Acciones para revitalizar la fiesta popular tradicional en una comunidad de Cuba

RESUMEN

Entre las tradiciones festivas de origen popular  en el municipio de Los Palacios se encuentra la fiesta del palaceño ausente,. Esta fiesta de carácter popular, en la actualidad no tiene en cuenta las diversas formas de manifestaciones culturales y tipos de tradiciones de la localidad. Esta realidad ha originado el problema científico de nuestra investigación: ¿Cómo contribuir a la revitalización de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente, desde la casa de cultura del municipio de Los Palacios? Y el siguiente objetivo general: Diseñar un plan de acciones socioculturales dirigido a la revitalización  de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente, desde la casa de cultura del municipio de Los Palacios. Utilizamos fundamentalmente la metodología cualitativa, además de diferentes métodos como: los métodos teóricos (Histórico-lógico, Modelación, Análisis y Síntesis, Inducción-Deducción).El método empírico (La encuesta, Análisis documental, además se utilizó el método cualitativo (Etnográfico). El universo está constituido por universo 19 trabajadores de la casa de la cultura del municipio de Los Palacios. Se analizan los resultados de los instrumentos aplicados y se propone un plan de acción para la revitalización  de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente, desde la casa de cultura del municipio de Los Palacios y  finalmente se arriba a conclusiones teniendo en cuenta todos los aspectos desarrollados.

PALABRAS CLAVES:

Cultura, Fiesta, Fiesta Popular Tradicional,  Casa de Cultura y Revitalización.

SUMMARY

Among the festival traditions of popular origin in the municipality of The Palaces is the party of the absent palaceño. This party of popular character, at the present time doesn’t keep in mind the diverse forms of cultural manifestations and types of traditions of the town. This reality has originated the scientific problem of our investigation: How to contribute to the revitalización of the traditional popular party of the absent palaceño, from the house of culture of the municipality of The Palaces? And the following general objective: To design a plan of sociocultural actions directed to the revitalización of the traditional popular party of the absent palaceño, from the house of culture of the municipality of The Palaces. We use the qualitative methodology fundamentally, besides different methods like: the theoretical methods (Historical-logical, Modelación, Analysis and Synthesis, Induction-deduction) .El empiric method (The survey, documental Analysis, the qualitative method was also used (Etnográfico). The universe is constituted by universe 19 workers of the house of the culture of the municipality of The Palaces. The results of the applied instruments are analyzed and he/she intends an action plan for the revitalización of the traditional popular party of the absent palaceño, from the house of culture of the municipality of The Palaces and finally you arrives to conclusions keeping in mind all the developed aspects.

KEY WORDS: 

Culture, Party, Traditional Popular Party, House of Culture and Revitalización.

INTRODUCCIÓN

Algunos estudios realizados en Cuba han contribuido a la preservación de las tradiciones nacionales ante las imposiciones hegemónicas. Sin lugar a dudas en la actualidad existe una mayor comprensión de la diversidad basado en procesos culturales que conservan y estimulan los sellos locales tradicionales ante la tendencia homogenizadora de la era global. En un contexto donde ha proliferado la visión de la cultura como fenómeno antropológico, la conciencia de que lo tradicional es un proceso de continuidad y no del pasado, de ignorar aquellos criterios heredados, sobre todo, por las clases dominantes, acerca de su carencia estética, sin tener en cuenta su constante dinamismo, expensa cambios según las condiciones con que se originan y desarrollan, significa entonces la imperiosa necesidad de preservar la impronta de los símbolos en cada una de las prácticas sociales comunitarias de las variadas expresiones o manifestaciones de la Fiesta Popular y Tradicional en los propios escenarios donde han germinado durante generaciones.

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Desde su descubrimiento, América Latina ha sido una vasta área de absorción y combinación de las fiestas populares tradicionales las cuales adoptaron las ideas modernas de la Europa conquistadora, en un universo pleno de historia prehispánica que se mezcló con los nuevos elementos traídos de ultramar en multiplicidad de formas y combinó desde el lenguaje hasta la cultura, pasando por las costumbres y la creación artística. Desde entonces, el proceso de adopción y adaptación ha sido una constante en el devenir latinoamericano y ha resultado en elementos propios que forman su identidad.

Las fiestas tradicionales en Cuba tienen sus comienzos antes de la colonización española y se fueron perfeccionando con el tiempo y alcanzando mayor envergadura, de acuerdo con la zona del país y los inmigrantes residentes en ella.

Las fiestas son eventos que se han llevado a cabo desde que la humanidad forjó sus conciencias sociales y los hombres decidieron reunirse en grupo para celebrar cualquier tipo de sucesos o por motivos de superstición o religiosos, pero lo cierto es que han servido para enaltecer el espíritu de quienes las comparten llegando a convertirse en costumbre y tradición.

Las fiestas de más trascendencia en este lado de la Isla fueron las muy populares Fiesta de los Bandos y las Fiestas Patronales, de estas últimas su más fiel exponente: La fiesta o verbena de San Rosendo, Santo Patrón de la ciudad de Pinar del Río.

Este fenómeno ha sido tratado con anterioridad por autores como Virtudes Feliú, particularmente en su libro Fiestas y Tradiciones cubanas (2003), el cual constituye el primer estudio que enfoca la clasificación, conceptualización, origen étnico y el proceso evolutivo de las tradiciones festivas más importantes del panorama cubano.

Cuba ostenta una Cultura basada en los orígenes étnicos que conformaron la nacionalidad, por medio de las manifestaciones que legitimizan la cultura popular, entre las que se destacan las fiestas populares tradicionales.

En circunstancias en que la situación internacional se torna cada vez más compleja, matizada por profundas crisis económicas y la centralización del poderío en las naciones más ricas, la política del Estado y gobierno cubano está dirigida a seguir desarrollando la educación artística, la creación y la capacidad para apreciar el arte.

De igual manera, se continúa abogando por la defensa de la identidad y la conservación del patrimonio cultural, lo cual debe hacerse un uso racional de los recursos con que se dispone y poner en alto, el
trabajo que lleva a cabo las  Casas de Cultura  para poner en alto las manifestaciones tradicionales más importantes de cada provincia.· Ya que  la   revolución que esté empeñada en transformar la vida cultural del país debe comenzar por recoger, purificándolo, evaluándolo con sentido histórico, todo el acervo cultural de la nación; debe mantener y salvar la mejor tradición cultural del país, redescubrir, purificar e impulsar nuestra riqueza folklórica. Todo ello permitiría aportar a la vida artística y literaria una rica savia popular, pues bebiendo en las fuentes de nuestro pasado cultural y en el manantial inagotable de la creación, los creadores pueden emprender una labor de alta significación y de fecundos resultados, definiendo de manera integral su vinculación absoluta, directa y amorosa con el pueblo. Es por esto que en el mes de Enero de 1978, el Ministerio de Cultura emite la Resolución No. 8, creando el Sistema de Casas de Cultura, que estará subordinado técnica y metodológicamente al Ministerio de Cultura, mediante la Dirección de Orientación y Extensión Cultural y la Dirección de Artistas Aficionados.

Entre las actividades realizadas por la Casa de Cultura  en el municipio de Los Palacios se encuentra la fiesta del palaceño ausente, la cual constituye la manifestación más diversa y la de mayor número de expresiones tradicionales representadas en su celebración, de gran arraigo y preferencia popular en la comunidad. Esta fiesta de carácter popular, en la actualidad no tiene en cuenta las diversas formas de manifestaciones culturales y tipos de tradiciones de la localidad, no se realizan actividades variadas que la  caracterizaban como: fuegos artificiales, repiques de campanas, tómbolas, bailes, organización de comparsas, matinées infantiles, rodeos, exhibiciones de caballos y competencias etc. Además no se divulga de forma sistemática por los diferentes medios de comunicación que posee la localidad.

A partir de estos elementos prácticos y de reflexión en torno a la problemática se hace necesario e inaplazable su importancia y vigencia en la actualidad para mejorar la fiesta popular tradicional del palaceño ausente en el municipio Los Palacios, que permite tener una visión crítica y explicativa de lo que acontece en ese orden y poder trazar un plan de acciones socioculturales  para la revitalización de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente, desde la casa de cultura  del municipio de Los Palacios. Ya que la Revitalización es la encargada de otorgar mayor vitalidad o vigor a la  recuperación del esplendor o el crecimiento de algo.  Además es la aprobación y apoyo de una comunidad local, con el consentimiento de esta misma localidad, a favor de la reactivación de prácticas sociales y de representación cada vez menos utilizadas o que han caído en descenso. (UNESCO, Glosario de términos)

A partir de la realidad anterior se ha  formulado el  problema científico de la investigación de la manera siguiente: ¿Cómo contribuir a la revitalización de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente, desde la casa de cultura del municipio de Los Palacios?

Desarrollo

Conceptualización e historicidad acerca de Cultura y Tradición.

La cultura es la base y el fundamento de lo que somos. Los pueblos del mundo, desde su fundación, van desarrollando su cultura, la cual, se plasma en sus formas de vida, organización social, filosofía y espiritualidad, arte, educación, memoria histórica, lengua, entre otros.

El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre. En 1952, Alfred Kroeber y ClydeKluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de «cultura» en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones. Luego de eso el contenido del concepto ha ido cambiando a lo largo de la historia. (Kluckhohn, 2004)

Las problemáticas esenciales a la hora de abordar el objeto de investigación tieneen su haber los disímiles criterios en torno al fenómeno cultura, categoría esta que deviene en compleja, sustentada en la diversidad de criterios, amplitud y enfoques que de ella se tienen.

Siendo un aspecto de carácter universal no queda fuera ningún sujeto social carente de los valores de la cultura, por ello, asumir una investigación de carácter social implica, por necesidad, acercarse a formas concretas de su devenir, a partir de considerar factores que posibilitan, propician y garantizan la manutención y conservación de la cultura desde lo artístico, a través de la participación viva y activa de los actores sociales que la conforman y su correspondencia con los gustos en general en la acción enculturativa de la sociedad.

