticos extremos (grandes sequías, inundaciones y tornados). Con esto parece que en la actualidad ocurren con más frecuencia que años atrás. Nada más lejos de la realidad. Lo que debemos tener presente es que hoy en día lo que ocurre en Japón se conoce en Nueva York en cuestión de segundos, gracias al avance de las nuevas tecnologías y la comunicación, con lo que es más difícil que estos fenómenos (que han ocurrido siempre) pasen desapercibidos. Si además de ello, en el informativo se indica que esto es debido a la influencia del hombre y al cambio climático, el pánico está sembrado.

Hay algo que no entiendo del todo bien, sin pretender ser frívolo. Cómo es posible que no sepamos el tiempo que va a hacer el fin de semana y sí sepamos que ocurrirá en 2038?

Yo tengo una teoría acerca del por qué han triunfado los pensamientos catastróficos sobre el cambio climático.

El principal motivo es que éste pánico viene por el poder; el poder es quien se encarga de mantener en la sociedad esta relación.

Todo empezó en los años en los que la ministra británica Margaret Tatcher quiso eliminar las minas de carbón, porque tenía intereses económicos y de país en desarrollar la energía nuclear, además tanto su mantenimiento como los mineros le estaban causando muchos problemas políticos, sobre el año 1980. Es entonces cuando crea el IPCC, que ya he comentado anteriormente, para que desarrollara informes sobre el supuesto calentamiento global. Está claro, las centrales nucleares no producían CO2, ni calentamiento global.

Vamos al dinero, que es lo que mueve al mundo, descubriremos así muchas más causas. A partir de los primeros informes del IPCC, la señora Tatcher invierte millones en la energía nuclear y sus potencialidades, ganándose el favor tanto de la derecha como de la izquierda del país.

En un reportaje publicado el 11 de marzo por el periódico Sunday Telegraph de Londres se informa que Timothy Ball, ex profesor de climatología de la Universidad de Winnipeg (Canadá), ha recibido hasta cinco amenazas de muerte desde que cuestiona que sean los humanos quienes produzcan los cambios climáticos.

Richard Lindzen, profesor de Ciencias de la Atmósfera de MIT, mantiene que «los científicos que no están de acuerdo con el alarmismo pierden el apoyo económico, su trabajo es despreciado y son acusados permanentemente de ser secuaces de las grandes industrias».

Nigel Calder, ex director de New Scientist, manifiesta: «los gobiernos tratan de lograr la unanimidad de opinión, reprimiendo a los científicos que discrepan. Einstein no hubiera logrado ningún apoyo financiero bajo el actual sistema».

La represión de opiniones diferentes no resulta ser algo nuevo. Por mantener que la Tierra no era el centro del universo, Galileo fue llevado ante un tribunal en 1633. Amenazado con torturas, se retractó y se le prohibió salir de su casa durante el resto de su vida.

Como complemento te dejamos con la contraparte, «Una verdad incómoda» de Al Gore, tal vez el más difundido documental acerca de los peligros que trae el cambio climático para el planeta y la humanidad.

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Fernández Borche Adolfo. (2014, julio 15). El fraude del cambio climático. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/el-fraude-del-cambio-climatico/
Fernández Borche Adolfo. "El fraude del cambio climático". gestiopolis. 15 julio 2014. Web. <https://www.gestiopolis.com/el-fraude-del-cambio-climatico/>.
Fernández Borche Adolfo. "El fraude del cambio climático". gestiopolis. julio 15, 2014. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/el-fraude-del-cambio-climatico/.
Fernández Borche Adolfo. El fraude del cambio climático [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/el-fraude-del-cambio-climatico/> [Citado el ].
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Imagen del encabezado cortesía de gianluu en Flickr