El concepto cultura tiene un fundamento histórico y a su formación han contribuido las diferentes etapas del pensamiento de la humanidad, cuando el hombre deja de ser un apéndice de la naturaleza y trabaja para satisfacer necesidades; proceso de transformación que tiene por base el trabajo capaz de incidir en su formación, no solo como ente biológico, sino biosicosocial, pues su desarrollo también es contenedor de capacidades cognoscitivas y afectivas, por lo que se podría hablar de un proceso de producción de cultura.

Debido a estos orígenes el término cultura ha de analizarse en un primer momento constreñido a un marco estrictamente filosófico, pues esta es donde por primera vez, se arguye a determinadas significaciones y acotaciones, ya sea en el orden fenoménico (materialista) o como esencia (idealista) que no pueden estar alejadas de la historia del pensamiento científico.

Lo anterior sugiere remitirse a la historia del término, en un sentido sintético, en cada etapa del desarrollo de la sociedad humana, contemplada desde la antigüedad hasta la actualidad.

Asumir en primer orden una perspectiva filosófica acerca de la cultura, no niega, sino presupone otros enfoques que aparecen en el transcurso del pensamiento de la humanidad en sus distintas etapas.

Es obvio que en la etapa prehistórica no existe una sistematización acerca de la cultura y el arte, sin embargo, es posible hacer una caracterización del período a partir de testimonios legado por los antepasados; la impotencia frente a las fuerzas ciegas de la naturaleza y su incapacidad para explicar los fenómenos circundantes son elementos que condicionan la práctica de ritos que integraban danzas, cantos, pantomimas, narraciones de sucesos y pinturas vinculadas a su vida. La observancia de una tendencia marcada hacia el arte como instrumento del conocimiento humano y forma de exteriorizar su existencia como ente social en el sentido más amplio contribuyó al desarrollo de su actividad espiritual.

Así, el arte ordena el sistema de concepciones acerca del mundo circundante, regula y dirige los procesos psíquicos y sociales y, por ende, constituía un arma en la lucha del hombre con su propio caos y el de la sociedad humana, no obstante, el concepto de cultura que se ofrece como término teórico en la filosofía de la antigüedad, en la figura del filósofo y orador romano Marcos Tulio Cicerón (45 años a.n.e.) en su obra Disputas Tusculanas sigue la concepción de Platón con la designación del “paideia” (Bayer, 1992)

Para Cicerón la cultura está relacionada con la razón humana en el mismo verso del avezado Sócrates (469-399 a.n.e) quien al concebirla desde la filosofía, entendida como doctrina de cómo se debe vivir o ciencia de la vida humana, otorga a la filosofía un significado de “cultura de la razón. (Bayer, 1992)

Para la Sociología, la cultura es el conjunto de estímulos ambientales que generan la socialización del individuo. (Schwanitz, 2002)

Para la Filosofía, “Cultura es el conjunto de valores materiales y espirituales, así como los procedimientos para crearlos, aplicarlos y transmitirlos, obtenidos por el hombre en el proceso de la práctica social”.(Rosental, 1965)

Resulta necesario al hablar de cultura, recurrir a la filosofía marxista y las formulaciones emanadas a partir del materialismo dialéctico e histórico y su tesis acerca de la comprensión materialista de la historia, en la que se fundamenta la formación de una cultura condicionada por cambios ocurrido en la estructura económica. Obras como Dialéctica de la Naturaleza (1875) y El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre (1875) formulan con claridad que todo el desarrollo de la humanidad se efectúa en el proceso del trabaja gracias a la cual surgen las relaciones sociales y muestran que los hombres en su desarrollo no se manifiestan como algo creado sino como creador, capaz de promover cambios y transformaciones como sujeto histórico y asimilación artística de esa realidad que constituyen poderosas fuerzas de auto expresión. Los clásicos del marxismo si bien no dejaron un instrumental teórico para el análisis de la cultura y el arte así como una acepción definida de su concepto, ellos pronunciaron, a juicio de la autora, diferentes criterios alrededor del término que evidencian que la cultura es producto del desarrollo histórico concreto de la sociedad y la acción del hombre en el proceso de su actividad, elementos que han motivado las diferentes acepciones entorno a la cultura que tienden a ser identificadas con: Tradiciones, comportamientos, legados, fuentes de cambio, creatividad, conocimientos, arte, cotidianidad, emoción, inteligencia, información, valores sociales.

“La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba además de las artes y las letras, los modos de vida. Los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias” (Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales UNESCO “Repensar el Desarrollo”, 1988-1997) )

La perspectiva sociológica más extendida es la que considera que el éxito del equilibrio social descansa en la integración de los sujetos sociales a las estructuras: obtener mediante el control social al ajuste entre sujetos e instituciones, será significativo de armonía y garantizará la perdurabilidad de los sistemas de gobernabilidad. A tono con estas estrategias de pensamientos se entiende entonces que haya sido el estructural-funcionalismo el marco teórico por excelencia para hacer concordar lo social con lo individual hasta cierto punto no compartida por la posición de los antropólogos, lo importante es explicar el por qué de lo discordante.

Dicha postura sociológica encontró opositores en otras escuelas sociológicas entre las que se encuentran las teóricas del conflicto (del que el más importante exponente son las sociológicas marxistas, la escuela Francfort, el interaccionismo simbólico y sus derivaciones, entre otros).

Se considera que la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos incluidos en ella y tienen especial significado para los grupos humanos que los vivencian.

Es por ello que se asume el concepto de Tylor (1995) cuando postula que:

«La cultura consiste en pautas de comportamiento, explícitas o implícitas, adquiridas y transmitidas mediante símbolos y constituye el patrimonio singularizador de los grupos humanos, incluida su plasmación en objetos; el núcleo esencial de la cultura son las ideas tradicionales (es decir, históricamente generadas y seleccionadas) y, especialmente, los valores vinculados a ellas”.

La cultura cubana es el resultado de un largo proceso de transculturación pero no solo la cultura, sino nuestra historia pues la historia de Cuba y de hecho su cultura, es la historia de sus intrincadísimas transculturaciones. (F., 1963 )

De lo anterior se deduce que el pueblo cubano y su cultura no se formaron de acuerdo con la evolución lineal de una sola etnia y su cultura, sino que es el resultado de etnias y culturas provenientes de diversos continentes que cambiaron en el territorio, muchos de sus rasgos primigenios e interactuando entre sí, se integraron en un nuevo complejo etnocultural.

En el nacimiento de la cultura cubana se funden tres raíces principales. La primera de estas raíces es la de los pobladores aborígenes, cuyo legado étnico se vio reducido por el impacto que significó el proceso de conquista y colonización. Por esta razón, las dos raíces de mayor significación en el etnos cubano son la española y la africana. La primera, fue el resultado de una migración proveniente de la metrópoli que, con momentos de mayor o menor intensidad, se ha mantenido a lo largo de toda la historia. En los primeros siglos de la conquista predominaron los grupos provenientes del reino de Castilla, sobre todo del sur de España. A ella se sumaron otras muy importantes procedentes de las Islas Canarias, Galicia y Cataluña.

La raíz africana deja una huella muy particular al proceso formativo de la cultura cubana. Procedentes de diferentes etnias (yorubas, mandingas, congos, carabalíes, bantú), como esclavos fueron mezclados en las plantaciones provocando nuevas asociaciones culturales entre las propias comunidades africanas. Desde las propias plantaciones, antes de la abolición de la esclavitud, comienza el proceso de sincretismo entre la cultura de los esclavos y la de los amos, dando lugar a una cultura totalmente nueva y diferente a la de sus raíces originales. En la definición actual de la cultura cubana, estas tres raíces conforman la base de las tradiciones, la cultura y la religiosidad popular.

La cultura popular es aquella que es estimada o, al menos, conocida por el público en general. Entiéndase por público a los miembros de la sociedad en que se desarrollan dichas manifestaciones culturales, que expresan la idiosincrasia, y valores éticos, estéticos, económicos, etc, de un pueblo, el cual las considera como “propias” y constitutivas de su tradición.

El concepto de tradición proviene del latín traditio y a su vez de tradere, entregar. Es tradición todo lo que una generación hereda de las anteriores como: valores, costumbres y manifestaciones que son conservados socialmente y al estimarlos valiosos, se quiera legar a las nuevas generaciones. (UNESCO, 2009)

La tradición es el conjunto de bienes culturales que se transmite de generación en generación dentro de una comunidad. Se trata de aquellos valores, costumbres y manifestaciones que son conservados socialmente al ser considerados como valiosos y que se pretenda inculcar a las nuevas generaciones.

La tradición ha sido comúnmente considerada como un segmento histórico relativamente inerte de una estructura social: la tradición como  supervivencia del pasado. Sin embargo, esta versión de la tradición es débil en el punto preciso en que es fuerte el sentido incorporado de la tradición: donde es visto, en realidad, como una fuerza activamente configurativa, ya que en la práctica la tradición es la expresión más evidente de las presiones y límites dominantes y hegemónicos. (Williams, 1928)

Siempre es algo más que un segmento histórico inerte; es en realidad el medio de incorporación práctico más poderoso. Lo que se debe comprender no es precisamente “una tradición”, sino una “tradición selectiva”: una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y de un presente pre configurado, que resulta entonces poderosamente operativo dentro del proceso de definición e identificación cultural y social.

Dentro de una hegemonía particular, la tradición constituye un aspecto de la organización social y cultural contemporánea del interés de la dominación de una clase específica. Es una versión del pasado que se pretende conectar con el presente y ratificar. En la práctica, lo que ofrece la tradición es un sentido de predispuesta continuidad. (Williams et al., 1981)

Es un proceso muy poderoso, ya que se halla ligado a una serie de continuidades prácticas: familias, lugares, instituciones, un idioma, que son directamente experimentadas. Asimismo, y en cualquier momento, es un proceso vulnerable, ya que en la práctica debe descartar áreas de significación totales, reinterpretarlas, diluirlas o convertirlas en formas que sostengan, o al menos que no contradigan, los elementos verdaderamente importantes de la hegemonía habitual.

Abordando dimensiones más concretas la tradición es una fuerza activa configurada o heredada, es selectiva. Una visión intencionalmente selectiva de un pasado configurado y de un presente pre-configurado, que resulta entonces poderosamente operativo dentro del proceso de definición e identificación cultural y social. Un proceso deliberadamente selectivo y conectivo que ofrece una ratificación cultural e histórica de un orden contemporáneo. Si bien una visión del pasado tienen el objeto de ratificar el presente y de indicar las direcciones del futuro, deja a un lado, descarta, diluye o reinterpreta las que no desea bajo la denominación de “fuera de moda ” o “nostálgicas ” y ataca a las que no pueden incorporase considerándolas “sin precedentes ” o “extranjeras ”.

Es vulnerable porque se pueden recuperar, revitalizar o aprovechar tradiciones o prácticas alternativas olvidadas. (Williams et al., 1981)

Dentro de la tradición se identifican cuatro etapas: muerta (corresponde a una cultura ya extinta solo se conserva en libros de viajeros, archivos, pinturas) , moribunda (la cultura en cuestión  conserva tan solo algunos detalles y elementos habiéndose perdido la típica por motivos estrictamente demográficos, los ancianos únicamente la conservan y se la transmiten a los más jóvenes), viva (se practica en la vida cotidiana) y naciente (rasgos culturales nuevos que con el tiempo tienen chances de convertirse en tradición (Tovar, 1985)

La tradición es la comunicación de generación en generación de los hechos históricos acaecidos en un determinado lugar y de todos aquellos elementos socioculturales que se suceden en el mismo. Es decir, los bienes culturales que una generación considera imprescindibles de ser rescatados y continuados a través de los tiempos y los transmite a las siguientes generaciones constituyendo la tradición de un país (Paz, 2010)

Al analizar algunos de los conceptos más importantes de tradiciones y a partir de la relación inseparable que existe entre estos con la cultura propia de un pueblo, sería acertado analizar las encrucijadas de las tradiciones festivas a lo largo de la historia cultural cubana.

Consideraciones sobre las tradiciones festivas más importantes en Cuba.

El origen de la actividad festiva cubana se vincula estrechamente con los asentamientos étnicos que se produjeron en el suelo insular, puesto que cada componente trajo su cultura, que al ponerse en contacto con los demás se modificó.

Este proceso de transformación o transculturación, que dio por frutos una nueva cultura, se realizó sobre la base de la pérdida de ciertos elementos originales de cada cultura, la mezcla y la asimilación, unido a un lento proceso de transmisión generacional. Cada uno de estos grupos: el hispánico, el africano, el chino y el francés, por mencionar solo los principales, constituyeron tipos culturales muy disímiles, con caracteres propios que al interrelacionarse fundieron una nueva cultura nacional que se caracteriza por sus elementos autóctonos y cubanos.

El proceso de transculturación, que conformó la cultura nacional, comenzó desde el encuentro de culturas ocurrido en 1492. Una buena parte de la población aborigen de Cuba fue desapareciendo en relativamente pocos años, debido a los maltratos, el trabajo intensivo y las enfermedades provenientes del Viejo Mundo, desconocidas por los nativos. Los remanentes de los originales pobladores se mestizaron paulatinamente, y en el orden cultural, solo han quedado noticias de una actividad festiva llamada areíto. Según los cronistas se trataba de un complejo festivo que incluía música, danza, pantomima, expresiones orales, comida y bebida y rituales mágico-religiosos. Estas fiestas primitivas solían extenderse desde el atardecer hasta el alba. (Feliú V. , 2003)

Las tradiciones católicas de los españoles trajeron la instauración de instituciones, usos y costumbres, con el objetivo de controlar los territorios conquistados. La Iglesia Católica organizó festividades desde el principio, que como la del Corpus Christi tenían como actividad principal una procesión de los vecinos del lugar. Otras fiestas del calendario católico fueron las patronales y las de altares de cruz.

Cuando el medio rural se encontraba aislado geográficamente aislado, preservó una serie de elementos de estilos hispanos, carentes de influencias foráneas. El punto guajiro, con el repentismo con base literaria en la décima y en forma de improvisación, junto a otros elementos característicos, se insertó en formas festivas autóctonas propias del hombre de campo. Como actividad festiva del campo, el guateque agrupaba manifestaciones danzarias y musicales del campesino, manteniendo siempre sus elementos identitarios.

En el siglo XVI llegan a Cuba los primeros esclavos africanos, los cuales arrojaron un significativo aumento demográfico e influyeron en el incremento de la producción azucarera, que constituyó la base fundamental de la economía cubana de la colonia.

La llegada de esclavos africanos resultó ser, junto a la influencia hispánica, el otro componente importante de la nacionalidad cubana, cuya influencia puede observarse no solo desde el punto de vista étnico, sino sociocultural.

Los esclavos que arribaron a Cuba en condiciones de esclavitud, aplicaron estrategias de supervivencia con el objeto de mantener vivos los elementos culturales de sus regiones de procedencia. Téngase en cuenta que la esclavitud, como fundamento teórico, se basó en la deslegitimación del sujeto esclavo, de sus prácticas culturales, de su modo de vida, que fueron catalogados como salvajes y por tanto, contrarios a la civilización. Por tanto, sus tradiciones culturales, que no seguían el tronco católico de la hispanidad, fueron calificadas de heréticas y contrarias a la civilización, lo cual  llevó a su prohibición, en reiteradas ocasiones, y siempre a la represión de las mismas.

Según Feliú (2003) en las plantaciones y barracones solo se les permitía a los esclavos realizar sus bailes y danzas los domingos y días señalados por las autoridades españolas; las mismas eran denominadas genéricamente fiestas de tambor por ser este el instrumento musical alrededor del cual se celebraban dichas fiestas que se basaban en la práctica de bailes y música acompañadas por comida y bebida. Había ingenios donde el tambor comenzaba a las doce de la tarde, mientras que en otros desde las primeras luces del alba. (Feliú V. , 2003)

Al ser despojado de sus formas originarias de vida, el negro se vio obligado a integrarse a las nuevas relaciones socioeconómicas, conformando así elementos culturales acordes a su realidad. Sin embargo, conservó algunos elementos tribales que tenían una función inmediata en la sociedad que se desarrollaban. Los cabildos, surgidos a mediados del siglo XVI cuando ya existían algunos negros libres, fueron un ejemplo de esto; eran organizaciones que implicaban una unión parcial, pues solo eran admitido negros de una misma tribu o nación. Las funciones de estas instituciones eran de carácter humanitario, conjuntamente con la  preservación de tradiciones de su tierra originaria mediante la celebración de festividades en días señalados o en cualquier otra actividad recreativa. La expresión más elocuente fue la adoración que el esclavo y el liberto seguían haciendo a sus dioses. Enmascarados en fiestas, los mismos se dieron a conocer hasta ser popularizados en la población.

En el proceso de sincretismo religioso los ídolos y creencias africanas se traspasaron a los cristianos, tomando también de ellos sus denominaciones.

Los cabildos de nación tenían permitido por las autoridades coloniales para celebrar sus fiestas y reuniones los domingos. En la medida que ganaron miembros obtuvieron mayores facilidades para su desenvolvimiento, y se hicieron más frecuentes sus salidas en días dedicados a festividades católicas, lo cual otorgaba mayor colorido a las celebraciones con sus bailes, cantos y representaciones.

Algunas de las festividades más importantes para los cabildos eran la del Corpus Christi, en la cual miles de personas salían a las calles y plazas alborotando y bailando, especialmente los negros que vestían ropajes de color arcoíris y danzaban a ritmo de tambor. Era un espectáculo brillante que mostraba como una festividad religiosa se transformaba en todo un bacanal; y la del Día de Reyes, en esta última los cabildos recorrían las calles hasta terminar en el Palacio de los Capitanes Generales en La Habana, a fin de solicitar el aguinaldo. (Feliú V. , 2003)

En 1791 con la revolución haitiana, se produjo un flujo ininterrumpido de franceses a la zona del oriente cubano. De los esclavos llegados de Haití con sus amos proviene la Tumba Francesa, fiesta que tuvo sus inicios en los cafetales y que más tarde trascendió al ambiente urbano, y de esta tomó su nombre la sociedad surgida con posteridad. Esta sociedad tenía las mismas funciones que los cabildos de nación: sus reuniones no obedecían a ningún calendario fijo, entre sus miembros se encontraban esclavos o negros libres, cubanos o africanos, y descendientes de los esclavos haitianos que conservaban el apellido de su amo francés.

De los chinos y los jamaicanos que poblaron el país, hace referencia también Virtudes Feliú (2003), pues aún perviven algunas de sus manifestaciones. Los chinos llegaron en calidad de contratados, pero fueron sometidos a un régimen casi igual que el de los esclavos. De los mismos puede señalarse como festividades más importantes la celebración del año nuevo chino con sus bailes, música y comidas típicas. Aunque la mayoría de las practicas chinas no se popularizaron, por ser sus sociedades cerradas con solo acceso a sus miembros, sí constituía todo un acontecimiento la salida del león chino durante los carnavales  de La Habana, esperado por todo el barrio de Zanja, lugar donde quedó establecida esta costumbre.

Por su parte, los jamaicanos llegaron a Cuba como trabajadores destinados a la zafra azucarera, trayendo consigo sus tradiciones y cultura. Se destacan los festejos laicos del 25 de diciembre, el de los pitos y el que se celebra el 1 de agosto por la proclamación de la libertad de Jamaica. Todas estas fiestas son de gran colorido y la participación es mayormente de los jamaicanos y sus descendientes.

Todas estas expresiones festivas de distintas procedencias ejercieron gran influencia en el proceso de conformación de la cultura popular y tradicional cubana. La práctica de estas tradiciones, en la envoltura de la festividad, constituía una forma de mantener viva una pertenencia cultural determinada en una tierra en la que convivían, ya sea en condiciones de dominado o dominador. En especial resultan importantes sus festividades religiosas, debido a la importancia que lo religioso alcanza en el alma popular, como factor de movilización y cohesión social. Por tanto se impone profundizar en las fiestas patronales de origen católico que durante su decursar por la historia nacional, con la cruz y lo sacro, han jugado  un papel relevante en la formación e identidad de la nación.

Concepciones y realidades de Fiesta y de  Fiesta Popular Tradicional

El vocablo latino festum es el plural de festa: de allí proviene la palabra fiesta. Solemnidad religioso-civil en conmemoración de un hecho. Día  consagrado a un  acto de religión importante. Se trata de un rito social, compartido entre un grupo de personas, donde se marca un cierto acontecimiento a modo de celebración. (Toro, 1968)

Según Sainz de Robles,(1978) el término fiesta “tiene como sinónimos regocijo, diversión, alegría, convite, recepción, velada, procesión, certamen”.

Para (Sánchez, nd) “La fiesta es un momento donde los distintos significantes y significados culturales interactúan, definiendo al grupo social que la protagoniza. A través de ella se expresan sentimientos individuales y colectivos. La fiesta y la religión en nuestra tradición cultural, son difícilmente separables.”

Según las definiciones de fiesta dadas por Sainz de Robles, (1978), de Toro &García- Pelayo, (1968), y Sánchez, (nd) se puede decir que la fiesta se asocia a la diversión y al regocijo más allá del evento en sí mismo. Se puede entonces denominar fiesta a cualquier manifestación de alegría.

“La fiesta en la tradición mito poético y religioso arcaica, es un segmento temporal que posee un vínculo especial con la esfera de lo sagrado, que supone la máxima participación en esta esfera de todos los que toman parte de la fiesta, y que puede estar marcado como una acción institucionalizada (incluso cuando tiene un carácter improvisado)” ((Toporov, 2002, )

La fiesta se opone a los días corrientes, no feriados, a los días de trabajo, y, en una diferenciación más detallada, a los  días de trabajo particularmente singulares, los  llamados días “nefastos”, y en lo ideal tiene la finalidad de alcanzar el estado psicofísico óptimo de sus participantes: desde la euforia, vinculada a una plena sensación del mundo y/o de Dios, hasta la restauración de cierto nivel corriente medio, neutral, transgredido por una situación trágica, ”negativa” (la muerte, el infortunio, la pérdida). ((Toporov, 2002, )

La oposición entre la fiesta y los días de trabajo es la oposición cardinal, y determinante, e indicadores tales como ritualidad, arritualidad (mejor dicho: el nivel y el carácter de la manifestación de la ritualidad), alegría, tristeza, oficialidad, no oficialidad y solemnidad, no solemnidad, deben verse como secundarios y no esenciales a los efectos de distinguir la fiesta de la no fiesta. Un rasgo esencial e inalienable de la fiesta es también su sacralidad.

Esta vinculación entre la sacralidad y la fiesta es en tal medida obligatoria, que en cierta medida y en determinado contexto cabe decir que sagrado es aquello que está ligado a la esencia de la fiesta, a su núcleo” ((Toporov, 2002, )

Esencialmente entonces se puede decir que una fiesta es una conmemoración jubilosa o alegre de algún hecho importante de índole personal o social, que la humanidad conoció desde tiempos remotos y que esta es la exteriorización social de un hecho que se pretende compartir. Las fiestas pueden incluir música, baile, disfraces y comida, cada una de ellas tiene sus propios ritos y la cantidad de personas involucradas en las mismas varía de acuerdo con la magnitud de la celebración.

Al clasificar las fiesta de la tradición mito-poética arcaica, cabe distinguir la fiesta principal de la tradición dada (la fiesta universal), la “súper fiesta” por así decirlo, que posee la mayor fuerza sagrada, las fiestas del ciclo anual (en la práctica se conocen también ciclos de varios años: siete, doce, sesenta; ciclos vinculados al nuevo siglo, la nueva era, etc.); fiestas que coinciden con subdivisiones más fraccionadas (fiestas estacionales, fiestas mensuales, fiestas semanales y sus equivalentes, en particular las imágenes diarias de la  fiesta en la oración matinal o vespertina, durante la visita al templo, en las sesiones de meditación, trance, yoga, etc., fijadas diariamente en el tiempo); fiestas del ciclo vital (nacimiento, iniciación, matrimonio, muerte). ((Toporov, 2002, )

En una serie de casos es esencial distinguir las fiestas oficiales (que en una época posterior coinciden frecuentemente con las fiestas estatales) de las no oficiales una transformación tan común de éstas como las fiestas eclesiásticas y “populares”(extraeclesiásticas) las fiestas “cerradas” (secretas, estrictamente profesionales) de las «abiertas» (en las cuales pueden participar todos en principio), las fiestas parciales (por  ej., femeninas, infantiles, militares) de las totales, las fiestas singulares de las que se repiten periódicamente, las fiestas preparadas de las improvisadas (a menudo sin un plan y un programa precisos, pero con la presencia de algunos movimientos u operaciones “festivos”; a partir de éstos, como de piezas en bruto, se monta una fiesta íntegra)”((Toporov, 2002, )

La fiesta contiene en sí las distintas tradiciones, creencias y mitos religiosos, la música, las danzas, los juegos, las comidas y bebidas, los medios de transporte y otros aspectos de la cultura espiritual y material del pueblo. Estas pueden estar vigentes y poseer un contenido religioso o laico. Es por tanto una manifestación de la cultura tradicional que resulta básica para el estudio integral de un núcleo social, pues muestra las principales costumbres, hábitos y comportamientos.

Desde tiempos inmemorables, el hombre tradujo en festividades los triunfos alcanzados, la actividad festiva adquirió un carácter netamente popular, al ser organizada y disfrutada por grandes grupos humanos. El carnaval como festividad popular ha sido objeto de diversos estudios especializados, un ejemplo de ello lo constituye el libro La rama Dorada de George Frazer (1922), donde se establece una serie de paralelismos entre los festejos de diversas partes del mundo que permite encontrar los distintos modos de celebrarse que han caracterizado estas fiestas y también las analogías existentes en las mismas en las diferentes latitudes estudiadas.

En el Atlas Etnográfico de Cuba se hace referencia a tres tipos esenciales de fiesta: (autores C. d., 2002)

Fiesta Popular: “Las fiestas en general, constituyen una vía fundamental para el estudio integral de una comunidad en tanto resumen los principales comportamientos, creencias, hábitos y costumbres. La fiesta popular goza de la preferencia del público durante un determinado período de tiempo, por lo tanto su duración puede ser efímera”.

Fiesta Popular Tradicional: “Actividad colectiva de tipo familiar, vecinal, comunal o social en general, que la población participante organiza y prepara para su propio disfrute. Pervive de una generación a otra por un lapso prolongado de tiempo. Es generada por algún acontecimiento colectivo ya sea de índole social, económica, religiosa, vinculada con el ciclo anual, vital u otro. Se caracteriza por el sentido de pertenencia que el grupo social participante le otorga”.

Las fiestas populares tradicionales son las actividades promovidas por algún acontecimiento colectivo, tanto de carácter social, económico, religioso, o de otra índole, que es reconocido por un núcleo étnico dado y con participación popular de generación en generación durante un largo período. Las fiestas populares tradicionales incluyen casi todos los elementos o manifestaciones de la cultura popular tradicional, como música, danza, artesanía, los géneros de literatura oral y teatralizaciones, las comidas y bebidas, los juegos y competencias, las creencias religiosas, la ornamentación, y los ritos, entre otras. (Feliú, 2003)

En la tipología aportada por Feliú (2003) sobre algunas fiestas populares tradicionales en Cuba, que se pueden clasificar en religiosas se encuentran las católicas, que representan a la etnia Ibero-Canario, estas fiestas eran patronales y los nombres de las celebraciones según el santo patrón eran: Nuestra Señora de la Virgen  de las Candelas o Candelaria, La Caridad, San José, San Pablo, La Virgen del Carmen, Nuestra Señora de las Nieves, San Rosendo y La Cruz de Mayo. También se encuentran las fiestas de origen subsahariano estas representan a la etnia africana, y se dividen en dos, las festividades religiosas  como el Bembé, las Congas y el Kinfuiti y las festividades Laicas- campesinas como el Tambor Yuca.

Al hablar de fiesta es casi imposible no hablar de tradición, puesto que ambas se complementan y en definitiva, forjan con el transcurrir de los años la historia viva de un pueblo que se ha ido engendrando con las aportaciones y creaciones de sus vecinos en el devenir de los años. Las fiestas, costumbres y tradiciones de un pueblo, van a definir su idiosincrasia, van a perfilar las características propias de este pueblo y van a marcar su propia cultura.

“Pero al hablar de la fiesta como institución productora de identidad y ciudadanía, estamos hablando de funciones no tradicionales de la fiesta. No se trata de pequeños ciclos rituales que organizan los ritmos de la producción agrícola o ganadera, ni de un ciclo de fiestas por los que se configura una estructura de prestigio social local. Se trata de fiestas que crean lazos y vínculos entre individuos que no comparten cotidianamente un mismo espacio y que tienen intereses diferentes y en otras partes”. (Diez Hurtado, (nd))

“La fiesta es sobre todo una actividad colectiva de carácter social, donde se estrechan las relaciones personales, se muestran habilidades en distintos juegos, competencias y bailes y donde por lo general se altera la conducta acostumbrada, debido a la ingestión de bebidas alcohólicas, la euforia propia del momento o la personalidad incógnita escondida detrás de una careta o máscara. En la fiesta participan, en mayor o menor grado, importantes núcleos de la población que reside en la localidad y otros que, residiendo fuera de ella, sienten añoranza por aquellas celebraciones que le traen gratos recuerdos de niñez y juventud. De ahí que sean esenciales los estudios agonográficos; sus observaciones son fundamentales para el conocimiento de un pueblo, de las influencias que ha recibido y el legado que ha preservado”. (Feliú V. , 2010)

Las fiestas como parte de las tradiciones son acontecimientos colectivos arraigados, celebraciones fijadas inicialmente según el calendario religioso, pero fueron perdiendo este carácter después del triunfo revolucionario y adquirieron matices laicos, en los que predomina la intención recreativa, la patriótica, y donde la unidad doméstica de vida íntima y actividad social se reproduce con la participación unida de la familia.

“Por otro lado, si las fiestas siguen siendo depositarias de la tradición, ésta es considerada ahora un producto de exportación: la fiesta es un espectáculo que se  ofrece a diversos públicos: no sólo el pueblo y sus emigrantes sino también los pueblos vecinos –definiendo así prestigios regionales relativos- sino también al público en general. La fiesta se convierte así en una carta de presentación del espacio local, que se suma a los lugares arqueológicos en un eventual paquete para futuros turistas”. (Diez Hurtado, (nd))

Se asume como concepto fundamental de la investigación el de (Sánchez, nd) ya que de los conceptos de fiesta planteados en este epígrafe se enfocan de manera más concreta.

Asimismo el autor define la fiesta como ese momento de interacción, donde se expresan sentimientos y se definen identidades, ya sean locales o nacionales. Otro concepto de incalculable valor para nuestro trabajo y que fue minuciosamente examinado por esta investigadora en la revisión bibliográfica que precedió al diseño metodológico de este estudio, fue el de Fiestas Tradicionales: asumiendo por nuestra parte que son actividades festivas en las cuales se celebran las tradiciones de cualquier índole en una comunidad cualquiera.

Fiestas Populares se considera aquellas celebraciones que se llevan a cabo en la actualidad y que no conmemoran ninguna tradición en particular.

La conservación de las tradiciones populares es una acción que debe estar presente en cada momento de la vida del hombre. Se tiene el compromiso de preservar el patrimonio cultural intangible, folclórico, popular, tradicional, material, o espiritual, de la globalización que conduce al desarraigo, a la homogenización y a la pérdida de la identidad.

La importancia de las fiestas populares tradicionales esta dada por ser una actividad colectiva la que toma parte con un grado mayor o menor de participación una porción estimable de la población que reside en la localidad, o que al residir en otra siente la necesidad de participar en las celebraciones que le traen gratos recuerdos de su niñez o juventud. Esta participación puede ser activa o pasiva, esta última es la adoptada por los simples espectadores, en el caso de un desfile u otra actividad. No obstante existen otros tipos de participaciones, como las de índole laboral o económica, personificada por los músicos, artistas o vendedores de productos, propios de las fiestas.

Antecedentes históricos de las fiestas  en Pinar del Rio

La cabecera de la provincia radicó primero en Guane, después en San Juan y Martínez y finalmente en Pinar del Río, que fue declarada parroquia bajo la protección del Santo Patrón San Rosendo.  La provincia de Pinar del Río contó con abundantes fiestas. De ellas, un buen número correspondía a celebraciones de origen religioso, en las que se incluyen tanto las de antecedentes católicos como las de antecedentes africanos. Además existen múltiples festividades de carácter laico que se han agrupado por algunos estudiosos en fiestas campesinas, verbenas laborales, de inmigrantes y de corte carnavalesco.

Fiestas Patronales:

Estas fueron muy numerosas cada pueblo en la colonia era  fundado bajo la advocación de un santo patrón o patrona del panteón católico. La celebración más común era la dedicada a la Virgen de la Candelaria que se realizaba en los municipios de Minas de Matahambre, Viñales, Candelaria, San Cristóbal, Los Palacios y Consolación del Sur. Seguida a la dedicada a la Virgen de la Caridad y San José y en menor medida a San Pedro, San Pablo, La Virgen del Carmen y Nuestra Señora de las Nieves. Hoy en día todas estas fiestas no están vigentes a escala de la sociedad ya que solo son recordadas dentro de las iglesias católicas.

Estas fiesta incluían un programa que en su primera aporte se dedicaba al culto religioso que incluían novenarios, preparativos para los ritos religiosos, dianas, misas y más tarde se sacaba en procesión a la imagen del santo por toda la calle de cada uno de los pueblos.

En la segunda parte comenzaban las actividades populares, libres de matices religiosos, en la sociedad y calles más importantes de los pueblos. Consistían en competencias y juegos lícitos e ilícitos donde los más frecuentes eran los basados en los torneos o suertes a caballo (ensartar sortijas, palo ensebado, y otros), también los juegos el tiro al blanco, el de la manzana y competencias de bicicletas, juegos de pelota, peleas de gallos y carrera de saco. A lo largo de las calles se ofrecían comidas y bebidas típicas, entre ellas abundaban los dulces de confección casera, a saber buñuelos, boniatillos, alegrías y malarrabia, así como platos característicos: lechón asado, congrí, yuca y empanadas.

Las calles y fachadas de las casa particulares y edificios públicos se adornaban para la ocasión con banderitas de colores, pencas de cocos, guirnaldas y otros motivos florales. También se pintaban los frentes de las casas con pintura o cal, se construían enramadas a la entrada de la población y de uno a otro lado de la calle se colgaban adornos confeccionados por los vecinos.

Los bailes se celebraban en las calles y en las sociedades, con la división de la población tanto por el nivel como por el color de la piel y se tenía en cuenta el grado de riqueza o de pobreza. Estas actividades bailables cambiaban según la época, existen relatos acerca de los bailes de cuadros como los lanceros, bailes españoles  de varios géneros, el vals, contradanzas, el foxtrot y por supuesto el son cubano.

Los conjuntos musicales en sus inicios fueron locales, pero posteriormente cuando comenzó la comercialización fueron contratados agrupaciones de la capital.

Los vendedores ambulantes se dedicaban a vender matracas, serpentinas, pitos, yoyos y gorritos.

Otras características de estas actividades eran las representaciones teatrales con piezas de géneros bufo, zarzuelas y otras de carácter costumbrista con actores y cantante de la cabecera provincial y de la Habana.

La verbena de San Rosendo

San Rosendo (907-977), eclesiástico hispano cristiano, obispo de Santiago de Compostela y virrey de Galicia.

Nació en Valdesalas, Galicia, hijo del conde Gutierre Menéndez. Estudió latín en Mondoñedo e ingresó en el monasterio de Caveiro. En el año 925 fue nombrado obispo de Dumio y después de Mondoñedo. Fundó la abadía de San Salvador de Celanova y restauró numerosos monasterios en Galicia y el norte de Portugal. Debido a sus virtudes, el rey gallego Sancho Ordóñez (925-929) le nombró virrey de Galicia y obispo de Compostela, con el encargo de luchar contra los normandos, misión que llevó a cabo con éxito con la ayuda del conde Gonzalo Sánchez. Amante de la vida contemplativa, volvió a Celanova, donde murió siendo su abad el 1 de marzo del año 977. Su festividad se celebra el 1 de marzo.

Desde el siglo XVIII y hasta la década del 50 del siglo XX fue la fiesta de mayor popularidad en la provincia fue la que se realizaba en honor a San Rosendo que generalmente se efectuaba dentro de los nueve días anteriores al 1 de Marzo y hasta este día inclusive. Fue la única festividad religiosa que desde su inicio tomo el nombre de Verbena. Después de realizado los oficios religiosos comenzaban las festividades laica en calles principales de la ciudad (Calle Martí, Colón al costado del teatro, Calzada de la Coloma, Avenida Cavada etc.), los parques de la ciudad, la sociedad Colonia Española, el Instituto de Segunda Enseñanza, la Escuela Normal para Maestros, la Farmacia y Club San Rosendo.

La peculiaridad más importante de la Verbena de San Rosendo y que más gratos recuerdos ha dejado en la población, fue la caracterización de diversos países donde los más comunes fueron México, España y China independientemente del barrio cubano. Cada uno de ellos era decorado de acuerdo al país y se acompañaba con vestuario, música, comida y bebidas típicas de la nación representada.

En el caso del barrio chino llamaba mucho la atención por el espectáculo que brindaba, centralizado en la actuación de un dragón articulado con una enorme cabeza de cartón por cuya boca brotaban llamaradas.

Por su parte el barrio cubano poseía una comparsa en la que participaban hombres, mujeres y niños de todas las edades con vestimentas propias de comparceros, es decir, trajes blancos con vuelos de colores en las mangas y escotes. Los bailes se fueron extendiendo a centros de diversiones nocturnos o cabaret y principalmente los bailes bajo techo o  de salón.

Además de los bailes esa fiestas incluía tómbolas y distintos juegos y competencias, entre ellos se destacaba la carrera de cintas en la que participaban los bandos rojos y azul, y se escogía a la más bella joven para madrinas, las cuales ocupaban un lugar preferencial en el desarrollo de los juegos competitivos donde ocupaban un lugar importante, se destacaban las peleas de gallos.

Para los niños se habilitaban programas que incluían competencias del palo ensebado, la cueva del conejito, el parque de las diversiones y competencia de disfraces.

Durante la Republica y la corrupción engendrada por esta proliferaron juegos no tradicionales propios de la influencia norteamericana como la ruleta y el póquer. El 26 de Noviembre 1941 surge el Comité Todo por Pinar del Río, el cual acometió la organización de las Verbenas por medios propios, logrando que aumentara la participación popular y desplazaron a los comerciantes, confiriéndole nuevamente a las fiesta el carácter popular libre de comercialismo. Este comité tuvo iniciativas muy valiosas. En el aspecto económico organizo el Comité de los Mil para la recaudación de fondos destinados a obras de beneficios sociales. Creó  además el Comité de Unión Nacional con el fin de facilitar el intercambio entre las sociedades negras y blancas para así romper las barreras raciales que existía.

Organizaron veladas artísticas y conferencias de destacadas personalidades del mundo del arte y la política con el fin de lograr elevar el nivel cultural del pueblo pinareño. Del mismo modo se presentaron obras teatrales y zarzuelas. Se organizaron bailes de disfraces para adultos y niños, guateques campesinos en áreas rurales cercanas.

La fiesta popular tradicional cubana ha sido la incubadora de innumerables tradiciones y géneros de la cultura popular tradicional, pues en su seno surgieron y preservaron géneros musicales y danzarios, teatrales, artesanales, culinarios y otros.

En las ciudades y pueblos de carácter urbano se encuentra las fiestas traslaticias que poseen su música característica.

Los antecedentes de este tipo de festejo que se tienen noticias en la provincia son los Mamarrachos a mediados del siglo XIX aunque en la descripción no se hace referencia al aspecto musical.

La comparsa más antigua de la provincia se remonta a 1905 en Consolación del Sur. También en Pinar del Río  la salida de estas comparsas estuvo legada a las sociedades y con frecuencia salían de casa de los organizadores hacia el local de la sociedad a que pertenecían, algunas realizaban un recorrido más amplio por el pueblo. Estas comparsas salían a las calles no solo en carnavales sino también los días de las fiestas patronales, tanto en la capital Pinareña como en los demás municipios.

Desde mediados del siglo pasado con el surgimiento de la clase obrera, las Casas de Cultura jugaron un papel muy importante en la democratización y actualización de los valores culturales y como centro de confrontación de las ideas. En Cuba los trabajadores carentes de posibilidades para asistir a las Instituciones, crearon diversos Centros. Como fueron: Círculos de Torcedores de La Habana y San Antonio de los Baños y los Clubes  Obreros de Regla y Manzanillo que contribuyeron al desarrollo de la conciencia política y a la formación ideológica de nuestro pueblo, desde donde Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y muchos otros dirigentes  de los trabajadores expusieron sus ideas políticas. También se tomaron referencias de países del campo socialista, como Bulgaria, Rusia y Hungría .En el proceso de reordenamiento e institucionalización de los organismos del Estado,  se crea en el año 1976 el Ministerio de Cultura, decisión de gran importancia para la dirección del trabajo cultural. A partir de ese momento se determina la creación de dos estructuras que atenderán: una a los artistas aficionados y otra al llamado aficionado espectador y a todo el proceso de extensión cultural.

En el mes de enero de l978 se, emite la Resolución No. 8 , creando el Sistema de Casas de Cultura, que estará subordinado técnica y metodológicamente al Ministerio de Cultura, mediante la Dirección de Orientación y Extensión Cultural y la Dirección de Artistas Aficionados con la creación de las Casas de Cultura se logra una amplia incorporación de la población y en especial de los jóvenes valores artísticos y creadores en el rescate y desarrollo de la identidad cultural nacional .En 1978, se oficializa el Sistema Nacional de Casas de Cultura, las cuales como Instituciones culturales de la comunidad, se convirtieron en el centro irradiador de la cultura en los municipios, representando un apoyo especial para el desarrollo del MAA. En la actualidad existen más de 300 Casas de Cultura en el país  .En 1979 se decide crear la Dirección Nacional de  Aficionados y Casas de Cultura. Al existir una acción unificada y estrecharse los nexos existentes entre los elementos del Sistema, se logra un fortalecimiento orgánico y la obtención de una atención más integral al MAA .El MAA es actualmente una de las principales formas mediante las cuales enfrentamos el trabajo cultural como instrumento idóneo para propiciar un amplísimo movimiento popular alrededor de la cultura y hacerlo de forma tal que facilite la  más amplia libertad creadora y exigencia estética. Donde el concepto de Casa de Cultura es: Centro cultural comunitario, destinado a mantener actividades que promueven la cultura entre sus habitantes

Las características fundamentales de la Casa de Cultura

Es una institución abierta y accesible al público encargada de generar de manera permanente procesos de desarrollo cultural concertados entre la comunidad y las entidades estatales, destinado a la preservación, transmisión y fomento de las muestras artísticas y culturales propias de la comunidad. Es el lugar destinado para que una comunidad desarrolle actividades que promueven la cultura entre sus habitantes. La casa de la cultura cuenta con una planta física que presta las facilidades para la enseñanza y práctica de las diferentes expresiones culturales, así como realizar la difusión, formación, capacitación, investigación, organización y apoyo a la creación artística, dictando talleres en las diferentes áreas artísticas como son danza, teatro y narración oral; música, artes plásticas, literatura, entre otras; dirigidos a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores.

En referencia a la labor esencial de las casas de cultura, se puntualiza que si bien las mismas contribuyen a desarrollar talentos que luego pueden engrosar las filas de alumnos del sistema nacional de enseñanza artística, dichas instituciones tienen como principal cometido el mejoramiento integral del ser humano y la calidad de vida de cada comunidad.

A la par de las manifestaciones artísticas tradicionales (música, teatro, danza, artes plásticas,) las casas atienden talleres literarios, el mantenimiento de las tradiciones culturales locales y el programa audiovisual, que incluye apreciación cinematográfica. Las mismas se encargan también de brindar apoyo a los grupos portadores de cultura popular tradicional, de los cuales ya se cuentan 27 en todo el territorio nacional. En el año 2006 en Cuba se efectuó 987.105 actividades comunitarias celebradas , las cuales corrieron a cargo de las mencionadas casas y los consejos populares. Para sustentar el referido nivel de calidad, al decir del CNCC coloca el énfasis de su quehacer en fomentar los talleres de apreciación y creación, siempre tomando en cuenta las preferencias regionales, que son tan variadas como gustos tiene la población cubana. Con el fin de encauzar esta labor, dice, existen centros provinciales y territoriales que disponen de mecanismos homologados con el Consejo Nacional de Casas de Culturas.

Las 327 casas de cultura diseminadas por todo el país, hay 314 en pleno funcionamiento. A diferencia de La Habana, donde suelen residir los grandes artistas del país, las casas de cultura en provincias son la base de la programación cultural local. De ahí que las 327 casas de cultura diseminadas por todo el país, hay 314 en pleno funcionamiento. A diferencia de La Habana, donde suelen residir los grandes artistas del país, las casas de cultura en provincias son la base de la programación cultural local. De ahí que Cuba sea más rigurosos con la formación de aficionados en esos lugares.

En el asiento original del Hato El Ciego y  próximo al camino carretero central  a la Vuelta Abajo dentro de un hermoso pinar, se creó por el año de 1705 un oratorio que después fuera “Curato de Monte” y para 1735 se convertiría en Capellanía hasta poseer iglesia propia bajo la advocación de Jesús de Nazareno. A este Curato se le conoció con los nombres de “El Ciego del Nazareno” o “Jesús Nazareno del Ciego”. Este lo conformaba un incipiente caserío, con cierto trazado urbano para 1760.

Según Esteban Pichardo en su obra “Geografía de la Isla de Cuba” publicada en 1854 refiere que:

(…) “Hace más de dos siglos, según tradición, existía una Iglesia en el asiento del Hato El Ciego, al naciente de donde hoy se haya. En el año 1705 siendo arrendatario Don Gaspar de la Cruz, un incendio causó su traslación hacia el caserío que comenzaba a fomentarse” (Pichardo, 1854)

La tradición oral reafirma esta anotación ya que un capataz de la hacienda El Ciego nombrado Pedro Gaspar Hernández cambió su apellido por el de la Cruz, dando origen a las fiestas del 3 de mayo de Jesús de Nazareno y trasladó la santa misa y el caserío original, después de un incendio hacia la margen. Este del río, lugar que daba paso a un establecimiento y corral nombrado Los Palacios en la otra orilla.

El 30 de marzo de 1735, mediante acta testamentaria de la muy reverenda Madre novicia María del Tránsito, religiosa del Monasterio de Santa Catalina de Zena de la ciudad de San Cristóbal de La Habana, dispuso varios legados y mandó fundar una casa capellanía en el Hato El Ciego” (Registro de la Propiedad Municipal. Los Palacios)

El 12 de junio de 1764 Agustín Morell de Santa Cruz, Obispo de Cuba, eleva al rey un detallado proyecto para dividir en tres partes las diócesis de Cuba, en ella da cuenta que de los diecinueve curatos de monte, El Ciego era uno, y refiere que ya en ellos se fomentaban pequeños núcleos urbanos.

Toda la bibliografía consultada cita la fundación de Los Palacios en el año 1760, en tierras del Hato El Ciego, a orillas del río Macurijes y que en 1763 las religiosas del Convento de Santa Catalina de Zena, cedieron dos caballerías de tierras para la urbanización del pueblo y la construcción de la Iglesia parroquial.

Varias generaciones se han preguntado e indagado respecto al origen del nombre del pueblo de Los Palacios. Por la tradición oral se conoce que en la margen oeste del río se asentó una familia apedillada Palacios próxima al incipiente caserío que tenían una taberna con condiciones de alojamiento y se hizo habitual que todos los viajeros y vecinos comenzaran a llamarle Los Palacios. Además se alude que el nombre de Los Palacios proviene de una familia  de emigrantes que vinieron procedentes de Los Palacios de Sevilla, en España y se adjudicaron este nombre que lo convirtieron en su apellido.

En un testimonio, se gana en claridad “… Yo soy descendiente de aquel apellido original que dio nombre al  pueblo de Los Palacios y que se debió a un pariente de mi tatarabuelo llamado Martín Palacios que junto a su familia se vio dueño de muchas tierras  aquí y tenía un establecimiento y un corral al poniente del río. Recuerdo que mi padre y mis tíos me hablaban mucho de un cura también descendiente llamado José Palacios que era muy popular. Para que tu sepas el apellido Palacios uno se lo encuentra hoy donde quiera” (Palacios, 1993 )

Fundación de nuevos núcleos poblacionales: San Diego, Paso Real de San Diego, San Diego de los Baños y la Isabela

San Diego de los Baños (1844): Como hechos sobresalientes en esta etapa que marcan el inicio de nuevos núcleos poblacionales se distingue la fundación oficial de Paso Real de San Diego y San Diego de Los Baños, procesos relacionados entre si, pues:

“(…) Se afirma que la merced concedida por el muy ilustre ayuntamiento de La Habana en 31 de Marzo de 1632 al Síndico Mayor Don Diego de Sayas  y Soto fijaba como asiento un sitio próximo junto al charco de las doce palmas y mogote: La Güira, años más tarde, o sea el 18 de abril de 1687 se formó un solo cuerpo con el Hato San Pedro de la Galeras y los realengos: La Soledad y Candelaria  de Don Luis López del Río incluido después en la concesión del corral Caiguanabo de la sucesión de Don Luis Martín Pedroso” (MINSAP, 1974)

Consultada la obra “Historial de Cuba de Ricardo V. Rouset  aparece que el Corral Santa Rosa o San Diego de Los Baños fue mercedado el 31 de Marzo de 1632 a Francisco Martínez y por otra parte que el corral San Diego se le otorgó  o Don Diego de  Sayas en Octubre 30 de 1671″ (Rouset)

Tranquilino Sandalio de Noda en 1843, aclara la tenencia de la tierra de la siguiente forma:

“(…) A un testimonio de autos formado en dicha Ciudad de La Habana en el año de l822, ante Manuel de Linares, escribano, asistencia de Don Francisco Castellón, alcalde ordinario de ella y su jurisdicción, que su contexto es orden a justificación que insistáis como testigo en aquella ciudad de que el sitio y Hato de San Pedro de Dayaniguas lo poseyó Fernando Galgo, vecino que fue de ella y dueño de él quien le dio en dote a Doña Beatriz Calvo, su hija cuando casó con Don Diego de Zayas, vuestro abuelo de quien heredó Don Fernando de Zayas vuestros padre y le poseerías vas ahora como su hijo y heredero y que así mismo erais dueño y poseedor del sitio Corral llamado (San Pedro) digo San Diego (alias Rosa de Izquierdo) heredado del expresado Don Diego de Zayas… Abuelo… el cabildo hizo merced en el año de seiscientos treinta y dos, incluyendo el referido testimonio, otras diligencias de medidas y separación de otras tierras en tiempos de Don Juan Gutiérrez a quien primero se hizo la merced” (Cuba, Legajo 93, Signatura 6 No 3.)

Lo expuesto anteriormente y el estudio realizado a través de diversas fuentes históricas, permite afirmar que el sitio original que recibió el nombre de primer San Diego fue el antaño Paso Real del Camino Carretero Central a la Vuelta Abajo, conocido como el Paso Real de San Diego (hoy Paso Quemado).

El origen del descubrimiento de los baños hay que verlo en todo el contexto territorial basado en una leyenda que por tradición oral ha llegado hasta nuestros días; Un negro esclavo nombrado Taita Domingo fue expulsado de la Hacienda San Pedro de las Galeras por padecer de lepra y por temor a que contagiara a la dotación. Deambulando por la serranía entre bosques y cuevas, vino a dar con los fabulosos manantiales, que fueron poniendo remedio a su grave enfermedad. De regreso a su Hacienda grande debió ser la sorpresa de sus amos al apreciar la maravilla de su curación. Desde entonces las aguas minero medicinales del río Caiguanabo adquirieron popularidad.

Por otro lado se afirma que el sitio donde se encontraban los baños acudían enfermos a bañarse desde 1775 y que el 22 de marzo de 1793 se celebró la primera Misa en una Ermita Nueva, bajo la advocación de San Diego de Alcalá, patrocinada esta por labradores del Hato de San Pedro de las Galeras y del sitio de los baños, perteneciente a Don Mateo Pedroso.

No precisado aún en el tiempo, acudían a los baños personas que improvisaban ranchos y chozas, aunque se dice que eran destruidas cuando terminaba la temporada, se fue creando un conjunto de éstas en forma desordenadas y poco a poco comienza a fomentarse un núcleo poblacional que se denominaba Baños de San Diego.

En 1827 debido a un incendio desapareció la Ermita y para esa fecha no se logró un poblamiento estable. En 1838 el caserío de San Diego lo conformaban 72 casas de embarrado y guano y se destacaban en él; 1 botica, 4 pulperías y taberna, 5 tiendas mixtas, una panadería, un café billar, 1 zapatería, 1 carpintería y 2 tabaquerías, así como una escuela. La población estaba compuesta por 72 blancos, 2 pardos libres, 10 morenos libres, 4 pardos esclavos y 31 morenos esclavos para un total de 119 personas, que residían de forma permanente.

En 1844 (Fecha que se toma como fundación oficial) Don Luis Pedroso y Echevarría comprendiendo las ventajas económicas que le podía aportar el sitio de los baños, acometió y encargó al Agrimensor Don Cristóbal Gallegos a hacer  el trazado urbanístico del pueblo y se comenzó con el concurso de comerciantes y vecinos, sustituir las viejas chozas por nuevas edificaciones denominándose el pueblo como “Baños de San Diego.”

Paso Real de San Diego (1820): Como se ha explicado, el corral adquirido por Don Diego de Zayas, llamado Santa Rosa de Izquierdo o San Diego, quedaba situado en el punto del camino carretero central a la Vuelta Abajo y el otro camino que salía desde el embarcadero Cortés, hasta las Sierras del Norte; el propio Zayas le adjudicó el santo de su nombre al corral como se acostumbraba en su época. La característica de estar situado en la intersección de esos importantes caminos, hicieron posible que desde inicios del siglo XIX se crearan condiciones para la formación primigenia del asentamiento poblacional de Paso Real de San Diego, lugar de estancia obligada para dirigirse a los baños.

Otro factor importante era que sus tierras eran muy fértiles para el cultivo del tabaco, pues lo conformaban 205 vegas, dedicadas también a viandas y hortalizas, además de contar con excelentes haciendas ganaderas que determinaron su fundación con trazado urbano en l820. “En 1838 existían en el caserío de Paso Real de San Diego 7 casas de Mampostería, l de madera y l4 de embarrado y guano. Los establecimientos públicos estaban compuestos por: una botica, una pulpería y taberna, 10 tiendas mixtas, 4 panaderías, 2 fondas y pasadas, un café billar y una herrería y cerrajería, una chocolatería, una valla de gallos y un tejar» (Cuba, “Fondo Gobierno General”, Legajo 263. No. 13460.)

En la obra de Jacobo De La Pezuela (1863) aparece que:

(…)”Paso Real de San Diego (pueblo cabecera del Partido de San Diego de Los Baños) y Residencia habitual de su capitán pedáneo que se traslada al pueblo de San Diego en temporadas de Baños está situado en el camino real a la Vuelta Abajo a ambas orillas del río San Diego y en terrenos del corral de este nombre, sobre suelo firme y saludable” (Pezuela, 1863)

La Isabela (1841-1846):…”La Isabela estaba ubicada en las faldas meridionales de las serranías del Norte, terreno de irregular elevación y en un espacio de 2 caballerías de tierras del corral demolido San Bartolomé, sobre media legua Sur de su asiento que a mediados del siglo XIX pertenecían a Santiago Gutiérrez de Celis, que las hubo de adquirir del convento Santo Domingo. El caserío era bañado por su lado occidental por el río de su nombre Isabela (el nombre puesto al caserío y al río fue en honor a la Reina Isabel). El río al que se hace alusión es el Santo Domingo o Bacunagua, que servía de fuente de abastecimiento de agua a los vecinos del lugar” (Cuba, ” Gobierno General”, Legajo 262, No.13460. )

Su fundación aunque no precisa es posterior a 1841 y antes de 1846. Para esta última fecha contaba con 14 casas de maderas y 6 de embarrado y guano y algunos establecimientos con unos 43 habitantes, cifras estas que para 1853 tienden a disminuir hasta desaparecer, ignorándose las causas.

Primeras manifestaciones culturales en el municipio Los Palacios

Los elementos culturales en el territorio se originaron simultáneamente con el proceso de población, se sabe que fueron monteros y sabaneros los primeros que se asentaron en nuestras tierras y es obvio que tuvieron que construir ranchos o bohíos y un mínimo de utensilios que formaron su ajuar, expresiones estas de su cultura material, claro está adaptados al medio circundante. También los negros esclavos nos aportaron elementos válidos de su cultura material y espiritual desde  muy tempranas fechas.

Las primeras manifestaciones musicales estaban ligadas al trabajo y a las creencias, así como al arreo de ganado:

Un ejemplo curioso en que se aprecia con nitidez la asimilación de elementos culturales de origen español por parte de los negros, es la siguiente décima Conga. (Ver anexo 1)

El Guateque o Canturía constituyó la forma típica más festiva y generalizada en  los campos. Se realizaban generalmente los fines de semana y fue la guitarra el instrumento musical por excelencia. La forma estrófica utilizaba la décima de origen hispánica y que en boca de los cantores ganó permanente celebridad, siendo hasta hoy la expresión de mayor arraigo entre la población rural.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII en Los Palacios se realizaban grandes fiestas relacionadas con las festividades de la Santa Cruz donde acudían vecinos de todas las comarcas. Estas se realizaban el 3 de mayo de cada año, acompañada de una procesión con la imagen de Jesús de Nazareno que saliendo de la iglesia recorría el caserío.

En San Diego de los Baños las fiestas más conocidas desde las postrimerías del siglo XIX estaban relacionadas con el Santo patrono del pueblo San Diego de Alcalá y se hacían el 13 de noviembre. Para ello los comerciantes adornaban sus establecimientos con pencas de guano y cañabravas y cerraban espacios para ofertar comidas y bebidas, dejando libre las áreas de baile, que generalmente se hacían de noche. Pero por las características del lugar en temporadas veraniegas se organizaban otras fiestas donde los divertimentos alegraban la vida de bañistas y vecinos.

En Paso Real de San Diego las fiestas no tenían un día señalado, pues estas se efectuaban cuando los vecinos la patrocinaban, destacándose entre otros los juegos montarases y las canturías.

Cantos, leyendas, refranes, bailes, juegos, formaron tradiciones, bajo la simbiosis del proceso de transculturación, que constituyeron las primeras manifestaciones culturales locales practicadas, que no difieren de otras similares en Vuelta Abajo.

Eran diversas las formas de manifestaciones culturales y tipos de tradiciones que se practicaban en el territorio. Los negros, con su rico acervo folclórico de origen africano hacían las fiestas del Bembé, practicaban danzas o bailes en las que invocaban a sus orishas como los dedicados a Eleguá, Obatalá, Changó, Ogún, Yemayá, BabalúAyé, Zarabanda, Orula, Ochún, Oyá, Ochosi, Argayú, las Jimaguas y otros.

Otras fiestas conocidas y que se efectuaban en la zona eran las del Tambor Yuca y los llamados bailes de palo, destacándose el Palo con cinta y El Tornillo, practicándose estos, tanto por negros libertos como por esclavos, Hay referencias también que a muchas de estas fiestas y bailes acudían personas de origen canario.

Sobreviven en la memoria popular tradiciones muy arraigadas como las llamadas “carreras de sortijas” que se remontan a nuestra tradición ganadera, pues lo practicaban los monteros y hábiles jinetes, así como una gran mayoría de campesinos en sus briosos corceles.

Otros juegos tradicionales fueron el del Palo Encebado, la Cucaña, el Palo Enterrado, el Puerco Encebado, carreras de caballos (independientes y con carruajes) monta de toros, enlace de ganado, etc.

El censo de 1863 refiere que Los Palacios contaba con 6 músicos, 5 blancos y 1 negro pero que los describían dentro de las ocupaciones u oficios de la localidad. Se hace también mención de 35 costureras, 25 blancas y 10 negras, 14 tejedores de sombreros, 12 blancos y 2 negros. Estas manifestaciones dieron origen a la práctica  de la música popular y la artesanía tradicional.

Fueron bien conocidas las guayaberas palaceñas utilizando tejidos importados e hilos de algodón y lino, botonadura de hueso, carey y tarro, pues desde la segunda mitad del siglo XIX hay referencias de costureras que se dedicaban a estos menesteres.

Las tradiciones culturales cobraban más arraigo en la población y los políticos de turno buscando fines lucrativos organizaban bailables, fiestas, ferias y verbenas con el pretexto de destinar las utilidades para obras de beneficencia. Dada la situación precaria de muchas familias en los campos los llevaban a organizar bailes o fiestas llamadas “de beneficio” con el objetivo de recaudar fondos para la curación de algún enfermo.

En Paso Real cobraron celebridad los llamados bailes de la Paloma, que se celebraban en cualquier fecha del año y como requisito los participantes debían vestir de blanco. También se destacaban los guateques, las canturías, peleas de gallos, juegos de mesas, donde no faltaba la variada oferta de comidas criollas y bebidas.

En San Diego de los Baños en esta etapa se editó el Periódico independiente “El Látigo” que salía a la luz los días 15 y 30 de cada mes. Mantenía un formato tipo tabloide y desde el punto de vista conceptual resulta muy interesante encontrarse con expresiones progresistas, como las décimas de carácter crítico tituladas “Que nos paguen el salario”. De esta composición se extrae una que resume la intención de su autor, quien las firma con el seudónimo de “El sinsonte Sandieguero”. (Ver anexo 2)

En la cultura, entre 1928 y 1930 se fundaron los conjuntos musicales “Sonora Cubana” y “Unión Palaceña” de Basilio Gálvez. Entre 1934 y 1935 se crean las agrupaciones “Conjunto Occidental” y “El Hatuey”, los géneros más cultivados continuaron siendo el Son y la Guaracha, así como el Bolero. Estas agrupaciones no poseían ningún respaldo gubernamental, ya que actuaban en bailables que organizaban sociedades o personas particulares. En los bailes públicos el espacio se dividía para negros y blancos como expresión del racismo impuesto por sus organizadores La creación de las sociedades de recreo: “Club Hispano- Cubano” para blancos y “Sociedad Nueva” Era para negros irrumpió en el ámbito cultural de la época para las familias más acomodadas. En San Diego de los Baños se creó el Club de Leones con una reducida membresía. Fue la época en que comenzaron las salas para proyecciones de películas silentes, creándose dos en Los Palacios, una en Paso Real y una en San Diego de Los Baños.

La cultura adquirió nueva notoriedad  al crearse en 1950 la Revista “El Palaceño”, fundada por iniciativa del maestro y pedagogo Evelio Véliz Medina, así como por sus colabores más cercanos Félix Ortega Fúster, Andrés López Capote (fotógrafo), Margarita Barroso Viñas,  Efrén Toledo Valdés, Rafael R. Robaina Muñoz, entre otros. Sus reportajes y crónicas sociales acercaban al quehacer local. En el año 1958 adquiere el nombre de “Sol”, “La Revista de Vueltabajo”, se editaba mensualmente con una tirada de 3000 ejemplares, que abarcaba toda la provincia, teniendo corresponsales en cada uno de los municipios. Las impresiones se realizaban en los talleres Hermanos Trujillos  en Artemisa.

Surgimiento y organización de la fiesta popular tradicional del palaceño ausente  en el municipio de Los Palacios.

La fiesta del palaceño ausente  llegó a ser un acontecimiento de gran dimensión popular durante el período 1925-1959. Fueron celebradas bajo el mandato del alcalde Pedro Liz Cabezas, pues este las revitalizó, organizándola por los barrios creados de acuerdo a la identidad cultural como el chino, el español, el africano y el cubano, materializándose siempre los días 1ro, 2 y 3 de mayo, existiendo solamente una fiesta religiosa y no popular. Después del paseo del Santo patrón se comenzaba la fiesta popular.

Las áreas escogidas para su realización fueron las calles aledañas a las sociedades, los parques de las iglesias, el estadio de pelota o las calles principales del pueblo. La zona de festejo se cercaba con guano, dejando solo la puerta de entrada y salida. El derecho de admisión se cobraba a precios que podían oscilar desde diez centavos hasta un peso, y era uno de los tantos medios empleados para la recaudación de fondos. Las actividades que caracterizaban estos festejos eran muy variadas, predominaban los fuegos artificiales, dianas, repiques de campanas, tómbolas, retretas, bailes, organización de comparsas, matinées infantiles, rodeos, exhibiciones de caballos y competencias. Lo cual hacía de dichas celebraciones las de mayor connotación para el pueblo en aquellos años.

En la actualidad la fiesta del palaceño ausente  se celebra en la comunidad y en los consejos populares, es organizada por el promotor de la comunidad junto a los instructores, que elaboran a partir de su diagnóstico sociocultural, los gustos, las necesidades, las demandas, diseñan un guión teniendo en cuenta los recursos que disponen, transporte, audio y merienda.

Se cita a los aficionados, los instructores explican lo que va hacer en la actividad, participando el consejo técnico asesor de la casa de cultura (metodólogos y jefes de cátedra) cuya misión es valorar cuales de los aficionados y unidades artísticas tienen la calidad suficiente y necesaria para poder actuar ante el público y separa lo que correspondan a cada actividad que se realiza en caso de ser necesario fortalecen el espectáculo con unidades artísticas y aficionados de otro territorio, estos compañeros además de observar la calidad de las actividades hacen énfasis en el repertorio de las tradiciones de la comunidad y porque se cumplan los principios de la política cultural cubana actual: con la revolución todo contra la revolución nada, al final se evalúa la actividad teniendo en cuenta vestuario, audición, la proyección de los aficionados, organización y la calidad del público .

CONCLUSIONES

La revisión bibliográfica acerca de los referentes teóricos relacionados con el tema de investigación, permitió comprender que las fiestas, las tradiciones, y la cultura popular y tradicional son expresión de la identidad colectiva y esencia de lo más autóctono de la identidad y sociocultura nacional.

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ANEXOS

Anexo No. 1.

Décima Conga

Yo siembra mi luculucu

La boniato, la bejuco

Yo siembro mi jonjolí

Tormenta me lo pudrí

Cochino se me murí

La yegua rompió una pata

Bohío se me barata

Y palma rompió chiquero

Ahora falta que en cuero

Venga a cavar con mi cata. (Pérez, 1984 )

Luculucu (conuco), Chiquero (corral de puercos), Cata (casa), Le cuero (que le den latigazos).

Anexo No. 2.

Composición con el seudónimo de “El sinsonte Sandieguero”.

Querido Carlos Miguel,

honorable secretario,

¿por qué razón mi salario

otro se lo ha de coger?

hoy quiero hacerlo saber

que en San Diego, en la cantera

hay contratistas muy fieras

que no queriendo pagarnos

se fueron, sin aún darnos

ni satisfacción siquiera.

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Sánchez Riesgo Daysi. (2015, octubre 19). Acciones para revitalizar la fiesta popular tradicional en una comunidad de Cuba. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/acciones-para-revitalizar-la-fiesta-popular-tradicional-en-una-comunidad-de-cuba/
Sánchez Riesgo Daysi. "Acciones para revitalizar la fiesta popular tradicional en una comunidad de Cuba". gestiopolis. 19 octubre 2015. Web. <https://www.gestiopolis.com/acciones-para-revitalizar-la-fiesta-popular-tradicional-en-una-comunidad-de-cuba/>.
Sánchez Riesgo Daysi. "Acciones para revitalizar la fiesta popular tradicional en una comunidad de Cuba". gestiopolis. octubre 19, 2015. Consultado el . https://www.gestiopolis.com/acciones-para-revitalizar-la-fiesta-popular-tradicional-en-una-comunidad-de-cuba/.
Sánchez Riesgo Daysi. Acciones para revitalizar la fiesta popular tradicional en una comunidad de Cuba [en línea]. <https://www.gestiopolis.com/acciones-para-revitalizar-la-fiesta-popular-tradicional-en-una-comunidad-de-cuba/> [Citado el ].
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